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7,8
42.015
9
4 de agosto de 2008
4 de agosto de 2008
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos maneras de definir In the Mood for love o Deseando Amar, como gusten.
La primera de ellas consiste en admirar el fantástico trabajo de Wong Kar Wai, entre lo estiloso, lo preciosista y lo delicado.
La estética es importante, pero no mas que la historia que se nos cuenta pausadamente.
Los dos protagonistas están en su mundo, enfrascados en sus tareas cotidianas, y de repente, el tiempo se ralentiza, las miradas se ocultan en el tiempo, se intuyen roces y caricias inexistentes.
Muchas películas narran amores imposibles, amores prohibidos, pero pocas lo hacen con la delicadeza de Deseando amar. Porque eso es lo que deseamos todos; amar y ser amados.
La segunda de ellas consiste en fijarse en la letra de la canción de Antonio Machín.
Siempre que te pregunto,
qué, cuándo, cómo y dónde,
tú siempre me respondes,
quizás, quizás, quizás.
Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú contestando,
quizás, quizás, quizás.
Estás perdiendo el tiempo,
pensando, pensando,
por lo que tú más quieras,
hasta cuando, hasta cuando.
Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú contestando,
quizás, quizás, quizás.
¿Hay mejor definición para el amor verdadero pero que parece imposible?.
Quizás, quizás, quizás.
La primera de ellas consiste en admirar el fantástico trabajo de Wong Kar Wai, entre lo estiloso, lo preciosista y lo delicado.
La estética es importante, pero no mas que la historia que se nos cuenta pausadamente.
Los dos protagonistas están en su mundo, enfrascados en sus tareas cotidianas, y de repente, el tiempo se ralentiza, las miradas se ocultan en el tiempo, se intuyen roces y caricias inexistentes.
Muchas películas narran amores imposibles, amores prohibidos, pero pocas lo hacen con la delicadeza de Deseando amar. Porque eso es lo que deseamos todos; amar y ser amados.
La segunda de ellas consiste en fijarse en la letra de la canción de Antonio Machín.
Siempre que te pregunto,
qué, cuándo, cómo y dónde,
tú siempre me respondes,
quizás, quizás, quizás.
Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú contestando,
quizás, quizás, quizás.
Estás perdiendo el tiempo,
pensando, pensando,
por lo que tú más quieras,
hasta cuando, hasta cuando.
Y así pasan los días,
y yo desesperando,
y tú, tú contestando,
quizás, quizás, quizás.
¿Hay mejor definición para el amor verdadero pero que parece imposible?.
Quizás, quizás, quizás.

5,8
2.563
5
16 de mayo de 2009
16 de mayo de 2009
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablan de homenaje a Woody Allen... si, se puede decir, pero con el aire argentino imperante se respira un aroma distinto, curioso y especial a su manera.
Cierto es que las situaciones planteadas, puestas en el tapete sin trucos de trilero que puedan distraer al avezado espectador, se muestran un tanto exageradas. No obstante el resultado, siendo esta una comedia sazonada con romanticismo, acaba siendo acertado y entretenido si se ve con una mirada relajada, sin fijarse en los detalles, que de otra manera resultarían de brocha gorda, con formas algo toscas sin llegar a lo fallido.
Dejando de lado estas tonterías que me gusta poner para parecer listo, la película es agradable, con un Ricardo Darín en su salsa, que quizá es quien mantiene el interés en ciertos momentos de baja intensidad. Actor que cada vez que le veo me resulta más familiar, como si me ganara un poquito más con cada nueva película argentina que veo. Se que algunos no lo tragan, pero a mi me ha gustado y convencido en todas las que le he visto.
El final no es lo mejor de la película, sin duda ahí falla un poco, pero tiene detalles muy acertados durante el desarrollo de la misma que lo compensan.
Cierto es que las situaciones planteadas, puestas en el tapete sin trucos de trilero que puedan distraer al avezado espectador, se muestran un tanto exageradas. No obstante el resultado, siendo esta una comedia sazonada con romanticismo, acaba siendo acertado y entretenido si se ve con una mirada relajada, sin fijarse en los detalles, que de otra manera resultarían de brocha gorda, con formas algo toscas sin llegar a lo fallido.
Dejando de lado estas tonterías que me gusta poner para parecer listo, la película es agradable, con un Ricardo Darín en su salsa, que quizá es quien mantiene el interés en ciertos momentos de baja intensidad. Actor que cada vez que le veo me resulta más familiar, como si me ganara un poquito más con cada nueva película argentina que veo. Se que algunos no lo tragan, pero a mi me ha gustado y convencido en todas las que le he visto.
El final no es lo mejor de la película, sin duda ahí falla un poco, pero tiene detalles muy acertados durante el desarrollo de la misma que lo compensan.
28 de enero de 2008
28 de enero de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he conectado totalmente con el cine de Lukas Moodysson, ni con sus protagonistas. No es problema suyo, sino mío. No soy muy viejo, pero me siento viejo, estoy resabiado y en muchos aspectos estoy cansado de la vida y de sus continuos golpes. Y tanto Lilja 4-Ever como Fucking Amal, son películas para jóvenes, protagonizadas por jóvenes. Comprendo esa ingenuidad (en exceso) de los personajes que centran sus historias y seguramente yo he sido así, pero no es el cine que quiero ver a estas alturas de la vida.
