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Críticas 407
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
1 de noviembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El usuario y colega Antonio Morales escribió recientemente una crítica impecable, así que poco más puedo aportar acerca de esta interesante película de hace 40 años, a la cual, como tantas otras de la historia del cine, el paso del tiempo ha ido relegando injustamente al olvido.
Tiene razón el crítico de "El País" Javier Ocaña cuando ve en Isasi-Isasmendi un precedente de Amenábar, Rodrigo Cortés y J.A. Bayona, es decir, directores españoles que trabajan con equipos patrios y suelen rodar en nuestro país, pero "fichando" como protagonistas a intérpretes extranjeros, en ocasiones estrellas. Realmente Isasi, aún vivo, fue un innovador y todo un visionario en esto del cine comercial.

Aquí, tratándose de una adaptación de una novela de Alberto Vázquez- Figueroa en la que un feroz e incansable can personifica la figura del dictador Léonidas Arévalo, apodado "El Perro", asistimos a una película con notable ritmo (aunque decaiga en la "parte urbana"), trepidante a más no poder, con algunas escenas realmente impresionantes y un montaje espléndido marca de la casa, y la cual, sin duda, por todo el mensaje político que contiene, aunque esté ambientada en un país hispanoamericano, hubiera resultado de difícil percepción en la España de los años 50.
Pero estábamos a mediados de los 70 y apoyándose en el protagonismo de un sólido Jason Miller (el padre Karras de "El exorcista") y en los papeles más breves de Lea Massari o el director Bardem, Isasi-Isasmendi entregó una película que triunfó en los festivales y tuvo notable éxito de taquilla.

Por supuesto, el perrito (o perros, creo que se emplearon varios) es el auténtico rey del film, y la cámara consigue transmitirnos todo el frenesí y ansias de persecución y muerte, con esos planos subjetivos. Gran trabajo del can, que espero se llevase triples raciones de comida.

Por último, no quería dejar de señalar el mensaje del principio, cuando el director y la productora avisan de que ninguno de los animales ha sufrido el menor daño. Un detalle tranquilizador, como espectador animalista que soy, y que viene a demostrar que en el cine es posible, gracias al uso de especialistas o de elipsis y ruidos, emplear a animales sin lastimarles gratuitamente, cuando no directamente a finiquitarlos. Me estoy refiriendo, y centrándonos sólo en España, a directores como Saura, Borau o Ricardo Franco, a quienes no les importó matar de verdad a perros, conejos y mulas (ésta salvajemente, en "Pascual Duarte", a navajazos, como en el libro de Cela). Gracias, don Antonio Isasi-Isasmendi.
21 de enero de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante, interesante y magnífica película que con algo menos de metraje y sin ciertas "idas de olla" sería una obra maestra. Basada en una novela del propio Kazan, quien cuenta la historia de su familia (Stavros, el protagonista, era su tío) por salir desde los desolados pedregales de la Capadocia turca (en el interior de la península de Anatolia) hacia Constantinopla y luego América.

No era turca la familia de Kazan, sino griega. Los griegos junto a los armenios vivian en dicha Capadocia desde poco después de Alejandro Magno, pero en el siglo XIX el decadente Imperio Otomano comenzó a hostigarles y marginarles como parias; en la película, que arranca en 1896, se reflejan muy bien los prolegómenos de lo que luego será el terrible Genocidio Armenio (1915-1923). En 1924 griegos y armenios fueron obligados a abandonar la nueva Turquía de Atatürk.

Elia Kazan se rodeó de actores poco o nada conocidos (a mí sólo me sonaba Frank Wolff, por los spaghetti westerns) para recrear la obsesión de su tío (estupendo Stathis Giallelis) permanentemente determinado a dejar esa miserable tierra en pos del sueño americano. Para ello, deberá pasar mil calamidades, sinsabores y desilusiones, llegando al límite del cuerpo y el alma, y también vemos cómo poco a poco va cambiando él también, con lo risueño que era al principio, siendo cada vez más frío e implacable...Diablos, a veces Giallelis parece un psicópata, con esa mirada.

