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Mauricio (Isla) Mauricio (Isla) · Vheissu
Críticas de Jean Ra
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Críticas 271
Críticas ordenadas por utilidad
9
18 de marzo de 2024
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego el guion que despliega la dolorosa historia del clan Von Erich se ajusta de una forma de lo más obvia al conocido esquema del ascenso y caída, no se puede decir ahí que en ese aspecto Durkin arriesgue mucho. Sin embargo, para comprender la calidad que atesora este título, hay que fijarse con qué materiales artísticos y narrativos se llena esos espacios narrativos, que la verdad son notorios.

En el segmento del ascenso de Kevin von Erich en el circuito local de Texas se respira la atmósfera épica, Efron y sus melenas, peleando descalzo como un luchador griego unido a la prodigiosa banda sonora del canadiense Richard Reed Parry (el multi instrumentista de Arcade Fire) transmite esa sensación de exuberancia rocanrolera. Pelucas que lucen como llamas doradas y guitarras fogosas, es el festín de los dioses menores. Durkin se sostiene en la firme mano del húngaro Mátyás Erdély (responsable de la sublime fotografía de “El hijo de Saúl”) para filmar esas luchas en muy pocas tomas, con gran angular para apreciar el ambiente y moviendo musculosamente la cámara para capturar los golpes más decisivos, de forma que la espectacularidad de ese deporte es cazada al vuelo. Sólo por eso ya notamos que estamos ante una película fuera de lo común.

Pero luego la narración regresa al núcleo familiar de los Von Erich, a esa casa que Fritz von Erich compró luchando en los sesenta, un hogar que fundó y dónde se impone un ambiente amoroso, pero también muy disciplinario, en ocasiones imponiendo temor a sus hijos, a los que Fritz instrumentaliza para materializar sus propios sueños... también para convertirlos en máquinas de hacer dinero. Ahí sin duda está el meollo narrativo de esta historia. No me gusta mucho utilizar la palabra patriarcado, no deja de ser una muletilla facilona que se emplea para cualquier cosa como también lo es "woke", pero no hay duda que Fritz von Erich encarna al patriarcado, que impone a sus vástagos la obligación de ser fuertes, mantenerse de pie a cualquier precio y reprimir sus emociones, hecho que descubriremos resultará clave para dirigir la historia hacia su valle de oscuridad.

Porque si bien el esquema lo notamos trillado, luego ves las escenas y la calidad y compromiso del plantel actoral es total y aporta mucha solidez, es el anclaje emocional necesario para perfilar a los personajes y dar relieve a los dolorosos desvíos que les depara el destino. La desmedida exigencia de conquistar grandes cimas profesionales en la lucha hace que ignoren evidentes riesgos de salud que acarrean consecuencias, la imposibilidad de expresar y recibir consuelo de las noticias más penosas trae la necesidad de desfogarse de formas peligrosas, la presión familiar para asumir las metas impuestas también mete a algún personaje en cierta situación que le queda demasiado grande y que comprendemos no habría adoptado de no ser esa exigencia. Lo mejor de todo es que notamos la presión pero no se exagera la violencia con la que se impone, a veces basta con una charla familiar durante una comida para meter esas ideas en la cabeza, de forma que cuando leamos algo acerca de la "masculinidad tóxica" podemos observar estas escenas sin pensar en excesos melodramáticos, pues se refleja con vigor y honestidad.

A ese propósito se pueden apreciar más detalles en diferentes escenas. Por ejemplo, también sabemos que Doris, el personaje de la madre, tenía ciertas aptitudes para la pintura y que tuvo que abandonar para simultáneamente tener un empleo y ejercer como ama de casa, con lo cual se dibujan muy bien los roles familiares de la época, sin por ello subrayarlo demasiado para convertirla en una víctima. En otra escena clave, vemos que Kevin acude a Doris para tratar un tema de uno de sus hermanos y ella lo rechaza diciéndole que para hablar de sus tribulaciones ya tiene a sus hermanos, no le aporta ningún respaldo emocional, con lo cual se puede apreciar tanto la represión emocional como el temor a hablar con su padre de temas importantes.

El casting está sobresaliente. Vemos a Zac Efron sobre el ring, musculoso y peludo, una verdadera fuerza de la naturaleza, que luego en la distancia se miniaturiza, observamos la fragilidad en su mirada cuando su padre está cerca o la inseguridad cuando a lo primero tiene que relacionarse en el plano íntimo con Pam, es un personaje con aristas y la actuación de Efron las refleja vistosamente, posiblemente el papel de su vida. Luego está Jeremy Allen White, que es capaz de ofrecer mucho con los silencios y las pausas. Y así, el resto del casting se completa con excelencia y aportan el contorno humano de la narración.

