Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with travis braddock
Críticas 152
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
5 de octubre de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
‘Irrational Man’ es una película totalmente fiel a los intereses de su creador. Si no supiéramos nada de ella ni viéramos los créditos no tardaríamos en darnos cuenta de que es una obra de Woody Allen. Aquí están las reflexiones sobre Dostoievski, la vida y la muerte, la culpabilidad, el sentido de la vida y la moralidad ante los actos delictivos que encontramos en filmes como ‘Delitos y faltas’, ‘Match Point’ o ‘El sueño de Cassandra’. Aquí están también sus personajes de buena posición social y sólida formación intelectual que no están contentos con su existencia y que buscan un cambio a través del contacto con otras personas o albergando ideas que se salgan de su habitual sistema de creencias.

Abe (Joaquin Phoenix) es un hombre que siendo racional no ha cosechado más que fracasos. Ha intentado cultivar su mente con la lectura de todos los filósofos que en el mundo han sido y se ha implicado en movilizaciones sociales y obras de caridad. Pero el resultado es que su mujer le abandonó por su mejor amigo y llegado a la mediana edad se encuentra estancado dando clases a alumnos apenas interesados por los grandes pensadores, sin que su saber y su activismo hayan valido para nada. Ni siquiera el interés que su carácter atormentado provoca en las mujeres le causa satisfacción, pues en ello ve la repetición de las cosas que salieron mal en el pasado. Abe se mantiene deprimido hasta que un día comprueba cómo un acto irracional e incluso condenable, impropio de un hombre de su altura intelectual, le devuelve las ganas de vivir.

En su llegada al campus universitario de una pequeña ciudad costera, Abe causa un interés inmediato en Rita (Parker Posey), una solitaria profesora que busca que le rescate de su infeliz matrimonio. Por su parte, Jill (Emma Stone), su mejor estudiante, termina por convertirse en su amiga más cercana. A pesar de que Jill está enamorada de su novio Roy (James Blackley), no puede evitar encontrar irresistible la personalidad artística y atormentada de Abe. Incluso cuando Abe deja señas de su desequilibrio mental, la fascinación de Jill no hace más que crecer. Rita es la mujer de vuelta de todo que no se resigna a una vida mediocre de clase media en una localidad sin muchos estímulos y se siente atraída por toda la vida anterior y el mundo interior que percibe en Abe. Algo en lo que coincide con Jill, aunque ella aún es una estudiante que busca su lugar en el mundo, no deja de ser una versión más juvenil de Rita. Todavía no ha llegado a recibir todo el peso de la vida corriente sobre sus hombros y experimenta el idealismo de comprobar lo que sería lograr una mayor intimidad con ese hombre que parece saber tanto del mundo.

Como comentaba al principio, el cine de Woody Allen no está encaminado a darnos respuestas y tampoco lo hace con sus personajes, que muchas veces terminan en el mismo lugar donde empiezan o quizá peor. Sin desvelar detalles de la trama, estos tres protagonistas aprenden una serie de lecciones que, como se dice en el filme, no están en los libros de texto y que acaban por demostrar que la realidad suele ser mucho más prosaica que cualquier teoría filosófica, sometida a un azar que la hace incontrolable. Todos buscamos respuestas al caos tantas veces incoherente que es la vida, pero lo cierto es que solo hay preguntas y certezas volubles. Todo esto nos lo cuenta Allen con una puesta en escena aparentemente distraída (sus críticos lo achacan a una habitual vagancia formal), donde tenemos la sensación de que las secuencias se nos muestran ya empezadas o se cortan antes de acabar, como buscando ir al meollo del asunto sin más contemplaciones. Una sensación que se hace más evidente con la existencia de un tema musical central que se repite a lo largo del metraje, acompañando varios momentos de las evoluciones de sus personajes. Una forma de presentar las historias que, buscada o no, nos proporciona una sensación de ligereza por oscuras que sean las tramas.

