Descubrí esta película gracias al fantástico blog Nido de Cuervos. Lo que en un principio me pareció una simple carátula llamativa, me sirvió para descubrir un género, el Pinku Eiga, y una de sus musas: Asami.

Según podemos leer en Wikipedia, el Pinku Eiga (Violencia Rosa) es un subgénero cinematográfico de acción de origen japonés. Este surgió a finales de los años ’60 y tuvo su mayor fuerza en los años ’70. El subgénero se encuentra delimitado por una serie de normas y características fundamentales, entre ellas: siempre están protagonizadas por mujeres jóvenes, las tramas están relacionadas con guerrillas o bandas callejeras, se muestran asesinatos y/o cualquier otro tema en el que se recurra a la violencia.

En este tipo de películas destacan films como Blossoming Night Dreams o Stray cat Rock , entre otras muchas. Una de las musas mas representantes en este movimiento es Reiko Oshida, protagonista del clásico Okatsu The Fugitive.

Asociado en la actualidad con un cine en el que priva más el desnudo y el sexo que la cinta en sí, esta Gun Woman se aleja totalmente de ese concepto para presentarnos un sangriento ejercicio de la venganza más gore que nos podamos imaginar.

Abrigada por una banda sonora que es una obra de arte en sí misma y una fotografía fantástica, que hace que muchos planos nos resulten memorables (sobre todo a la hora de ensalzar la sádica figura de Hamazaki Jr.), la película tarda apenas unos segundos en dejarnos pegados a la pantalla, en la escena del prólogo, con una mujer en la ducha en la que se nos avisa de lo que está por llegar: violencia y cuerpos desnudos.

Se puede achacar cierta benevolencia al guión, a la hora de la conversión de Asami en una máquina de matar, pero es algo inherente al género, con lo que tenemos que convivir si queremos pasar un buen rato. Si aceptamos de antemano que vamos a adentrarnos en lo que bien podría ser un violento manga, disfrutaremos a raudales del festival de sangre y odio que nos espera.

Otra de las constantes en la película es la cantidad de desnudos femeninos que vamos a ver. Además de que Asami se pasa la mayor parte de la película desnuda, la violencia sexual es uno de las constantes, resultando verdaderamente desagradable en muchos momentos, y creando una empatía natural con los dos protagonistas, a los que se le perdona incluso una sangrienta clase teórica de las consecuencias y el timming del desangrado humano que pone los pelos de punta.

El desarrollo de la trama presenta giros más que suficientes para resultar adictiva, pues no sólo se limita al avance lineal de la historia, sino que nos sorprende con más de un escabroso vuelco argumental que acrecenta el interés del espectador, desde la primera escena a la última. Y cuando digo la última, debes visualizar por completo los créditos finales, pues además de disfrutar del tema que cierra la película (buenísimo), nos esperan aún unos pocos segundos más de historia que bien valen la pena.

Otra de las grandes protagonistas de la cinta es sin duda la sangre. Si no eres fan de ella, Gun Woman te va a resultar un despropósito exagerado, pero si no te importa ver litros y litros derramados y cuerpos tintados de arriba a abajo, sin duda vas a disfrutar más que un vampiro en la fiesta de la hemoglobina.

Sin duda una película más que interesante, muy disfrutona y salvaje.

Rul T
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Verdaderamente poco se puede decir de esta cinta que copia descaradamente a la inexplicablemente exitosa "Serpientes en el avión" con la inexplicable aparición de Elsa Pataki en uno de sus asientos.

La película es mala de narices, un simple entretenimiento para una tarde aburrida repleto de tópicos, personajes puramente estereotipados y un guión que no deja ninguna pauta a la más mínima sorpresa.

Quizás su problema radique en que han querido hacer una película seria y podía haber funcionado con un estilo más de serie B, algo de humor negro y unos monstruos un poco más contundentes, porque la verdad, los animalillos dan un poco de risa.

Verdaderamente, solo apta si no tienes nada peor que hacer (y tendría que ser muy, muy malo).