Extraordinaria fotografía, magníficas localizaciones naturales, estupenda banda sonora y fantástica ambientación. El reparto en general está muy bien, e insisto, con algo menos de minutos y si no desconcertase un poco en el tramo final, la película sería excelente.
22 de marzo de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las coproducciones hispano-italianas de los años 50 y 60, ese fascinante mundo que tantas magníficas películas ha dado, algunas de ellas obras maestras. "Manos sucias" es una de ellas, si bien el grado de conocimiento que tiene respecto a otras grandes es nulo; y es una pena, pues el debut en la dirección de un José Antonio de la Loma de 33 años, ayudado por un Francisco Pérez-Dolz de 35, es un film estupendo, yo diría que casi excelente, adornado por numerosas virtudes y casi ningún fallo.

Siendo medio italiana y de los 50 era imposible que no tuviera rasgos neorrealistas, y vaya si se notan, pero mezclándolo con el noir y el tremendismo español. La fotografía de Cecilio Paniagua capta estupendamente el sol cegador de la estepa aragonesa, la fuerza y dureza del paisaje (norte de la provincia de Teruel, Monegros zaragozanos) apabulla y el reparto internacional acompaña: el galán de 1,90 Amedeo Nazzari, que venía de rodar con Fellini, encarna competentemente al ambicioso camionero, mientras Katia Loritz conforma su mujer, una femme fatale de restaurante de carretera, sibilina y de altas miras pero a quien los hombres la han utilizado mucho y sabe cómo se las gastan. Lidia Alfonsi está bellísima, pero el personaje finalmente no aporta nada, mientras Francisco Piquer hace lo que puede con su infeliz tullido.
Por lo demás, soberbio guión adelantado a su tiempo que supongo sufrió algún corte de la censura (hablamos de 1957, demonios), repleto de frases aceradas y desplantes, aunque sorprende algún bello diálogo romántico entre los protagonistas:

- Me gustaría que fuese mi mujer la que pudiese escoger los muebles...Entonces, ¿podrías escogerlos tú? ...¿Qué? ¿Te ríes?
- No...Es la cosa más seria y bonita que un hombre me ha dicho en mucho tiempo.

Pero no, ambos saben lo que son y el amor durará poco, si es que hubo alguna vez. Además la inmensidad del desierto, con la minúscula gasolinera aguantando en soledad la lluvia de fuego, hace mella en todos, empezando por el espectador. Una joya.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final me desconcierta. Cuando Miguel mata a su mujer y llama a la Guardia Civil para entregarse. ¿Cierre obligado por las convenciones morales de la época, o por la censura, o porque el personaje está ya tan hundido y ha sufrido ya tantos golpes que ha perdido toda esperanza? No lo sé...
29 de noviembre de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película irrepetible, que a la vez es muchas películas: una de aventuras, un zapata western, una de frontera, un drama romántico con toques de humor, un canto de amor y de odio a las revoluciones...Para mí sus enormes virtudes son tres:

- El reparto, muy creíble: encabezado por Lee Marvin como "Rico" Fardan y Burt Lancaster como Bill Dolworth, dos gringos buscavidas que no entienden de banderas ni gobiernos. Lancaster está perfecto como el encantador y mujeriego experto en explosivos, así como Marvin en el papel de un veterano de la guerra de Cuba pasado a Pancho Villa, menos simpático pero igual de bergante. Los competentes Robert Ryan y Woody Strode quedan más desdibujados y relegados, pero luego está el infravalorado Jack Palance encarnando al revolucionario Raza, y, sobre todo, la mítica diosa Claudia Cardinale, "una de esas mujeres que convierten a algunos niños en hombres y a algunos hombres en niños".
- La banda sonora del gran Maurice Jarre, con un trabajo que quizá no sea tan conocido como sus obras maestras, pero dota de mayor poder evocador a una película de alegres sinvergüenzas, pero también con fantasmas y amargura en un pasado ya perdido. Brillante, hermosa y pegadiza.
- El guión, del propio director, Richard Brooks. Tan redondo que casi todos los personajes dicen algo trascendente. Plagado de frases en torno al desencanto, la vida, el amor, la revolución, la muerte, el (des) honor, los tiempos pasados, las derrotas...Magistral.

"-La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio, ella es una diosa, una causa pura. Pero todos los amores tienen un terrible enemigo...
- El tiempo.
- Tú la ves tal como es. La revolución no es una diosa sino una mujerzuela, nunca ha sido pura, ni virtuosa, ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos, lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión, y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable..."
25 de diciembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota que J.J. Abrams es un friki y que adora a las tres primeras películas, por ello está en mejores manos que las de Lucas. El resultado es un producto que, sin ser una obra maestra, alcanza la categoría de notable, en un nivel intermedio entre la irregular trilogía de hace una década y las inalcanzables de 1977, 1980 y 1983.

