Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with Benjamín Reyes
Críticas 117
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
6 de septiembre de 2015 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta que tiene el lector ente sus manos es la crítica de cine número 59 que se publica ininterrumpidamente desde hace más de un año en “El Día” en este formato de “La Guía”. Pues bien, de esas 59, 28 han sido eminentemente positivas, 17 han sido ecuánimes y solo 14 se pueden calificar de negativas. Esta introducción numérica viene a colación porque hace unos días un asiduo lector me comentó que mis comentarios solían ser perniciosos. Más allá de las estadísticas existe una especie de leyenda negra sobre la crítica de cine según la cual los que la ejercemos no disfrutamos de ver películas. Nada más lejos de la realidad. Tengo claro que la función de la crítica de cine no es “poner a parir una película” sino, por un lado, orientar al espectador a ver la película adecuada (cada filme tiene su espectador), y en segunda instancia la de rescatar joyas olvidadas del cine como son los casos de “Incidente en Ox-Bow” (1943), de William Wellman, “Retorno al pasado” (1947), de Jacques Tourneur o “El silencio de un hombre” (1967), de Jean-Pierre Melville.
Entremos en materia. La coproducción hispano-argentina “Sin hijos” es una de los filmes más apetecibles de la cartelera actual por ser una agradable comedia, de ágil visionado y que suscita un interesante debate a la salida del cine. Hay una escena de “Sueños de un seductor” (1972), de Herbert Ross, en la que un marido con hijos mira con desconsuelo a su vecino soltero que acaba de recibir la visita de una amante, este último al cerrar la puerta de su apartamento envidia la suerte de su vecino casado. Esta secuencia es la esencia de “Sin hijos”, en la que el protagonista, un padre separado con una hija de ocho años, anhela volver a tener pareja y se reencuentra con una conocida del pasado que no quiere tener descendencia.
En este conflicto, entre el espacio adulto y el espacio infantil, radica la esencia del largometraje dirigido por Ariel Winograd. El guion, escrito a cuatro manos por Mariano Vera y Pablo Solarz, explota situaciones de la vida real llevándolas a terrenos ya vistos en otras cintas, pero que hacen esbozar una sonrisa cómplice, sobre todo, gracias al trío protagonista, en el que destaca Guadalupe Manent, que encarna a la espabilada niña, que recuerda a la infante de “Las mantenidas sin sueños” (2005). Maribel Verdú, una de las actrices españolas más cotizadas del momento, se mete en esta ocasión en la piel de una “travel manager”, un alma nómada que no quiere tener prole, pero que desea estar emparejada. Completa el trío protagonista, Diego Peretti, uno de los rostros más reconocibles del cine argentino actual, en parte gracias al éxito de “No sos vos soy yo” (2004). Los tres personajes están bien perfilados. Completa el conjunto la ditirámbica banda sonora y unos ingeniosos rótulos iniciales. “Sin hijos” es una divertida comedia que invita a la reflexión sobre reconciliar la vida en pareja y los vínculos filiales y lanza el mensaje de que tener hijos no es una obligación, es una opción.
27 de febrero de 2015 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El incombustible Clint Eastwood vuelve por sus fueros después de la pequeña decepción del variopinto musical “Jersey Boys” (2014). El artífice de obras maestras incontestables como “Sin perdón” (1992), “Los puentes de Madison” (1994), “Mystic River” (2003), “Million Dollar Baby” (2004) o “Gran Torino” (2009) firma una notable película con “El francotirador”, su filme número 34 como director.
Pauline Kael escribió el 15 de enero de 1972 en “The New Yorker” una crítica titulada “Saint Corp” con ocasión del estreno de “Harry, El Sucio” (1971), que protagonizaba Clint Eastwood, en la que tildaba el filme de fascista. Esta opinión marcó durante más de una década la percepción de gran parte del público de Eastwood. Tuvo que transcurrir una década, en la que dio el paso a la dirección y firmó notables títulos como “Infierno de cobardes” (1973), “El fuera de la ley” (1976) ¬–“Positif” llegó a definirla como “ese Mein Kampf del Oeste- o “Ruta suicida” (1977), para que la percepción del público comenzara a cambiar.