Esto lo quiero dejar claro.
No obstante, debo reconocer que esta película, aunque mínimamente, me ha removido por dentro.
Bien, se puede criticar la historia de dos formas y las dos son validas. Me explico...
Por un lado se puede ver la película y durante todas las situaciones que se producen en la vida de Lilja decir; no me lo creo, ¿Es que no te das cuenta de eso o de esto otro?. Decir que en la realidad, no soñamos con ángeles que nos regalan el mundo y que nos ayudan a escapar de las pesadillas.
La otra forma de ver la película, es meterse en la piel de Lilja y experimentar en primera persona toda esa situación. Volver a tener dieciséis años, con todo lo que ello conlleva.
Creo que es el objetivo principal del director y sin duda lo consigue.
Soy un hombre y tengo una edad, pero en un momento de la película, en una sola escena, un solo instante, Moodysson me convierte en mujer y me hace entender la otra cara de la moneda. Y es muy posible que si hubiera visto esta historia cuando era mas joven, habría conectado totalmente con esas sensaciones. Pero también es muy posible, que no quiera sentir con tanta intensidad.
Esto lo quiero dejar claro.
No obstante, debo reconocer que esta película, aunque mínimamente, me ha removido por dentro.
Bien, se puede criticar la historia de dos formas y las dos son validas. Me explico...
Por un lado se puede ver la película y durante todas las situaciones que se producen en la vida de Lilja decir; no me lo creo, ¿Es que no te das cuenta de eso o de esto otro?. Decir que en la realidad, no soñamos con ángeles que nos regalan el mundo y que nos ayudan a escapar de las pesadillas.
La otra forma de ver la película, es meterse en la piel de Lilja y experimentar en primera persona toda esa situación. Volver a tener dieciséis años, con todo lo que ello conlleva.
Creo que es el objetivo principal del director y sin duda lo consigue.
Soy un hombre y tengo una edad, pero en un momento de la película, en una sola escena, un solo instante, Moodysson me convierte en mujer y me hace entender la otra cara de la moneda. Y es muy posible que si hubiera visto esta historia cuando era mas joven, habría conectado totalmente con esas sensaciones. Pero también es muy posible, que no quiera sentir con tanta intensidad.

7,3
2.431
8
21 de marzo de 2009
21 de marzo de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mítica película de boxeo protagonizada por la gran estrella Kirk Douglas.
Algunos dirán que aquí nacieron las grandes películas del genero y tendrán razón.
Algunos dirán que es la mejor del genero. Puede que tengan razón, aunque un servidor tenga como intocables Toro Salvaje y Rocky.
Algunos dirán que Midge Kelly no perdió encima del ring, pero si fuera de el.
Fui ahí donde el golem que fue fabricado de la nada, se derrumbo. Y nosotros asistimos, en butacas de primera fila, a las luces y las sombras de un deporte único, que enfrenta a los hombres contra los hombres.
Algunos dirán que aquí nacieron las grandes películas del genero y tendrán razón.
Algunos dirán que es la mejor del genero. Puede que tengan razón, aunque un servidor tenga como intocables Toro Salvaje y Rocky.
Algunos dirán que Midge Kelly no perdió encima del ring, pero si fuera de el.
Fui ahí donde el golem que fue fabricado de la nada, se derrumbo. Y nosotros asistimos, en butacas de primera fila, a las luces y las sombras de un deporte único, que enfrenta a los hombres contra los hombres.
6
24 de noviembre de 2011
24 de noviembre de 2011
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas para ver en una noche lluviosa, una alternativa para el insomne contemplativo. Deja en la memoria imágenes bellas, tanto en el exterior del cine en el que trascurre, como dentro de la misma sala, con un grupo variopinto y escaso de espectadores como protagonistas. Para bien o para mal, ahí termina todo.
Quizá en las rondas nocturnas de la taquillera-encargada del cine se encuentre el corazoncito de la película, donde más se profundiza. O quizá solo se trata de un historia aparte de las que se dan cita bajo la luz del proyector.
Es posible que el director malayo-taiwanés se exceda al alargar la duración de ciertos planos fijos, para enfatizar y resaltar lo que muestran sobre los personajes que habitan su mundo. De todas formas la película se nutre de las vidas de todos ellos, y de lo mucho o poco que puedan aportar con sus silencios, miradas o tribulaciones varias.
Good Bye, Dragon Inn es la casi ausencia de diálogos que lleva hasta el descubrimiento de los expresivos silencios y las soledades que se despiden.
Quizá en las rondas nocturnas de la taquillera-encargada del cine se encuentre el corazoncito de la película, donde más se profundiza. O quizá solo se trata de un historia aparte de las que se dan cita bajo la luz del proyector.
Es posible que el director malayo-taiwanés se exceda al alargar la duración de ciertos planos fijos, para enfatizar y resaltar lo que muestran sobre los personajes que habitan su mundo. De todas formas la película se nutre de las vidas de todos ellos, y de lo mucho o poco que puedan aportar con sus silencios, miradas o tribulaciones varias.
Good Bye, Dragon Inn es la casi ausencia de diálogos que lleva hasta el descubrimiento de los expresivos silencios y las soledades que se despiden.
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