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5,3
37.201
4
6 de septiembre de 2012
6 de septiembre de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En lo que a mí respecta, a esta altura ya no me quedan dudas que existen dos Burton, como una suerte de Dr. Jekyll y Mr. Hide. Está aquel que me sedujo con Beetle Juice, Batman, Edward Scissorhands, Ed Wood, Big Fish; pero también aquel otro, que me espantó con Mars Attacks!, Sleepy Hollow, Planet of the Apes, Charlie and the Chocolate Factory y Alice in Wonderland.
Hasta aquí, podría decir que la mitad de su obra consiguió despertar mi interés y, en muchos casos, lo hizo con creces, alcanzando su apogeo con Ed Wood y Big Fish, las cuales considero que, a la fecha, son los máximos exponentes de su talento.
En este nuevo trabajo que firma Hide..., perdón!, Burton, basado en la serie televisiva del mismo nombre, los típicos guiños y artilugios, propios de su marca registrada, siguen presentes, aunque empañados por un inconsistente y errático manejo de la historia, proclive a detenerse en nimiedades y artificios que solo aletargan el interés del espectador.
Depp, su protagonista fetiche e inefable amigo, nuevamente lo acompaña, recreando otro de sus artificiosos, carapálidos y excéntricos personajes que tanto le gusta componer. La madurita Pfeiffer aporta su serena belleza y nada más, Bonham Carter, su infaltable esposa, solamente canta presente, y Eva Green, la ex chica Bond, luce con más convicción su atractiva figura que el malvado rol que interpreta.
En definitiva, y muy a mi pesar, Dark Shadows se inscribe en la lista de las menos inspiradas realizaciones de la factoría Burton, a pesar de haber contado con toda la artillería habitual de sus mejores producciones. Claro que en este caso, la pólvora otra vez se le humedeció y no sirvió siquiera para encender mi adhesión. Mucho menos para abrir fuego y acabar con este Mr. Hide que otra vez reapareció.
Hasta aquí, podría decir que la mitad de su obra consiguió despertar mi interés y, en muchos casos, lo hizo con creces, alcanzando su apogeo con Ed Wood y Big Fish, las cuales considero que, a la fecha, son los máximos exponentes de su talento.
En este nuevo trabajo que firma Hide..., perdón!, Burton, basado en la serie televisiva del mismo nombre, los típicos guiños y artilugios, propios de su marca registrada, siguen presentes, aunque empañados por un inconsistente y errático manejo de la historia, proclive a detenerse en nimiedades y artificios que solo aletargan el interés del espectador.
Depp, su protagonista fetiche e inefable amigo, nuevamente lo acompaña, recreando otro de sus artificiosos, carapálidos y excéntricos personajes que tanto le gusta componer. La madurita Pfeiffer aporta su serena belleza y nada más, Bonham Carter, su infaltable esposa, solamente canta presente, y Eva Green, la ex chica Bond, luce con más convicción su atractiva figura que el malvado rol que interpreta.
En definitiva, y muy a mi pesar, Dark Shadows se inscribe en la lista de las menos inspiradas realizaciones de la factoría Burton, a pesar de haber contado con toda la artillería habitual de sus mejores producciones. Claro que en este caso, la pólvora otra vez se le humedeció y no sirvió siquiera para encender mi adhesión. Mucho menos para abrir fuego y acabar con este Mr. Hide que otra vez reapareció.

5,0
16.395
2
8 de marzo de 2012
8 de marzo de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francamente, creo que la mitología griega nunca fue bien tratada por el cine y, haciendo algunas concesiones, me parece que se la tomó más seriamente en un par de películas de los años 50 que no quisiera volver a ver para mantener el buen recuerdo que me quedó de ellas, como ocurre con los viejos amores.
Al igual que pasó con las películas de cowboys, hubo un tiempo en que desaparecieron las producciones importantes con deidades del Olimpo, pero por razones obvias, este género se presta más que otros a que el dominio de la técnica digital primero y el renacimiento del 3D después, le diera cierto impulso.
