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Jab
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Críticas 133
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
9 de julio de 2020 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie es difícil de calificar porque tiene 4 tramos de diferente calidad.

1. Temporadas 1,2 y 3. Cada capítulo es una joya en la que te ríes por sus ingeniosos puntos de humor. Está llena de frescura y vas conociendo a unos personajes con los que te encariñas bastante.

2. Temporadas 4 y 5. Baja un pelín el nivel, pero tan sólo un pelín. Ya conocemos a los personajes y no nos pillan siempre tan de sorpresa pero el humor sigue siendo muy bueno con algunos capítulos memorables, aunque en la temporada 5 ya comienzan a aparecer síntomas de agotamiento por parte de los guionistas.

Temporada 6. Esta temporada es el nexo entre lo peor y lo mejor de la serie. Se evidencian mucho los síntomas de agotamiento de los guionistas y una clara escasez de ideas novedosas. Ya nada nos parece novedoso y la historia empieza a ser más repetitiva. Tiene capítulos muy buenos, aunque es en la temporada en la que empiezan ya a bajar bastante el nivel.

Temporadas 7, 8 y 9. Aquí comienza el hundimiento de la serie. El humor comienza a desaparecer, las historias a ser repetitivas y comienza un laaaaaargo proceso de 3 temporadas en las que los guionistas tienen que dar un final a los personajes. ¿Qué es lo malo? Que cuando ya no tienes ideas pero haces algo que podría ocupar una temporada en 3 temporadas baja mucho el nivel del producto y te ves obligado a meter relleno, mucho relleno. Hay temas demasiado recurrentes que cansan y no sólo no aportan nada nuevo, sino que restan, como las prescindibles novias locas de Ted, el libro de juegos de Barney, las mentiras de Barney para embellecer actos como la petición de matrimonio a Robin y a Queen, un Marshall sermoneador, una Lilly continuamente salida o una histérica Robin gritando a Patrice. Por no hablar de la eterna boda de Robin y Barney en la que hay personajes a los que se le da peso y no aportan nada como Ranjit o William Zabka.

El final está bien, sube el nivel de lo que vemos en las 3 últimas temporadas, pero no salva una serie que pudo haber sido legen, esperad, esperad, daria. Creo que si las temporadas 6, 7 8 y 9 hubiesen estado condensadas en tan sólo 2 temporadas la serie ganaría muchísimo. Cansa ver a un Ted siempre a la deriva, a un Barney perdiendo a su identidad, a una histérica Robin gritando Patrice continuamente y Lilly y Marshall forzadamente cada vez más aburridos (aunque es la historia más real de todas).

Merece la pena verla pero es un claro ejemplo del fenómeno de las series y de como por dinero una serie se estira hasta romperse en 2: una parte buena y otra mala. Se ve claramente como en muchas otras, como prima el dinero sobre la calidad del producto y eso es algo que a corto plazo funciona, pro que a largo plazo hace olvidable un producto en cuanto aparece uno del mismo estilo que sea un poco mejor y si no, tiempo al tiempo.
Jab
22 de mayo de 2020 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurosawa es universal, patrimonio de la humanidad, eterno maestro del cine. Lo fue, lo es y lo será, le pese a quien le pese. Hablemos un poco de historia.

Tras la Segunda Guerra Mundial el odio entre japoneses y norteamericanos se intensificó mucho. Japón, una nación históricamente guerrera y orgullosa que jamás había sido derrotada recibió un duro golpe tras las dos bombas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki que supusieron la rendición del Emperador, provocando por primera vez en su historia la derrota ante el enemigo extranjero. Aunque de alguna manera, los norteamericanos ya habían herido el orgullo patrio nipón cuando obligaron a Japón a terminar con su hermetismo feudal en la segunda mitad del Siglo XIX, iniciándose así la Restauración Meiji y terminando con la Era Tokugawa.

Tras la Segunda Guerra Mundial los directores nipones eran muy orientales y orgullosos por lo general y los occidentales muy occidentales. Pero había un director que se sentía orgulloso de ser japonés y que admiraba a Mizoguchi y a Ozu, pero sobre todo a John Ford. Este director, que había sido pintor, adoraba la literatura rusa y a Dostoievski y la literatura inglesa y a Shakespeare. Este director, Akira Kurosawa, creció inspirado por los más grandes sin importar nacionalidades, patriotismos, banderas o resentimientos pasados y esto le hizo grande. Para muchos el más grande. Hablemos de cine.

Trono de Sangre, inspirada en Macbeth de William Shakespeare, es una obra descomunal. Si en pleno 2020 es potente, no llego a imaginarme lo que hubiese sentido el espectador en 1957 en una sala de cine. Los planos son pura imaginación y el resultado es impecable. La continua niebla, los planos rodados entre árboles, la iluminación perfecta que separa a los protagonistas del espíritu, la música de ambiente... todo es perfecto. Si, con la base de una buena obra todo es más fácil, pero luego hay que encajarla. Macbeth es una obra puramente occidental, dale la vuelta al mundo y tendrás la cultura oriental. Y ahora ve y adáptalo. Para el Maestro nada era imposible y todos sus propósitos se convertían en realidad gracias a su voluntad inquebrantable. Dicho y hecho, Macbeth a la japonesa, pero rodada con un estilo mezclado entre oriente y occidente. El resultado es Trono de Sangre, una obra de culto, una obra excelsa. Cine puro, amigos. Hablemos sobre su moraleja.

