Por diferentes motivos uno de mis recuerdos más queridos va ligado a la adaptación al cine más famosa de esta magnífica historia de Agatha Christie, la versión protagonizada por un reparto de lujo, y en la que Peter Ustinov encarnaba a Hércules Poirot. Mas el cariño que le tengo no me impide reconocer que la presente la mejora en algunos aspectos, como por ejemplo en el casting de Jacqueline de Bellefort, inolvidable personaje que muchos no reconocimos en Mia Farrow. También se respetan escenas y diálogos o frases textuales de la novela, cuestión que agrada mucho a tiquismiquis como yo, auténtica fan de la escritora inglesa, que sabía plasmar tan bien los detalles de la condición humana en sus tramas. Y para rematar, y como sucede en esta serie de episodios, está magníficamente ambientada, de tal modo que puedes sumergirte plácidamente en el enigmático Egipto surcando el Nilo en un Vapor... ¿Alguien da más?

Realmente muy alejada del supuesto peliculón que uno piensa o pensaba antes de verla. La historia no es más que la de una modelo que sucumbe a los amores de un millonario, quien únicamente la ve y trata como a una prostituta. Y, obviamente, ella no se resigna a eso.

Probablemente no habría pasado de ser un melodrama más de no ser porque se cuidaron muy mucho de que la estrella principal fuera Liz Taylor, y eso son palabras mayores. Ella y sólo ella es la culpable de que esta cinta no haya pasado sin pena ni gloria. Su presencia escénica y lógicamente su belleza dan para eso y más, pero tampoco pueden hacer milagros.

En suma, sólo encandilará a sus fans.

Maravillosa de principio a fin. Una situación extrema pone al hombre frente a la vida y a su destino.Ahí comprendemos tres aspectos fundamentales de la vida. El primero que no somos dueños de nuestro destino, no podemos controlar todo, no sabemos qué nos deparará la vida. El segundo: luchar por nuestra vida, por sobrevivir porque "no se sabe lo que traerá la marea mañana". El tercero que el hombre necesita al hombre: para amar, para compartir, para pelear...en definitiva para SER. Y si no lo tiene se lo inventa.

Exponer todo esto en una película de estas características, y que te convenza, que te la creas y que te emociones por una pelota de volley sin que resulte esperpéntico creo que es prueba de la genialidad que encierra.

Tom Hanks se sale en este papel, y lógicamente, la mayor parte del éxito se debe a su interpretación que, además da sentido a otra (por llamarla de algún modo)...la de Wilson.

Sensacional.

Su música me pone los pelos de punta, y los créditos, surgiendo del espacio, me hacen soñar que sigo siendo muy pequeña y estoy viendo por primera vez una película que no es de dibujos animados. Me veo con mi mejor amiga, corriendo por la calle con los brazos extendidos, volando por el asfalto y dejando a nuestras madres atrás... Las dos queremos ser Lois Lane -aunque no nos parezca muy guapa- , llevar su vestido de gasa y ser la novia de Superman. Una de las cosas mejores de la vida es que una sensación tan increíble te impresione para siempre, y puedas revivirla con tanta fidelidad. Sólo por eso merece el puesto de honor entre mis favoritas, pero además, vista ya tantas veces, es una película tan mágica y divertida como leer un cómic y dio a su malogrado protagonista el título del superhéroe por excelencia. Ni Batman, ni Spiderman, no ha habido otro igual que el inolvidable Superman.

Me asomé un poquito escéptica porque "Un triste ciprés" es de mis obras favoritas de Agatha Christie y me disgusta sobremanera que textos a los que tengo especial cariño se transformen en cintas descafeinadas. Afortunadamente, no es el caso, aunque -y quizá es el único pero- el final no está plasmado en la forma con la fidelidad requerida.

Con todo y con eso, la producción tiene ese sello especial que adoramos los fans de la autora: los decorados, exteriores, vestuario... evocan perfectamente la ambientación de la novela. Y también los personajes están bien trazados, aunque es obvio que los actores (quitando a Poirot, David Suchet) no son de primera fila y alguno en concreto es francamente mejorable. El resultado es un producto muy logrado que creo no decepcionará a los fans de la genial escritora.

Y permítaseme un apunte personal para finalizar. Hoy hace 13 años que participo en Film Affinity y jamás pude imaginar una realidad como la que estamos enfrentando en España. Ahora más que nunca, en estos tiempos tan críticos, ver una película se ha convertido casi en un bálsamo, y hasta en una forma de restablecimiento del equilibrio psicológico. Mil gracias a esta web como vehículo de mi entretenimiento y a sus usuarios.