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Críticas ordenadas por utilidad
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5,6
6.817
7
18 de julio de 2012
18 de julio de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi me ha parecido una película muy entretenida porque la he visto sin más pretensiones artísticas o culturales que pasar un par de horas al hilo de las historias de Poe. Creo que, vista de otra manera, como admiradora de sus relatos, y buscando una gran trascendencia en su obra o vida, me hubiera parecido que era una película mediocre o trivial. Y pienso que no lo es, porque está hecha, o conseguida, sin más pretensión que hacer una de detectives, de asesino en serie, de época y con un protagonista tan carismático como Edgar Allan Poe. Ni más ni menos.
A mi también me gustaría que hicieran la película profunda que se merece un escritor tan brillante, un artista tan original y un hombre tan atormentado, iluminado e interesante como Poe. Un auténtico maldito. Tan inteligente, raro, excéntrico y loco, con un universo de narraciones extraordinarias que nos escalofriaron y maravillaron, extraordinariamente también a todos. La película no es todo eso, pero sí es algo. Pienso que está la admiración por su figura y el trabajo de documentación; está la ambientación de la época, logradísima, que a mi personalmente le pone dos puntos a esta crítica; y la fotografía preciosa, simbólica, poética, que plasma los estados de ánimo de los personajes, sobre todo el lúgubre y melancólico de Poe. También está la intriga de los crímenes, truculentos y exagerados, como escapados de sus pesadillas y delirios, tan escalofriantes como ese péndulo afilado que baja y baja hasta tu cuerpo... Y, sobre todo, está el Poe materializado en John Cusack, pálido, irónico, enfermo, vibrante, rebelde, apasionado, genial... Sus frases suenan auténticas, o me lo parecieron.
En resumen, me gustó. No creo que Edgar se revolviera en su tumba, ni yo en mi asiento. Disfruté de un rato entretenido, lo que no quita para que me apeteciera releer algo suyo pronto. Mira, así, sin pretensiones artísticas o culturales, a lo mejor algunos recuperan o conocen a un escritor fantástico. Otro valor añadido de una película interesante...
A mi también me gustaría que hicieran la película profunda que se merece un escritor tan brillante, un artista tan original y un hombre tan atormentado, iluminado e interesante como Poe. Un auténtico maldito. Tan inteligente, raro, excéntrico y loco, con un universo de narraciones extraordinarias que nos escalofriaron y maravillaron, extraordinariamente también a todos. La película no es todo eso, pero sí es algo. Pienso que está la admiración por su figura y el trabajo de documentación; está la ambientación de la época, logradísima, que a mi personalmente le pone dos puntos a esta crítica; y la fotografía preciosa, simbólica, poética, que plasma los estados de ánimo de los personajes, sobre todo el lúgubre y melancólico de Poe. También está la intriga de los crímenes, truculentos y exagerados, como escapados de sus pesadillas y delirios, tan escalofriantes como ese péndulo afilado que baja y baja hasta tu cuerpo... Y, sobre todo, está el Poe materializado en John Cusack, pálido, irónico, enfermo, vibrante, rebelde, apasionado, genial... Sus frases suenan auténticas, o me lo parecieron.
En resumen, me gustó. No creo que Edgar se revolviera en su tumba, ni yo en mi asiento. Disfruté de un rato entretenido, lo que no quita para que me apeteciera releer algo suyo pronto. Mira, así, sin pretensiones artísticas o culturales, a lo mejor algunos recuperan o conocen a un escritor fantástico. Otro valor añadido de una película interesante...

6,9
15.189
10
10 de octubre de 2013
10 de octubre de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mejor. Le pongo un diez. He visto muy pocos entre las críticas, incluso las hay negativas. Lo comprendo. Es una película bastante extrema, de tanto contenido, tan triste, tan amargo y tan duro, que es mejor no tomársela mucho en serio. Si es que puedes. Yo no pude.
A mi me hizo pensar mucho. Y me pareció muy real. Nada de cine, ni de evasión, ni de sensacionalismo: la vida misma. La de los colegios e institutos. La de los alumnos apáticos, que no tienen futuro y se niegan a serlo. La de los profesores desmotivados, sin autoridad, invisibles, entre la indiferencia o la violencia de los padres y la violencia o indiferencia de los chicos. Todos inocentes; todos víctimas y verdugos, unos de otros, en un bucle sin fin. ¡Como para descorazonar a cualquiera! Y más cuando, previamente, ya entras en la clase sin corazón. El profesor es un suplente, que quiere decir que está de paso. Que un día se irá, que no echará raíces en ningún colegio, clase, alumno o persona. Si puede evitarlo. Que no puede.
