You must be a loged user to know your affinity with Uma
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred
Serie

6,8
1.484
5
12 de abril de 2023
12 de abril de 2023
27 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una serie en mi opinión con demasiadas lagunas argumentales, y de pasada emocionales, para funcionar debidamente. Le falta engrase, chirría en muchas curvas, y eso tiene el serio riesgo de expulsar al espectador y de paso de resultar irritante, porque estas chicas, a veces, por su conducta poco coherente y estúpida, pueden ser irritantes.
El ejercicio formal no es ya novedoso, tiene algunos buenos momentos, alguno de los episodios (creo que el merito sería de Bàrbara Farré) trata de dar un giro para buscar perspectivas distintas y sumar cosas. Pero le faltan las bases a esta historia, es un edificio sin fundamentos, y eso pesa, porque al espectador se le sugiere que sí los hay, y el chasco al final es inevitable.
Pese a todo lo dicho, a las trampas y lagunas, la serie consigue un ambiente suficientemente envolvente para seguir adelante, es decir, las historias de estas dos hermanas que se reencuentran, y se mienten, y fingen, y se lanzan al abismo al mismo tiempo, y se odian pero se quieren, etc., sí interesa, desorganizadamente quizá, pero interesa, y el espectador la siente suficientemente cercana para ir avanzando hasta el final.
Para los que han visto en alguna parte "Polseres vermelles", tiene el añadido de ver qué fue de aquellas jóvenes hermanas actrices que triunfaron tan precozmente, y de las cuales apenas se había vuelto a oír nada. El rollo del metacine ya tiene poco de original, en este caso no molesta, pero tampoco aporta nada a la historia: es un elemento "decorativo" bien integrado pero intrascendente como elemento dramático o artístico, cumple una función narrativa sin más. Quizá esperaba más de esa propuesta. La ficción se come claramente a la realidad, y no hay más genio artístico detrás.
En resumen, producto de su tiempo que se salva porque en el fondo los personajes y su drama es lo que importa, y eso, pese a alguna sandez de guion y dirección, está presente y tiene peso en la serie.
Añado cositas en zona spoiler que no puedo guardarme dentro.
El ejercicio formal no es ya novedoso, tiene algunos buenos momentos, alguno de los episodios (creo que el merito sería de Bàrbara Farré) trata de dar un giro para buscar perspectivas distintas y sumar cosas. Pero le faltan las bases a esta historia, es un edificio sin fundamentos, y eso pesa, porque al espectador se le sugiere que sí los hay, y el chasco al final es inevitable.
Pese a todo lo dicho, a las trampas y lagunas, la serie consigue un ambiente suficientemente envolvente para seguir adelante, es decir, las historias de estas dos hermanas que se reencuentran, y se mienten, y fingen, y se lanzan al abismo al mismo tiempo, y se odian pero se quieren, etc., sí interesa, desorganizadamente quizá, pero interesa, y el espectador la siente suficientemente cercana para ir avanzando hasta el final.
Para los que han visto en alguna parte "Polseres vermelles", tiene el añadido de ver qué fue de aquellas jóvenes hermanas actrices que triunfaron tan precozmente, y de las cuales apenas se había vuelto a oír nada. El rollo del metacine ya tiene poco de original, en este caso no molesta, pero tampoco aporta nada a la historia: es un elemento "decorativo" bien integrado pero intrascendente como elemento dramático o artístico, cumple una función narrativa sin más. Quizá esperaba más de esa propuesta. La ficción se come claramente a la realidad, y no hay más genio artístico detrás.
En resumen, producto de su tiempo que se salva porque en el fondo los personajes y su drama es lo que importa, y eso, pese a alguna sandez de guion y dirección, está presente y tiene peso en la serie.
Añado cositas en zona spoiler que no puedo guardarme dentro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algunas cosas de guion que no comprendo:
- ¿Por qué todo el mundo odia a Mireia en Oslo? Luego sabremos que han abusado de ella sin que haya sido siquiera consciente de ello, en el contexto de la pareja, ¿su novio la "busca" cuando ella duerme? Queda poco clara esa agresión, y más cuando al parecer tanto el novio agresor y sus colegas la echan a patadas. Difícil entender qué pasa en Oslo.
