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Críticas ordenadas por utilidad
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6,7
52.733
10
5 de diciembre de 2011
5 de diciembre de 2011
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una magistral concatenación de aventuras emocionantísimas, trepidantes, donde el aburrimiento es algo totalmente ajeno, inimaginable y del todo inadecuado para un trabajo de tan hermosa manufactura y talante tan entretenido.
Steven Spielberg nos presenta a este archifamoso reportero, con más recursos que aquel mítico Mc Gyver, en una historia de misterio, aventura y emoción en torno a un barquito de madera, que Tintin compra a precio irrisorio en un mercadillo callejero donde venden zarandajas inútiles al costo.
Aunque efímeros, son imprescindibles los personajes de Fernández y Hernández, un dueto de bobalicones irresolutos que "dicen ser agentes de la ley", aunque parezcan una pareja mal avenida de cómicos circenses, con sus galimatías embarullados y divertidísimos.
No se hace esperar la trama emocionante ni nos apabulla con arsenal de fotogramas absurdos o inconexos,
"Las aventuras de Tintin, el secreto del unicornio" es una película con la cual se lo pasarán en grande "los peques" y los mayores que no han olvidado que un día fueron ellos "los peques".
No hay espacio para la modorra ni el sopor, pues Spielberg conduce una historia de malvados, persecuciones y misterio con la maestría de un tejedor de sueños.
Si bien hay que tener en consideración las células grises del reportero, pronto se apercibe uno de que la mitad de su mérito se lo debe a ese revoltoso perrito blanquito y zascandil que le acompaña a todas horas, Milú, un fox-terrier aplicadísimo con visos de "super-héroe perruno".
Desde el mismo instante en que Tintin se hace con esta fruslería de galeón de madera uno no ganará ya para emociones y vuelcos de corazón, todo envuelto en un precioso halo de fantasía y sonrisas compartidas.
En esta historia nos topamos con un "malo malísimo" con nombre goloso y azucarado, Sakharine, descendiente del abyecto pirata "Rackham el rojo", enemigo acérrimo del valeroso capitán Haddock.
Sakharine cuenta con una horda de ineptos facinerosos para poner al pobre Tintin contra las cuerdas y hacerse con el dichoso barco de madera.
Son alucinantes y sobrecogedoras las escenas del águila, con los pergaminos que pasan de mano en mano como "la moneda que todos veneran pero nadie se queda..."
También es magistral la batalla naval entre el barco pirata de "Rackham el rojo" y el maravilloso espadachín Haddock".
En cuanto al capitán Haddock, la película no sería lo mismo sin sus acertadísimas intervenciones entre trago y trago, pues su estado natural parece la ebriedad y de ella salen momentos divertidísimos.
En definitiva, una película divertidísima para "niños grandes" y "peques".
Steven Spielberg nos presenta a este archifamoso reportero, con más recursos que aquel mítico Mc Gyver, en una historia de misterio, aventura y emoción en torno a un barquito de madera, que Tintin compra a precio irrisorio en un mercadillo callejero donde venden zarandajas inútiles al costo.
Aunque efímeros, son imprescindibles los personajes de Fernández y Hernández, un dueto de bobalicones irresolutos que "dicen ser agentes de la ley", aunque parezcan una pareja mal avenida de cómicos circenses, con sus galimatías embarullados y divertidísimos.
No se hace esperar la trama emocionante ni nos apabulla con arsenal de fotogramas absurdos o inconexos,
"Las aventuras de Tintin, el secreto del unicornio" es una película con la cual se lo pasarán en grande "los peques" y los mayores que no han olvidado que un día fueron ellos "los peques".
No hay espacio para la modorra ni el sopor, pues Spielberg conduce una historia de malvados, persecuciones y misterio con la maestría de un tejedor de sueños.
Si bien hay que tener en consideración las células grises del reportero, pronto se apercibe uno de que la mitad de su mérito se lo debe a ese revoltoso perrito blanquito y zascandil que le acompaña a todas horas, Milú, un fox-terrier aplicadísimo con visos de "super-héroe perruno".
Desde el mismo instante en que Tintin se hace con esta fruslería de galeón de madera uno no ganará ya para emociones y vuelcos de corazón, todo envuelto en un precioso halo de fantasía y sonrisas compartidas.
En esta historia nos topamos con un "malo malísimo" con nombre goloso y azucarado, Sakharine, descendiente del abyecto pirata "Rackham el rojo", enemigo acérrimo del valeroso capitán Haddock.
Sakharine cuenta con una horda de ineptos facinerosos para poner al pobre Tintin contra las cuerdas y hacerse con el dichoso barco de madera.
Son alucinantes y sobrecogedoras las escenas del águila, con los pergaminos que pasan de mano en mano como "la moneda que todos veneran pero nadie se queda..."
También es magistral la batalla naval entre el barco pirata de "Rackham el rojo" y el maravilloso espadachín Haddock".
En cuanto al capitán Haddock, la película no sería lo mismo sin sus acertadísimas intervenciones entre trago y trago, pues su estado natural parece la ebriedad y de ella salen momentos divertidísimos.
En definitiva, una película divertidísima para "niños grandes" y "peques".

6,0
42.793
7
17 de agosto de 2011
17 de agosto de 2011
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película en sí resulta un poco empalagosa y melosa, partiendo de un guión que pretende alojarse en el corazón de los espectadores con su arrullo de socorro: "corazón destrozado a la caza de samaritana que lo remede". Se trata en todo caso de una película entretenida que logra fundir con el nuestro ese sentimiento de desamparo de su protagonista principal, siempre brillante Tom Hanks, y una samaritana muy predispuesta a rescatarlo de las miasmas de su tristeza, Meg Ryan. Suple la melancolía inicial el torrente de amor, cariño y ternura de una muchacha enamoradiza y extremadamente romántica y soñadora que no dudará en hacerse cargo del alma desnutrida de un hombre que arrastra su taciturna figura tras la pérdida de su esposa. La carga emocional es evidente y está tan bien llevada, que lejos del esperpento vomitivo de las películas mediocres, nos inspira también esa ternura, ese deseo de conquista y de que su historia se rubrique con un final feliz, de esos con campanas de boda. No la calificaría yo de brillante, excelsa ni memorable, pero sí es una buena opción para pasar una tarde entretenida y disfrutar del buen hacer habitual de Tom Hanks y la pizpireta y risueña Meg Ryan.
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