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Críticas ordenadas por utilidad
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6,1
6.891
6
8 de junio de 2014
8 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Gray estrena con El sueño de Ellis su quinta película. Ya han pasado 20 años desde que rodó Cuestión de sangre (Little Odessa), su opera prima, y hasta hoy siempre había mejorado su trabajo anterior. Con La noche es nuestra (2007) dio un claro salto en su carrera, entregándonos una interesantísima mezcla de thriller policiaco y drama familiar. Tan sólo un año después, nos sorprendía con Two Lovers, un drama romántico, triste, contradictorio e inmenso.
Ahora llega El sueño de Ellis, donde podemos observar los esfuerzos de Gray por superarse de nuevo, una ambición quizá demasiado grande que no llega a alcanzar.
La producción es exquisita, igual que su ambientación, cuidada hasta el último detalle. Sus tonos apagados, marrones y amarillos, nos retrotraen a Érase una vez en Ámerica, película referente del director, y con la cual comparte más de lo que pudiera parecer. Aquella, al igual que esta, evidencia esas ansias del director por ir más allá. Para ello, Sergio Leone contó y ahora James Gray cuenta con un gran presupuesto y una historia muy personal (ambos intervinieron de forma activa en sus respectivos guiones). El director italiano logró una de las mejores películas de la historia, y es aquí donde Gray pretende jugar.
Este es el gran problema de El juego de Ellis: su excesiva ambición. Su forma, sus pretensiones parecen amordazar la película y ahogar su expresividad. La película parece llevar un peso demasiado grande.
Los personajes son interesantes en su contrariedad (algo muy típico del director). Me gusta como están perfilados los dos personajes masculinos, egoístas pero a la vez capaces de amar por encima de cualquier cosa, poseedores de una maldad tan grande como lo es su bondad. Sin embargo, la protagonista me crea más dudas. Nos identificamos al instante con ella y su situación, pero su pasividad y frialdad me irritan y me alejan de ella poco a poco. Para mí, siendo el personaje más “bueno”, me parece el menos humano. Sólo tiene un objetivo: recuperar a su hermana. Lo demás lo afronta casi con indiferencia.
Hay momentos hermosos e imágenes bellísimas, pero sólo durante los últimos 20 minutos admiro a El sueño de Ellis. Es entonces, en su desenlace, cuando la película alcanza las cotas más altas de emoción y belleza, acercándose a lo que pretendía ser.
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/
Ahora llega El sueño de Ellis, donde podemos observar los esfuerzos de Gray por superarse de nuevo, una ambición quizá demasiado grande que no llega a alcanzar.
La producción es exquisita, igual que su ambientación, cuidada hasta el último detalle. Sus tonos apagados, marrones y amarillos, nos retrotraen a Érase una vez en Ámerica, película referente del director, y con la cual comparte más de lo que pudiera parecer. Aquella, al igual que esta, evidencia esas ansias del director por ir más allá. Para ello, Sergio Leone contó y ahora James Gray cuenta con un gran presupuesto y una historia muy personal (ambos intervinieron de forma activa en sus respectivos guiones). El director italiano logró una de las mejores películas de la historia, y es aquí donde Gray pretende jugar.
Este es el gran problema de El juego de Ellis: su excesiva ambición. Su forma, sus pretensiones parecen amordazar la película y ahogar su expresividad. La película parece llevar un peso demasiado grande.
Los personajes son interesantes en su contrariedad (algo muy típico del director). Me gusta como están perfilados los dos personajes masculinos, egoístas pero a la vez capaces de amar por encima de cualquier cosa, poseedores de una maldad tan grande como lo es su bondad. Sin embargo, la protagonista me crea más dudas. Nos identificamos al instante con ella y su situación, pero su pasividad y frialdad me irritan y me alejan de ella poco a poco. Para mí, siendo el personaje más “bueno”, me parece el menos humano. Sólo tiene un objetivo: recuperar a su hermana. Lo demás lo afronta casi con indiferencia.
Hay momentos hermosos e imágenes bellísimas, pero sólo durante los últimos 20 minutos admiro a El sueño de Ellis. Es entonces, en su desenlace, cuando la película alcanza las cotas más altas de emoción y belleza, acercándose a lo que pretendía ser.