¿Qué decir sobre la trama que no s haya dicho? Es una película con mucha moraleja, que habla de los senderos de la vida y el final en el que desembocan. ¿Hay atajos en la vida? Por supuesto. ¿Cómo llegar rápido a lo más alto? Destruyendo lo que hay por encima de ti. ¿Qué sucede con estas acciones? Otros las copiaran cuando tú estés por fin en lo más alto, es el espíritu podrido de la humanidad. La historia nos narra la vida de un hombre fuerte e inteligente en el combate pero débil y estúpido ante su mujer. El gobierno de este hombre está destinado a desmoronarse cuando lo haga su mujer, pues él es una herramienta. Por cultura una mujer no podía gobernar, pero si que podía hacerlo desde la sombra. Las mujeres ambicionan el poder como los hombres y cada uno utiliza las herramientas que tiene para conseguirlo, pero el destino compartido es común. Los hombres te adorarán mientras vean protección en ti, todo son intereses. Tú los utilizas y ellos te utilizan. Cuando vean que su final está cerca, buscarán la sombra de un nuevo líder, es un juego de ajedrez. Es el círculo vicioso de la ambición y del poder, un círculo que encierra los sentimientos más negativos de la humanidad, como el miedo y la desconfianza. ¿Quieres entrar en este círculo? Pues adelante, pero jamás saldrás de él. El trono está manchado de sangre, siempre y sin excepción alguna. Si te manchas las manos de sangre, es muy probable que acabes derramando la tuya propia. El final lo dice todo. Hablemos de Mifune.

No importa cuantas estrellas estén a su alrededor, Mifune siempre brilla. Y Kurosawa lo sabía. Es por eso que a pesar de la demanda constante de otros directores, Mifune solía contestar "lo siento ando ocupado con el Maestro, siempre me tiene ocupado". Era una relación de amor odio, de amistad y profesional, que dio los mejores frutos para la historia del cine. Trono de Sangre es una muestra de ello, con un Mifune inmenso que supo mantener la compostura en al última y brutal escena, pues de verdad tenía pánico y vio peligrar su vida, asegurando que aquellas flechas no eran de juguete y que de verdad le hacían daño. Y por último, hablemos de Kurosawa.

Se me acaban los elogios para este hombre, Sus amigos más cercanos declina que siempre estaba hablando de cine, que no tenía otro tema de conversación. Esto le supuso pasar malas épocas y un intento de suicidio del que terminó recuperándose y resurgiendo con Dersu Uzala. Este hombre se sentó en el Trono de Sangre de la industria del cine y comercialmente terminó derrotado y en vida no cosechó todos los elogios que si cosecharía a título póstumo. Murió por una causa, por dejar una herencia de cine sin parangón para la posteridad. Un respeto cuando se hable del Maestro, por favor.
Jab
8 de mayo de 2020 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vincent Gallo dirige e interpreta a un personaje totalmente traumatizado, a un ser humano que nunca recibió el calor del amor en su infancia y que ahora de adulto no sabe como aceptarlo. Esta es una de esas películas con una narración intensa y diferente que habitualmente salen mal, pero Buffalo ´66 es uno de esos casos opuestos en los que sale bien y la película es interesante.

Tras salir de la cárcel y con su aspecto de delincuente que caracteriza a Gallo, Billy Brown se va disolviendo como una pastilla efervescente desde su encuentro con Leyla. Leyla es la pieza clave que hará deshacerse a Billy y con esta dura disolución irá sacando su lado más oscuro hasta deshacerse de el. Durante el metraje veremos que este chico duro tan sólo es un hombrecillo solitario y asustado que deambula por el mundo escupiendo odio y claramente actuando a la defensiva en todo momento para escudarse de una realidad a la que teme. Su actitud está claramente marcada y perfectamente plasmada en la visita que le hace a sus padres: su madre maldice el día en que nació por haberse perdido la final de la Super Bowl en la que ganó Buffalo en 1966 y su padre ni le mira a la cara. Esa obsesión por Buffalo le lleva un día a apostar 10.000 pavos por Buffalo en una final de la Super Bowl y termina arruinando su vida. Pero para su suerte, secuestra con una extraña mujer que además de aguantarlo todo estoicamente, se enamora de él porque ve algo que nadie conseguiría ver en su interior. Al final cuando Billy se deshace de todo el odio y el rencor acumulados durante toda su vida consigue aceptar lo más bello de la vida que es ser amado.