Entre fogonazos, vemos que es un hombre solitario y atormentado que vive intentando ser indiferente a todo. No apegarse a nadie. Traumas del pasado que aparecen constantemente. Historias de infancias y orfandad. Niños que se quedan solos porque su mundo se desmorona detrás de una puerta donde su madre se suicida. Adultos que decidirán el desapego para defenderse del dolor y la frustración. Algo imposible en un mundo durísimo, cuando salen al paso de uno, adolescentes heridas, frágiles, desmoronadas. Con consecuencias que pueden ser trágicas.
Sí. Me gustó. No me pareció exagerada; estaba en su punto de mundo injusto y terrible. Tal vez tenga arreglo. Quizás haya vuelta atrás pero, ahora en cualquier lugar del mundo, el presente de la educación es tenebroso. Y el futuro también porque los que deberían arreglarlo son los mismos que lo están sufriendo. Y están alienados, desesperados, desconcertados y angustiados, igual que sus padres y educadores que están en la fase de intentar sobrevivir con cordura.
No es una película amable y te deja un mal cuerpo espantoso, pero no le bajo la nota. Había que contarlo. Aunque no guste. Aunque sea triste. La indiferencia no siempre es posible...
A mi me hizo pensar mucho. Y me pareció muy real. Nada de cine, ni de evasión, ni de sensacionalismo: la vida misma. La de los colegios e institutos. La de los alumnos apáticos, que no tienen futuro y se niegan a serlo. La de los profesores desmotivados, sin autoridad, invisibles, entre la indiferencia o la violencia de los padres y la violencia o indiferencia de los chicos. Todos inocentes; todos víctimas y verdugos, unos de otros, en un bucle sin fin. ¡Como para descorazonar a cualquiera! Y más cuando, previamente, ya entras en la clase sin corazón. El profesor es un suplente, que quiere decir que está de paso. Que un día se irá, que no echará raíces en ningún colegio, clase, alumno o persona. Si puede evitarlo. Que no puede.
Entre fogonazos, vemos que es un hombre solitario y atormentado que vive intentando ser indiferente a todo. No apegarse a nadie. Traumas del pasado que aparecen constantemente. Historias de infancias y orfandad. Niños que se quedan solos porque su mundo se desmorona detrás de una puerta donde su madre se suicida. Adultos que decidirán el desapego para defenderse del dolor y la frustración. Algo imposible en un mundo durísimo, cuando salen al paso de uno, adolescentes heridas, frágiles, desmoronadas. Con consecuencias que pueden ser trágicas.
Sí. Me gustó. No me pareció exagerada; estaba en su punto de mundo injusto y terrible. Tal vez tenga arreglo. Quizás haya vuelta atrás pero, ahora en cualquier lugar del mundo, el presente de la educación es tenebroso. Y el futuro también porque los que deberían arreglarlo son los mismos que lo están sufriendo. Y están alienados, desesperados, desconcertados y angustiados, igual que sus padres y educadores que están en la fase de intentar sobrevivir con cordura.
No es una película amable y te deja un mal cuerpo espantoso, pero no le bajo la nota. Había que contarlo. Aunque no guste. Aunque sea triste. La indiferencia no siempre es posible...

7,6
135.722
8
12 de abril de 2009
12 de abril de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucha gente recuerda el peliculón de MEJOR IMPOSIBLE por ese Jack Nicholson, maniático y obsesivo compulsivo, andando por la calle a saltos para no pisar las rayas del suelo, pero a mi me pareció una película muy profunda. Estaba contada con mucho humor, negro, pero el tema de fondo era bastante dramático: las dificultades que tienen todos los días muchas personas que están, o se sienten, solas. Gente que no tiene pareja, que les cuesta tener amigos, o que, por alguna razón, son rechazados por los demás. Los personajes de MEJOR... están aislados hasta que se encuentran, y forman un equipo de amor, de amistad y de solidaridad, y, lo mejor de todo, sin querer cambiarse los unos a los otros, aceptándose como son y como son los demás. En esa historia de corazones solitarios que se conocen y dejan de estarlo, el personaje que más me gusta es el de la chica. Hay una escena que me pareció absolutamente gráfica de lo que es la soledad de mucha gente que no está acompañada más que por sus problemas: cuando sale una noche y liga con un chico y lo lleva a casa (al sofá, porque no tiene habitación propia) y, cuando están enrollándose, le llama su madre (que también vive allí) para saber si ha llegado ya, y después el niño (que está siempre enfermo) se pone a toser y ella tiene que ir a ver cómo está. Cuando vuelve con el chico, éste está vistiéndose porque, como le dice a ella: "es demasiada realidad para un sábado por la noche" Me pareció, más que una escena de una película, una cámara oculta que se repite muchas veces, cada sábado, en muchos sitios del mundo, para muchas personas... Es decir, gente que necesita poco menos que un milagro para poder resistir la realidad cotidiana. Y, a veces, los milagros ocurren, aunque sea en el cine. Por eso me gustó tanto, es un cuento bonito y optimista para ver y sonreir, aunque sea un sábado por la noche y sin más compañía que Jack Nicholson, y al otro lado de la pantalla...

