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Críticas 198
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
27 de enero de 2007
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinceramente, poco hay que decir de esta película. Es pasablemente entretenida, y todos sus elementos cinematográficos se mueven bajo la segura preo fría batuta de la mera corrección. Sí, posiblemente ahora cueste imaginar a otra Cruela Devil que no sea Glenn Close, pero, en el fondo, da igual. El centenar y pico de perrillos (tierna y vivamente animados hace años) ahora son de carne y hueso, pero resultan menos vivos (en sentido festivo) que los de lápiz y papel (aunque el titulillo de la película intente engañar con su ¿in?consciente pretensión real).

Lo dicho, para pasar el rato y nada más, porque el pequeño espíritu que poseía el film de animación de 1961 aquí no se intuye ni por el forro. Y es que ni siquiera aquella era una gran película ni, claro, lo mejor de Disney. Pero se marcan las distancias de una respecto a la otra.
19 de septiembre de 2008
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joder, joder, joder. Qué frikada. Siempre me pasa igual. No sé cómo enfrentarme a esta clase de películas. Me debato entre tomármela a cachondeo o, simple y llanamente, no tomármela.

Porque, vamos a ver: este sub-producto de serie B en clave de comedia es imposible que deje indiferente a nadie. Ésto provocará odios y pasiones (no sé por qué, pero me temo que gana lo primero) y puede que algún que otro intento de suicidio.

Yo, personalmente, a veces disfruto de estos delirios majaderos. Ahí estamos: a veces. Y es que el visionado de 'The Mad' me provocó una oleada de sensaciones, entre las que destaco vergüenza ajena e incredulidad. Pero es que este estúpido esperpento, cine idiota por vocación y cutre por naturaleza, no hay por dónde cogerlo. No tiene alma ni carisma ni nada que merezca el calificativo de serie B. Ni rindiéndome a su rimbombante tontería fui capaz de disfrutarla. Un par de salidas graciosas o algún destello de sano frikismo no son gran cosa ni cuentan mucho en una irritante película que aburre.

Y es que, en ocasiones, tanta tontería se hace cuesta arriba. Porque hasta para hacer el ganso hay que tener talento. Es más... sobre todo para hacer el ganso. Y Kalangis y cía, de eso, andan escasos. Bastante escasos.
19 de diciembre de 2008
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El ultimátum de Bourne' es una de las mejores películas de acción jamás rodadas, un casi constante clímax que no agota sino que apabulla y un magnífico ejemplo de que segundas partes (terceras, en este caso) a veces sí fueron (muy) buenas.

Esta secuela del interesantísimo y brillante director Paul Greengrass ponte punto y final a la muy notable saga de Bourne, que se ha consolidado como una de las propuestas del género más atractivas y vibrantes de la década, dejando a Bond muchos puestos atrás e inaugurando una nueva forma de hacer cine de acción: el hiperrealismo como impresionante reflejo de la más disfrutable adrenalina.

La película avanza sin dar respiro, haciendo imposible el desviar los ojos de la pantalla ante tal espectáculo visual y sonoro, deslumbrante y rompedor, que alcanza el más alto grado de efectividad gracias a su prodigioso ritmo y, por supuesto, a una milimétrica dirección que regala una escena brutal tras otra, ofreciendo dinamita pura que estalla sin previo aviso, capaz de fascinar como pocas veces ha logrado el cine (atención a la escena de la estación, es perfecta).

Acción sucia, seca, cortante, violenta y un suspense formidable son las claves de esta maravilla, la mejor entrega de la saga (de lejos) y poseedora de varias persecuciones de antología.

Damon sigue haciéndolo genial y David Strathairn es un villano con carisma y fuerza. El guión ata todos los cabos de una manera admirable y promete sorpresas y grandes dosis de intriga. Eso de que no tiene sentido es lo que no tiene sentido. Lo más importante, lo esencial, no es precisamente el guión, y eso queda muy claro cuando el corazón empieza a acelerarse desde el principio hasta el final sin dar casi tiempo a coger más aire.