Ahora, a sus 85 años ha conseguido crear un largometraje que ha generado una inusitada controversia con detractores como Michael Moore o defensores como Jane Fonda. La mayoría de las opiniones que he leído y escuchado sobre “El francotirador” se quedan en la epidermis de lo ideológico y no van a la dermis fílmica. Quien haga una lectura ideológica de la película se estará equivocando porque Eastwood solo quiere mostrar la experiencia vital de un militar en concreto, jugando con la oposición entre realidad y mito, sin pretender hacer un análisis global de la intervención de Estados Unidos en Irak. Clint Eastwood es un patriota crítico con su país como ya lo demostrara con el díptico “Banderas de nuestros padres” (2006) / “Cartas desde Iwo Jima” (2006), en la que mostraba la Segunda Guerra Mundial desde la facción estadounidense y desde el bando nipón.
“El francotirador” no incurre en la visión estereotipada del Oliver Stone de “World Trade Center” (2006) ni en el patriotismo desaforado del Steven Spielberg de “Salvar al soldado Ryan” (1997) y la prueba radica en que a los tres minutos de metraje ofrece un magistral “flashback” de 24 minutos, en el que Eastwood lleva al espectador a la infancia de Chris Kyle, futuro marine que apodarán La Leyenda por abatir 160 objetivos con precisión milimétrica, el día que su padre le inicia en el ritual de la caza, luego a su juventud como “cowboy” de rodeos, a su instrucción militar (“El sargento de hierro”, 1986, en el recuerdo) y, por último, a su enamoramiento y casamiento.
El duelo entre La Leyenda y El Carnicero (antiguo medallista olímpico libio) tiene más de licencia cinematográfica que de verdad. Lo que sí es 100% verídico son las imágenes de los títulos de crédito finales, secundadas por el tema “The Funeral”, de Morricone, en las que se muestran las exequias del verdadero Chris Kyle.
Conviene recordar que Clint Eastwood, junto a Woody Allen, representa la excepción artística en una industria como la de Hollywood volcada en el entretenimiento. No será hasta 1980, cuando el MOMA de Nueva York proyecta cuatro de sus películas, cuando la crítica empiece a valorar su obra. Aunque no lo suficiente, ya que Orson Welles afirmó en 1982 que Eastwood era “el realizador más subestimado del mundo”. En 1985, año en que participa por vez primera en el Festival de Cannes con “El jinete pálido”, la Cinemateca francesa le dedicó una retrospectiva completa de su filmografía. Los cuatro Oscar por “Sin perdón” y otros cuatro por “Million Dollar Baby” lo terminaron por encumbrar. En 1998 recibió de manos de Jean-Luc Godard un César honorífico. Mató definitivamente el fantasma de Harry, El Sucio con la magistral “Gran Torino”. Que nadie lo resucite.
23 de noviembre de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2000 dos nuevos directores estrenaban dos aldabonazos fílmicos: “Memento” y “La sombra del vampiro”, el artífice del primero se ha convertido en uno de los cineastas indispensables del Hollywood actual gracias a títulos como “El truco final (El prestigio)” (2006), “Origen” (2010) y revitalizar la saga de Batman con “Batman Begins” (2005), “El caballero oscuro” (2008) y “El caballero oscuro: la leyenda renace” (2012). Sin embargo, el nombre de E. Elias Merighe ha caído en saco roto. Tras el brillante acercamiento al rodaje de “Nosferatu” (1922), el realizador estadounidense se ha desdibujado y solo ha conseguido estrenar el desconocido largometraje “Sospechoso cero” (2005).
A 180 grados se encuentra la carrera del londinense Christopher Nolan, que con su novena película ha concitado la atención mundial. “Interstellar” es una superproducción de ciencia-ficción (ha costado casi un millón de dólares por minuto) que plantea un futuro no muy lejano: la necesidad de la especie humana de buscar un nuevo hogar ejemplificado en la frase que se dice en un un momento dado del filme “la Humanidad nació en la Tierra, pero su destino no es morir aquí”.
Siguiendo las tesis del físico Kip Thorne, especialista en la teoría de la relatividad, los agujeros de gusano y las curvaturas espacio temporales, “Interstellar” nos adentra en un apasionante viaje espacio-temporal que presenta ecos resonantes del clásico de Stanley Kubrick, “2001: odisea en el espacio” (1968). Es Nolan un hacedor de poderosas imágenes (como la grandilocuente escena de la magna ola), en las que los efectos especiales están al servicio de una historia tan imbricada que habrá que ver la película en varias ocasiones para apreciarla en toda su magnitud. Si en “Origen” exploraba el mundo onírico, en “Interstellar”, al igual que el cine en general, Nolan juega con los límites del tiempo.
