Película de propaganda hecha con mucha habilidad. Está bien construida e interpretada. Es una versión apologética de los Tupamaros, grupo terrorista uruguayo, alzado en armas contra el régimen democrático legalmente establecido de ese país, y que contribuyó a precipitar la dictadura militar represiva que tan mal recuerdo dejó con su terrible represión, haciendo que, como en Argentina, una población cansada de las barbaridades terroristas justificara en principio la dictadura militar, hasta que ésta trajo sus propias barbaridades.

Película muy mala. Joseph Losey sin Harold Pinter era poca cosa. Estrellas justamente famosas están ridículas en este film. Al fin el largo brazo del camarada Stalin alcanzó a su mayor enemigo, que era ya un "dead mad walking" desde hacía décadas. No hay que santificar tampoco la figura de Lev Davidovich Bronstein por su enemistad con Stalin y su gran inteligencia y carisma personal, era un asesino en masa, como todos los máximos líderes del Partido Bolchevique tras la revolución. De haberse convertido en máximo líder soviético, cosa imposible por no ser de la vieja guardia bolchevique de antes de la revolución, y por su origen hebreo, que Rusia tenía y tiene una tradición espantosamente antisemita, roja o blanca, todo indica que no hubiese sido mucho mejor que Stalin. Y es que ya todo Stalin estaba en Lenin.

Al adaptar la novela de Javier Cercas, tramposa y deshonesta, pero muy hábil e inteligente, el menor de los Trueba Brothers, con su arte habitual, hace un perfecto bodrio. Infumable en todos los aspectos. La actitud acrítica hacia el cine español por parte de público y estado hace estragos. De la parcialidad histórica ya no voy a decir nada.

Una reconstrucción histórica de estas características hubiese requerido, de entrada, más presupuesto, o haber sabido utilizar inteligentemente el poco que se tenía. Muy burda, sectaria, con unos actores que en vez de interpretar personajes históricos, hacen de ellos una caricatura a lo Pedro Ruiz. Unos eran los buenos, y otros eran los malos, si introduces matices te vuelves sospechoso de cara a la corrección política de la izquierda. Esa forma simplista de ver las cosas, propia de fachas(los de verdad) y rojos, la verdad es que hace mucho más fácil el ver el mundo.

Narcisista. Pastelosa. Muy larga y aburrida. Autoindulgente y superficial. Estrellas encantadas de conocerse en sus interpretaciones de Oscar. Biopic edulcorado de John Reed, militante comunista y periodista que escribió un célebre libro con una versión propagandística y falsa del golpe de estado bolchevique. Ya que estamos, ¿qué tal una hagiografía fílmica de Louis-Ferdinand Celine?.