A pesa de que se interrumpe al final de la segunda temporada y su trama no concluye, si no todo lo contrario, se queda en su punto álgido, la serie es de obligado visionado.

Una serie de CULTO con una atmósfera cautivadora y unos personajes tan bien caracterizados e interpretados que se escapan de la pantalla.

El Freak Show de AHS no la llega ni a la altura del tobillo.

Una serie PERFECTA.

Si no la firmase Burton, tendría toda la pinta de un "Asusta como puedas" pasado de rosca y sin gracia alguna (y, por supuesto, una puntuación muy inferior en el filmaffinity).

Burton ha hecho algunas, no tantas, pero sí algunas películas maravillosas, esta es simplemente horrorosa. No se sabe bien en qué estaban pensando los responsables cuando la hicieron, quizás confiaron demasiado en el genio, hasta el punto de plantearse la posibilidad de una continuación (a raíz de la última escena) que, lógicamente, nunca verá la luz.

Con la investigación del asesinato de Jacob Marley, socio de Mr. Scrooge (“A Christmas Carol”) por el inspector Bucket (“Bleak House”), uno de los primeros detectives de ficción, como hilo conductor, la serie reúne en un mismo barrio del Londres decimonónico a los personajes principales de una docena de obras de Dickens. Aparte de las citadas, “Great Expectations”, “Oliver Twist”, “The Pickwick Papers” y “The Old Curiosity Shop”, principalmente.

Con un material de base tan excepcional y en manos de producción inglesa, el resultado no puede ser más afortunado. A pesar de la gran cantidad de personajes, su perfecta caracterización hace que el espectador enseguida se haga con ellos y se interese por sus peripecias hasta el punto de sentirse motivado a seguirlas en sus historias originales, ya sea en formato televisivo, prácticamente disponible para todas, o en el original literario. A una serie así, no puede pedírsele más y, por ello, merece un 10.

Cada vez es más difícil encontrar entre la oferta actual películas que emocionen, que te dejen con una sensación de satisfacción por haberlas visto. Parece que nos movemos entre dos extremos, o argumentos superficiales que solo se conciben como meros andamiajes para encadenar sin orden ni concierto escenas de acción, sexo o pirotecnias de efectos especiales, o argumentos sesudos y rebuscados que deleitan a una parte muy selecta de la humanidad, al tiempo que actúan de efectivo sedante para el resto.

No es en absoluto lacrimógena, a no ser que ya hallamos llegado al punto de no saber lo que es emocionarse. No se hace ni larga ni aburrida, a no ser que nuestro gusto ya se haya completamente adulterado por los espectáculos prefabricados. Tampoco es una obra maestra, simplemente forma parte del 1% de la producción por la que merece la pena seguir yendo al cine. Y eso, tal como están las cosas, dice mucho de ella.

Si las dos primeras temporadas podrían calificarse de interesantes, la tercera temporada es un despropósito total, con una ambientación y argumento que poco tiene que ver con lo anteriormente visto y para mal, para muy mal.

Los protagonistas se pasan toda la temporada, literalmente toda ella, en el purgatorio, mientras que sus padres comienzan una guerra mezcla de Predator y navecitas tipo Guerra de las Galaxias en un sinsentido argumental que culmina en el que posiblemente sea el peor episodio final de una serie de televisión, un largo epílogo sin sentido alguno que se podría haber resumido en una cuantas escenas del episodio anterior.

Si os gustaron los primeros episodios y seguís viéndola con la esperanza de que siga por esa senda, lo tenéis crudo.

En spoiler incoherencias que me parecen garrafales.