Luego de alrededor de 30 años de cine sonoro, Kaneto Shindo (guionista de Akira Kurosawa), nos trae este film autobiográfico, narrando parte de lo que fue su infancia junto a sus padres y la lucha por llevar el agua a una pequeña isla árida y rocosa. En la película vemos las dificultades que afronta una familia humilde japonesa, en donde las horas del día van de la mano con las cubetas de agua, cocinar, arar la tierra, regar las hortalizas, asearse, pescar, y el remo... el siempre presente remo, que los lleva de la isla a tierra firme y viceversa... excelente música, no preciso si es original para el film, pero logra provocar nostalgia, desolación, tristeza... un tanto psicodélica. Por otro lado el hecho de mostrar las penurias de una familia que vive en condiciones precarias puede que cause sentimentalismos entre los espectadores, pero me pregunto... ¿No es ésta la realidad de la inmensa mayoría en el mundo?... llámense japoneses, africanos, esquimales, indios...

Sin duda tiene un muy buen inicio... te identificas rápidamente con los personajes por lo sencillo de la trama, hay algunas escenas claves que pueden hasta hacerte erizar y la interpretación de la niña Jenna Boyd es sobresaliente, sin mencionar a los pesos pesados Lee Jones y Blanchett. Sin embargo, es una verdadera lástima que Howard haya dejado escapar entre los dedos un muy buen material de suspenso y hasta terror, pero que va... nos encontramos con un triste, largo y decepcionante desarrollo, para coronarlo con un final menos que ridículo. Y repito... muy buen inicio, y a la niña Boyd hay que seguirle la pista… sobresaliente.