- ¿Cuál es el motivo de que todo el mundo odie a Mireia al regresar a Barcelona? Es un elemento de guión latente que no tiene nunca una verdadera resolución. ¿Qué diantre hizo Mireia? Misterio. Fuere lo que fuere, se lo lleva el viento, porque no parece tener ninguna trascendencia después de los primeros episodios.
- El carácter autodestructivo de las dos hermanas: toman decisiones de bombero que las ponen en evidente riesgo, haciéndolas parecer un tanto estúpidas, ya que no hay motivaciones claras para su conducta. Eso afecta a los personajes. ¿Por qué los guionistas no ven que su incompetencia convierte en incompetente al personaje? Menos transgresiones y más fundamento, coño.
- No entiendo el final: las dos están peleando por su sueño de ser actrices, una en un rodaje y la otra en un casting. Todo muy absurdo, vale, muy capullos todos los que las envuelven, hay capullos en todas partes, pregunten a una camarera, a un abogado, a un médico. Todos pasamos por el aro de las cosas desagradables que no tenemos más remedio que soportar en nuestros empleos. ¿A que diantre viene esa rebelión absurda contra su propia profesión? Incomprensible, más cuando la cámara se da la vuelta, rompiendo la cuarta pared, hacia el rodaje real de la serie, ese metacine intrascendente y que, visto lo visto, no es más que un toque intelectual para poner el producto en la vanguardia.
- ¿Por qué todo el mundo odia a Mireia en Oslo? Luego sabremos que han abusado de ella sin que haya sido siquiera consciente de ello, en el contexto de la pareja, ¿su novio la "busca" cuando ella duerme? Queda poco clara esa agresión, y más cuando al parecer tanto el novio agresor y sus colegas la echan a patadas. Difícil entender qué pasa en Oslo.
- ¿Cuál es el motivo de que todo el mundo odie a Mireia al regresar a Barcelona? Es un elemento de guión latente que no tiene nunca una verdadera resolución. ¿Qué diantre hizo Mireia? Misterio. Fuere lo que fuere, se lo lleva el viento, porque no parece tener ninguna trascendencia después de los primeros episodios.
- El carácter autodestructivo de las dos hermanas: toman decisiones de bombero que las ponen en evidente riesgo, haciéndolas parecer un tanto estúpidas, ya que no hay motivaciones claras para su conducta. Eso afecta a los personajes. ¿Por qué los guionistas no ven que su incompetencia convierte en incompetente al personaje? Menos transgresiones y más fundamento, coño.
- No entiendo el final: las dos están peleando por su sueño de ser actrices, una en un rodaje y la otra en un casting. Todo muy absurdo, vale, muy capullos todos los que las envuelven, hay capullos en todas partes, pregunten a una camarera, a un abogado, a un médico. Todos pasamos por el aro de las cosas desagradables que no tenemos más remedio que soportar en nuestros empleos. ¿A que diantre viene esa rebelión absurda contra su propia profesión? Incomprensible, más cuando la cámara se da la vuelta, rompiendo la cuarta pared, hacia el rodaje real de la serie, ese metacine intrascendente y que, visto lo visto, no es más que un toque intelectual para poner el producto en la vanguardia.
2
3 de febrero de 2012
3 de febrero de 2012
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay ninguna posibilidad de salvar esta película.
El tema tiene potencial, algo que debemos probablemente a la novela (que no he leído).
Los actores tienen algunos buenos momentos, los personajes, en algunos momentos puntuales, logran falsificar con cierta solvencia a sus originales, personajes perdidos en la galaxia del cine americano.
Hay una o dos, puede que hasta tres secuencias durante las cuales uno logra olvidarse de que está en un cine, pero son una verdadera excepción. El resto de la película uno está pensando dónde ha visto u oído una secuencia igual, de dónde han plagiado ese diálogo, o en que thriller americano vio por última vez ese dramático giro argumental.
Snif.
Es imposible entregarse, meterse en una película que es una mala falsificación de otras tropecientas mil.
Para empeorar las cosas, no está bien dirigida. Hay un par de clímax de guión que la dirección de Herrero, despistadísima, convierte en verdaderos galimatías. Véase la secuencia entre alemanes y españoles, apuntándose los unos a los otros (¡qué cosa tan mal filmada!), o el acorralamiento al asesino en un viejo monasterio (una escena desconcertante). Esta película, a ratos, parece un avión pilotado por un miope sin gafas.