7,0
45.769
10
21 de noviembre de 2011
21 de noviembre de 2011
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La educación y la civilidad son un potente barniz para protegernos de los roces y las agresiones del exterior y hasta de dentro de casa. Pero es solo una capa que recubre algo tan complejo como un ser humano; una mezcla de instintos, nervios, sentimientos, inteligencia e impulsos. Las buenas maneras y la sociabilidad los van transformando en una serie de rituales fabricados con diplomacia, verdades a medias y mucha hipocresía. No hay más remedio, porque si esa corriente subterránea de pasiones, impulsos e instintos salvajes que tenemos casi domesticados a base de costumbre, educación, instinto de supervivencia y conformidad, estalla un día por algo fortuito o reiterado, insignificante o enorme, se lo puede llevar todo por delante con violencia y acabar a garrotazos…
Penélope y Michael, y Nancy y Alan son dos parejas de personas educadas y civilizadas, con diferentes caracteres, pero con los mismos buenos modales e intereses. Tienen una vida lógica y acomodada, son más o menos cultos y refinados, con buenos trabajos y casas confortables y acogedoras. Y se han reunido, como las personas dialogantes que son, para solucionar un conflicto entre sus hijos, que sí que habían acabado a garrotazos. Cosa que ellos no harían nunca, claro, porque representan la moderación, la educación, la cultura y el diálogo. Nada de violencia de cualquier tipo porque lo tienen todo bajo control.
Hasta que, de repente, una palabra, un gesto, un whisky de más o la llamada número mil de un móvil frenético, rompe el equilibrio y los nervios, y aparecen todos los rencores, tensiones, sobrecargas, provocaciones, fobias, reproches y manías que nunca se han dicho y les han convertido en personas tan insatisfechas, aburridas, tensas y desquiciadas, como educadas y políticamente correctas. Y la película nos pone enfrente de esa cámara-espejo para que veamos lo hipócritas y falsos que podemos llegar a ser todos los días, con los demás y con nosotros mismos, aunque también es verdad que las reflexiones sobre la pareja, el trabajo, los hijos, la dificultad de la comunicación entre las personas y los sexos, y la frustración de una vida anodina demuestran que no nos lo ponen nada fácil y que ese impulso salvaje de estallar para liberar presiones tiene que ver más que con ningún otro con el instinto de supervivencia y de protección física, mental y emocional de cada uno de nosotros. Actúa igual que el sentido del humor que también, afortunadamente, funciona como mecanismo de defensa liberador y vía de escape para nosotros y para lo que contemplamos en esa pantalla. Porque ese es el mayor talento y genialidad del magnífico guión, interpretado mágicamente por sus protagonistas: que nos enseña lo peor de nosotros mismos con nuestras adicciones, rutinas, mentiras, egoísmos e incoherencias y nos hace que nos riamos de todo eso. Y nos liberemos en una especie de catarsis.
Estupenda película, cabrona y divertida, inteligente y salvaje. Y, además, Polanski…
Penélope y Michael, y Nancy y Alan son dos parejas de personas educadas y civilizadas, con diferentes caracteres, pero con los mismos buenos modales e intereses. Tienen una vida lógica y acomodada, son más o menos cultos y refinados, con buenos trabajos y casas confortables y acogedoras. Y se han reunido, como las personas dialogantes que son, para solucionar un conflicto entre sus hijos, que sí que habían acabado a garrotazos. Cosa que ellos no harían nunca, claro, porque representan la moderación, la educación, la cultura y el diálogo. Nada de violencia de cualquier tipo porque lo tienen todo bajo control.
Hasta que, de repente, una palabra, un gesto, un whisky de más o la llamada número mil de un móvil frenético, rompe el equilibrio y los nervios, y aparecen todos los rencores, tensiones, sobrecargas, provocaciones, fobias, reproches y manías que nunca se han dicho y les han convertido en personas tan insatisfechas, aburridas, tensas y desquiciadas, como educadas y políticamente correctas. Y la película nos pone enfrente de esa cámara-espejo para que veamos lo hipócritas y falsos que podemos llegar a ser todos los días, con los demás y con nosotros mismos, aunque también es verdad que las reflexiones sobre la pareja, el trabajo, los hijos, la dificultad de la comunicación entre las personas y los sexos, y la frustración de una vida anodina demuestran que no nos lo ponen nada fácil y que ese impulso salvaje de estallar para liberar presiones tiene que ver más que con ningún otro con el instinto de supervivencia y de protección física, mental y emocional de cada uno de nosotros. Actúa igual que el sentido del humor que también, afortunadamente, funciona como mecanismo de defensa liberador y vía de escape para nosotros y para lo que contemplamos en esa pantalla. Porque ese es el mayor talento y genialidad del magnífico guión, interpretado mágicamente por sus protagonistas: que nos enseña lo peor de nosotros mismos con nuestras adicciones, rutinas, mentiras, egoísmos e incoherencias y nos hace que nos riamos de todo eso. Y nos liberemos en una especie de catarsis.
