Halina Reijn demuestra talento mostrando unas imágenes poderosas, no así en lo que respecta a una historia que se siente hueca como las cuevas de Altamira. Lo escribo con lástima porque me hubiese gustado que "Babygirl" me hubiese gustado más, pues es una película que, a través de la invernal Nueva York, el vestuario de Kidman y el uso de la música, se presta a ser una experiencia festivo-dramática si no fuese porque todo se siente terriblemente gratuito. No obstante, celebro que la sala en la que la vi estuviese bastante llena, sobre todo tratándose de un lunes noche.

A los personajes no hay quién los entienda pese a que la guionista se empeñe, aunque sólo con la protagonista. Del becario ni mu. Aparece para desaparecer sin que nadie sepa nada de él, una lástima que una de las mayores promesas de Hollywood aceptase un rol tan maniqueo. A Kidman sí le da que si una infancia difícil, que si mucha presión en el trabajo, que si un marido incompetente... Tonterías. Es una depravada y se acabó. Que está muy bien y cada uno con lo suyo, pero no me des la matraca, Halina.

Tampoco ayuda que el inicio de la relación sea inverosímil de todo punto. El becario procediendo como procede, la directiva cayendo al primer asalto y manteniendo semejantes encuentros. Para rematar, un tramo final de película de sobremesa. Eso acaba matando cualquier ápice de ingenio, lo cual es una lástima porque ver a Nicole Kidman caminando enfundada en su abrigo beige por Nueva York ya es puro cine, más aún cuando, de repente, se pasa al negro cuello alto para el primer encuentro convenido y crees que ahora empezará la fiesta, pero no es así.

No obstante, "Babygirl" es festiva, vistosa y tiene a una actriz lanzándose al vacío como pocas se atreverían. Que permita -ella es productora- que sus hijas ficticias se mofen de su careto de pez globo tras pincharse bótox me dejó anonadado. Por esas cositas podría recomendarla, también por cómo está rodada y, sobre todo, si se hubiese centrado más en construir una historia dramática, pues la cosa gana enteros cuando ella se fuga para bailar tecno o cuando fuma a solas mirando a la piscina consciente de su comportamiento, y no tanto en las escenas supuestamente transgresoras. Será que pido algo más de profundidad que la perversión por la perversión. Será que pido mucho.

No me extraña que Netflix la haya estrenado tan de tapadillo. Las películas se pueden hacer de muchas formas, pero definitivamente jamás deberían realizarse de un modo tan melindroso, rudimentario y vago como "Seis Triple Ocho". Cuesta tragar semejante mazacote relleno de todo lo que uno puede odiar.

Todo es como se supone, menos la pasta, que para ser Netflix no sé dónde narices la invirtieron. En el montaje, no. En el guion, menos. Tampoco en el reparto. Sólo Susan Sarandon brilla un poco, si su papel tuviese algún sentido, claro. Kerry Washington, tan irritante como acostumbra. Y las demás, ni mención merecen.

De verdad, no sé por qué se hacen película tan penosas como esta, que ni para pasar el rato valen.

Quién se hubiese leído el libro sabía positivamente que esto no podía salir bien. Es de primero de dirección no adaptar un libro insustancial como en el que se basa, por muy entretenido que sea, que tampoco lo era tanto. Y con semejante precedente, "Nueve perfectos desconocidos" es peor de lo que esperaba.

La serie, aún gozando de ocho capítulos que se preveían demasiados, no profundiza en los personajes. Se mueven en conversaciones absurdas, una tras otra, y escenas sin ton ni son, una tras otra también. Da la sensación de que no quieran aburrir al espectador más impaciente y por eso van acelerados desde el minuto uno, pese a no tener nada que contar, lo que termina aburriendo al más paciente sobre la faz de la tierra.

El reparto es lo mejor de la serie. Otro cantar es el trabajo que realizan sus actores, tan plano y anodino como les permite semejante guion. Melissa McCarthy es la única que consigue despertar alguna simpatía, gracias a un personaje que le va como anillo al dedo, pero el resto... Ni Shannon, ni Evans, ni Cannavale, ni Weaving. De la reina de Saba prefiero no hablar porque da hasta pena. Su adicción al bótox y a la popularidad la han convertido en una caricatura, lo mismo que empieza a ocurrirle al marido de la Pfeiffer, el showrunner de esto, que se quedó alelado con el éxito de "Big Little Lies" y sigue aporreándonos con ello, estilo y protagonista mediantes.