La antorcha olímpica la reencendió Wolfgang Petersen con la pretensiosa y mediocre (a mi juicio) “Troya” en el 2004, seguida por otra más fantasiosa y mucho peor en el 2010 denominada “Furia de Titanes”, remake de la película del mismo nombre de 1981, que no era ninguna joyita tampoco, aunque mejor para su época que esta remozada versión digital. Dicho sea de paso, en breve llega a los cines su secuela, aunque pareciera más de lo mismo: “Mucho ruido y pocas nueces”.
En el medio tuvimos la fiel y novedosa adaptación al cine del cómic “300” de Frank Miller. Y la menciono, no porque tenga que ver con la mitología helena, sino por la forma en que fue tratada esta épica histórica, seguramente influenciada por el éxito de “El señor de los anillos”: una epopeya entre unos pocos mortales enfrentados a un ejército de seres omnipotentes.
Ahora nos llega esta “Inmortales”, centrada en las peripecias de Teseo y envasada en el formato que estrenó “300” (con quién comparte la producción), para sumarse con bastante convicción a la lista de decepciones, producto de un guión mezquino, un perezoso desarrollo de personajes y un excesivo abuso de artilugios visuales y coreográficos que le quitan frescura y naturalidad a la cinta, más concebida para ser capturado y exhibido cualquier cuadro de su extenso metraje que en darle continuidad y espontaneidad a la acción.
Aquí no se hace sentir el polvo, la suciedad, el sudor, la sangre, el dolor, las arengas, ni siquiera se transmite esfuerzo alguno. Falta nervio y coraje. Las divinidades, tan lindas, piolas e insolemnes como el Aquiles que compone el blondo Brad Pitt en "Troya", parecen salidas de una agencia de modelos: son jóvenes, lampiños, hermosos, cancheros y lucen atuendos característicos de una comparsa de carnaval.
En definitiva: otra película que bastardea la mitología griega al borde del ridículo y otro ejemplo más de un cine pochoclero, concebido al solo efecto de impresionar nuestros sentidos sin estimular en lo absoluto nuestra imaginación. Una lástima.
Al igual que pasó con las películas de cowboys, hubo un tiempo en que desaparecieron las producciones importantes con deidades del Olimpo, pero por razones obvias, este género se presta más que otros a que el dominio de la técnica digital primero y el renacimiento del 3D después, le diera cierto impulso.
La antorcha olímpica la reencendió Wolfgang Petersen con la pretensiosa y mediocre (a mi juicio) “Troya” en el 2004, seguida por otra más fantasiosa y mucho peor en el 2010 denominada “Furia de Titanes”, remake de la película del mismo nombre de 1981, que no era ninguna joyita tampoco, aunque mejor para su época que esta remozada versión digital. Dicho sea de paso, en breve llega a los cines su secuela, aunque pareciera más de lo mismo: “Mucho ruido y pocas nueces”.
En el medio tuvimos la fiel y novedosa adaptación al cine del cómic “300” de Frank Miller. Y la menciono, no porque tenga que ver con la mitología helena, sino por la forma en que fue tratada esta épica histórica, seguramente influenciada por el éxito de “El señor de los anillos”: una epopeya entre unos pocos mortales enfrentados a un ejército de seres omnipotentes.
Ahora nos llega esta “Inmortales”, centrada en las peripecias de Teseo y envasada en el formato que estrenó “300” (con quién comparte la producción), para sumarse con bastante convicción a la lista de decepciones, producto de un guión mezquino, un perezoso desarrollo de personajes y un excesivo abuso de artilugios visuales y coreográficos que le quitan frescura y naturalidad a la cinta, más concebida para ser capturado y exhibido cualquier cuadro de su extenso metraje que en darle continuidad y espontaneidad a la acción.
Aquí no se hace sentir el polvo, la suciedad, el sudor, la sangre, el dolor, las arengas, ni siquiera se transmite esfuerzo alguno. Falta nervio y coraje. Las divinidades, tan lindas, piolas e insolemnes como el Aquiles que compone el blondo Brad Pitt en "Troya", parecen salidas de una agencia de modelos: son jóvenes, lampiños, hermosos, cancheros y lucen atuendos característicos de una comparsa de carnaval.