‘Irrational Man’ no va a ser una de esas películas que se destaquen cuando se hable de la filmografía de su director, pero no deja de ser una buena muestra de un talento que siempre está presente y que sabe darnos unas cuantas pinceladas para pensar en ellas, como esa necesidad del placer egoísta (más allá de la legalidad o la moralidad) para encauzar la propia vida. Joaquin Phoenix y Emma Stone hacen un buen trabajo como el atribulado profesor y la encantadora alumna en busca de nuevas experiencias y me quedo con ganas de profundizar un poco más en el personaje de Parker Posey que, junto con el del novio de Emma Stone, acaban siendo desfavorecidos por el avance del argumento. Sea como fuere, ya queda menos para la próxima cinta de Woody Allen y para que vuelva el debate sobre si el veterano autor ha recuperado el vigor de años pasados o si su cuesta abajo es inevitable. Mientras tanto, otros seguiremos acudiendo a la cita y reencontrándonos con las historias de un viejo conocido, que por sabidas no dejan de ser interesantes.
14 de julio de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Analizadas desde una óptica realista, las historias de James Bond no dejan de ser una suerte de fantasía masculina en la que un hombre bien parecido y bien vestido vive aventuras de las que consigue salir indemne, salvando al mundo y llevándose a la chica de turno. Una fantasía algo paródica en sí misma que la propia saga Bond ha explotado con ironía en algunas ocasiones, especialmente en las películas protagonizadas por Roger Moore. Si a la mujer le estaba reservado el lugar de ayudante (en el mejor de los casos) o el de descanso del guerrero (la mayor parte de las veces), en el caso de ‘Espías’ el punto de partida es convertir a la señorita Moneypenny en la protagonista de la trama. Que la chica menos agraciada deje de suspirar en silencio por el agente secreto y pase a la acción, provocando no pocas situaciones curiosas.

‘Espías’ está escrita y dirigida por Paul Feig, un experto del medio televisivo, en el que ha colaborado en series como ‘The Office’, ‘Arrested Development’ o ‘Nurse Jackie’ antes de dar el salto al cine con el gran éxito de ‘La boda de mi mejor amiga’. Desde entonces ha continuado su labor como creador de historias cómicas protagonizadas por mujeres en ‘Cuerpos especiales’ y en la nueva versión de ‘Cazafantasmas’, actualmente en fase de rodaje. En todas ellas ha estado presente Melissa McCarthy, una actriz que por su físico y sus dotes para sacar la risa ha sido encasillada como la típica gordita graciosa que se dedica a hacer los chistes más gamberros que no son apropiados para la protagonista. En ‘Espías’ tiene el reto de salirse de ese tópico y vive de primera mano las intrigas y las persecuciones de un agente secreto encargado de salvar al mundo de los oscuros manejos de los malos, aunque por el camino vaya creando la normal confusión de alguien que no está especialmente dotado para tales menesteres.

Feig pone el acento en las actrices de su elenco, no solo en Melissa McCarthy como la voluntariosa analista de la CIA, sino también Rose Byrne como la sanguinaria traficante de armas del este de Europa, Allison Janney como la jefa de la inteligencia estadounidense y Miranda Hart como Nancy, la amiga y compañera de Susan, que tratará de echarle una mano en su dura labor. Ninguna de ellas depende de la fuerza de sus músculos, pero tienen la capacidad suficiente para ir saliéndose con la suya y demostrar a los hombres que pueden hacer su trabajo sin llamar tanto la atención. Algo que es incapaz de hacer el personaje de Rick Ford (un Jason Statham que se ríe de su arquetipo cinematográfico), que se las da de tipo duro y presume de ser el mejor agente y no deja de meter en problemas a todo el mundo con sus torpezas.

De este modo, ‘Espías’ nos brinda un rato de buen entretenimiento, lastrado por una duración excesiva para lo que quiere contar. Soy de los que creen que alargar las comedias acaba jugando en su contra, porque les hace perder frescura y algo de eso le sucede a la cinta de Paul Feig, que con veinte minutos menos hubiera quedado mucho mejor. No obstante, está muy bien dirigida en su mezcla de humoradas y escenas de acción y en la labor de su reparto, del que tampoco hay que olvidar a un Jude Law muy propio como trasunto de James Bond (incluso luciendo bisoñé, como hiciera Sean Connery en algunas de las producciones de su época). Una interesante comedia que ironiza con algunos tópicos del cine de agentes secretos y que merece un vistazo.
24 de diciembre de 2014 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basándose en la novela del mismo nombre, escrita por Chad Kultgen, Reitman refleja que, a pesar de los múltiples medios de contacto e interacción, no estamos más conectados con otras personas. Quizá tenemos la posibilidad de ampliar nuestro campo de relaciones, pero no de una manera profunda, sino quedándonos en la superficie y perdiendo parte de nuestra humanidad. A este respecto, resultan reveladores los planos en grandes espacios donde todas las personas van consultando sus dispositivos y aparecen sobreimpresionadas las actividades de cada uno en pantalla. A pesar de la cercanía física con muchos otros semejantes, cada uno está metido en su particular universo, incluso si va con alguien conocido a su lado, porque lo importante es lo que está sucediendo a través del dispositivo.