La plasticidad de las imágenes se complementa con la genial partitura de Hans Zimmer, de tal manera que la música marca el ritmo narrativo de las imágenes, las notas musicales transitan entre lo intrigante, lo sincopado y lo ascético. Sería injusto no mencionar a Jonathan Nolan, que ha coescrito el complejo guion de “Interstellar”. No es la primera vez que trabajan juntos, ya que el hermanísimo también ha colaborado en los textos de “Memento”, “El truco final (El prestigio)”, “El caballero oscuro” y “El caballero oscuro: la leyenda renace”. Temáticamente emparentada con la reciente “Gravity” (2013), de Alfonso Cuarón, ya que ambas abordan el instinto de supervivencia, también guarda paralelismos con la controvertida “El árbol de la vida” (2011), de Terrence Malick, ya que los dos son filmes a los que les puede acuñar la expresión de “bigger than life”.
Respecto a la parte actoral encabeza el reparto el singular Matthew McConaughey, que tras protagonizan en sus inicios todo tipo de bodrios (incluyendo un infame remake de “La matanza de Texas” en 1994 junto a Renée Zellweger) se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los intérpretes más sólidos del panorama fílmico gracias a sus interpretaciones en “Mud” (2012), “El chico del periódico” (2012), “Dallas Buyers Club” (2013) o la primera temporada de la serie de televisión “True Detective” (2014). Le da la réplica Anne Hathaway, una actriz poco convincente, que por lo visto es odiada en las redes sociales por razones extracinematográficas. Michael Caine repite como actor fetiche de Nolan, también aparece el recuperado West Bentley (tras “American Beauty”, 1999, entró en una espiral de autodestrucción), así como el ubicuo Matt Damon, la pipiola Mackenzie Foy o la siempre eficaz Jessica Chastain.
En definitiva, “Interstellar” presenta una parte científica, que ahonda en los misterios insondables de la galaxia; y una parte emocional (imbuida por el cine de Spielberg), en la que el amor es concebido como motor universal y en la que se reflexiona sobre lo que nos convierte en seres humanos.
8 de septiembre de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sabotage”, el segundo estreno más taquillero del fin de semana pasado en España, supone la confirmación de la vuelta al cine de acción de Arnold Schwarzenegger tras la solvente “El último desafío” (2013), en la que perseguía implacablemente a Eduardo Noriega. El problema estriba en que el exgobernador de California ya tiene 67 años a sus espaldas y resulta poco convincente verle rifle en ristre ejerciendo de tipo duro.
Atrás quedaron las décadas de los 80 y los 90, en las que Arnold Schwarzenegger y Silvester Stallone eran los “action hero” por antonomasia del cine de Hollywood, dejando algunos buenos títulos en un lánguido sendero fílmico como “Terminator” (1984), “Depredador” (1987) o “Desafío total” (1990) en el caso del hercúleo austríaco; y “Acorralado” (1982) o “Demolition Man” (1993), en el del corpulento italoamericano. El tiempo ha pasado y ese trono ahora pertenece a Jason Statham y Vin Diesel.
Verlos juntos en “Plan de escape” (2013), a mamporro limpio en un thriller carcelario, o en la saga “Mercenarios” (la tercera parte se estrenará el 14 de agosto) da grima. El colmo ha sido “El combate final”, en la que Stallone y Robert de Niro parodian, involuntariamente, sus papeles míticos en “Rocky” (1978) y “Toro salvaje” (1980). Son dinosaurios que se resisten a desaparecer.
La imagen de Schwarzenegger con capucha imitando la moda adolescente imperante es sintomática de que ya no está en la onda. A su nulidad interpretativa se une ahora su oxidación. En otro instante aparece fumando un puro, en un guiño a “El último gran héroe de acción”, cinta que protagonizase hace veinte años. A pesar de lo cual, seguirá protagonizando títulos adrenalínicos mientras goce del favor de parte del público. No en balde, ya está filmando una precuela de “Terminator”.
La escabechina de la secuencia final, que se desarrolla en México, ofrece una comparación interpretativa con la reciente “Una noche en el viejo México” (grata sorpresa dirigida por Emilio Aragón). Robert Duvall, en el mismo contexto, se “come vivo” a Schwarzenegger.
La decepción es mayor cuando tras “Sabotage” se encuentra el nombre de David Ayer, el guionista de “Training Day” (2001), que decidió dar el salto a la dirección con la eficaz “Vidas al límite” (2005). El cine de David Ayer siempre se sustenta en la ambigüedad moral de sus personajes, en la que cuesta distinguir a los policías de los delincuentes, entre los cuales hay una delgada línea roja. Matar es matar, y da igual que se haga a favor de la ley o en contra de ella.