En definitiva: otra película que bastardea la mitología griega al borde del ridículo y otro ejemplo más de un cine pochoclero, concebido al solo efecto de impresionar nuestros sentidos sin estimular en lo absoluto nuestra imaginación. Una lástima.

7,1
54.176
8
19 de diciembre de 2011
19 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trae a nuestros días la atmósfera tensa y solitaria de “2001: A Space Odyssey” y la estética de la serie inglesa “Space: 1999”, de mediados de los 70, combinándolas exitosamente como no recuerdo que se haya logrado en la pantalla grande, sin necesidad de abultado presupuesto ni de grandes efectos especiales, pero con una creciente intriga y una soberbia interpretación de Sam Rockwell. En definitiva, el hijo de David Bowie debuta detrás de cámaras como hubiera querido más de un gran director, y los espectadores amantes del género estamos agradecidos.
18 de diciembre de 2011
18 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertada propuesta de relatar tragicómicamente, en formato de pantalla, las vicisitudes de un prematuro jubilado que debe aprender a transitar una nueva vida y, a la vez y contrariamente, desandar lo andado. La agridulce visión de Payne, sumado a las magníficas interpretaciones y el soberbio personaje que compone Nicholson, dotan a la historia de un sentido que sacude el corazón, y lo hacen proclive tanto para la risa como para las lágrimas.
10 de julio de 2014
10 de julio de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que el humor de Peter Sellers no es para todos, es casi lo mismo que decir que el humor de los hermanos Farrelly tampoco es para todos, y así sucesivamente. Con esto quiero significar que no existe un humor universal, y lo que resulta cómico y gracioso para algunos, puede resultar todo lo contrario para otros tantos. Todo un descubrimiento el mío.
Conocí a Seth MacFarlane a través de “Ted”, su primer largometraje como director y, salvo alguno que otro gag, no me impresionó demasiado y, para ser honesto, su ópera prima ranqueó muy por debajo de mis comedias favoritas. Mis hijos, que lo venían siguiendo a través de “Padre de familia”, me odiaron por esto.
En esta segunda oportunidad que me dio, y quizá buscando el perdón de mis hijos, no sólo confirmé las sospechas que me había despertado Ted, sino que las reafirmé: el tipo no me resulta muy gracioso que digamos, aunque todavía no determiné si no lo es por un defecto mío o de él. Claro que no llegué al extremo de odiarlo tanto como a Adam Sandler y, consciente de mi bajo coeficiente intelectual, ya que mi querida esposa no entiende como me río tanto con Torrente, estaría dispuesto a darle (o darme, porque insisto que no lo sé) una tercera oportunidad.
¿Qué puedo decir de la película? Que cuenta con un buen reparto que secunda a un Seth MacFarlane discreto, una historia sencilla y un par de gags que me hicieron reír. Pero nada que valga sus casi dos horas de duración.
Conocí a Seth MacFarlane a través de “Ted”, su primer largometraje como director y, salvo alguno que otro gag, no me impresionó demasiado y, para ser honesto, su ópera prima ranqueó muy por debajo de mis comedias favoritas. Mis hijos, que lo venían siguiendo a través de “Padre de familia”, me odiaron por esto.
En esta segunda oportunidad que me dio, y quizá buscando el perdón de mis hijos, no sólo confirmé las sospechas que me había despertado Ted, sino que las reafirmé: el tipo no me resulta muy gracioso que digamos, aunque todavía no determiné si no lo es por un defecto mío o de él. Claro que no llegué al extremo de odiarlo tanto como a Adam Sandler y, consciente de mi bajo coeficiente intelectual, ya que mi querida esposa no entiende como me río tanto con Torrente, estaría dispuesto a darle (o darme, porque insisto que no lo sé) una tercera oportunidad.
¿Qué puedo decir de la película? Que cuenta con un buen reparto que secunda a un Seth MacFarlane discreto, una historia sencilla y un par de gags que me hicieron reír. Pero nada que valga sus casi dos horas de duración.
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