Con películas como ésta, uno se da cuenta de lo difícil que es hacer cine.
Lo siento, es probablemente la peor frase que se puede decir de una película. Pero aquí, encaja.
No es muy complicado llegar a la conclusión de que los responsables de esta película no tienen talento. Tienen un cierto grado de saberhacer. Conocen un elemental ABC de la narrativa cinematográfica. Podrán haber hecho algo más o menos bueno alguna vez en su carrera. Podrán haber conseguido, en alguna rara ocasión, liberarse lo suficiente para dejar que fluya su propia inspiración, su propia personalidad para parir alguna cosilla, por pequeña que sea. Pero "Silencio en la nieve" son noventa minutos irrelevantes, y sin duda sus responsables son plenamente conscientes de ello, porque algo de cine tienen que saber, porque algo de dignidad deben de tener.
Con estas reflexiones, llegamos a una conclusión inapelable, incontestable, impepinable... y es que una película, una novela, una obra... , no es otra cosa que un acto de libertad. Y este no es el caso.
El tema tiene potencial, algo que debemos probablemente a la novela (que no he leído).
Los actores tienen algunos buenos momentos, los personajes, en algunos momentos puntuales, logran falsificar con cierta solvencia a sus originales, personajes perdidos en la galaxia del cine americano.
Hay una o dos, puede que hasta tres secuencias durante las cuales uno logra olvidarse de que está en un cine, pero son una verdadera excepción. El resto de la película uno está pensando dónde ha visto u oído una secuencia igual, de dónde han plagiado ese diálogo, o en que thriller americano vio por última vez ese dramático giro argumental.
Snif.
Es imposible entregarse, meterse en una película que es una mala falsificación de otras tropecientas mil.
Para empeorar las cosas, no está bien dirigida. Hay un par de clímax de guión que la dirección de Herrero, despistadísima, convierte en verdaderos galimatías. Véase la secuencia entre alemanes y españoles, apuntándose los unos a los otros (¡qué cosa tan mal filmada!), o el acorralamiento al asesino en un viejo monasterio (una escena desconcertante). Esta película, a ratos, parece un avión pilotado por un miope sin gafas.
Con películas como ésta, uno se da cuenta de lo difícil que es hacer cine.
Lo siento, es probablemente la peor frase que se puede decir de una película. Pero aquí, encaja.
No es muy complicado llegar a la conclusión de que los responsables de esta película no tienen talento. Tienen un cierto grado de saberhacer. Conocen un elemental ABC de la narrativa cinematográfica. Podrán haber hecho algo más o menos bueno alguna vez en su carrera. Podrán haber conseguido, en alguna rara ocasión, liberarse lo suficiente para dejar que fluya su propia inspiración, su propia personalidad para parir alguna cosilla, por pequeña que sea. Pero "Silencio en la nieve" son noventa minutos irrelevantes, y sin duda sus responsables son plenamente conscientes de ello, porque algo de cine tienen que saber, porque algo de dignidad deben de tener.
Con estas reflexiones, llegamos a una conclusión inapelable, incontestable, impepinable... y es que una película, una novela, una obra... , no es otra cosa que un acto de libertad. Y este no es el caso.

8,1
25.255
10
23 de noviembre de 2010
23 de noviembre de 2010
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Persona" es una película de alto riesgo, no siempre recomendable. Para algunos puede resultar inócua, motivo de bostezos o de burla, pero para otros, sea cual sea su estrato social o la educación que lleve a cuestas, puede suponer una penetración de graves consecuencias. Principalmente puede provocar un giro en el modo de ver cine, puede arrancar bendas de los ojos y hasta puede hacer que esa persona, tocada por algo intangible, de repente, a partir de ahora, le exija otra cosa a una película.
Bergman hizo aquí algo que ya llevaba años ensayando, y logrando en mayor o menor medida. Con "Persona", sin embargo, el logro fue mayúsculo, pues fue un proyecto global en cuanto a concepto, que abarca cada centímetro de su metraje, y su punto de partida se situa donde la mayoría de películas con pretensiones terminan su recorrido. El terreno que pisa es distinto, se halla en otro escalón, en la superficie lunar o marciana. Parte del extremo.