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/

7,2
27.614
8
27 de junio de 2013
27 de junio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Once es una pequeña película irlandesa de un presupuesto ínfimo, pero que se revela enorme ante los ojos del espectador. Once es una delicia, pero también un problema para el crítico de cine, que mediante un análisis frío de la obra encontrará escasos méritos para justificar su valía. Una descomposición de los elementos técnicos dejarían a Once en una dudosa situación. Su historia, sencillísima, bien podría haber sido la de un discreto telefilme.
Sin embargo, este sería un estudio parcial y erróneo de una obra que se adentra en el territorio del arte, que se contrapone al espectáculo vacío al que lamentablemente nos están acostumbrando, y que toma las emociones como herramienta fundamental para elevarse por encima de miles de películas con unos medios infinitamente superiores.
Estas emociones nacen, crecen y se reproducen por medio de canciones, silencios, y miradas. Cimientos sustentados por Glen Hansard y Markéta Irglova, grandes músicos y cantantes, y ahora resulta que grandes actores (sobre todo Hansard, genial), interpretando grandes canciones y grandes personajes.
Los matices con los que están creados los hace reales a la par que interesantes, los hace entrañables, y nos permite identificarnos con ellos de una manera pocas veces sentida. Miro Once y veo personas en vez de personajes, miro Once y veo vida en vez de cine.
Once no narra una historia, sino un encuentro entre dos personas en un mundo atestado de gente. Gente que acude al trabajo, que vuelve de hacer unas compras, que sale en busca de una copa o que retorna a su cama para al día siguiente volver a ir a trabajar, comprar y beber. Pero alguien se detiene. Es una chica que acostumbra a tocar el piano en una tienda de instrumentos musicales porque no tiene dinero para comprar uno. Se detiene frente a un chico que toca la guitarra en la calle. Aquí comienzan a hablar y conocerse.
Eso es Once. Una obra sencillísima, sincera, noble y pura. Una de esas películas de las que me gustaría estar hablando todo el día pero de las que poco se puede decir.
Más críticas en www.elcineenlasombra.com
Sin embargo, este sería un estudio parcial y erróneo de una obra que se adentra en el territorio del arte, que se contrapone al espectáculo vacío al que lamentablemente nos están acostumbrando, y que toma las emociones como herramienta fundamental para elevarse por encima de miles de películas con unos medios infinitamente superiores.
Estas emociones nacen, crecen y se reproducen por medio de canciones, silencios, y miradas. Cimientos sustentados por Glen Hansard y Markéta Irglova, grandes músicos y cantantes, y ahora resulta que grandes actores (sobre todo Hansard, genial), interpretando grandes canciones y grandes personajes.
Los matices con los que están creados los hace reales a la par que interesantes, los hace entrañables, y nos permite identificarnos con ellos de una manera pocas veces sentida. Miro Once y veo personas en vez de personajes, miro Once y veo vida en vez de cine.
Once no narra una historia, sino un encuentro entre dos personas en un mundo atestado de gente. Gente que acude al trabajo, que vuelve de hacer unas compras, que sale en busca de una copa o que retorna a su cama para al día siguiente volver a ir a trabajar, comprar y beber. Pero alguien se detiene. Es una chica que acostumbra a tocar el piano en una tienda de instrumentos musicales porque no tiene dinero para comprar uno. Se detiene frente a un chico que toca la guitarra en la calle. Aquí comienzan a hablar y conocerse.
Eso es Once. Una obra sencillísima, sincera, noble y pura. Una de esas películas de las que me gustaría estar hablando todo el día pero de las que poco se puede decir.
Más críticas en www.elcineenlasombra.com

7,9
120.133
8
21 de enero de 2013
21 de enero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Analizar Django Desencadenado desde una perspectiva cerebral es dar al lector una información débil e inconcreta. Los admiradores de la última película de Tarantino probablemente expondrán argumentos similares para expresar su fascinación que los que utilizarán sus detractores para razonar su descontento: Django desencadenado es salvaje, loca, malsana, sinvergüenza, sangrienta, excesiva, desmedida, grosera, escandalosa, desagradable, visceral. Qué estos adjetivos se transformen en cualidades positivas o negativas dependerá del espectador.