La verdad que Gallo hace un papelón como hombre asustado y trastornado y el final está muy bien. Tiene una fotografía interesante y es una película bastante sencilla, intensa y compleja a la vez. El experimento salió bien y como resultado tenemos una película diferente que aporta frescura al catálogo de cine. Bravo por Gallo.
Jab
12 de diciembre de 2018 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica película de Yoji Yamada, que con un estilo muy japonés y teatral llegó a estar nominada para el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Muy buena producción con una bella fotografía y cuidados escenarios pero muy alejada de las superproducciones con miles de extras, siendo la mayoría de sus escenas minimalistas y de fácil lectura. Yoji Yamada encontró en el minimalismo la profundidad que deseaba para su obra, centrada básicamente en la humildad de un ser humano excepcional alejado de la falsa fachada de los samuráis del final de la era Tokugawa. La preciosa banda sonora acompaña en todo momento añadiendo una carga dramática importante a la historia y el estilo cinematográfico al más puro estilo Ozu con los toques personales de Yamada nos hace recordar los grandes films de la época dorada del cine japonés.


La historia narra la vida de Seibei, un samurái de clase baja que trabaja como burócrata y tiene que mantener su hogar. Su mujer murió tras una larga enfermedad que les endeudó, dejando a dos hijas a su cargo y también a su madre con demencia senil. A Seibei le retienen casi la mitad de su salario por la deuda contraída y tiene que hacer otros trabajos menores para sacar adelante a su familia, lo que le deja son tiempo para dedicarse a su propia persona, siendo a pesar de todo un hombre feliz que valora lo que tiene y se aleja del ego, apariencia y el nivel de vida que llevan sus compañeros samuráis.

La película es una dura crítica a los guerreros samuráis en una época de paz absoluta en la que los duelos estaban prohibidos y las guerras tan sólo tenían eco en las canciones y cuentos populares, concluyendo con la pérdida de identidad de ésta mítica clase guerrera en el fin de la Era Tokugawa. Yamada honra la humildad y reconoce con su protagonista lo importante que es saber valorar los pequeños grandes detalles de la vida, alejando a su protagonista del orgullo, el ego y la vanidad. También deja en entredicho el Bushido y la utilidad de la clase samurái al final de la Era Tokugawa, una clase que tan sólo servía para mantener un sistema feudal en el que prácticamente era imposible progresar porque desde tu nacimiento estabas condenado a vivir en una clase social.

Yamada consigue mucho con muy poco, pues sus contundentes diálogos y escenas minimalistas sirven para tejer una fuerte historia de fácil comprensión, con un personaje principal sencillo y carismático que identifica perfectamente a la clase obrera de casi cualquier lugar de nuestro mundo. Por último, alabo su lirismo visual, ya que tiene un alto contenido en simbolismo que si se sabe descifrar transforma el film en una historia con un contenido denso a pesar de que sus 123 minutos de duración pasan volando.
Jab
8 de julio de 2018 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran película de aventuras del maestro Kurosawa. Artísticamente hace un trabajo impecable con su espectacular blanco y negro, sus maravillosos encuadres y su gran ambientación. Aunque en la portada aparezca el gran Mifune (que como siempre hace un gran papel) haciendo uno de los papeles protagonistas como el general Rukurota Makabe los capensinos Tohei y Matashici son los verdaderos protagonistas.

La fortaleza escondida es un film de aventuras con grandes dosis de humor e ironía en la que se encuentran las historias de los campesinos Tohei y Matashichi y las del general Rukurota y la princesa Akizuki. Por un lado tenemos a los campesinos, unos perdedores natos que vendieron sus casas para comprar armas e ir a por riquezas a una guerra que perdieron y cuya avaricia no parece tener fin y por otro lado Rukurota y Akizuki que viven escondidos en una fortaleza en territorio hostil esperando el momento adecuado para huir del enemigo. El destino une a estos cuatro personajes por dos motivos; cruzar la frontera para volver a casa y salvar la vida y el oro, sobre todo el oro.

Kurosawa dirige magistralmente esta aventura sobre la lucha por la supervivencia y las consecuencias de la codicia. A pesar de sus más de 2 horas de metraje la película siempre se hace liviana y nunca aburrida. En mi opinión no llega a ser una gran aventura tan épica como Los siete samuráis y no tiene un personaje tan brutal como Sanjuro. No llega a ser artísticamente como Trono de Sangre ni tiene un blanco y negro tan sublime como Yojimbo. Tampoco la moraleja alcanza cotas tan altas como en Kagemusha ni tan humanista y espectacular como RAN. Para mí no entra en el top 10 de Kurosawa y de sus películas de samuráis la colocaría como la "peor" junto a Sanjuro (que no Yojimbo), pero es que aún así es un peliculón. Reconocida por inspirar a George Lucas para hacer Star Wars pero muy poco vista y reconocida por el público salvo por ese dato de George Lucas y la verdad que es una lástima porque es una gran película. Cuando digo que está en una segunda línea de películas de Kurosawa significa que es una gran película a la que le falta algo para ser obra maestra, pero cualquier directo firmaría tener La fortaleza escondida como parte de su filo teca porque salvo algunas excepciones sería la gran obra maestra de su vida.

Mi conclusión es que es una gran película a la que le falta ese toque humanista de Kurosawa para ser una obra maestra pero que es superior a casi cualquier película de aventuras que se haya hecho.
Jab
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