Todo sumado, en el gran clímax la emoción es arrolladora. Sus fortalezas les condujeron al éxito y no lo pudieron aguantar con entereza debido a sus insuficiencias emocionales. Hacía tiempo que no veía una película con tanta emoción. De niño muchos veíamos a El Último Guerrero y Hulk Hogan o los Hermanos Sacamenteca en Tele 5, en el programa "Pressing Catch". La lucha libre para el imaginario infantil de mucha agente alrededor mundo ha sido casi tan importante como "Dragon Ball". Este "Iron Claw" dibuja la escena que antecede a esos espectáculos televisivos de los noventa. Nos transmite su aire amateur, las repentinas lluvias de dinero fácil, el dolor y la gloria que acarrearon. Durkin aborda este mundo con lo que a mí me parece mucho respeto, mostrando tanto lo positivo como lo negativo. Ignoro por completo la historia real de los Von Erich, pero sin duda en esta obra el trabajo por humanizarlos es más que excelso.

El gran formato con el que está rodado, el empaque de todos sus aspectos artísticos y su briosa narración nos entrega una experiencia muy inversiva, que no sólo cuenta unos hechos, también nos habla de la cultura de su tiempo, que podemos cotejar con el nuestro, posiblemente también lo harán en épocas posteriores, pues así son las grandes películas, las que honran al cine como una de las formas de arte más apasionantes jamás existidas
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jean Ra
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7
4 de febrero de 2024
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que a estas alturas, con cien críticas publicadas, las probabilidades que me lean son las mismas que tiene Pablo Motos de jugar en la NBA. Pues nada, a escribir sin otra preocupación que fijar esas ideas que puede que se evaporen de mi memoria en un año o dos. O quizás en uno o dos días.

Caramelito repleto de ficción artificiosa, grandes dosis de sexo erótico-festivo y búsqueda de la libertad de una mujer experimental, acaso una suerte de avatar de la era victoriana. Mimbres inmejorables para despertar airadas antipatías. Si la película hubiese salido veinte años atrás se la calificaría de modernez, de producto para hipsters y gafapastas, se podría también adornar calificándola de efectista. Pero esas palabras han caído del vocabulario popular más recursivo y los hipsters por lo visto ya no existen, ahora se les llama woke y vale lo mismo que antes (o sea poco y nada). Lo que no ha cambiado es lo perturbador que puede resultar el presenciar como un personaje femenino despliega su sexualidad y más si lo hace con alegría, eso siempre incómoda, siempre provocará el apretar de dientes, torpes lecturas literales para intentar ridiculizarla y por descontado una invocación frenética de la palabra 'pretenciosa'.

Allá por el 2017 leí la novela de Alasdair Gray, ignorando que el director de "Canino" tenía los derechos del libro y que planeaba una adaptación, que en el momento de la lectura me pareció bastante improbable, dado que no destaca por tener un relato vigoroso, sino un despliegue literario muy elaborado, en la que se confrontan el modelo fabulista y el realista, tomando no pocos préstamos literarios y recomponiéndolo todo en este periplo de Bella Baxter en su carrera por esculpir su propia mente en un mundo de engaños e injusticias. Lanthimos más o menos respeta esa base, remarcándolo con el uso del blanco y negro en un bloque con el color en el otro, una visión intencionadamente barroca y exagerada, como si a la vez también quisiera establecer un contraste entre la grisura de la vida británica con el colorido de la experiencia mundana.

Los cambios respecto a la novela son numerosos y, si bien tampoco la recuerdo página a página, me han sonado razonables, encajan, la narración es homogénea. El desenlace es más amable, Londres reemplaza a Edimburgo. Ninguna gran pérdida. Lo único que quizás no me ha entusiasmado ha sido la rebuscada oratoria de Bella y sus compañeros de viaje, en general es una cinta demasiado parlanchina. Y entiendo que los elementos políticos han sido atenuados para favorecer su distribución, sólo se ha dejado en el escaparate la idea de mejorar a las personas y la lucha por la emancipación femenina... y arreando. Hay que reconocer que con eso la historia ya anda de forma razonable y logra que Bella marche ligera hacia su propia utopía.