Cuando vemos ‘Hombres, mujeres y niños’ somos conscientes de que no estamos viendo nada nuevo. Los conflictos a los que se enfrentan los adolescentes de esta película son universales y clásicos. Les vemos experimentando los primeros amores, la curiosidad acerca del sexo, el deseo de ser aceptado por los demás, la preocupación por la imagen física, el acoso de otros compañeros y la depresión. Por su parte, los adultos deben lidiar con la insatisfacción vital, las ilusiones perdidas, los engaños y autoengaños para sentirse vivos o la presión para educar adecuadamente a sus hijos. La diferencia con otras películas que han tratado estas temáticas es la influencia de las nuevas tecnologías en estas peripecias de aprendizaje, aunque la conclusión es similar. Tampoco es nueva la crítica de un avance que tiene gran repercusión en la sociedad y amenaza con idiotizarla, algo parecido hizo Ray Bradbury en su novela ‘Fahrenheit 451‘, surgida tras la aparición del uso masivo de la televisión y en la que los personajes no podían apartarse del visionado constante de grandes pantallas. Me pregunto qué pensaría Bradbury del actual fenómeno de comentar en Internet lo que se va viendo en la televisión, en una audaz combinación de pantallas que no pudo imaginar.

Al final lo que queda patente es la gloriosa frase que Lampedusa inmortalizó en su novela ‘El Gatopardo‘, que todo cambia para seguir igual. Las nuevas tecnologías pueden haber cambiado nuestro modo de comunicarnos, pero nuestros problemas y necesidades siguen siendo los mismos, generación tras generación. Y todo ello se repite en un planeta que es una mota de polvo en la inmensidad del espacio, cita del astrofísico Carl Sagan (creador de la serie “Cosmos”) que se recuerda de forma recurrente en la película.

Con todo ello, ‘Hombres, mujeres y niños’ es una película que, como es habitual en la filmografía de Reitman, bebe del estilo Sundance y referentes como Alexander Payne (‘Los descendientes‘, ‘Nebraska‘) a la hora de retratar el lado más mediocre del sueño americano. Sus personajes están lejos de tener un comportamiento ejemplar, por mucho que crean que lo tienen (el personaje obsesionado con los peligros de Internet que interpreta Jennifer Garner se lleva la palma), en un coro de seres adultos que cometen más errores que sus hijos. Se le puede achacar una cierta querencia por los tópicos a la hora de construir alguna trama o personaje, especialmente en relatos tan vistos y prescindibles como el de la animadora con problemas de alimentación, pero no cabe duda de que el director trata de hacer una película lejana a la manipulación y el tremendismo al que podría haber dado lugar esta historia.
28 de diciembre de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ben Stiller es uno de esos actores que el público identifica de inmediato con la risa, por su participación en películas como "Algo pasa con Mary" o "Los padres de ella" y secuelas, entre muchas otras, de modo que verle en un registro un poco más dramático a los poco informados se les hace tan raro como en su momento le pasó a Tom Hanks, cuando dejó de hacer las comedias que le habían dado la fama en los 80 y apareció como enfermo de SIDA en "Philadelphia" (ahora, varios dramas después, creo que casi nadie le ve en una comedia, curiosamente). Pero Stiller tiene una carrera de director que comenzó con el drama en "Bocados de realidad", que tiró por la comedia negra en "Un loco a domicilio" y que luego ha tenido registros de humor grotesco y paródico en "Zoolander" (la favorita de los modernillos, si quieren identificarlos pregúntenles por la película, seguro que les encanta) y "Tropic Thunder". "La vida secreta de Walter Mitty" es la nueva muestra de ese Stiller director, que busca ir más allá de lo que se espera del Stiller actor.

Basada libremente en un relato corto escrito en los años 30 y que ya se llevó al cine en los años 40, Stiller nos narra la historia de un hombre gris que vive grandes aventuras en su cabeza, en su interior tiene una persona mucho más interesante de la que se ve por fuera, donde su aspecto de perdedor le hace ser ninguneado por sus jefes e ignorado por las mujeres. Su puesto de trabajo corre peligro por el cambio de modelo productivo de "Life" la revista en la que trabaja, que va a cerrar la edición impresa para emitir solo en Internet y él mismo se pone como objetivo hacer una última misión, encontrar el negativo perdido, que fue enviado por un prestigioso fotógrafo. Para ello no dudará en viajar por Groenlandia, Islandia o Afganistán, dejando de vivir solo en su cabeza y empezando a vivir en el mundo real, con el consuelo de pensar en la mujer que le gusta para darle ánimos en los malos momentos. Todos aquellos que tenemos ese carácter soñador no podremos dejar de sentirnos identificados con ese Walter Mitty que demuestra que bajo su apariencia mediocre hay todo un luchador, que aprenderá que es mejor declarar sus sentimientos que soñar escenas de película y que es necesario ir a por las cosas en vez de lamentarse porque no vengan a nosotros.