Una experiencia brutal, única, explosiva y, finalmente, prácticamente imprescindible.
24 de junio de 2014
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay clásicos como 'El padrino' y clásicos como 'Los Goonies'. Tal afirmación, no demasiado ortodoxa, quizá provoque rechazo entre los más puristas, pero probablemente se entienda lo que un humilde servidor quiere decir. 'Gremlins', la pequeña saga que pergeñó un Joe Dante en plena forma en 1984 y 1990 respectivamente, se encuadra en ese segundo grupo. Pero es bueno recalcar que no es sólo la nostalgia y el cariño lo que convierte este tipo de títulos en films inolvidables, sino el hecho de que (además) son buen cine, inteligente, cuidado y divertido. Viajemos al pasado para recordar a estas adorables, peligrosas y desquiciadas criaturas.

'Gremlins' es la historia de Billy, un joven de una pequeña localidad al que le regalan un mogwai, un insólito animal de nombre Gizmo y cuyos cuidados fundamentales pasan por cumplir unas reglas muy sencillas: no mojarse, no comer después de medianoche y, por supuesto, no exponerse a la luz del sol, que es mortal para él. De todos es sabido que dos de estas reglas no se respetarán, desencadenando una catástrofe memorable.

'Gremlins' aterrizó en un año inolvidable para el segundo grupo de clásicos antes mencionado, y fue bien acogida tanto por la crítica como por el público. Existe una queja más o menos extendida, y ya sabemos cómo pueden ser los americanos al respecto, pues la cinta de Dante gustó pero no pocos la acusaron de ser demasiado violenta y oscura, basándose sobre todo en que su mercado potencial era el adolescente. Esa postura conservadora impedía ver lo que quizá era uno de los mayores aciertos de la película: subvertir el cine navideño y convertirlo en un cuento de humor negro protagonizado por monstruos perversos. Una escena en particular, modélicamente construida, venía a desmontar el tópico de la felicidad a machamartillo en esas fechas tan señaladas, aquella donde Kate le cuenta a Billy la trágica historia por la que la Navidad sólo entraña dolor para ella. 'Gremlins', que antes de nada es un gran entretenimiento, se descubría como algo más. Y aunque sea lo gamberro y lo dionisíaco lo que más se recuerda (con razón), hay gravedad en la película, también por cómo maneja la historia de amistad entre Gizmo y Billy, desembocando en un final que a más de uno le pondrá la piel de gallina.

Precisamente no es esa seriedad y negrura lo que aporta la segunda parte, que desterraba cualquier viso de ello para apostar por la locura más desatada y cachonda y el gamberrismo más sano. La secuela hacía honor a las segundas partes y ofrecía más cantidad (y variedad) de monstruos, olvidando las presentaciones para ir con premura hacia el meollo de la cuestión. Aunque no logró repetir el éxito y la acogida de la primera, 'La nueva generación' (que así es cómo se llamó) alcanza cotas de diversión e ingenio mayores a las de su predecesora, empezando por la más inventiva y llamativa galería de criaturas (que incluían gremlins voladores, arácnidos e incluso la primera fémina -sexualmente desatada- de la saga) y por un sentido del homenaje y la referencia cinéfila explotado con mayor cariño y autoconsciencia (del terror de la Universal hasta la delicia artesanal del mítico Ray Harryhausen). El cóctel de ingredientes, que a algunos llegó a indigestársele, resultó ser tan excesivo y aparatoso como definitivamente gozoso, una auténtica fiesta del cine fantástico que se servía de un único escenario (un rascacielos peculiar) para disponer el jolgorio con gran libertad. Ya no protestaron por la violencia de la película, aunque pocos supieron (y saben) apreciar las virtudes de esta secuela, quizá inferior a la original, pero que es sin duda una pieza de género inteligente y digna de celebración (y revisión). Existe una estupenda y no consentida tercera parte, pero eso ya es cosa de 'La hora chanante'.