Desde el extremo se llega irremediablemente a territorios vírgenes e inexplorados. Para hablar con claridad y sin metáforas (de las cuales sin duda suelo abusar), Bergman decide coger la cámara y llevar al límite lo que puede hacer con ella para contar una historia. Las únicas reglas establecidas con las que parte son, necesariamente, el encuadre y la luz. Nada más. Todas las otras reglas son nuevas, se van estableciendo ante los ojos de espectador sin ningún pudor, y en ese campo abierto en el que se mete, echa mano de elementos visuales y rítmicos surgidos de la pura creación artística, escarbando en los extremos del cine, descubriendo lo que una imagen, un diálogo, una situación, pueden llegar a dar de sí.
Ese experimento funciona especialmente bien por dos razones: en primer lugar, una vez establecidos los parámetros del juego, se somete a sus propias reglas, y jamás las traiciona. Y en segundo lugar, cuenta una historia, la cual es siempre reconoscible. Existe una historia tangible e intensa, con gran capacidad de subyugación. Y a la vez, subyace un inquietante análisis de la entidad humana, de su dualidad, de su complejidad, de su relación con el mundo exterior y con su propio mundo interior. Ambos niveles se rozan y hasta viajan fundidos en uno solo, y, como pocas veces en el cine, lo intangible se convierte, con solo luz y encuadre, en algo que casi se puede acariciar.
Todo lo comentado hasta el momento solo puede lograrse con un talento y una voluntad y un buen gusto estético y una capacidad de reflexión y un grado de valentía y... al alcance de muy pocos. Solo de algunos genios. Fabricar semejante espacio de cine supone atar mil detalles y lograr luego que todos alcancen el punto ideado en largas noches de insomnio. Arrancar de Liv Ullmann y de Bibi Andersson interpretaciones tan precisas en el grado de sutileza, trasladar esa idea a la imagen y a la fotografía, a la luz, obtener esos diálogos, esas voces, esos espacios, a veces tan cerrados y otras tan amplios, esos sonidos, esos ojos...
Bergman hizo aquí algo que ya llevaba años ensayando, y logrando en mayor o menor medida. Con "Persona", sin embargo, el logro fue mayúsculo, pues fue un proyecto global en cuanto a concepto, que abarca cada centímetro de su metraje, y su punto de partida se situa donde la mayoría de películas con pretensiones terminan su recorrido. El terreno que pisa es distinto, se halla en otro escalón, en la superficie lunar o marciana. Parte del extremo.
Desde el extremo se llega irremediablemente a territorios vírgenes e inexplorados. Para hablar con claridad y sin metáforas (de las cuales sin duda suelo abusar), Bergman decide coger la cámara y llevar al límite lo que puede hacer con ella para contar una historia. Las únicas reglas establecidas con las que parte son, necesariamente, el encuadre y la luz. Nada más. Todas las otras reglas son nuevas, se van estableciendo ante los ojos de espectador sin ningún pudor, y en ese campo abierto en el que se mete, echa mano de elementos visuales y rítmicos surgidos de la pura creación artística, escarbando en los extremos del cine, descubriendo lo que una imagen, un diálogo, una situación, pueden llegar a dar de sí.
Ese experimento funciona especialmente bien por dos razones: en primer lugar, una vez establecidos los parámetros del juego, se somete a sus propias reglas, y jamás las traiciona. Y en segundo lugar, cuenta una historia, la cual es siempre reconoscible. Existe una historia tangible e intensa, con gran capacidad de subyugación. Y a la vez, subyace un inquietante análisis de la entidad humana, de su dualidad, de su complejidad, de su relación con el mundo exterior y con su propio mundo interior. Ambos niveles se rozan y hasta viajan fundidos en uno solo, y, como pocas veces en el cine, lo intangible se convierte, con solo luz y encuadre, en algo que casi se puede acariciar.