Y es que Django es una película sin ley. Se nutre de un montón de subgéneros (spaguetti-western, blaxploitation, buddy-movie, serie Z), los cuales estiliza y a los cuales mezcla, para posteriormente añadir a todo esto innumerables referencias a la cultura pop, un talento innato en la construcción de diálogos, y una utilización precisa, emocional y post-moderna de la banda sonora. Un explosivo cóctel que Tarantino ha utilizado en todos y cada uno de sus filmes (variando los subgéneros que utiliza como fuente), pero que ahora (como ya sucediera con Kill Bill) lleva hasta el extremo.
El resultado de semejante pastiche se encuentra a mitad de camino entre el más sincero y sentido homenaje, y la más desvergonzada parodia. Y en ese punto medio repleto de extremos es donde Django desencadenado brilla con originalidad y luz propia (sólo otras películas del propio Tarantino pueden asemejarse a esta).
El guión, que utiliza en esta ocasión unos diálogos un tanto más escuetos y directos, lo que juega en favor de la narración pero nos impide disfrutar de esas largas y divertidas divagaciones marca de la casa, está espoleado por un montón de brillantes elementos que dan encanto a un trama principal bastante básica.
Y el principal de estos elementos son sus personajes, perfectamente interpretados por unos geniales Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio y Samuel L. Jackson. Llama la atención que sea el propio Django (correcto Jamie Foxx) el menos atractivo de todos ellos.
No podemos terminar la crítica sin hablar, como no, de la violencia que utiliza Tarantino en su última obra. O mejor dicho, las violencias. Pues hay diferentes tipos de representación de esta a lo largo del metraje. Nos encontramos con una violencia justificada (según Tarantino) contra los criminales y los esclavistas, en la cual el director se regodea (utilización del gore) y a la cual estiliza (cámara lenta), exponiéndola de forma casi divertida. Pero también se muestra una violencia en su forma más cruda, la que se aplica contra los esclavos. Esta no es disfrutable, y no se muestra tan explícitamente (aunque es más dolorosa para el espectador), intentando buscar el respeto a las víctimas en medio del cachondeo.
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/
Y es que Django es una película sin ley. Se nutre de un montón de subgéneros (spaguetti-western, blaxploitation, buddy-movie, serie Z), los cuales estiliza y a los cuales mezcla, para posteriormente añadir a todo esto innumerables referencias a la cultura pop, un talento innato en la construcción de diálogos, y una utilización precisa, emocional y post-moderna de la banda sonora. Un explosivo cóctel que Tarantino ha utilizado en todos y cada uno de sus filmes (variando los subgéneros que utiliza como fuente), pero que ahora (como ya sucediera con Kill Bill) lleva hasta el extremo.
El resultado de semejante pastiche se encuentra a mitad de camino entre el más sincero y sentido homenaje, y la más desvergonzada parodia. Y en ese punto medio repleto de extremos es donde Django desencadenado brilla con originalidad y luz propia (sólo otras películas del propio Tarantino pueden asemejarse a esta).
El guión, que utiliza en esta ocasión unos diálogos un tanto más escuetos y directos, lo que juega en favor de la narración pero nos impide disfrutar de esas largas y divertidas divagaciones marca de la casa, está espoleado por un montón de brillantes elementos que dan encanto a un trama principal bastante básica.
Y el principal de estos elementos son sus personajes, perfectamente interpretados por unos geniales Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio y Samuel L. Jackson. Llama la atención que sea el propio Django (correcto Jamie Foxx) el menos atractivo de todos ellos.
No podemos terminar la crítica sin hablar, como no, de la violencia que utiliza Tarantino en su última obra. O mejor dicho, las violencias. Pues hay diferentes tipos de representación de esta a lo largo del metraje. Nos encontramos con una violencia justificada (según Tarantino) contra los criminales y los esclavistas, en la cual el director se regodea (utilización del gore) y a la cual estiliza (cámara lenta), exponiéndola de forma casi divertida. Pero también se muestra una violencia en su forma más cruda, la que se aplica contra los esclavos. Esta no es disfrutable, y no se muestra tan explícitamente (aunque es más dolorosa para el espectador), intentando buscar el respeto a las víctimas en medio del cachondeo.
El Cine en la Sombra
http://www.elcineenlasombra.com/

6,7
20.575
6
3 de diciembre de 2012
3 de diciembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flores Rotas está marcada por dos influyentes figuras del ámbito cinematográfico.
