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6,4
41.078
5
22 de junio de 2012
22 de junio de 2012
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crazy, Stupid, Love está dirigida por Glenn Ficara y John Regua, artífices de la divertida Phillip Morris ¡Te quiero!.
Existen entre ambos films similitudes más que evidentes. Tanto las virtudes como los defectos que identifico en una, puedo encontrarlos en la otra. Sin embargo, la película que hoy nos ocupa, se sitúa un escalón por debajo de aquella, pues su trama se asienta sobre estructuras más rígidas y manidas. Es en definitiva, menos libre y menos valiente.
Sus personajes oscilan entre la caricatura y la humanidad, dependiendo de un guión caprichoso que no se muestra coherente en muchas ocasiones, donde podemos entrever los entresijos del guión. No son pocas las veces que los personajes actúan de forma ilógica con su forma de ser, y no son pocas las veces que suceden cosas cuya justificación es casi ridícula.
Dicho esto, la película es dinámica y divertida, con algunas escenas cómicas realmente acertadas. El problema es que para llegar a ellas se suceden acontecimientos y reacciones poco consecuentes.
El reparto es espectacular, Steve Carrell, Julianne Moore, Emma Stone, Kevin Bacon. Todos ellos interpretan sus papeles con gracia y personalidad, aunque destacaría por encima a Ryan Gosling, enorme y camaleónico actor.
También hay momentos dramáticos bien planificados, aunque la perdida de verosimilitud de los personajes hacen que estos instantes pierdan fuerza.
Por último, destacar el desenlace de manera negativa. No logro entender la necesidad de los estadounidenses por solucionar, o intentar solucionar, los problemas familiares o de pareja de forma pública. ¿Vale más gritar lo que sientes a una masa ingente de personas que decírselo a aquella persona a la que va dirigido el mensaje? ¿Tiene más valor un te quiero delante de cien individuos que un te quiero mirando a los ojos de la persona en cuestión?
Es esta por tanto, una película muy disfrutable siempre y cuando seas consciente de que no vas a asistir a un festival de calidad cinematográfica.
Existen entre ambos films similitudes más que evidentes. Tanto las virtudes como los defectos que identifico en una, puedo encontrarlos en la otra. Sin embargo, la película que hoy nos ocupa, se sitúa un escalón por debajo de aquella, pues su trama se asienta sobre estructuras más rígidas y manidas. Es en definitiva, menos libre y menos valiente.
Sus personajes oscilan entre la caricatura y la humanidad, dependiendo de un guión caprichoso que no se muestra coherente en muchas ocasiones, donde podemos entrever los entresijos del guión. No son pocas las veces que los personajes actúan de forma ilógica con su forma de ser, y no son pocas las veces que suceden cosas cuya justificación es casi ridícula.
Dicho esto, la película es dinámica y divertida, con algunas escenas cómicas realmente acertadas. El problema es que para llegar a ellas se suceden acontecimientos y reacciones poco consecuentes.
El reparto es espectacular, Steve Carrell, Julianne Moore, Emma Stone, Kevin Bacon. Todos ellos interpretan sus papeles con gracia y personalidad, aunque destacaría por encima a Ryan Gosling, enorme y camaleónico actor.
También hay momentos dramáticos bien planificados, aunque la perdida de verosimilitud de los personajes hacen que estos instantes pierdan fuerza.
Por último, destacar el desenlace de manera negativa. No logro entender la necesidad de los estadounidenses por solucionar, o intentar solucionar, los problemas familiares o de pareja de forma pública. ¿Vale más gritar lo que sientes a una masa ingente de personas que decírselo a aquella persona a la que va dirigido el mensaje? ¿Tiene más valor un te quiero delante de cien individuos que un te quiero mirando a los ojos de la persona en cuestión?
Es esta por tanto, una película muy disfrutable siempre y cuando seas consciente de que no vas a asistir a un festival de calidad cinematográfica.

6,0
2.558
5
9 de julio de 2014
9 de julio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora y siempre (Now is good) es la adaptación cinematográfica del best-seller Antes de morirme (Before I Die!), cuya historia gira en torno a Tessa, una joven que sufre una grave enfermedad, debido a la cual tiene un tiempo de vida muy limitado. Deberá vivir, por tanto, una adolescencia a camara rápida, y cumplir con una lista de cosas antes de que el fatal desenlace la alcence. En ese contexto, Tessa se enamorará.