El conjunto de personajes que integran a los agentes encubiertos que se infiltran en carteles de narcotráfico son un grupo de policías que tienen aspecto, comportamiento y lenguaje (soez, muy soez) propios de maleantes. Entre los actores que los encarnan destaca Joe Manganiello (hombre lobo de la serie “True Blood”), llamado a ser estrella del cine de testosterona en los años venideros. La violencia que se muestra es más “real”, seca, sin alardes visuales ni efectos pirotécnicos. No aparece reflejada como un juego lúdico como en el cine de Tarantino o está tamizada por el sentido del humor como en “RED” (2010), con lo cual se aproxima al “slasher”.
“Sabotage” (por favor, no confundir con el clásico dirigido por Alfred Hitchcock en 1936) es una película concebida para el mero entretenimiento que solo satisfará a los fanáticos acérrimos al género de acción. Pero, que no se lleven a engaño, el largometraje se centra en una investigación por la desaparición de 10 millones de dólares y las escenas de acción se reducen al prólogo, a un tiroteo en un bosque, a una redada y a la persecución final. Abstenerse, cinéfilos con escrúpulos.
Cualquier capítulo de las series “Breaking Bad” o “Hannibal” es infinitamente mejor que este trillado y predecible largometraje. Si estuviéramos en la época del circo romano habría que, irremisiblemente, girar el dedo pulgar hacia abajo.
8 de septiembre de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película en 3D de Jean-Pierre Jeunet es la séptima de su filmografía. Un formato idóneo para el artífice de “La ciudad de los niños perdidos” (1995), ya que su cine es visual y lúdico. Tras un debut fulgurante con “Delicatessen” (1991), esa delicia gore-surrealista que codirigió con Marc Caro, el cineasta galo siempre ha estado bajo el signo del éxito de “Amélie”. Con “El extraordinario viaje de T.S. Spivet”, Jeunet vuelve a recuperar la inocencia infantil para construir una fábula protagonizada por un genio precoz incomprendido por su propia familia.
“El extraordinario viaje de T.S. Spivet”, que clausuró el Festival de San Sebastián en 2013, sigue la estela del imaginario fílmico de “Amélie”, empleando gráficos explicativos, detalles minuciosos (medidas exactas de tiempo y distancias), piruetas visuales (como mostrar el interior del cerebro de uno de los protagonistas), la preeminencia del color verde o el uso constante de la voz en off en primera persona. Si “Amélie” era un rato en la infancia, el largometraje basado en la novela “Obras escogidas de T.S. Spivet”, de Reif Larsen, narra un viaje iniciático, que llevará al imberbe protagonista a recorrer en tren Estados Unidos, de Montana a Washington, pasando por Nebraska o Chicago, lo que permite a Jeunet ofrece una peculiar visión del “american way of life” (está casado con una estadounidense), además de bellos parajes naturales.
La cinta está protagonizada por el neófito Kyle Catlett, que encarna certeramente a un Leonardo da Vinci moderno en ciernes, que inventa una máquina de movimiento perpetuo (que para Jeunet es el cine). Le secundan una histriónica Judy Davis, en el papel de burócrata arribista, una comedida Helena Bonham Carter (que quería rodar con Jeunet desde la época en la que se conocieron durante un descanso del rodaje de “El club de la lucha”) y un circunspecto Callum Keith Rennie. No podía faltar en el reparto el actor fetiche del director francés: Dominique Pinon, en esta ocasión en el rol de un vagabundo.
Asimismo, de nuevo encontramos a sus colaboradores habituales entre el equipo técnico, a Aline Bonetto en la escenografía, a Madeline Fontaine en el vestuario o a Nathalie Tissier en el maquillaje. Sin embargo, para elegir el compositor de la banda sonora buscó en internet y escuchó a unos 400 músicos hasta decidirse por Denis Sanacore. El guion está escrito a cuatro manos. Como de costumbre, Guillaume Laurant escribió los diálogos y Jeunet las descripciones visuales. Dado que la novela de Reif Larsen tiene más de 400 páginas, eliminaron muchos de los argumentos secundarios que jalonan el libro como la biografía de su abuela o la historia de una secta.
En definitiva, “El extraordinario viaje de T.S. Spivet” es técnicamente intachable, narrativamente interesante (incluyendo el giro final), pero, no termina de enganchar, dejando un regusto almibarado. No obstante, no llega a ser tan naif como “Hugo”, de Martin Scorsese, y encierra una interesante reflexión sobre la soledad del genio.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para