Segundo largometraje del sorprendente y desconcertante Ari Aster.

Si bien en Hereditary ya dejaba muestras de su estilismo, en esta nueva pelicula la forma está muy por encima del fondo. La luz, la fotografía, la composición y la planificación de escenas adelantan a la historia. Es profundamente bella en casi todo su metraje, pero también sabe como destrozarnos la mente con imágenes que por desasosegantes, se quedan grabadas en nuestra retina.

Bella, pero un poco vacía, las reacciones de los protagonistas son muy difíciles de creer y aún más difíciles de explicar. Florece Pugh está enorme, y lo valoro aún más porque se enfrenta a lo incomprensible.

En resumen, bella y desconcertante, espero que en su próxima producción vuelva a encontrar el equilibrio entre lo visual y lo narrativo.

James Mangold es sin duda un director de interés que cada vez va dando muestras de tener mejor pulso, y que en esta, su producción más ambiciosa hasta el momento, cumple con nota.

La estructura es tremendamente clásica, y los tics también, y tampoco esperen una gran fidelidad histórica, porque esto es historia según Hollywood. Y hasta ahí lo que podría ser menos positivo, pero que no lo es, porque en manos de este director, y de este magnífico cast, funciona mejor que el famoso Ford GT40. Mantiene la tensión en todo su extenso metraje, y gustará a los amantes del deporte, del automovilismo, pero también a los del cine.

Obra notable de un notable productor que ha conseguido cambiar la historia, Ken Miles ya aparece oficialmente como ganador de Lemans 1966, y es que hay personajes que van más rápido que la vida.

Y aquí en España lo de robar lleva siendo una tradición patria desde tiempos inmemoriales. No digo que no pase en otros países, digo que aquí se hace más, y sobre todo, más impunemente.

Y no hay honor entre ladrones, como dice el refrán. Bien lo sabía Paco Paesa y sus amigos cuando engañaron al estado, a Luis Roldán, y entre medias, a todos los que se cruzaron en su camino.

Esta producción lo cuenta bien, con ritmo, con pulso y con un Eduard Fernández en estado de gracia. Se agradece la voz en off del amigo Coronado para seguir los tejemanejes de la fauna que puebla la película.

Una historia más de magos sin chistera, pero con muchos ases debajo de la manga, la mayoría robados.

Los viajes en el tiempo se han convertido por derecho propio en un auténtico subgenero en la ficción. Nos han dejado obras memorables que todos recordamos y se han infiltrado en otras de todo tipo, desde bolckbusters superheroicos hasta sesudas películas de ciencia ficción.

Esta es una obra más de este subgénero, una más, sin ningún aporte reseñable. Mientras se mantiene en los terrenos habituales de este tipo de historias, funciona, con unos efectos logrados y un ritmo correcto. Donde falla es cuando pasa al terreno del drama romanticon. No es ese tipo de película ni esta preparada para serlo, casi como sus protagonistas.

Pasable entretenimiento enterrado en el catálogo de Netflix.

Lección en modelo found footage de como hacer una buena película de terror/aventuras.

Dos amigos se van de viaje para recorrer el mundo y todo sale mal desde muy prontito, con esta simple premisa te plantean una historia de amistad y asombro que poco a poco pasa al terror. A nivel de medios también parece simple, pero está tremendamente bien hecha y da una sensación de profesionalidad brutal, muy destacable en las escenas de acción y las actuaciones.

A pesar de tener en contra que ya sabía la temática general de la película, valoro mucho su tensión, su capacidad de mantenerte atado a los muy creíbles personajes, y sobre todo, su capacidad de asombro.

Una pena no ver más obras de estos dos autores.