Por fin he tenido oportunidad de ver CELDA 211, y la espera ha merecido la pena. Drama carcelario in crescendo, con actuaciones soberbias, guión elaborado y ritmo endiablado que me ha mantenido pegado a la pantalla todo el metraje.

Poco puedo decir a estas alturas de Tosar que no se haya dicho ya. Goya merecidísimo para un actor que contribuye a la tensión generada inflando su vena hasta límites insospechados. Lo mismo digo de Ammann, aguantando el duelo interpretativo en su primera gran aparición al mismísimo "Malamadre". Pero la mejor actuación se la concedo a mi admirado Luis Zahera en su papel de yonki. Grandísimo actor gallego ignorado por la mayor parte de la audiencia. Marta Etura sufre un papel-florero con dignidad. Y hasta Resines sale con nota!!

Desde el comienzo, Monzón nos advierte de que la historia va a ser realista, y por lo tanto dura. Rodada en formato digital, algo que no me termina de convencer del todo aunque acentúe el grado de cercanía, la cinta acierta con el conflicto etarra, presentando una situación bastante más acertada de lo que muchos creerían, y arremete con fuerza contra todo sistema gubernamental, policial y administrativo, tachándolos de violentos, corruptos, traidores y, como poco, de inútiles. Tanto que el espectador se sitúa lentamente del lado de "Malamadre" y "Calzonazos" según va transcurriendo la película.

Sin lugar a dudas, el mejor largometraje español en el 2009, y uno de los mejores del siglo XXI.

El cada vez más brillante director y guionista Daniel Sánchez-Arévalo (AZULOSCUROCASINEGRO) nos ofrece una trama de historias entrelazadas en torno a un grupo de terapia contra la obesidad.

Montaje y planificación sobresalientes, formando historias que tratan absolutamente todo lo que aterra e ilusiona al ser humano de una manera quizás demasiado superficial y más cómica que filosófica, pero magistral. mención especial a Antonio de la Torre, que le puso muy difícil a Luis Tosar el Goya a mejor actor en 2009.

Una película sin vergüenza, sin prejuicios y sin tapujos, al desnudo como la mayoría de sus personajes.

Película dirigida por Jason Reitman (JUNO) y protagonizada por George Clooney, hiperactivo este 2009. Inclasificable historia sobre las relaciones humanas, la soledad y el materialismo, todo ello contado de una manera soberbia e inteligente.

Básicamente el film trata sobre la transformación de Ryan Bingham (Clooney), un hombre práctico y materialista que cree que tiene lo necesario para llevar una buena vida. En su vida se cruzan dos mujeres (espectaculares Vera Farmiga y Anna Kendrick) que le ayudarán, por las buenas o por las malas, a comprender la necesidad de las relaciones humanas, afectivas y familiares.

Firme candidata al Oscar, que quizá se desinfla en exceso en su tramo final, turnándose previsible y algo pastelosa.

Paco Plaza toma las riendas de la saga de terror más rentable del cine español (o como dice Balagueró: la única) para dirigir, esta vez en solitario, una tercera parte que, una vez asentados los pilares en los que se basa, trata de dar una vuelta de tuerca cambiando la ya repetitiva grabación de cámara en mano y aportando humor autoparódico y gore del que no se suele ver en salas comerciales.

Con una genial banda sonora de míticos temas patrios, el gran Pablo Rosso manejando la fotografía y una estructura in crescendo, el guión de Plaza toma detallitos del mejor Raimi, de la etapa gore de Peter Jackson o del más clásico Romero y lo mezcla con chistes de la SGAE en una historia de amor en la que Diego Martín da la réplica a una Leticia Dolera acojonante, magistral, soberbia, (y así me tiraba media hora…).

He leído nombres como Berlanga o Azcona en críticas de periódicos de tirada nacional, y digo yo: ¿Qué pintan estos maestros en referencias a una película con salvajes mutilaciones con batidoras y motosierras, John (sí, John) Esponja, armaduras y mazos medievales y zombies satánicos? Pues algo hay. Esa es la grandeza de REC3.

Impaciente ya por ver la conclusión definitiva (?) de la saga con REC4: APOCALIPSIS de Jaume Balagueró.

Dirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza, esta secuela retoma la trama justo donde la dejó la original y se esfuerza en dar respuesta a los interrogantes sugeridos en el final de la misma.