“Fallen” se ubica en las antípodas de thriller de asesinos en serie, gracias a su original planteamiento y a su genial resolución. No es especialmente trepidante en su primera mitad, aún siendo siempre interesante, pero la película “sólo” te ha absorbido en su oscura atmósfera y su continuo juego entre lo que hay que creer y lo que no para introducirte en una compleja e imparable segunda mitad. Las interpretaciones están muy cuidadas, desde el imbatible Washington hasta el que menos tiempo tiene en pantalla, y el guión acierta de pleno al colocar pistas y pasajes complejos que pueden dar lugar a debates volviendo a ver la cinta aún conociendo su sorprendente final. Muy digna de una revisión y, por qué no cuando una entrega así se lo merece, hasta de un culto.

A pesar de tener un desenlace previsible en su planteamiento (el típico héroe novato que va a por el villano), contando aún con memorables momentos (la última gran conversación entre los protagonistas) y no estar aún así a la altura del resto del conjunto, “Training Day” es una buena película sobre los límites a cruzar en una sociedad turbulenta. Denzel Washington está magistral, sin él la película hubiese sido casi para sobremesa. Ethan Hawke tiene un papel inevitablemente menos brillante, pero lo hace de notable. Pero es realmente el guión y sus diálogos duros y cargados de sentimiento (humano o frío) lo que deja más poso en la película. Por algún motivo de narración o de formas nunca llega a ser todo lo notable que podría haber sido, no obstante es tensa y hasta diabólica en algunos pasajes.

Una secuela fallida y dolorosamente decepcionante, tanto para los seguidores de la saga como para el espectador de a pie. Aquí, directamente, no hay humor. La película tiene su mérito en dejarse ver de algún modo hasta su final. Paradójicamente a medida que avanza, más quejas y sudores fríos sin gracia afloran entre los que la visionamos.

La secuela no es realmente mejor que la anterior. Le falta esa garra sorprendentemente efectiva que tenía la primera. Ahora el guión se preocupa más por ofrecer momentos escatológicos en cadena y probarse a sí mismo a ver qué gamberrada suelta más alta. Ahora bien, el ritmo sigue siendo endiablado y sus actores entregados. Se sabe a lo que se viene aquí y la película da justo lo que promete en buenos términos.

“Wall-E” es una de las mejores películas de Disney y de las más grandes de la animación. También es una de las más arriesgadas por su planteamiento inicial sin diálogos y sólo con la expresividad de un robot inolvidable. Una magistral primera mitad, sólo de sonidos y palabras contadas, seguida de una más que digna segunda mitad en donde ya toman forma y tiempo en pantalla más personajes, acompañada de una crítica social interesantísima y reflexiva. Todo eso la convierte en una prácticamente perfecta película para todas las edades y de visionado obligatorio.