Lo peor es que ninguno de ellos (hablo de Kelley y Kidman) tenía la intención de hacer nada verdaderamente interesante, innovador o comprometido. Uno sólo quería pasta y la otra más fama. Todo ello nos conduce hacia la penosa conclusión de que sabían que no tenían nada con lo que jugar y han intentado disimularlo con un reparto de lujo al que desaprovechan, un tono vacilante entre la comedia y el drama que deriva en un mareo generalizado, un ritmo tan acelerado que termina imposibilitando cualquier amago de lucidez, un interés escaso de una historia que está hueca y una estética sugestiva que termina mutando en hortera, cuál vestido de alta costura luciendo en la mujer más ordinaria.

Depende de lo que esperes será. Yo auguraba un desastre mayúsculo y no ha sido así. No inventa nada, no arriesga, es previsible y tiene algún que otro fallo reseñable, como una dirección de actores algo dispersa o una trama demasiado mecánica, pero por lo demás, "Nonnas" resulta una obra placentera que no busca nada más que hacer pasar un buen rato.

Para tal empeño, existe una adecuada combinación entre el comedido humor, a veces brutal y a veces sutil, la nostalgia siempre presente y unos personajes estimables, especialmente esas abuelas temperamentales cuya relación es bastante certera. Quienes hemos visto a nuestras abuelas con su grupo de amigas reconoceremos cosas. Brenca Vaccaro está espléndida. No la había vuelto a ver desde "Cowboy de medianoche" y ha sido una delicia. También Talia Shire sorprende haciendo de una especie de Diane Keaton religiosa mejorada.

Ambas están muy por encima de una sobrepasada Lorraine Bracco malgastando un buen personaje y una Susan Sarandon con el piloto automático de tal modo que, por momentos, parece estar fuera de situación. Me dio la sensación de que estaba demasiado pendiente de las otras en las escenas o algo por el estilo. Vince Vaughn tampoco hace gran cosa, suerte de Drea de Matteo y Joe Manganiello parodiando a una pareja italiana muy conseguida. Como comentario frívolo, Sarandon y De Matteo están igual que hace veinte años, hay gente que no envejece.

La película goza de un buen ritmo y el guion es más inteligente de lo que parece, no así todo lo que respecta a la puesta en escena y la dirección. Poco o casi nada está mal realizado, pero tampoco sorprende en ningún sentido. En resumidas cuentas, "Nonnas" es mejor de lo que podría parecer después de tantísimas comedias de abuelas haciendo cosas. Como obra independiente cumple con ligereza, simpatía y algo de acidez, mientras que lo de estar basada en hechos reales, en un caso tan atípico como este, le suma.

Por eso me espanta la moda actual de estrenar películas directamente en plataformas cuando podrían tener una vida en las salas de cine. "Nonnas" es un claro ejemplo, pero este año también han sido "The Gorge", recientemente "La evaluación" en Prime y próximamente "Echo Valley" o "The Thursday Murder Club". Entiendo que esto es un negocio, pero se le priva a tantísima gente el derecho de poder verlas que me entristece. ¿Quién puede costearse todos los meses las seis o siete plataformas principales?

La anterior tampoco era gran cosa. De hecho, poco o casi nada recordaba de lo que sucedía antes de ponerme con esta, una secuela prácticamente idéntica en cuanto a las sensaciones que me ha dejado.

Genial planteamiento, con ese toque medio cómico medio misterioso que la hace tan apetecible. Su inicio es estupendo. La presentación de los personajes, unos realmente carismáticos, salvo excepciones que ahora comentaré. Montaje y producción de lujo. Esto es un goce autoconsciente listo para disfrutar.

Las líneas de guion se complementan a la perfección con los personajes que las dicen, así como estos con sus actores. Mezcla conseguida. El problema llega, como con la otra, con su tramo final, cuando todo coge un punto laberíntico difícil de asumir y bordea peligrosamente con una involuntaria parodia.

Anna Kendrick es una protagonista excelsa. La compras, te cae bien y disfrutas viéndola. Lo mismo con una Blake Lively desplegando carisma como no esperabas. Henry Golding está divertidísimo, así como Elena Sofía Ricci en un delicioso papel de viuda mafiosa.

En el otro extremo están, sorprendentemente, Elizabeth Perkins y Allison Janney. Es penoso darle trabajo a actrices mayores de sesenta para luego encarcelarlas en papeles tan inconsistentes. Una como pirada y la otra como estafadora, simples a más no poder, son incapaces de sacar adelante sus partes.

Empieza de notable alto y termina en un suspenso ligero, por lo que la conclusión general podría ser que para pasar un buen rato es satisfactoria, pues tiene elementos fundamentales muy bien desarrollados y combinados, no obstante, al final todo queda algo desangelado.