Rul T.
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Tenía ganas de ver la cinta de Álex, más cuando se refería a un lugar tan emblemático como Zugarramurdi, cargado de historia y leyenda a partes iguales, y que visité hace bastantes años en un viaje por Navarra.

Álex vuelve al género que más éxitos le ha otorgado, la comedia negra, parodiando el mundo de las brujas y rodeándose de un elenco de actores (a excepción de Carolina Puff) de reputada fama y buen hacer.

La peli empieza muy bien. La escena del atraco es genial y sus protagonistas, Mario Casas y Hugo Silva haciendo un papelón bastante alejados del macho alfa al que la fanmanía quinceañera les ha arrastrado. Toda la acción hasta que llegan al pueblo de Zugarramurdi es trepidante, bien grabada, con un excelente guión y una interpretación magistral.

Pero a partir de aquí la cosa se difumina a pasos agigantados. Del trío de brujas sólo convence Terele Pavez (a quien de verdad uno no le sorprendería encontrarse en un akelarre), Carmen Maura aparece y desaparece en un papel en el que no acaba de encajar y que tiene demasiados altibajos y lo de Carolina Puff es de escándalo. Vale... necesitas un pivón para que Hugo y Mario pierdan el norte; pero con las actrices guapas y buenas que hay en el planeta, ¿es necesario estropear la película de esa manera? Su actuación es mala, pero es que mirándolo bien, el personaje es totalmente penoso.

Mención especial para Macarena Gómez, en mi opinión la mejor actriz de España poniendo cara de asco y agobio. Solo con un torcimiento de labios te saca una sonrisa.

Y es aquí donde empiezan los problemas de verdad, porque después de todo el tema del atraco, la segunda mitad de la cinta hace aguas totalmente, un guión malo al que salva de tanto en tanto un señor de Badajoz, un rollete de amor idiota a parir, y una historia de brujas que no convence, nos van bajando la libido generada con el atraco llevándonos a un punto muerto que no consigue alzarse hasta llegar a la escena final, en el interior de las cuevas.

El climax final, acercándose más a la mitología prehistórica, con cierto personaje que me ha encantado en cuanto a la forma, pero a la que sigo buscándole el fondo, tiene demasiados puntos oscuros y acaba destrozando una cinta que arrancó con grandes espectativas y que acabó en un sinsentido.

Rul T.
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En el 2006 Zack Snyder sorprendió con la espectacular 300, al contarnos las hazañas del musculoso rey espartano Leonidas bajo la particular (y nada rigurosa) mirada de Frank Miller. Visualmente fantástica, su brutalidad y llamativa puesta en escena obtuvo un merecido premio por parte del espectador. Mucho se ha tardado en hacer esta segunda entrega, a tenor de las ganacias que produjo su precuela, pero en este 2014 hemos podido deleitarnos de nuevo con el sello "300" y sospecho que no será la última vez.

La película arranca con un prólogo bastante entretenido que sirve para que conozcamos el origen de Jerjes, aunque en realidad está pensado únicamente para presentar la figura de Artemisa, interpretada por la sensual Eva Green, verdadera protagonista de la cinta ante el poco carisma que encarna Temistocles frente a su compatriota Leonidas.

La acción transcurre justo donde se quedó la primera entrega, con las tropas de Jerjes aniquilando a los 300 espartanos en la Batalla de las Termópilas, y prosiguiendo su lenta marcha para la conquista de Grecia.

Noam Murro pasa de todo y repite con alevosía todos y cada uno de los hitos que alzaron la primera entrega a lo alto del taquillero, proponiendo una nueva orgía de sangre a borbotones, batallas imposibles y acción en todo momento, emulando de principio a fin a su predecesora.

El guión se acaba en la historia de Artemisa, una vez dotada de la rabia necesaria para traicionar a su pueblo y liderar parte de las tropas persas en su avance. Eva Green es lo mejor que nos vamos a encontrar en interpretación, muy por encima del resto de personajes, a cada cual menos creíble, desde Temistocles hasta la reina Gorgo. Grenn actua, es creible, le pone el carisma que nadie parece tener allí, y además se desnuda para deleite del público másculino.