Por lo demás, se respeta esa estructura de la novela de crecimiento, elaborada de forma anfetamínica, quemando etapas en lo que se intuyen unas pocas semanas. Al inicio vemos a una Bella que no es capaz de coordinar los movimientos y apenas dice unas palabras (como una criatura de 2 años) y para cuando surge el color entendemos que está en su adolescencia intelectual, ya en el crucero se forma como adulta y en París encuentra su singular oficio para sellar su ingreso en la vida adulta, dónde recibe una serie de lecciones sobre la vida y contempla una variada gama de formas de afrontar la "vida". Ya al final afronta una serie de conflictos del pasado y con eso se puede decir que se ha esculpido a sí misma.

Huelga decir que el trabajo de Emma Stone es impecable, entregada en cuerpo y alma a esta curiosa creación, permitiéndole expresar una variedad de estados mentales, imitar la gestualidad de bebés, realizar danzas estrambóticas, tener líneas en francés y desplegar una gama de expresiones histriónicas que sin duda encajan con el tono general de la narración. Un personaje de lo más completo, rico y variado.

También hay que destacar a Mark Ruffalo, capaz de interpretar a un personaje que primero aparece como un galán, embaucador narcisista, y deriva hacia lo contrario, y él lo hace coherente y creíble en cada uno de los polos dramáticos del personaje. Otro matriculado.

El impacto que ya desde su estreno está siendo notorio. Supongo que las nominaciones a premios, quizás el reparto y una pequeña reserva de admiradores de 'La favorita' algo habrán tenido que ver. Con más audiencia, más opiniones, por lo tanto debe haber un remanente de espectadores que simplemente la ven porque se habla y se escribe de ella. Pero cuando las descalificaciones se basan en juicios de valor y moralinas, está claro que no pueden tomarse muy en serio, no cuando compruebas que a pesar de lo exagerado de algunos gestos, de lo rimbombante de algunas escenas, se trata de una película fuera de lo común. En la sala de cine había un par de grupos de señoras y en la primera parte deliraron de la risa gracias a su humor chocarrero y adolescente. A la salida, una de las señoras comentaba a sus dos amigas "es diferente, no recuerdo la última vez que vi algo así". Brindo por ese comentario y por eso recomiendo no verla con los ojos más convencionales o con la mente más cerrada.
Jean Ra
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4
31 de mayo de 2019
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los 90 una modesta familia judía que vive en la poco conocida república Bakalia, en el Cáucaso, sufre el secuestro de uno de sus hijos y esto pone en marcha una crisis que abarca tanto lo emocional como lo material, pues el dinero del rescate es mucho más elevado del valor de lo que poseen. Este conflicto le sirve al director ruso para explorar una parte violenta de la historia reciente y adentrarse en un punto olvidado de la Federación Rusa, un lugar discretamente ignorado en el escaparate de la cultura oficial. Intuyo que esta elección se debe a que una historia así siempre es efectiva y además le sirve para observar la diversidad cultural de la región, como en ella están impresos los conflictos históricos y como actúan éstos en sus personajes, dónde la noción moderna de individualidad choca con las tradiciones de la comunidad y la etnia.

Balagov quiere bucear en esas aguas con minuciosidad y autenticidad. Su estilo desea capturar las emociones al detalle, hasta los gestos más inadvertidos, encerrar en sus planos la atmósfera en la que viven estas gentes sin por ello acogerse a moldes narrativos o estéticos convencionales. Un plan de trabajo más que atractivo, lástima que las pretensiones del director le queden demasiado grandes.

En primer lugar destacaré que las escenas resultan excesivamente dilatadas. Supongo que esto se debe a ese propósito de cazar los detalles y estaría bien si supiera como mantener esa tensión narrativa leve y sostenida que busca pero que se le escapa continuamente. En muchas escenas pesa la sensación que ha de pasar mucho rato para que ocurran cosas de escasa relevancia o directamente intrascendentes. Los minutos se acumulan y uno se nota pesado y empachado.

Para mí esto es debido al lenguaje cinematográfico empleado: sobreabundancia de primeros planos y planos medios que le dan a la narrativa visual un aire monocorde y previsible que logran diluir cualquier potencial de la narración. Noto en ella un rigor absurdo y no pocos gestos gratuitos. Y no sólo hablo de la famosa escena del vídeo snuff (metida con calzador e intrascendente para el desarrollo de la trama), también la escena en la que los dos hermanos fuman afuera de la casa, que busca plasmar cosas delicadas e íntimas en clave chocarrera pero en verdad abundan en gestos forzados y retrata a un personaje masculino algo lerdo. En ese sentido la dirección de actores no me ha convencido demasiado. Exceptuando la actriz protagonista, no encuentro que los actores transmitan demasiado. Los larguísimos primeros planos suelen retratar expresiones hieráticas que no hacen si no multiplicar el aburrimiento.