Esta película, dirigida por Ol Parker, sigue una larga tradición de melodramas bienintencionados que retratan la enfermedad de una persona joven, cuyo máximo referente es la magnífica Mi vida sin mí. Si bien Ahora y siempre, no aporta nada nuevo a sus predecesoras, si que tiene cierta sensibilidad para retratar el duro camino de esta joven, y no explota en demasía su vertiente lacrimógena.
Sus primeros minutos, en los cuales se presenta a los personajes, son originales. Pero tras los llamativos y coloristas títulos de crédito iniciales, la película no consigue engancharme. Veo a una adolescente pasándolo mal, haciendo sufrir a sus padres más de lo necesario. Se pretende hacer ver al espectador lo especial que es la muchacha, como se rebela contra todo y dice siempre la verdad a la cara, pero a mí me resulta un tanto antipática, siempre juzgandolo todo.
La historia de amor tampoco me convence, aunque es a partir de su relación con el chico, en la segunda mitad del metraje, cuando ella se vuelve más humana, se acerca más a la gente que la quiere, y es cuando más nos identificamos con ella.
Ahora y siempre habla de que la vida son momentos. Pues bien, en la película hay un par de ellos ciertamente tiernos (el abrazo en el autobús), y uno sobrecogedor. Más allá, la actuación de Dakota Fanning, la niña de El fuego de la venganza y La guerra de los mundos, y que ya crecidita protagonizó The Runaways y apareció en la tercera parte de Crepúsculo.
Como curiosidad, señalar que el padre de Dakota en la película, es Paddy Considine, director de la buenísima Redención (Tyrannosaur).
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/
Esta película, dirigida por Ol Parker, sigue una larga tradición de melodramas bienintencionados que retratan la enfermedad de una persona joven, cuyo máximo referente es la magnífica Mi vida sin mí. Si bien Ahora y siempre, no aporta nada nuevo a sus predecesoras, si que tiene cierta sensibilidad para retratar el duro camino de esta joven, y no explota en demasía su vertiente lacrimógena.
Sus primeros minutos, en los cuales se presenta a los personajes, son originales. Pero tras los llamativos y coloristas títulos de crédito iniciales, la película no consigue engancharme. Veo a una adolescente pasándolo mal, haciendo sufrir a sus padres más de lo necesario. Se pretende hacer ver al espectador lo especial que es la muchacha, como se rebela contra todo y dice siempre la verdad a la cara, pero a mí me resulta un tanto antipática, siempre juzgandolo todo.
La historia de amor tampoco me convence, aunque es a partir de su relación con el chico, en la segunda mitad del metraje, cuando ella se vuelve más humana, se acerca más a la gente que la quiere, y es cuando más nos identificamos con ella.
Ahora y siempre habla de que la vida son momentos. Pues bien, en la película hay un par de ellos ciertamente tiernos (el abrazo en el autobús), y uno sobrecogedor. Más allá, la actuación de Dakota Fanning, la niña de El fuego de la venganza y La guerra de los mundos, y que ya crecidita protagonizó The Runaways y apareció en la tercera parte de Crepúsculo.
Como curiosidad, señalar que el padre de Dakota en la película, es Paddy Considine, director de la buenísima Redención (Tyrannosaur).
El Cine en la Sombra
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27 de junio de 2013
27 de junio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Synecdoche (sinécdoque en castellano) es una figura retórica en la cuál usamos una parte de algo para representar un todo. Por ejemplo, cuando decimos: quedó sola con cuatro bocas que alimentar, queremos expresar que quedó sola con cuatro hijos a los que alimentar. Aquí, una parte (boca) representa a una persona en su totalidad.
Si decimos: le falta el pan, pan representa la generalidad de todos los alimentos.
Bien, pues Charlie Kaufman, reputadísimo guionista (Como ser John Malkovich, Olvídate de mí, Adaptation) debuta en la dirección con el ambicioso proyecto de realizar una sinécdoque de la vida en Nueva York, sinécdoque a su vez de la vida en toda su extensión, en cualquier lugar y tiempo, de la vida a secas. Kaufman aborda el reto imposible de representar la existencia (en toda la amplitud de la palabra) en un relato de apenas dos horas de duración.
Por si fuera poco, dicho relato cuenta las andaduras de un director de teatro que persigue el mismo propósito que la película (realizar una sinécdoque de Nueva York), y para ello se propone realizar una réplica a tamaño real de la ciudad dentro de una nave industrial. Allí, empleará a miles de personas que interpreten a los verdaderos neoyorkinos en su vida cotidiana. Entre estos ciudadanos a los que se les hace una réplica ficticia se encuentra el propio protagonista, así como la gente que lo rodea, dando como resultado varias capas de ficción.