La primera es Bill Murray, un actor que lleva desarrollando (que no repitiendo) un mismo personaje durante ya bastante tiempo. Aquí, toma como base el hombre desencantado de Lost in Translation, y lleva más allá su incapacidad para expresarse y para reaccionar emocionalmente. Como consecuencia nos encontramos con un individuo inaccesible y frío, un personaje sin vida al que Murray consigue dotar de cierto encanto.
La segunda figura, y no por ello menos importante, es Jim Jarmusch, un director quizá poco conocido para el gran público pero cuya obra es de una relevancia enorme. A él se le atribuye el nacimiento del cine independiente norteamericano con su Extraños en el paraíso, la cual demostró que éste no tenía porque ser inaccesible para el espectador medio.
Sus películas suelen conformar estructuras narrativas innovadoras, sin una línea argumental clara, donde el desarrollo se produce mediante la unión de secuencias independientes (como si fueran cortometrajes que unidos dan un sentido nuevo al conjunto). La historia desde luego no es lo que más interesa a Jarmusch, y es en la atmósfera y en el desarrollo de los personajes donde pone toda su atención y esfuerzo.
Sus protagonistas suelen ser personas que se mueven en busca de algo, y lo hacen de manera solitaria, rodeados de silencio y melancolía.
En Flores Rotas nos encontramos con un Don Juan en decadencia, un hombre ahora desencantado y aburrido cuya existencia a estado marcada por las mujeres conquistadas y posteriormente abandonadas.
Una carta sin remitente le empujará a visitarlas, siendo testigo de fragmentos de vida que bien podrían haber sido la suya. Un viaje en el que descubrirá lo que ha significado para ellas, y lo ellas han significado para él. De esta forma, asistiremos a una reflexión sobre la soledad, y seremos testigos de lo que se esconde tras una vida hedonista y egocéntrica que parece repleta de exitos (económicos y amorosos).
Flores Rotas, por tanto, es un film contemplativo y de ritmo pausado, que invita inevitablemente a la reflexión. Creo que gustará sobre todo a personas de edad madura, quienes se sentirán más identificados con lo que aquí se cuenta. Sin embargo, no debería ser ignorada por los más jóvenes. No debería.
http://www.elcineenlasombra.com/
La primera es Bill Murray, un actor que lleva desarrollando (que no repitiendo) un mismo personaje durante ya bastante tiempo. Aquí, toma como base el hombre desencantado de Lost in Translation, y lleva más allá su incapacidad para expresarse y para reaccionar emocionalmente. Como consecuencia nos encontramos con un individuo inaccesible y frío, un personaje sin vida al que Murray consigue dotar de cierto encanto.
La segunda figura, y no por ello menos importante, es Jim Jarmusch, un director quizá poco conocido para el gran público pero cuya obra es de una relevancia enorme. A él se le atribuye el nacimiento del cine independiente norteamericano con su Extraños en el paraíso, la cual demostró que éste no tenía porque ser inaccesible para el espectador medio.
Sus películas suelen conformar estructuras narrativas innovadoras, sin una línea argumental clara, donde el desarrollo se produce mediante la unión de secuencias independientes (como si fueran cortometrajes que unidos dan un sentido nuevo al conjunto). La historia desde luego no es lo que más interesa a Jarmusch, y es en la atmósfera y en el desarrollo de los personajes donde pone toda su atención y esfuerzo.
Sus protagonistas suelen ser personas que se mueven en busca de algo, y lo hacen de manera solitaria, rodeados de silencio y melancolía.
En Flores Rotas nos encontramos con un Don Juan en decadencia, un hombre ahora desencantado y aburrido cuya existencia a estado marcada por las mujeres conquistadas y posteriormente abandonadas.
Una carta sin remitente le empujará a visitarlas, siendo testigo de fragmentos de vida que bien podrían haber sido la suya. Un viaje en el que descubrirá lo que ha significado para ellas, y lo ellas han significado para él. De esta forma, asistiremos a una reflexión sobre la soledad, y seremos testigos de lo que se esconde tras una vida hedonista y egocéntrica que parece repleta de exitos (económicos y amorosos).
