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San Marino San Marino · Ladera del Monte Titano
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Críticas 681
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
10
21 de agosto de 2008
68 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra de la Hª del Cine. Filme de máxima calidad y calificación.


La hija de Ryan, Rosy (Sara Miles), vive en una aldea costera, periférica y cerrada de Irlanda. Es una joven bella que se ha criado con mimos y cuidados, de tal manera que por esto mismo es instruida y goza de un cierto aire de distinción que difícilmente se halla en ese lugar.

A su edad el cuerpo y la mente le piden pasión y aventura. Los jóvenes que hay donde ella vive resultan muy por debajo de su grado cultural, sensibilidad y sueños, no están a su altura, lo cual hace que la muchacha ponga sus ojos calientes en el único hombre que sí está a su nivel e incluso por encima de ella intelectualmente, aunque casi la doble en edad, el maestro rural del lugar, llamado Charles (Robert Mitchum).

Dado que Rosy tiene las hormonas y el deseo sexual a elevada temperatura y no ve a su alcance a nadie más apto para ella (según sus horizontes de grandeza) que al maestro de la aldea, entonces va y se le declara. Éste, que es un hombre tranquilo, sabio, bueno y pacífico, le contesta: «Esto es algo que acostumbra a suceder: una jovencita enamorada del profesor. No es más que imaginación. Tú has confundido un espejuelo barato con el sol.»

Pero como le profesa admiración y sigue siendo el menos malo de los candidatos existentes en el lugar, Rosy seduce a este hombre maduro y poco apasionado.

Charles continúa razonándole con prospectiva: «Tú fuiste hecha para el ancho mundo, no para este lugar, en cambio yo nací para él; no saldría bien, sé que no saldría bien. (...) La verdad es que el venir tú aquí y decir lo que has dicho es el único motivo que he tenido jamás para sentirme orgulloso, pero piensa que yo sólo te he hablado de Byron, de Beethoven, del capitán Blood, y yo no soy uno de ellos. (...) Ser joven no es motivo para ahorcar a nadie pero tal vez sí debería serlo el que un hombre maduro trate de robar la juventud de una muchacha, me refiero a un hombre como yo y a una muchacha como tú.»

Mas ella insiste e insiste y con su magnetismo sensual lo cautiva, de forma que Charles cede a matrimoniarse con ella. No es que de repente haya dejado de ser responsable, es que como hombre se le desatan los deseos, no es de piedra.

Rosy espera que la satisfacción de la carne le haga "volar". Pero una vez casados, a pesar que él cumple con ella correctamente en el apartado sexual y es un excelente marido, Rosy le confiesa al averiguador Padre Collins (Trevor Howard) que ella no es feliz. El cura la cuestiona preguntándole que si tiene a un hombre bueno, si goza de una situación economía más que suficiente, si además tiene salud, ¿qué más quiere?; y le insta a conformarse, pues no hay más satisfacciones que estas con las que cuenta y que para sí quisieran muchos seres humanos.

Pero Rosy le replica que sí, que ella cree que tiene que haber ALGO MÁS. (Prosigue en la zona "spoiler")

Fej Delvahe
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hace dos años escribí un microrrelato que está publicado en diversas revistas de literatura; en internet puede verse en la web de creaciones literarias llamada "Predicado"; en dicho hiperbreve titulado «SUMA, RECTA Y MULTIPLICACIÓN» se puede resumir la tesis y la esencia de esta película; dice así:

«Él era tranquilo y ella necesitada de juegos. Mas un tranquilo no sabe jugar, sino ser amable. En consecuencia, lo abandonó por un desvergonzado zafio que le mete juego tras juego por donde y hasta donde ella más desea: por la carne hasta el alma.» (Fej Delvahe, 2006 ®©)

Este microrrelato es aplicable principalmente a los personajes que forman el matrimonio de Rosy y de Charles, no exactamente al tercero en discordia, el Mayor Doryan (Christopher Jones), al menos en lo de "zafio".

Pues claro que sí, Rosy necesita la pasión de la vida; su marido es un hombre calmo, bueno, que colecciona flores aplastadas entre las hojas de libros; en cambio ella necesita la aventura, el dinamismo existencial, la locura del enamoramiento.

Por supuesto que sí hay algo más. Ahora bien, vivir la pasión y la aventura del enamoramiento medular, lo cual es una locura que no atiende a convencionalismos ni pactos ni contratos, conlleva salirse de los cánones y verse excluida de la compresión de la gente, máxime si se trata de la gente de un mundo tan pequeño como una aldea.