Todo lo comentado hasta el momento solo puede lograrse con un talento y una voluntad y un buen gusto estético y una capacidad de reflexión y un grado de valentía y... al alcance de muy pocos. Solo de algunos genios. Fabricar semejante espacio de cine supone atar mil detalles y lograr luego que todos alcancen el punto ideado en largas noches de insomnio. Arrancar de Liv Ullmann y de Bibi Andersson interpretaciones tan precisas en el grado de sutileza, trasladar esa idea a la imagen y a la fotografía, a la luz, obtener esos diálogos, esas voces, esos espacios, a veces tan cerrados y otras tan amplios, esos sonidos, esos ojos...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta película es, en esencia, arte, sin dejar jamás de ser una película, una ficción, una historia. Es el futuro, es lo que el cine todavía puede darnos, es una pista sobre lo que el cine puede llegar a ser si nos atrevemos llegar a sus extremos, un anticipo sobre el idioma que habla en esos confines. Una vez llegados allí, será el momento de que alguien, otra vez, busque nuevos extremos.
3 de septiembre de 2010
3 de septiembre de 2010
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por si a alguien le interesa, el Silencio de Lorna es una buena película. Una muy buena película.
El "silencio" del título es lo de menos. Boyero es lo de menos (hay que leerle siempre, pero para hacer lo contrario). El pasado de los Dardenne es lo de menos. El de Arta Dobroshi no nos importa un pepino (aunque haga aquí una interpretación maravillosa)... Las películas empiezan en el primer fotograma y acaban con los títulos de crédito.
Más que de "silencio", Lorna es sinónimo de soledad. Cuando uno ve a la rumana que tiene empleada en casa para las tareas domésticas, que trabaja como una mula y se marcha a las siete con una escueta sonrisa y un escueto "adiós", a uno se le pasa por la cabeza, ¿en que piensa esa mujer durante las seis horas que sin descanso se pasa fregando y sacando el polvo y haciendo lavadoras y planchando? Esta película nos da una idea: tiene tanto en que pensar, que trabaja por inercia. Por eso lo soporta.
Lorna plancha por inercia. Se casa por inercia, cuenta dinero, se ve con su mafioso por inercia. Camina por las calles de Lieja por inercia. Un paso tras otro, abriendo puertas, cerrando candados. Sobrevive a la soledad por pura inercia. A nadie le importa lo que hay dentro de ella, ni siquiera a su novio.
Pero Lorna tiene de repente un problema.
En esta película asistimos al revelado de una fotografía, a una polaroid, que lentamente ante nuestros ojos, pasa del opaco al color. El gris, toma forma, dibuja matices, Lorna se vuelve transparente, se convierte en una fotografía brillante. El click, el detonante es aquello más inesperado: tener que cuidar de alguien. No es algo nuevo, pero aquí está planteado de un modo radical y tratado con un tempo precioso.
Los desplazados, los solitarios, solo se ocupan de ellos mismos. La rumana de mi casa no traspasa nunca la línea de la corrección. No me regala nada.
El día que Lorna regala algo, sin darse cuenta, se derrumba, se debilita, pone a la vista su talón. El talón de Lorna. Ya no hay vuelta atrás, ya no hay vuelta atrás cuando un ser humano se activa. Lorna nos regala entonces toda la belleza de la vida, incluyendo aquí la locura. Y como siempre, entonces, todo es efímero.
Por si a alguien le interesa, esta película nos muestra otra vez la grandeza del ser humano en un mundo verdaderamente asqueroso.
El "silencio" del título es lo de menos. Boyero es lo de menos (hay que leerle siempre, pero para hacer lo contrario). El pasado de los Dardenne es lo de menos. El de Arta Dobroshi no nos importa un pepino (aunque haga aquí una interpretación maravillosa)... Las películas empiezan en el primer fotograma y acaban con los títulos de crédito.
Más que de "silencio", Lorna es sinónimo de soledad. Cuando uno ve a la rumana que tiene empleada en casa para las tareas domésticas, que trabaja como una mula y se marcha a las siete con una escueta sonrisa y un escueto "adiós", a uno se le pasa por la cabeza, ¿en que piensa esa mujer durante las seis horas que sin descanso se pasa fregando y sacando el polvo y haciendo lavadoras y planchando? Esta película nos da una idea: tiene tanto en que pensar, que trabaja por inercia. Por eso lo soporta.
Lorna plancha por inercia. Se casa por inercia, cuenta dinero, se ve con su mafioso por inercia. Camina por las calles de Lieja por inercia. Un paso tras otro, abriendo puertas, cerrando candados. Sobrevive a la soledad por pura inercia. A nadie le importa lo que hay dentro de ella, ni siquiera a su novio.