Por lo demás poco se puede decir de «300 El Origen de un Imperio». Si esperas que alcance la brillantez de la primera entrega te llevarás un chasco, pues aunque repite la fórmula el factor sorpresa se ha perdido, y con él gran parte de su encanto. Las batallas, centradas ahora en el mar, son bastante espectaculares, pero no tienen el encanto del film de Snyder, y todo nos sabe un poco a lo mismo.

Finalmente enfada la capacidad de teletransportarse de Temistocles, capaz de llegar a todos los sitios a tiempo, desde Esparta a Atenas, sin perderse ni una sola confrontación. Quizás el ansia de espectacularidad de Murro le ha pasado factura, dejando muchos puntos demasiado flojos, lo que unido a la simplicidad del guión hace que en muchos momentos haya una falta total de coherencia.

Aunque también ha de decirse que poca gente esperara un salto cualitativo en el guión respecto a la primera entrega, pero allí por lo menos estaba el tema de la traición y los oráculos. Murro ha decidido facilitarse demasiado las cosas, decantándose totalmente por digitalizar combate tras combate buscando llenar la retina del espectador de litros de sangre que vuela por la pantalla y poco más.

No obstante, si te gustó 300, es una película entretenida que te gustará, aunque no llega a impresionar en ningún momento como sí lo hizo el film de Snyder.

Keep Calm y disfruta de la orgía de hemoglobina que te espera, pero no pidas nada más.

Rul T.
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Debido a ciertas circunstancias personales por las que estoy pasando me apetecía ver un sencillo slasher para pasar el rato mientras asesinaban a un grupo de jóvenes arquetípicos. Buscando por la red me encontré con este título, pretendido homenaje a una de las cintas que obtuvo una gran popularidad en la década de los 80, "Summer Camp" o "Campamento Sangriento", como fue traducida al castellano.

La verdad es que desde "Scream" y la fantástica "Sexy Killer", no me ha sorprendido ningún producto del género, pero de tanto en tanto me pongo nostálgico y me apetece ver una sobredosis de machete, chavales con pocas luces y las tetas siliconadas de rigor.

Dread Camp me pareció que podía resultar más interesante por el factor del reality y del cine referente al propio cine; la historia de rememorar un viejo éxito, contando con sus actores principales (una, para mí, desconocida Rachel Steele), con Eric Roberts y Danielle Harris, parecía otorgar argumentos potenciales para una buena factura.

Nada más alejado de ello. Si bien Eric Roberts cumple con su papel de manera notable, el elenco de personajes están faltos de cualquier tipo de carisma y el típico abanico de personajes que van a ser usados como carnaza no tienen cualidades que los haga medianamente creíbles.

Poco ayuda el guión, por muchas pretensiones y esfuerzo dedicados por sus creadores en su desarrollo, con una inexpicable doble intención de rehabilitación/reality que no se sustenta por ningún sitio.

El pretendido gancho para el espectador de averiguar quien es el asesino se desvanece rápidamente por el poco interés que despiertan los personajes, alguno de ellos desaprovechados totalmente, todos desdibujados y sin carisma.

Las muertes no son nada del otro mundo y savo una excepción son más que repetitivas, predecibles y bastante poco originales, lo que le quita gracia al asunto. Además, se hace gala de un puritanismo excesivo para el género: un slasher no es un slasher sin una cuantas tetas al aire hombre!! La escena de la chica arrastrándose envuelta en la cortina de la ducha es para reirse a carcajadas.

Como único punto a favor cabe destacar algunas frases con cierto humor negro referidas a los tópicos del género, parodiando algunos convencionalismos con bastante acierto y que aquí si logran la sonrisa de complicidad del espectador. Pero es demasiado poco para contrarestar la mediocridad general de la cinta, que pasará sin pena ni gloria por la retina de aquellos que le dediquen su tiempo.

Una buena idea que podía haber dado mucho más.

Rul T
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