Pero sí, no cabe duda, que hay algo más, algo que sólo puede alcanzar los valientes o locos dispuestos a probarlo y a continuación sufrir las consecuencias contrarias al éxtasis.

Fej Delvahe
13 de marzo de 2007
68 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que ver esta película, si acaso antes no se leyó el libro en que se basa, pues nos refresca la mente en el sentido de recordarnos que el mal no es más poderoso ni más inteligente ni más creativo que el bien. Hacer favores, emplear la misericordia es algo tan maravilloso y espiritual que ninguna ideología se le puede comparar. Es más, cuando tenga Ud. que elegir entre una ideología y su tendencia a la misericordia, sin dudarlo, opte por la misericordia.

Hermosa película humanista, espiritual, de buena educación que debe mostrarse a los niños, jóvenes y a todo el que quiera motivarse con la esencia de lo humano; desde luego les será más provechosa que la legión de películas necias donde la violencia por la violencia es la reina, dueña y señora sin más.

Fej Delvahe
29 de enero de 2007
60 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un planeta lejano, una empresa de extracción de minerales, un numeroso plantel de trabajadores mineros, un jefe de policía o de seguridad (Sean Connery) y unas muertes raras a consecuencia de unos tratamientos médicos. Todo ello tratado con excelente sentido de la ciencia, de la tecnología y de los avances posibles-factibles en un futuro donde el ser humano ha logrado colonizar otros mundos.

Estupenda película de suspense en una estación industrial de obreros humanos sobre un mundo muy lejos en el espacio. No hay monstruos horripilantes ni fantasías disparatadas. Todo es ciencia ficción de atmósfera creíble, con una trama muy bien tejida desde principio a fin, que mantiene al espectador sintiendo casi la misma claustrofobia de los personajes destacados allá y viviendo en esas instalaciones bastante limitadas.

Fej Delvahe
17 de marzo de 2007
59 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vieja película en blanco y negro, de apenas 40 minutos de duración, es considerada una joya del arte cinematográfico y con razón. Porque trata de una cuestión muy humana: la de que la mayoría no vivimos nuestra vida tal como nos piden nuestros instintos y profundo ser, sino que se la entregamos a las personas próximas que nos influencian y encuadran en sus convencionalismos y proyectos sin substancia; el resultado es que luego nos pasamos los años rememorando lo maravilloso que fuimos las pocas veces que actuamos valientemente, arriesgadamente y saliéndonos de los caminos trazados, y lamentándonos por no haber vivido conforme a lo que nos pedía nuestra propia sangre y hondos sentimientos.

Ir sólo a lo seguro, cuando la vida es por definición INSEGURIDAD CONTINUA, es desperdiciarla en gran medida, pues como más o menos dice una verdadera sentencia de los escritos fundamentales del cristianismo "el que pone su vida al seguro la pierde y el que la pierde por arriesgarse a vivirla según le dicta su ser interno, la pone al seguro".

Tremendo error, cobardía, que se paga carísimo y no tiene vuelta de hoja. Este es el mensaje de Jean Renoir en UNA PARTIDA DE CAMPO. Sylvia Bataille llena la pantalla y la historia campestre con su belleza, dulzura, físico primaveral y encanto femenino de juventud, toda una delicia que se frustará en brazos de un tipo mediocre y convencional en lugar de entregarse y ser disfrutada por la llamada pasional del existir a pecho abierto.

Fej Delvahe
9 de febrero de 2007
58 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Ikiru» (Vivir) es una de las llamadas películas de culto en la historia del cine. Penetra hasta el mismísimo corazón pensante de quien la contemple con atención. Un ejemplo, valga la redundacia, de CINE EJEMPLAR, de cine de mensaje trascendental y humano por excelencia. Con «Vivir» Akira Kurosawa hace de maestro inolvidable que nos alecciona sobre la vida desaprovechada que suelen llevar la mayoría de seres humanos.

Un hombre que durante treinta años ha vivido como un muerto viviente, en la rutina de un trabajo absurdo, burocrático y mortecino, al saber que tiene un cáncer y pocos meses de vida por delante, a partir de ese preciso instante, decide VIVIR. Esto es, decide que su vida tenga sentido en alguna medida para sí y para el mundo. En verdad: «Sólo nos damos cuenta de lo bella que es la vida cuando nos enfrentamos a la muerte». ¡Maravillosa película que toda persona debería ver para su propio bien, satisfacción y ensanchamiento de la conciencia!

Fej Delvahe
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