Estupenda película, cabrona y divertida, inteligente y salvaje. Y, además, Polanski…

6,5
13.690
6
17 de septiembre de 2011
17 de septiembre de 2011
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uf! Que película más irregular! Y qué difícil de valorar. Tiene detalles buenos: sustos e imágenes que te impactan en un primer momento. Suspense bastante conseguido al principio y una tensión que se mantiene en toda la película. Una historia claustrofóbica con la que es muy fácil identificarse. Y un climax angustioso, también. Sí, todo es verdad. Pero también es verdad que todo eso se consigue gracias a la propia imaginación del espectador. Lo bueno, lo mejor de la película es la sugerencia que te hace. El planteamiento de la historia y la ambientación, muy conseguida, para que tú vayas tejiendo tu propia angustia, suspense, claustrofobia y tensión.
Ese es para mi el mayor logro. La propia película que tú te montas en tu cabecita al margen de lo que estás viendo. Porque, y eso es lo malo, lo peor de ella, es que todo ese trabajo psicológico que te sugiere no se corresponde con lo que ves. Los personajes son absolutamente planos, los diálogos son tan superficiales, incluso absurdos, que se me confundían con los de los adolescentes que, tres butacas más allá, se empeñaban en no dejarnos oír nada de lo que estaba pasando. Los oía reírse con los tacos, relinchar con los desnudos, silbar con las escenas de sexo y trivializar todo lo que estaba sucediendo en la pantalla... Y entonces pensé que el problema podía ser ese. Que el director había hecho una película dirigida a ese público. Quería darles un poco de adrenalina, no mucha, una pizca de suspense, justito no fuera que acabaran entendiendo la película enseguida, unas escenas más o menos subidas de tono para que se echaran unas risas nerviosas, y ya...
Comprendí que la que me había equivocado de sala era yo, pero creo que no era la única. Pienso que al director y a los actores se les escapó de las manos una película que podría haber sido más interesante y profunda. No lanzarnos la idea y dejarnos solos para buscarla. Prometer hasta meternos en el cine y luego no darnos casi nada a cambio, si es que no tenías 14 años y era la primera vez que quedabas con tu chica para ir al cine. No era mi caso, así que lo mejor de ella me parece que fue el trailer promocional. Y lo siento, de verdad que sí, porque me gusta ver a actores y directores jóvenes haciendo algo fresco y renovador, pero esto no, de verdad que no, si hasta mi Quim Gutiérrez, mi chico guapo azuloscurocasinegro estaba transparente...
Ese es para mi el mayor logro. La propia película que tú te montas en tu cabecita al margen de lo que estás viendo. Porque, y eso es lo malo, lo peor de ella, es que todo ese trabajo psicológico que te sugiere no se corresponde con lo que ves. Los personajes son absolutamente planos, los diálogos son tan superficiales, incluso absurdos, que se me confundían con los de los adolescentes que, tres butacas más allá, se empeñaban en no dejarnos oír nada de lo que estaba pasando. Los oía reírse con los tacos, relinchar con los desnudos, silbar con las escenas de sexo y trivializar todo lo que estaba sucediendo en la pantalla... Y entonces pensé que el problema podía ser ese. Que el director había hecho una película dirigida a ese público. Quería darles un poco de adrenalina, no mucha, una pizca de suspense, justito no fuera que acabaran entendiendo la película enseguida, unas escenas más o menos subidas de tono para que se echaran unas risas nerviosas, y ya...
Comprendí que la que me había equivocado de sala era yo, pero creo que no era la única. Pienso que al director y a los actores se les escapó de las manos una película que podría haber sido más interesante y profunda. No lanzarnos la idea y dejarnos solos para buscarla. Prometer hasta meternos en el cine y luego no darnos casi nada a cambio, si es que no tenías 14 años y era la primera vez que quedabas con tu chica para ir al cine. No era mi caso, así que lo mejor de ella me parece que fue el trailer promocional. Y lo siento, de verdad que sí, porque me gusta ver a actores y directores jóvenes haciendo algo fresco y renovador, pero esto no, de verdad que no, si hasta mi Quim Gutiérrez, mi chico guapo azuloscurocasinegro estaba transparente...
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