Flores Rotas, por tanto, es un film contemplativo y de ritmo pausado, que invita inevitablemente a la reflexión. Creo que gustará sobre todo a personas de edad madura, quienes se sentirán más identificados con lo que aquí se cuenta. Sin embargo, no debería ser ignorada por los más jóvenes. No debería.
http://www.elcineenlasombra.com/

5,6
11.747
8
22 de noviembre de 2012
22 de noviembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre del tiempo fue un fracaso comercial a pesar de estar respaldada por Paramount, y tres estrellas como son el director Gore Verbinski, y los actores Nicolas Cage y Michael Caine. La vendieron como una comedia al uso, y nada más lejos de la realidad.
¿Qué reacción se espera del público cuando acude con predisposición de reírse y pasarlo bien y se encuentra con una auténtica tragedia? Porque lo que narra esta película es precisamente eso, el drama más extendido entre la sociedad occidental antes de la crisis económica, ese que afectaba a la persona de clase media, ese que no era el resultado de la lucha por la supervivencia sino de la lucha por la felicidad.
Es la historia de esa persona que lo tiene todo para llevar una vida perfecta, pero cuyas decisiones lo acercan a un infierno continuo. Es la historia del que no tiene otro enemigo que sí mismo, detonador y responsable de todos los conflictos. Es la historia del hombre acomodado cuya ambición lo supera, cuyos sueños lo frustran, y cuya imagen de sí mismo lo atormenta.
El hombre del tiempo es, por tanto, el retrato de un hombre mediocre cuya ambición lo convierte en desgraciado, el retrato de alguien que no se conforma con ser quien es. Porque luchar por algo que es imposible puede confundirse con heroísmo, pero la mayoría de las veces es simple estupidez.
Claro que el director inyecta un humor negrísimo al conjunto. Pero, ¿la convierte esto en una comedia? Desde luego no en una comedia al uso.
Gore Verbinski ha demostrado a lo largo de su carrera ser un director de encargo, capaz de seducir al público con películas espectaculares y entretenidas, pero sin un estilo diferenciado o un mensaje relevante que transmitir. Es esta, su obra más personal e intimista, y para mí la mejor.
Es una pena que su fracaso comercial pueda provocar que no vuelva a probar suerte con una cinta de este tipo.
Otra buena razón por la que ver El hombre del tiempo es recordar que Nicolas Cage, ese odiado actor, protagonista de películas tan indignas como Ghost Rider, Bajo Amenaza o Wicker Man, sigue siendo capaz de hacer una excelente interpretación.
http://www.elcineenlasombra.com/
¿Qué reacción se espera del público cuando acude con predisposición de reírse y pasarlo bien y se encuentra con una auténtica tragedia? Porque lo que narra esta película es precisamente eso, el drama más extendido entre la sociedad occidental antes de la crisis económica, ese que afectaba a la persona de clase media, ese que no era el resultado de la lucha por la supervivencia sino de la lucha por la felicidad.
Es la historia de esa persona que lo tiene todo para llevar una vida perfecta, pero cuyas decisiones lo acercan a un infierno continuo. Es la historia del que no tiene otro enemigo que sí mismo, detonador y responsable de todos los conflictos. Es la historia del hombre acomodado cuya ambición lo supera, cuyos sueños lo frustran, y cuya imagen de sí mismo lo atormenta.
El hombre del tiempo es, por tanto, el retrato de un hombre mediocre cuya ambición lo convierte en desgraciado, el retrato de alguien que no se conforma con ser quien es. Porque luchar por algo que es imposible puede confundirse con heroísmo, pero la mayoría de las veces es simple estupidez.
Claro que el director inyecta un humor negrísimo al conjunto. Pero, ¿la convierte esto en una comedia? Desde luego no en una comedia al uso.
Gore Verbinski ha demostrado a lo largo de su carrera ser un director de encargo, capaz de seducir al público con películas espectaculares y entretenidas, pero sin un estilo diferenciado o un mensaje relevante que transmitir. Es esta, su obra más personal e intimista, y para mí la mejor.
Es una pena que su fracaso comercial pueda provocar que no vuelva a probar suerte con una cinta de este tipo.
Otra buena razón por la que ver El hombre del tiempo es recordar que Nicolas Cage, ese odiado actor, protagonista de películas tan indignas como Ghost Rider, Bajo Amenaza o Wicker Man, sigue siendo capaz de hacer una excelente interpretación.
http://www.elcineenlasombra.com/
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