Pero Lorna tiene de repente un problema.
En esta película asistimos al revelado de una fotografía, a una polaroid, que lentamente ante nuestros ojos, pasa del opaco al color. El gris, toma forma, dibuja matices, Lorna se vuelve transparente, se convierte en una fotografía brillante. El click, el detonante es aquello más inesperado: tener que cuidar de alguien. No es algo nuevo, pero aquí está planteado de un modo radical y tratado con un tempo precioso.
Los desplazados, los solitarios, solo se ocupan de ellos mismos. La rumana de mi casa no traspasa nunca la línea de la corrección. No me regala nada.
El día que Lorna regala algo, sin darse cuenta, se derrumba, se debilita, pone a la vista su talón. El talón de Lorna. Ya no hay vuelta atrás, ya no hay vuelta atrás cuando un ser humano se activa. Lorna nos regala entonces toda la belleza de la vida, incluyendo aquí la locura. Y como siempre, entonces, todo es efímero.
Por si a alguien le interesa, esta película nos muestra otra vez la grandeza del ser humano en un mundo verdaderamente asqueroso.

7,7
16.175
7
19 de enero de 2022
19 de enero de 2022
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una excelente película que, a través de una sobria y pausada narración personal, puesta en contraste constantemente con el conflicto político, lo que tensiona permanentemente el hilo argumental de la película, y a través de unas excelentes interpretaciones, consigue una cuasi subrogación del espectador en la realidad de hallarse en un estado de excepción, de caos y de miedo como es un golpe de estado. Jack Lemmon intenta mantener la calma, ir paso a paso, al principio es más de reprochar a su hijo desaparecido el lio en el que se ha metido que no de censurar lo que pasa a su alrededor. Esa pausa racional, que va a destiempo de los acontecimientos y de la angustia que le rodea, y la evolución que a la fuerza realiza el personaje, produce un efecto aterrador. Y es que pocas cosas dan más miedo que cuando el estado se pone a pegar tiros. Nada deja a los ciudadanos tan desprotegidos.
Veo críticas que justifican el golpe de estado en Chile diciendo que Allende era un extremista de izquierdas. Pues vamos bien. Hay gente de derechas que tiene tendencia a ser muy demócrata cuando ganan ellos, pero cuando pierden, pues oye, vamos a salvar el mundo con un golpe de estado. Tambien los habra de izquierdas que piensan igual. Mal vamos. Allende fue escogido democráticamente, mantuvo sin mácula el estado de derecho durante tres años, lo que significa que los ciudadanos tenían intactos sus derechos, y el estado estaba sometido a la ley y a la justicia. Allende no se apropió del estado. Eso es la democracia, aceptar la alternancia, aceptar que gobierne quien no es de tu color político, manteniendo a salvo las normas básicas que nos permiten convivir a todos. Antes que de un lado o de otro, tenemos que recordar que somos demócratas, y eso es lo primero que todos juntos tenemos que defender. Pinochet acabó con el estado de derecho a tiros, y no hay nada más que decir. Que haya quien justifique ese terrible y criminal golpe de estado, tiene que darnos mucho miedo.
Veo críticas que justifican el golpe de estado en Chile diciendo que Allende era un extremista de izquierdas. Pues vamos bien. Hay gente de derechas que tiene tendencia a ser muy demócrata cuando ganan ellos, pero cuando pierden, pues oye, vamos a salvar el mundo con un golpe de estado. Tambien los habra de izquierdas que piensan igual. Mal vamos. Allende fue escogido democráticamente, mantuvo sin mácula el estado de derecho durante tres años, lo que significa que los ciudadanos tenían intactos sus derechos, y el estado estaba sometido a la ley y a la justicia. Allende no se apropió del estado. Eso es la democracia, aceptar la alternancia, aceptar que gobierne quien no es de tu color político, manteniendo a salvo las normas básicas que nos permiten convivir a todos. Antes que de un lado o de otro, tenemos que recordar que somos demócratas, y eso es lo primero que todos juntos tenemos que defender. Pinochet acabó con el estado de derecho a tiros, y no hay nada más que decir. Que haya quien justifique ese terrible y criminal golpe de estado, tiene que darnos mucho miedo.
Más sobre Uma
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here