The Sisters Brothers parece un western hecho por un pésimo Antonioni o por algún director francés de esos malos, lleno de palabras solemnes y diálogos embrollados e increíbles. Todos hablan de la maravilla que logró Jacques Audiard, como si hubiera cuajado en él el espíritu estadounidense cinematográfico puro, a mí me pareció decepcionante, una historia interesante que merecía ser contada a la manera del Clint Eastwood de Los imperdonables -una de sus pocas buenas películas. Ridícula y absurda, esta nunca va por donde debería ir. Pena lo del caballito Tub.

Montones de premios, montones de actores que se escarban los dientes, se comen la cutícula y sonríen de costado, como Frances Mc Dormand. Nada de lo que se podría llamar vitalidad cinematográfica. Puro tic de corrección política contemporánea hecha por grandes actores no convencionales pero puestos al día con mucha morisqueta: F. McD., Sam Rockwell, Woody Harrelson. Parece un power point. Para mí y hasta ahora. Ampliaremos. Minutos después: claro que es eficaz, es como todas las fórmulas viejas puestas a funcionar juntas bien aceitadas. Sam Rockwell, gran actor, da ocote. Ampliaré. La terminé. Película HORRENDA. No tengo más palabras por ahora, porque no le quiero arruinar a nadie el placer de verla. Pero tendré.

Este film, consagrado por casi todo el mundo, es una basura fascistoide, una exaltación obscena y horrenda de la justicia por mano propia, del asesinato. Ese abrazo terrible de la esposa condescendiente es el colmo de la barbarie acomodaticia, de la hipocresía, del horror. Me recuerda el film con Kevin Bacon, el del abusador arrepentido que destroza a patadas a otro abusador y es, de nuevo, perdonado por sus pares.
Mystic River es basura indignante, ante la que todos se pliegan, hipnoidiotizados por la violencia y demagogia del discurso.