Producto aburridísimo que pasa por "filosófico" al incluir pornografía gay, algo así como cine americano a la española. Rollo patatero, pretencioso e infumable, solo útil para que los ingenuos se crean que han visto algo muy profundo ¡uy qué profundo!.

Increíble película para la época en la que fue hecha (1919). No solo por su indudable plasticidad, sino por el simbolismo que está representado en los personas, escenas y decorados (cuchillos, trajes, ojos, guantes, etc.). La guinda a todo esto es el sorprendente final de la película, impropio de la ingenuidad cinematográfica de aquellos años, más cercano a thrillers como Seven (claro está, 70 años después) que a historias estéticas (Nosferatu) o pretenciosas (Metrópolis). A destacar el parecido entre el sonámbulo Cesare y el personaje con el que ha ganado el Oscar Bardem.

En mi opinión la mejor serie actual. No se libra de caer en algún que otro cliché moralista, pero abunda de lleno en las contradicciones de la sociedad del bienestar (en este caso, la americana), materialismo, egoísmo, frialdad familiar y en general toda la abducción de valores morales capitalistas a los que estamos sometidos incompatibles con la naturaleza real del ser humano, lo que causa situaciones increíbles. Lo bueno es que ese retrato de Dorian Gray se ve acompañado de tramas interesantes, una gran interpretación y culto por el detalle. Un 10.

La película es mala con dolor. Sin embargo tiene ciertas escenas y cierto toque setentero que me gustan. Sobre al principio donde al compás de la música de Beethoven una gigantesca cabeza de piedra sobrevuela el cielo, se posa en la tierra y lanza órdenes sobre los hombres. Solo por eso le doy el 5. Lástima que luego se queda en nada, e incluso termina por ser aburrida y ridícula.

Notable película simplemente por el montaje, de adelante hacia atrás, como una espiral donde múltiples caminos confluyen hacia un único destino. El resto, lo de menos.