Pero esperen, ahí no queda la cosa. Además, el personaje principal es un hipocondriaco que sufre todo tipo de enfermedades, algunas de ellas referidas a la mente, por lo que no se sabrá a ciencia cierta si los sucesos, muchos imposibles, suceden en la realidad en la que vive o sólo en su cabeza, y al igual que él, sentiremos una confusión tremenda al no ser conscientes del tiempo que transcurre entre cada situación.
Esto viene dado, creo, porque el personaje no está definido por minutos o horas sino por sucesos relevantes o no relevantes. Por ello, durante un desayuno en el que su mujer prácticamente lo abandona, él envejece como si aquella mañana hubiera durado meses.
Esta es la propuesta de uno de los guionistas más brillantes de los últimos años, cuyo estilo, basado en la reflexión y el metalenguaje, se eleva aquí al máximo exponente. Es Charlie Kaufman unchained, desencadenado, liberado, desatado.
Synecdoque, New York es, claro está, un film complicado, difícil de comprender en su totalidad (mi opinión es que es sencillamente imposible). Mientras la ves, tu mente trabaja sin descanso y una y otra vez no logras comprender, sientes que hay cosas que se te escapan. Muchos espectadores se sentirán irritados, vencidos. Hubo instantes en los que estas sensaciones me abordaron, pero en los 120 minutos de metraje hay tiempo para todo.
En este caos sin sentido completo te sientes perdido, desesperanzado, sientes que te diviertes, que te aburres, que te emocionas, sientes rechazo y sientes atracción. ¿No creéis que esto es una experiencia muy cercana a lo que Kaufman deseaba representar?
Más críticas en www.elcineenlasombra.com
Si decimos: le falta el pan, pan representa la generalidad de todos los alimentos.
Bien, pues Charlie Kaufman, reputadísimo guionista (Como ser John Malkovich, Olvídate de mí, Adaptation) debuta en la dirección con el ambicioso proyecto de realizar una sinécdoque de la vida en Nueva York, sinécdoque a su vez de la vida en toda su extensión, en cualquier lugar y tiempo, de la vida a secas. Kaufman aborda el reto imposible de representar la existencia (en toda la amplitud de la palabra) en un relato de apenas dos horas de duración.
Por si fuera poco, dicho relato cuenta las andaduras de un director de teatro que persigue el mismo propósito que la película (realizar una sinécdoque de Nueva York), y para ello se propone realizar una réplica a tamaño real de la ciudad dentro de una nave industrial. Allí, empleará a miles de personas que interpreten a los verdaderos neoyorkinos en su vida cotidiana. Entre estos ciudadanos a los que se les hace una réplica ficticia se encuentra el propio protagonista, así como la gente que lo rodea, dando como resultado varias capas de ficción.
Pero esperen, ahí no queda la cosa. Además, el personaje principal es un hipocondriaco que sufre todo tipo de enfermedades, algunas de ellas referidas a la mente, por lo que no se sabrá a ciencia cierta si los sucesos, muchos imposibles, suceden en la realidad en la que vive o sólo en su cabeza, y al igual que él, sentiremos una confusión tremenda al no ser conscientes del tiempo que transcurre entre cada situación.
Esto viene dado, creo, porque el personaje no está definido por minutos o horas sino por sucesos relevantes o no relevantes. Por ello, durante un desayuno en el que su mujer prácticamente lo abandona, él envejece como si aquella mañana hubiera durado meses.
Esta es la propuesta de uno de los guionistas más brillantes de los últimos años, cuyo estilo, basado en la reflexión y el metalenguaje, se eleva aquí al máximo exponente. Es Charlie Kaufman unchained, desencadenado, liberado, desatado.
Synecdoque, New York es, claro está, un film complicado, difícil de comprender en su totalidad (mi opinión es que es sencillamente imposible). Mientras la ves, tu mente trabaja sin descanso y una y otra vez no logras comprender, sientes que hay cosas que se te escapan. Muchos espectadores se sentirán irritados, vencidos. Hubo instantes en los que estas sensaciones me abordaron, pero en los 120 minutos de metraje hay tiempo para todo.
En este caos sin sentido completo te sientes perdido, desesperanzado, sientes que te diviertes, que te aburres, que te emocionas, sientes rechazo y sientes atracción. ¿No creéis que esto es una experiencia muy cercana a lo que Kaufman deseaba representar?