En "El Despertar de la Fuerza" los efectos digitales son excelentes, de los mejores de los últimos años, pero también es admirable el esfuerzo realizado y el tono a película clásica que se le ha querido dar; la proliferación de escenarios naturales y decorados reales es muy palpable, y de hecho, contradiciones de la vida, parece una película más antigua que la regulera y moderna trilogía de Lucas. Allí donde éste naufragó, en el exceso de lo digital, en la grandilocuencia pixelera, para que todos viésemos lo que molan sus CGI, Abrams ha tomado nota y ha sabido contenerse; en su película éstos son un recurso, nunca un abuso.

Todo el film en sí es un ejercicio de nostalgia, especialmente valorado por los devotos y aficionados de la saga, pero también a estimar por el simple espectador de cine con buen gusto. Los homenajes y leitmotivs hacia (y de) las viejas películas son recurrentes y evidentes. Y la sensación de encontrarse ante una película con cierta sustancia es notoria. A ello contribuyen varios aspectos; sin duda, la música del maestro John Williams, con su legendaria partitura orquestada de la manera más clásica posible. Pero también el guión, en el cual esta vez tampoco Lucas ha podido meter la mano, pues está escrito entre J.J. Abrams y Lawrence Kasdan, guionista de "El Imperio Contraataca" y "El Retorno del Jedi". Aquí no tenemos tanta hojarasca y diálogos vergonzantes como en las de las aventuras y desventuras del joven Anakin.

En cuanto a los personajes, el mayor atractivo radica sobre todo en la reaparición de mitos como Han Solo, Chewbacca, Luke Skywalker o Leia, y bien y ajados que los vemos, pero tampoco podía hacerse una película centrada únicamente en la última cabalgada de viejas glorias. El tirón y el carisma son patrimonio del canoso Harrison Ford, desde luego, pero la película no es sólo de él y le acompañan varios jóvenes.

Y no ha estado mal del todo el casting. Para mí destaca especialmente la desconocida Daisy Ridley en el papel de la chatarrera Rey, destinada a convertirse en toda una heroína. La joven británica ha sido todo un descubrimiento, desde mi punto de vista, favoreciendo que se siga con mayor interés la película; me ha fascinado, lo reconozco. Adam Driver como el misterioso Kylo Ren tampoco desentona, en un personaje que, como el de Rey, aún irá a más. O el de Oscar Isaac (el estelar piloto Poe Dameron). Por contra, me ha gustado menos la actuación de John Boyega (Finn), aunque para ser sinceros su recurrente papel de torpe no daba para mucho más.

Podrá decirse, como se dijo en perspectiva , que no había necesidad de hacer una nueva trilogía después de "El Retorno del Jedi", pero una vez Lucas se pegó el costalazo (de crítica, que no económico) con sus tres películas-videojuego, era cuestión de tiempo, y algo ineludible, que se cerrara el círculo con tres largometrajes más; pero, ya puestos, y como sabían que iban a vender hasta preservativos de Star Wars, se habrán dicho "por lo menos hagamos algo decente". Se debía hacer bien. Y por Vader que se ha hecho.


Lo mejor:
- El respeto y devoción hacia la trilogía original, así como el sentido homenaje.
- El tono nostálgico, sin duda un recurso empleado para atraer a los fanáticos, pero que también ha de saber efectuarse correctamente y no quedarse en un remake.
- El excelente equilibrio entre los efectos digitales y lo real, así como el aspecto de película de verdad.
- J.J. Abrams no se ha limitado, como Lucas, a tirar de píxel. Sigue teniendo ganas de usar la cámara, y en algunas bellas imágenes puede verse la influencia de Coppola o David Lean.
- Él. Han Solo.
- Algunos jóvenes, futuras promesas, especialmente Rey. Un descubrimiento, Daisy Ridley.
- 135 minutos de puro ritmo, sin decaimiento.
- La banda sonora, aunque John Williams siempre sea sinónimo de garantía.
- La conexión emocional con el espectador.

Lo peor:
- Más allá de alguna sorpresa no tan sorprendente, puede achacarse demasiada falta de originalidad. Tan respetuosa y tan calcada que por momentos suena a ya visto, a copia actualizada.
- Podría ser mejor a nivel narrativo.
- El personaje de Finn, que sin duda irá a más.
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