El título no es una metáfora, realmente es una ballena, una ballena varada en la playa y no quiere salvarse, es un suicidio lento, solo quiere morir, lo único que busca es la redención, él murió hace ya mucho tiempo y sólo desea el perdón, y cuando lo consiga ya será realmente libre para irse.
Es una obra de teatro muy bien filmada donde destacan todos los actores, en especial y por encima de todos Brendan Fraser, que maravilla de interpretación, tiene una mirada tan limpia, tan inocente, tan llena de ternura que te llega directamente al corazón, una de las mejores interpretaciones de la historia, increíblemente conmovedora.

Comedia digna, sin grandes pretensiones, sabe lo que quiere contarnos y lo hace muy bien sin meterse en charcos, es agradable de ver y tiene su gracia, la difícil convivencia de la vida laboral y la doméstica para la mujer y el cada vez más complicado papel de las personas de cierta edad, que aún a pesar de su experiencia no encajan en ningún sitio.
A destacar a los dos protagonistas, Anna Hathaway está muy bien, y sobre todo, después de muchísimo muchísimo tiempo hemos vuelto a ver a Robert De Niro, que alegría verle actuar de manera sobria, contenida, sin la mueca fácil y el gesto resultón, no se a quien agradecérselo si a la directora Nancy Meyers o al propio De Niro que ya ha salido de su particular desierto, por fin ha salido, esperemos que haya vuelto para quedarse.

Crowe tiene un profundo respeto por la historia que nos cuenta y eso se nota, lo hace de manera tranquila, sosegada, sin prisas, sin fuegos artificiales ni adornos excesivos. Realiza un drama sólido y sin fisuras, la búsqueda de un padre de sus tres hijos desaparecidos en la batalla de Galípoli, a miles de kilómetros de su casa, el sinsentido de la guerra, la brutalidad y la estupidez humana, una guerra donde no hay vencedores ni vencidos, porque todo el mundo pierde. Lo menos destacable es la historia de amor, está un poco metida con calzador pero ayuda a desengrasar, también el final es un poco precipitado visto el desarrollo del resto de la película, pero en definitiva es una buena película que merece la pena.

De digestión fácil, para verla y olvidarla al segundo siguiente, todo fachada, todo apariencia, pero nada de cuerpo, personajes falsos, historia hueca mil veces vista, sabemos lo que va a pasar desde el minuto uno. Will Smith es guay, que digo guay, superguay, mola mazo, se las sabe todas, por cosas del azar conoce a Margot Robbie (guapísima), la entrena en el mundillo del timo y el engaño donde todo es sano y de buen rollo, se hacen tilín, y ya tenemos los mimbres para nuestra película, lástima que ya sepamos todo, que todo sea tan plano, tan sencillo.
Si quieres echarte la siesta esta es tu película, despiertes donde despiertes no te habrás perdido nada.

Mucho más honda y profunda de lo que puede parecer en un principio, una película amarga, melancólica y sentimental que trata sobre las grandes y a la vez pequeñas cosas de la vida. Nueva York es el marco ideal y es correspondido con mucho amor. La nostalgia, la búsqueda de los sueños, el triunfar en la vida, lo que realmente queremos y lo que somos capaces de hacer para conseguirlo, el amor, la amistad, la familia, todo tiene cabida en la cinta, quizá peca un poco de almibarada, pero de vez en cuando un dulce siempre viene bien.
Los actores están fantásticos pero con Javier Cámara se acaban los adjetivos, siempre destaca.
No lo dudes y no la dejes escapar.