Más críticas en www.elcineenlasombra.com

6,8
39.214
8
14 de enero de 2013
14 de enero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
2 de mayo de 2011. Obama anuncia al mundo la muerte de Bin Laden a manos de un pequeño equipo de operaciones especiales. Su discurso es orgulloso, y dura alrededor de 10 minutos, unos minutos para la historia. La noche más oscura relata los 10 años que preceden y posibilitan este instante. Y lo hace desde el punto de vista de la mujer que encabezó, muchas veces de manera obsesiva, su búsqueda.
Interpretada de manera notable por Jessica Chastain, la protagonista llega destinada (obligada) a Oriente Medio, en donde será testigo de las horribles y sistemáticas torturas que la CIA realiza con el fin de conseguir información para la lucha antiterrorista. Poco a poco, convertirá este ambiente hostil en su casa, y la búsqueda de Bin Laden en su objetivo más ambicioso. La muerte del líder de Al Quaeda se ha transformado en el centro de su vida. Lo demás tiene ahora una importancia relativa.
El relato es frío, descriptivo. Las valoraciones morales corren a cargo del espectador, lo que ha provocado que muchos vean en ella una apología de la tortura. Lo políticamente correcto está tan arraigado en nuestra cultura occidental, que toda aquella obra, afirmación o gesto referido a un hecho horrible, y que no lo condene tajantemente es sospechoso de apoyarlo. Un grave error, pues La noche más oscura no muestra en ningún momento estar a favor o en contra de estos métodos, simplemente los describe, los destapa, los enseña.
Toda la esfera política estadounidense ha recibido con recelo la película, y tanto republicanos como demócratas se han dirigido a ella de manera bastante crítica, reacción predecible a vista del lugar donde quedan estos tras el visionado de la cinta. Pues La noche más oscura tiene como objetivo fundamental reconstruir de forma minuciosa todo este proceso en base a testimonios y documentos a los que el equipo ha tenido acceso. Y es de agradecer que se muestren los sucesos de manera clara y directa, sin doblegarse ante presiones externas.
El resultado es la mejor película de Kathryn Bigelow hasta la fecha, superior a En tierra hostil, y por supuesto a sus clásicas películas de acción (bastante mediocres por cierto). La directora estadounidense, junto a su guionista Mark Boal, ha conseguido que la historia no sea una sucesión de acontecimientos relevantes, sino precisamente eso, una historia. Sus personajes están perfectamente dibujados, y la pena es no tener el tiempo suficiente para sumergirnos más profundamente en esas vidas y en esas personalidades tan interesantes y contradictorias. Y es éste precisamente, el único “pero” que se le puede poner a La noche más oscura, el no haber sido una película todavía más humana. Aspecto negativo que en ningún caso puede aplicarse a una conclusión sublime, donde el rostro de la protagonista se convierte en el mejor desenlace posible. ¿A merecido la pena semejante esfuerzo? ¿Está justificado todo lo que ha hecho para lograrlo? ¿Es orgullo lo que siente? ¿Es vergüenza? ¿Es simplemente vacío?
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/
Interpretada de manera notable por Jessica Chastain, la protagonista llega destinada (obligada) a Oriente Medio, en donde será testigo de las horribles y sistemáticas torturas que la CIA realiza con el fin de conseguir información para la lucha antiterrorista. Poco a poco, convertirá este ambiente hostil en su casa, y la búsqueda de Bin Laden en su objetivo más ambicioso. La muerte del líder de Al Quaeda se ha transformado en el centro de su vida. Lo demás tiene ahora una importancia relativa.
El relato es frío, descriptivo. Las valoraciones morales corren a cargo del espectador, lo que ha provocado que muchos vean en ella una apología de la tortura. Lo políticamente correcto está tan arraigado en nuestra cultura occidental, que toda aquella obra, afirmación o gesto referido a un hecho horrible, y que no lo condene tajantemente es sospechoso de apoyarlo. Un grave error, pues La noche más oscura no muestra en ningún momento estar a favor o en contra de estos métodos, simplemente los describe, los destapa, los enseña.
Toda la esfera política estadounidense ha recibido con recelo la película, y tanto republicanos como demócratas se han dirigido a ella de manera bastante crítica, reacción predecible a vista del lugar donde quedan estos tras el visionado de la cinta. Pues La noche más oscura tiene como objetivo fundamental reconstruir de forma minuciosa todo este proceso en base a testimonios y documentos a los que el equipo ha tenido acceso. Y es de agradecer que se muestren los sucesos de manera clara y directa, sin doblegarse ante presiones externas.
