'Adiós' es una película terrorífica, que duele, en la que ¡por fin! los actores españoles hablan a un volumen suficiente para ser entendidos

(Cosa diferente es que se entienda lo que dicen, porque algunos usuarios han criticado un acento 'excesivo', como si debiéramos esperar que los habitantes de las 3.000 viviendas hablaran con acento de Chamberí).

La película va al grano, es intensa, creíble, y muestra esos lazos humanos irreflexivos, como son el amor a la pareja o la fidelidad al clan.

Nos enseña la vida de los yonkis, que aún existen, y deja a las claras...

'Te esperaré' es una película realizada con buena intención, pero que no pasará a los anales de la historia por su calidad cinematográfica ni por su aportación al análisis de las barbaridades cometidas en el siglo XX.

Con una trama bastante convencional, los responsables de la película escogieron un formato de telefilme para una historia que enlaza dos naciones hermanas, España y Argentina, y dos genocidios paralelos: el de los republicanos españoles y el de los opositores a la dictadura argentina.

Un posible error es no aprovechar el filme para explicar al público qué pasó en aquel país americano en relación con la dictadura, ausencia que no se suple con una fuerte carga emocional, al estilo de 'El secreto de sus ojos'.

La diferencia también se nota en algunos personajes que no cumplen su función: los fascistas no dan miedo, en comparación con los de Campanella, y los personajes cómicos tampoco hacen gracia. Y eso que Echanove lo intenta.

Quien sí cumple, de sobra, es Darío Grandinetti. Y los personajes femeninos hacen aquí de comparsa, sin que en ningún momento asuman algo parecido al protagonismo.

Hemos cazado este documental al vuelo, por sorpresa, cuando no esperábamos una nueva historia de espías, de mugas, de fronteras.

Bien realizado y con un serio trabajo de documentación en la trastienda, ‘Los espías de Franco’ es una obra rigurosa, que nos recuerda la importancia estratégica que tiene para España aquello que sucede al otro lado de los Pirineos.

Pero también la relevancia que tiene para Francia cuanto sucede aquí, al otro lado de la misma cadena montañosa.

Tiene un valor especial este documento cuando se atiende a los idiomas en los que se han realizado las entrevistas: francés, catalán, la versión vasca del castellano… fiel reflejo de la complejidad de lo que se cuenta.

Lo mismo cabe decir de los nombres propios que se van deslizando. Los de vascos carlistas y falangistas bien avenidos con el fascismo francés y alemán, la de los periodistas y escritores catalanes al servicio de Franco…

Nótese que se menciona de pasada a un tal José Plá, tratando de no hacer sangre con el hecho de que se trata del gran Josep Plá, considerado padre de las letras catalanas.

El editor del documental no elimina esa referencia, pero la enmascara en los subtítulos, no vaya alguien a pensar que en Cataluña, en el seno del catalanismo, había complicidades con los golpistas de los años 30.

Un gran trabajo periodístico e historiográfico que arroja luz sobre aspectos poco conocidos de lo que éramos y de lo que somos.

Una película con Tom Berenger y Lorraine Bracco (gran descubrimiento) como protagonistas se merecía un guion más creíble, con reacciones más verosímiles por parte de los personajes.

El resultado no llega a ser un bodrio, pero se queda muy cerca de los niveles de telefilme, con unos errores de guion encadenados desde el principio y algunos detalles que recuerdan ligeramente a cintas como 'Jennifer 8', pero sin alcanzar su encanto ni su atmósfera sórdida.

No se consigue el ambiente entre compañeros de otras películas del género, ni la tensión ni el humor, aunque sí hay algo de todo ello.

Para amantes de Berenger, mejor regresar a 'Platoon'.

Recomendable para un sábado por la tarde, aunque no pasa nada si nos morimos sin haberla visto.

Es inevitable la comparación con Salvar al Soldado Ryan, pero la película de Eastwood es más madura, menos empalagosa y más creíble. Por ejemplo, el espectador se siente como parte de la tropa que desembarca en la isla japonesa para vérselas con los fanatizados 'hijos' del emperador.

Eastwood necesitaba una película con melodía antibelicista para completar un espléndido currículo, pero en el que los grandes títulos del género bélico corrían el riesgo de envejecer mal.

Banderas de nuestros padres no solo tiene aire de clásico, sino que se revela como una película rabiosamente actual gracias a que nos muestra el reverso de las grandes maniobras, que son siempre las del marketing y la comunicación. Si la foto no ha salido bien a la primera, se repite. Hay que llegar al corazón de la gente. Lo importante es que pidáis que se compren bonos. Sin dinero, la guerra se acaba en una semana. Odio que me llamen héroe. Ver esta imagen hace que me sienta mejor.

Eastwood, un republicano que parece demócrata y pacifista. ¿Complejidad del ser humano o postureo?

Así se construyen los imperios.