Almacenados sacude la Sección Oficial del Festival de Gijón: por lo menos, para los que estamos cansados de tanto cine que refleja los desastres de una Europa rota, dramas raciales, sociales y políticos.
Con sólo un escenario y dos personajes, el realizador construye una metáfora de la deshumanizada sociedad actual, con un humor seco y contundente. La tristeza se adueña de un ambiente desolador y la desesperanza del rostro de sus personajes hacia nosotros. Una sorpresa inédita, que puede convertirse en cine de culto. Magnífica.

Brillante y cristalina en su sencillez narrativa, "Le Havre" es un cuento moral de colores pastel adornados con unos saturados rojo y amarillo. Es la colección de feos habituales en la filmografía del finlandés, metidos aquí en una calle, dos tiendas y una casa, donde las frutas, los relojes y las paredes están pintadas en una sucesión de colores grises, propias de una Europa decadente, y un rojo brillante sobre la piel de un niño de color como homenaje a la infancia y a un futuro esperanzador. Kaurismaki filma a ras de los pies y desde la cintura hacia arriba de sus personajes, acercando la cámara al rostro de unos personajes donde uno ve más que nunca la maravillosa identificación de un cine del que es un ser único. Ha realizado su película más accesible y el mejor cuento moderno del año 2011. Es una obra maestra de los desheredados y una magnífica película de los últimos años. Se queda en la memoria y no se va nunca. Es algo imprescindible, imperecedero, perenne y absolutamente imprescindible.

Tras la aparente sencillez que se desprende de muchas de las comedias de pareja del, a menudo, gran realizador galo Truffaut, se esconde mucha más intensidad de la que se aparenta en la pantalla (véase "Besos robados"). Aquí, su pasión por las piernas femeninas (idea que también recogía Buñuel en Viridiana ó El fantasma de la libertad, por poner dos ejemplos) son el comienzo de una comedia tan ligera y poco liviana como apasionante. Que esconde todos esos juegos de la vida cotidiana y fantasea con la rutina y el aburrimiento que provoca la vida diaria de dos jóvenes enamorados de la vida. Bonito guiño a Tati y película a reivindicar.

Impresionante drama familiar, donde Bergman muestra su mano maestra para que, en unos cuantos escenarios, crear el impresionante dolor del recuerdo que una hija cuenta a su madre. Las dos interpretaciones femeninas son dignas de ganar cualquier premio del mundo. Pienso que, al ver esta película, debe ser fácil para el director sacar a la luz lo más humano de la conciencia de dos seres a través de una pantalla. Que este gran director lo haya hecho es ya digno de elogio. Y que a nosotros nos parezca fácil de ver lo es aún más. Le debemos esta y otras grandes obras. Y clavó así la cámara en sus dos protagonistas para dejar en el recuerdo imborrable el rostro de Ingrid Bergman, en su última aportación como protagonista. Otra obra maestra de su creador, otra obra para el recuerdo.

Otra (más) sensible historia de Kawase, donde nos muestra el marchitable paso del tiempo, la relación del hombre con la naturaleza, la enfermedad y, la exclusión social. Y todo lo hace la directora con un exquisito uso del lenguaje cinematográfico, con suaves movimientos de cámara, diálogos sin levantar la voz y conversaciones pausadas. Es un cine para degustar tranquilamente. Y, aunque se adivinen sus resultados, es un cine sútil y delicado.