Como película es simplemente correcta. Un tanto rutinaria, tópica y aburrida. Los actores bien. Pero puede servir como lección de historia para aquellos que no leen historia. Cómo tratan los ejércitos de las Repúblicas Populares a sus soldados. Como ganado. De ocho millones de militares soviéticos que murieron en la Segunda Guerra Mundial, un millón fueron asesinados por designio de sus propios mandos. Los ciudadanos soviéticos sufrieron genocidio por parte de los nazis y del Partido Comunista. Claro que si todo eso fue en nombre de la solidaridad, la justicia social y bla, bla, bla, pues de puta madre.

Las hagiografías hechas por admiradores babosos son mortalmente aburridas. Se puede hacer buen cine militante, pero con inteligencia. La perspectiva estrecha del fanático limita el alcance de la obra, sólo la hace apta para militantes convencidos. Malcolm X no es personaje que me simpatice, pero captado en toda su complejidad y la de su época, daba material para hacer una buena película. Spike Lee se limita a hacer una copia servil de la autografía escrita por Alex Haley, con el punto de vista del propio Malcolm X, con una ideología maniquea y racista sin nada que envidiar al Nazismo. Hitler llegó al poder, los musulmanes negros, al menos por ahora, afortunadamente, no. Leni Rienfenstahl y Eisenstein por lo menos fabricaban buen cine.

Película muy aburrida. Soderbergh más perdido que Guevara, que ya es decir. Un reducido grupo de revolucionarios profesionales, mayoritariamente extranjeros, en mitad de una zona selvática de población indígena americana en Sudamérica, totalmente extraviados. Un país tan extraño para ellos como Marte, a pesar de compartir con él lengua y continente. Al frente, un líder fracasado y desahuciado, enviado a la muerte por sus antiguos compañeros de cúpula, deseosos éstos de que se convierta en el cadáver exquisito que hará de él un mito para la causa. Carnicero represor en la Cabaña y Guanahacabides, dogmático e ineficaz gobernante, promotor de guerrillas patéticamente fracasadas por todo el continente americano, frustrado hombre de Mao en China durante la guerra fría soviético-china, que el Gran Timonel acabó descartando por su insignificancia. Incómodo, letal y despistado paquete encasquetado a la guerrilla congoleña de Kabila. Al final, la chapuza boliviana.

Película pedagógica: Iniciación a un marxismo básico para espectadores básicos, y confirmación de creencias a concienciados enteradillos, que harán una sonrisa cómplice. Realización retórica y enfática, y Marlon Brando exagerando de forma narcisista el papel de Marlon Brando, en su numerito característico.

No voy a hablar de la película como tal. En este caso no me importa que sea mala, mediocre o una obra maestra. Tampoco voy a defender la existencia de Guantánamo ni los excesos que evidentemente allí se han cometido. Pero, que para un directorzuelo progre, entre una potencia democrática, sea cual sea la opinión que se tenga de su administración de turno, y unos fanáticos oscurantistas que quieren destruir treinta siglos de civilización a costa de los que sea, para imponer una teocracia basada en una visión oscurantista de la más oscurantista de todas las grandes religiones, los malvados sean los primeros, y los segundos una especie de luchadores antiimperialistas con unas ideas y unos métodos un tanto cuestionables, no me parece de recibo. Y digo otra vez que Obama hace bien en cerrar Guantánamo. ¿Qué hacían unos chicos ingleses en Afganistán en esos momentos?, ¿turismo de montañas?