Y ya digo que en un principio el planteamiento es agudo y tiene interés y posee ciertos detalles sutiles y de calidad. Me refiero a que la historia sirve para realizar sutil crítica social y ver como la protagonista, llegados a cierto punto de la narración, debe escoger entre su individualidad y los valores de su comunidad para que comprendamos hasta qué punto es difícil oponerse al peso de la tradición en ciertas partes del planeta. También podemos hallar un curioso empleo del color azul en clave símbolo, que es remarcado con un hortera azul chillón y parece representar los valores familiares que atrapan a la protagonista y le obligan a sobreponerse. En la escena final cierto personaje (que se opone a los propósitos familiares) viste de verde para remarcar esta diferenciación y al final la madre, dividida entre dos polos que ama por igual, la vemos iluminada por un filtro amarillo (es decir, verde + azul).

Por lo tanto no se puede decir que estemos ante la obra de un perfecto cenutrio, pero sí se nota la mano inexperta y caprichosa que se automplace en un rigor absurdo, abusa de los primeros planos para dotar de expresividad a la narración, emplea una fotografía feísima y no duda en recurrir a gestos truculentos y efectistas por tal de para provocar controversia. Quizá posea mejores cualidades de lo que yo haya apreciado pero si en los minutos finales te notas con unas ganas enormes que aparezcan ya los títulos de crédito, es que todos esos supuestos comentarios antropológicos, estéticos e históricos importan tanto como hablarle en inglés a una planta.
Jean Ra
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9
12 de noviembre de 2018
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final de la película lo único que le falta al director es un cartel que diga "vote the labour!". Claro que el monólogo final, justificado escénicamente en un acto de homenaje a los mártires de Tolpuddle, ya es bastante explícito y es en verdad un mensaje dirigido al espectador, de forma que también denota que esa historia hasta ese momento vista es también un recordatorio acerca de las muchas penas que los trabajadores han sufrido por tal de lograr mayor justicia. Tal llamada de atención, hecha en una época en la que Margaret Tatcher seguía gobernando, supone un valor añadido.

La verdad es que "Comrades" puede ser vista tanto como una simple narración histórica, como una historia acerca de la desigualdad y un alegato acerca de la valentía, la entereza y la integridad de unos individuos cuyo vigor moral sin duda es un ejemplo para los oprimidos de cualquier tipo. En parte supongo que ése es el motivo por el que Douglas escogió contar su historia.

Más allá de consideraciones reivindicativas y políticas, se podría ver como una película de Ken Loach dirigida por Terrence Malick. La denuncia social se alía con el lirismo visual para abordar una historia repleta de fuerza y realzar no sólo el fondo, si no también la forma. Es el encuentro casi perfecto entre el compromiso ético con la excelencia poética. No sólo se nos muestran las injusticias, también se nos expone la pictórica belleza del paisaje, del entorno y de sus gentes, la exquisita fotografía recalca como en un marco tan hermoso, el atropello resulta todavía más gravoso. Algo así vienen a decir algunas de las palabras del predicador Loveless, que canta a la alegría de vivir a pesar de estar sometidos a condiciones de vida harto opresivas. Las imágenes ofrecidas por Douglas en algunos momentos alcanza la excelencia de un cuadro impresionista: panorámicas de los trabajadores simétricamente situados, composiciones visuales muy audaces, atardeceres que quitan el aliento, frondosos mares verdes formados por copas de árboles... la lista de cimas visuales alcanzadas es enorme: sin duda también estamos ante un canto a la belleza de ese rincón del mundo.

Como añadido, hay un personaje recurrente, un búhonero, que aparece reencarnado en diversas formas, y como contador de historias se convierte en un aliado de estos luchadores sociales. De esta forma Douglas abre otra capa en la que también reflexiona acerca de la utilidad de contar historias, pues es gracias a ese personaje que las reivindicaciones de los labradores de Tolpuddle se expanden por todo el país y su movimiento cobra un vigor antes insospechado.

Si bien la primera parte de la historia que se localiza en Dorset, en el sur de Inglaterra, encuentro que es poderosa, debería decir que hasta ese momento la película me parecía sencillamente buena. En el fondo todo lo que estaba viendo se enmarcaba dentro de mis estimaciones en cuanto a lo que esperar de historia de estas características. Ahora bien, cuando la historia se traslada a Australia, he de admitir que me sorprendió. La narración se sale de la cuadrícula prevista y alcanza una dimensión épica. En cuanto se nos hablan de injusticias sociales no es corriente que aborden también las deportaciones. Pero de esta forma también se nos recuerda a qué riesgos se sometieron estos hombres y también aborda una parte oscura de la historia del Imperio Británico, históricamente ejemplar y a la vez brutal como cualquier imperio. Río de Oro, la Isla del Diablo... todas tienen ese mismo sello de infamia y abuso. Ahí el fresco histórico alcanza una perspectiva mayor y a la vez también se nos reserva más imágenes subyugantes que se clavan en la retina como tiros de flecha.

