El genocidio de la Alemania nazi contra el pueblo judío ha hecho correr ríos de tinta en los últimos 60 años. Literatura, cine, música, pintura... se han ocupado de narrar el dolor y la tragedia que brotó del Holocausto, pero el cine y sus creadores no siempre lo hacen bien. Largometrajes como " El pianista", "La vida es bella" o "Cabaret" - por simplificar en 3 títulos la maestría del cine y su mirada sobre la II Guerra Mundial- son películas que siempre permanecerán enredadas en nuestras tripas, nada que ver con la recientemente estrenada “Alas blancas”, dirigida por Marc Forster y protagonizada por Helen Mirren. Pastelera, predecible y melodramática hasta la extenuación “Alas blancas” podría -a pesar de su mediocridad- ser un buen título para proyectar en las aulas de preadolescentes de todo el mundo para que sepan qué es lo que pasó y qué es lo que nunca más debería suceder. La historia narra los recuerdos de una anciana profesora que fue perseguida por los nazis durante su niñez y cómo fue acogida por una familia francesa con la que entabló una bonita (y empalagosa) amistad.

Triste y conmovedora, la historia de Harold -un hombre de edad avanzada que peregrina hasta el norte de Inglaterra para salvar la vida de una antigua amiga, compañera de trabajo- te arañará un poquito pero te hará disfrutar. Se trata de una curiosa aventura que comienza como un acto de fe (no de la religiosa) y que de forma inesperada se va convirtiendo en un salvoconducto para Harold y su mujer. Un doloroso viaje emocional, retrospectivo, con idas y venidas en el tiempo, que ayudará a la pareja a salir del bloqueo en el que están inmersos y del que juntos no son capaces de salir.
“El viaje de Harold” (de la británica Hettie Mc Donald) es emotiva y sencilla y aunque en varias escenas se la ve peligrar y caer en una cursi sensibleria lacrimógena logra escapar triunfante y con buen pie. Protagonizada por los avezados Jim Broadbent y Penelope Wilton, actores de teatro, cine y televisión, sus interpretaciones son las responsables de dar veracidad y nobleza a un relato que habla de dolor, pérdida, culpa y curación, sensaciones difíciles de digerir. Basado en el libro homónimo de Rachel Joyce "El viaje de Harold" pretende ser una película amable y creíble...y lo consigue

Considero a Tom Hanks uno de los actores más irregulares del firmamento estadounidense. Igual que te sorprende con una gran interpretación en una brillante película- “Forrest Gump”, “Philadelphia” , “Naúfrago”, “Salvar al soldado Ryan” o “La milla verde” son mis preferidas- le da por elegir papeles anodinos en sensibleras e insulsas películas que buscan la lágrima (o la carcajada) facilona sin otra finalidad que el mero entretenimiento, aunque no siempre lo consigue. “El peor vecino del mundo” – remake de la sueca “Un hombre llamado Ove”- es un pestiño.
Melodrama en clave de humor que empalaga más que divierte y que a pesar del esfuerzo del bueno de Hanks y de la divertida María Treviño no salva el pellejo

Vuelvo a ver -y no me cansaré nunca de hacerlo- una de las películas más sobresalientes que guardo en mi baúl de tesoros cinematográficos... Intensa, emocionante y de lo más brillante que he visto en mi vida, "Incendies" (2010) siempre me deja muda y sobrecogida aunque conozca de ella cada uno de sus detalles secretos.
Dirigida por el cineasta canadiense #Denisvilleneuve ("Prisioneros", "La llegada", "Dune") "Incendies" nos cuenta una historia de familia ambientada en Medio Oriente: dos hermanos mellizos, residentes en Canadá, se trasladan hasta el Líbano para saber cuáles son sus verdaderas raíces. Una agotadora búsqueda que termina convirtiéndose en una auténtica pesadilla.
"Incendies" -rodada en inglés, francés y árabe - (huelga decir que hay que verla en VOS) es una auténtica obra maestra. Es cine con sabor a vida que no te puedes perder.

Delicada, pequeña, intimista con una primera parte ambientada en un hospital de Bélgica (es mi mitad favorita) y una segunda más lenta, a la que le hubiese inyectado más ritmo.
Soberbias y espontáneas Petra Martínez ("Petra", "Mientras duermes") y Anna Castillo ("Mediterráneo", "El Olivo" y una de mis actrices españolas preferidas) actrices que realizan un franco y genuino trabajo bajo la dirección del director novel David Martín de Los Santos.
Rodada en Gante y en un solitario rincón de la provincia de Almería, el éxito de "La vida era eso" brota de sus intérpretes, de sus miradas, de su expresión corporal que habla por sí misma; una lástima que la última hora del largometraje no mantenga el altísimo nivel de sus comienzos. A pesar de todo me parece un trabajo notable.