¿Por qué es una de las películas más famosas de todos los tiempos? O, mejor dicho, ¿dónde radica su éxito? Motivos sobran. Por un lado, una partitura inolvidable del gran Jerry Goldsmith que es carne de tarareo. Por otro, la participación de la fructífera Amblin y la siempre segura mano de Spielberg en la producción. Pero aún más importantes son las criaturas que dan nombre a la saga, cuyo diseño es un auténtico triunfo, logrando una interminable lista de marionetas originales, únicas y que son una maravilla de contemplar (gracias eternas, Chris Wallas), consiguiendo de propina un éxito de merchandinsing descomunal. Todo esto unido al inteligente guión de Chris Columbus en la primera, que estaba en estado de gracia entre 1984 y 1985, y al de Charlie Haas en la segunda, y a la sabia mano de Joe Dante, conforman los elementos que hicieron de 'Gremlins' un hito de culto, convirtiendo el argumento de una cinta de terror en dos películas de virtuosa artesanía y brillante comicidad, puntuadas por momentos que son puro e impagable delirio, como la inefable secuencia en el cine donde se proyecta 'Blancanieves y los 7 enanitos'. En suma, un placer a varios niveles, y que posee un corazón tierno y hermoso, al menos en la primera entrega.

(Final de la crítica sin spoilers más abajo)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Joe Dante es uno de esos artesanos, especialmente prolíficos durante los 70 y 80 e incluso los 90, que quizá no pasen a la historia del cine pero que, sin duda, merecen un hueco especial en nuestra memoria cinéfila. Suyas son 'Piraña' (1978), 'Aullidos' (1981) o 'El chip prodigioso' (1987), entre otras, y todas ellas son con seguridad parte del ritual setentero y ochentero de cualquier buen aficionado. Lleva mucho tiempo perdido, deambulando entre trabajos afortunados ('Homecoming' de la irregular serie 'Masters of Horror') y otros más torpes ('Looney Tunes: de nuevo en acción'), pero su aportación a nuestra formación como cinéfilos y amantes del fantástico es innegable, y el camino para llegar a ello atraviesa lo que son, probablemente, los dos mejores trabajos de su carrera: 'Gremlins' y 'La nueva generación', un díptico perfecto y que uno nunca se cansa de ver. El mogwai, y no el perro, es el mejor amigo del hombre. Pero cumplan las tres reglas, por favor…

http://www.asgeeks.es/movies/el-cine-de-ayer-gremlins-i-y-ii/
29 de octubre de 2008
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
'El príncipe de Egipto' es una película de animación dirigida a mentes más adultas que infantiles. Lo demuestra así su historia y el tratamiento que otorga al mito de Moisés (respetuoso, fantasioso, sin caer en una rancia afectación religiosa), logrando así un relato sobrio, siempre eficaz, que relata historias de odio, amor, bondad y sacrificio sin caer jamás en la obviedad ni la moralina de tantas y tantas producciones animadas.

De hecho, el film nos cuenta una historia con matices, mostrándonos a personajes con carisma y personalidad que van más allá del esquema y se muestran cambiantes según a lo largo del metraje, produciéndose un interés no sólo relacionado con lo entretenido de la aventura.

Otro aspecto a destacar es la factura técnica: impecable. Logra imágenes con fuerza, que captan la atención del espectador y lo conducen irremeadiablemente al antiguo y mágico Egipto, en el cual se ve inmerso.

Es, así pues, una obra de animación a destacar e, incluso, podríamos decir que supone una rareza dentro del género: aunar entretenimiento, sofisticación técnica y una elegante e inteligente narración que permite gozar de varias maneras.

Un tanto infravalorada y notable para el que esto escribe, quizá no sea un título imprescindible ni absolutamente perdurable, pero bien merece una ojeada (o más, como es mi caso).
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