A "Comrades" le sobran algunos contrastes algo gruesos como el ver a los señoritos apostando dinero mientras escatiman un chelín a sus trabajadores. O como cuando en una sala aparte ellos departen y se ríen mientras hacen esperar a los trabajadores que quieren hablar con ellos. Pero todo esto queda bastante minimizado en un conjunto de enorme mérito. Me parece una joya injustamente minimizada y que sobrepasa a buena parte de las obras filmadas en Inglaterra por ese entonces, antes y después. Una obra potente, apasionante y apasionada, que no debería caer en el olvido y de la que pueden aprender tanto los trabajadores como los aprendices de cineastas. En ambos casos, "Comrades" les hará salir fortalecidos tras su visionado.
Jean Ra
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Habitación 237
Documental
Estados Unidos2012
6,0
2.294
Documental, Intervenciones de: Bill Blakemore, Geoffrey Cocks, Juli Kearns, John Fell Ryan ...
7
27 de mayo de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya lo he comentado en alguna que otra reseña. Lo que la crítica posmodernista hace en la mayoría de las ocasiones es fabricar literatura inútil. Hay que aceptar la relatividad de los juicios, que no existen realidades absolutas e irrevocables. En eso muchos podremos concordar. Ahora bien, tampoco cuela toda esa maraña de teorías rebuscadas y caprichosas sobre las más variadas materias, puras necedades que al final no tienen otra utilidad que servir a modo de vehículo de auto-lucimiento, un esfuerzo desesperado de alguien que desea exhibir cuanto sabe de literatura y otras hierbas sin a cambio realizar un esfuerzo honesto por comprender la verdadera esencia de cada obra. Es por eso que nos encontramos con tantas toneladas de papel mojado, mucho tiempo invertido -unos en escribir y otros en leer- para que, total, al final, no nos enteremos en verdad de qué va la cosa. Y lo peor es que la mayoría de las veces ni siquiera ofrecen una pasatiempo mínimamente entretenido. Por ese mismo motivo dejé de leer las críticas de miradas.net. Hay cosas más divertidas qué leer. Como por ejemplo los prospectos de los medicamentos. Acabaríamos antes si en vez de escribir esas parrafadas nos sacáramos las chorras y viéramos quien la tiene más larga, la verdad.

Para muestra este botón. ¿En verdad pensaba Kubrick tanto en el minotauro y por eso instó a Nicholson a inclinar su cabeza para imitar a un toro? Poco probable. ¿Intenta dar pistas con ese póster del esquiador que parece un ser mitológico a ojos de la atribulada señora? Menos todavía. ¿Emplea adrede los fallos de raccord a modo de guiño a sus más atentos seguidores? Pude que en sus sueños más húmedos. Pero es que aún y con esas encuentro esta película bastante divertida. Es asombroso lo que un nerd puede hacer si cuenta con mucho tiempo libre, hasta qué punto puede llegar a teorizar sobre los detalles más insignificantes. El colofón de la demencia viene al final, cuando uno de ellos confiesa que ha empezado a notar que su propia vida reproduce e imita los patrones de la película. Gente, no paséis demasiado tiempo a solas y salid a ver el mundo, Si no, acabaréis por no poder ir a por un yogur sin creer que Jack Nicholson os espera dentro de la nevera.

Si algo demuestra este documental es la gran cantidad de detalles ambiguos que uno puede llegar a pasar por alto. Claro que ese no deja de ser un consuelo de tontos con el que la mayoría de las veces se conforman los seguidores del pensamiento débil. Me da la sensación que el propio documentalista tampoco se acaba de creer a pies juntillas toda esa cantidad de teorías dementes y por eso deja para el final los comentarios más histéricos y pasados de rosca, como para acabar con ese regustillo de paranoia y por lo tanto de falta de credibilidad generalizada. En verdad parece contentarse con el juego que da cada interpretación personal, pero en absoluto gasta ínfulas de mesías. Es sin duda gracias a ese detalle que se puede ver con agrado este divertimiento titulado "Habitación 237". Invito a todos sus espectadores que hagan lo mismo y no se tomen en serio a esos empollones con tanto tiempo para el esparcimiento y tan pocas cosas en las que pensar. Si no, no lo dudo, pueden resultar bastante estomagantes.
Jean Ra
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