El resultado es la mejor película de Kathryn Bigelow hasta la fecha, superior a En tierra hostil, y por supuesto a sus clásicas películas de acción (bastante mediocres por cierto). La directora estadounidense, junto a su guionista Mark Boal, ha conseguido que la historia no sea una sucesión de acontecimientos relevantes, sino precisamente eso, una historia. Sus personajes están perfectamente dibujados, y la pena es no tener el tiempo suficiente para sumergirnos más profundamente en esas vidas y en esas personalidades tan interesantes y contradictorias. Y es éste precisamente, el único “pero” que se le puede poner a La noche más oscura, el no haber sido una película todavía más humana. Aspecto negativo que en ningún caso puede aplicarse a una conclusión sublime, donde el rostro de la protagonista se convierte en el mejor desenlace posible. ¿A merecido la pena semejante esfuerzo? ¿Está justificado todo lo que ha hecho para lograrlo? ¿Es orgullo lo que siente? ¿Es vergüenza? ¿Es simplemente vacío?
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/

6,7
2.683
7
6 de septiembre de 2012
6 de septiembre de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A better life tiene como cualidad principal parecerse más a la vida que al cine que estamos acostumbrados a ver.
Su personaje principal, extraordinariamente dibujado e interpretado por Demián Bichir (recibió una nominación al Oscar en 2011 por esta película), es un inmigrante mexicano que no solo debe enfrentarse a los obstáculos que el gobierno y la sociedad de Estados Unidos le imponen, sino también a sus propios límites como persona. Aquellos que le imponen sus miedos, su personalidad, e incluso sus valores. El personaje encarnado por Demián Bichir piensa más que actúa, los acontecimientos le sacuden en vez de propiciarlos él mismo.
A better life es un film que se percibe como honesto y franco, muy lejos de los productos sentimentaloides en los que se suelen convertir este tipo de películas. Las historias del hombre bueno al que solo le pasan cosas malas suelen caer en el error de la compasión y el dramatismo exagerado. Sin embargo, Chris Weitz (director de películas tan distantes a esta como La brújula dorada o Luna nueva) consigue mantener un tono sobrio y contenido, y evita la tentación de convertir al protagonista en héroe.
Su similitud con El ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica es más que evidente. En ambas hay una lucha simbólica por recuperar un objeto (en aquella era una bici, en esta una camioneta) que no es sino la representación de su esperanza perdida, de sus posibilidades sociales y económicas.
Aquí no se trata tanto de una lucha por la supervivencia, sino de una lucha por la dignidad social, de una lucha por la igualdad de condiciones. Y en esa búsqueda por conseguirlo se estrecharán los lazos entre padre e hijo.
En definitiva, una película de buenos sentimientos bien dirigida y muy bien interpretada a la que quizá le falte algo de fuerza y le sobre academicismo.
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Su personaje principal, extraordinariamente dibujado e interpretado por Demián Bichir (recibió una nominación al Oscar en 2011 por esta película), es un inmigrante mexicano que no solo debe enfrentarse a los obstáculos que el gobierno y la sociedad de Estados Unidos le imponen, sino también a sus propios límites como persona. Aquellos que le imponen sus miedos, su personalidad, e incluso sus valores. El personaje encarnado por Demián Bichir piensa más que actúa, los acontecimientos le sacuden en vez de propiciarlos él mismo.
A better life es un film que se percibe como honesto y franco, muy lejos de los productos sentimentaloides en los que se suelen convertir este tipo de películas. Las historias del hombre bueno al que solo le pasan cosas malas suelen caer en el error de la compasión y el dramatismo exagerado. Sin embargo, Chris Weitz (director de películas tan distantes a esta como La brújula dorada o Luna nueva) consigue mantener un tono sobrio y contenido, y evita la tentación de convertir al protagonista en héroe.
Su similitud con El ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica es más que evidente. En ambas hay una lucha simbólica por recuperar un objeto (en aquella era una bici, en esta una camioneta) que no es sino la representación de su esperanza perdida, de sus posibilidades sociales y económicas.
Aquí no se trata tanto de una lucha por la supervivencia, sino de una lucha por la dignidad social, de una lucha por la igualdad de condiciones. Y en esa búsqueda por conseguirlo se estrecharán los lazos entre padre e hijo.
En definitiva, una película de buenos sentimientos bien dirigida y muy bien interpretada a la que quizá le falte algo de fuerza y le sobre academicismo.
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