De este modo, Stiller es el hombre orquesta, como director y protagonista absoluto, aunque más destacable como realizador que como actor, donde simplemente está pasable (tampoco tiene en sus méritos ser alguien digno de Oscar). A su lado tiene un papel muy interesante Kristen Wiig como el objeto de sus anhelos, que también rompe un poco su imagen cómica, cultivada durante muchos años en "Saturday Night Live" y a nivel internacional con "La boda de mi mejor amiga". Aquí Wiig entiende el concepto de comedia dramática de la película y da vida a un personaje encantador. Por su parte, Shirley MacLaine y Sean Penn ponen el toque de distinción en breves roles como la madre de Mitty y el misterioso fotógrafo.

Por todo ello "La vida secreta de Walter Mitty" es una película con aire de fábula que deja buen sabor de boca con su tono agradable y algo melancólico y una pimpante banda sonora, donde hay clásicos como el "Space Oddity" de David Bowie que tiene un uso importante en la trama (curiosamente, hace no mucho Bertolucci usó también esta canción en otra secuencia relevante de su película "Tú y yo"). Una cinta interesante que nos recuerda eso tan antiguo, pero que tantas veces olvidamos, de que la vida está para vivirla.
19 de noviembre de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Blue Jasmine" es lo penúltimo de Woody Allen (que ha rodado este verano su nueva película, una comedia de época, de cara a su estreno el año que viene) y el regreso a su Estados Unidos natal. Y es que en los últimos años el neoyorkino ha rodado en Londres, Barcelona, París y Roma, por ser lugares en los que le dieron dinero para poder hacer sus películas. En esta ocasión, la acción se sitúa en San Francisco (que ya fuera escenario de una de sus primeras cintas, "Sueños de un seductor") y el drama preside la historia de una mujer que se ve obligada a empezar de nuevo tras descubrir que su vida acomodada ha estado cimentada en la farsa y su marido ha sido un caradura estafador que la engañaba con otras mujeres y ganaba dinero de manera ilícita.

Jasmine deja los lujos de Nueva York por el modesto piso de su hermana y cambia la alta sociedad por mecánicos y cajeras de supermercado, algo que le costará aceptar. Ella siempre ha sentido atracción por el lujo y las pretensiones (casi nadie sabe que su nombre real es Jeanette) y su hermanastra Ginger es una mujer humilde, que se conforma con su vida y sus compañías de clase media-baja. Aunque Jasmine tiene la apariencia, Ginger tiene el corazón y no duda en hacerle un hueco a pesar de que Jasmine nunca le trató de la misma manera cuando era rica.

En las películas de Allen los actores suelen brillar con luz propia a pesar de que a él no le gusta darles muchas indicaciones y los deja interpretar a su antojo. De hecho, algunos actores han manifestado su perplejidad con lo parco en palabras que puede ser Woody en plató y por no estar seguros de estar haciéndolo bien por su falta de reflexiones sobre su trabajo, quizá sea esa la clave. Aquí destacan especialmente unas estupendas Cate Blanchett y Sally Hawkins como esas hermanastras de distintos padres que fueron adoptadas y que se parecen tan poco por dentro y por fuera. Blanchett tiene el papel más agradecido y lo disfruta, mostrando que es una de las mejores actrices de la actualidad y con un estilo y una elegancia que puede ser igualmente creíble llevando joyas y accesorios que sufriendo crisis nerviosas que le hacen hablar sola y le llevan a inflarse de alcohol y pastillas. Jasmine es una mujer incapaz de conseguir una redención, de pasar página, a diferencia de Ginger, que a pesar de las tentaciones y las decepciones sabe adaptarse mejor a lo que tiene. Y es que ese es el tema principal de la película, la necesidad de seguir hacia adelante pese a los golpes de la vida para no quedarnos estancados como Jasmine, que siempre está en lo que pudo ser y no fue.

La película tiene un poso actual, con el tema de los millonarios corruptos y sus allegados, que miran a otro lado y se aprovechan mientras dura la fiesta. Y aunque tiene algunos toques de humor, es sobre todo un drama. Avisados quedan los que van a ver películas de Woody Allen pensando únicamente en su característico personaje neurótico que da risa, porque se verán decepcionados. Aún recuerdo cuando fui a ver "Match Point" y había un individuo que ya estaba riéndose en los créditos del principio (las típicas letras blancas sobre fondo negro con música de jazz, marca de su director) y que se marchó de la sala a mitad de película viendo que aquello no era precisamente divertido. Porque hay mucha gente que entra a ver una película sin saber ni de que va y pasa lo que pasa.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para