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Críticas 407
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
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22 de febrero de 2016
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Deadpool" está dirigida por casi un debutante, Tim Miller, y se trata de la adaptación, no la primera pero sí donde por fin se le da el papel protagonista, del cómic del mismo nombre, creado allá por 1991.
Dichos tebeos no me los he leído pero prometo hacerlo algún día, pues el personaje me ha cautivado, qué demonios, me ha excitado, y todo gracias a la película, un maldito disfrute de principio a fin.

Gamberra, intrascendente, autoparódica, soez, exagerada, descacharrante, genial, deslumbrante, barata, estúpida, ligera, poderosa...se podrían emplear muchos calificativos para una película bastante valiente y no apta para todo tipo de público que dispara con bala ya que es como si Marvel se criticara a sí misma y al modo de hacer películas de superhéroes. Recalco lo de que no es apta para todo tipo de público, no ya sólo porque no sea algo para ir a ver con tu hijo, es que además no a todos los adultos pueden hacerle gracia frases como "mi infancia fue porno con payasos" , por sólo citar un ejemplo.

Desde luego Deadpool es el más antihéroe de los superhéroes, y es imposible no caer rendido ante él. Y desde luego ante otro de los puntos fuertes, la actuación de un excelente Ryan Reynolds en el que creo que va a ser uno de los papeles por el que será recordado siempre. Aquí se resarce del indigno papel que le asignaron como el mismo en "Lobezno: Orígenes" y desde luego se su patinazo como otro superhéroe en "Linterna Verde". Ya siempre será el desgraciado e irreverente Wade Wilson.

No te la tomes muy en serio (o sí) y prepárate para pasar unos estupendos 106 minutos en el cine (pocas veces me he reído más en una sala) en la que ya es una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos; sería un error compararla con los Batman de Nolan, con "Watchmen", con las de X-Men o con las de Los Vengadores; esto es otro nivel, otra liga; ni siquiera es el mismo deporte. ¡Chimichangas!

Lo mejor:

- Las constantes chanzas y constantes golpes irónicos, escatológicos, crueles y pasados de rosca, por obra y gracia del notable guión.
- El endiablado ritmo, que apenas se da un respiro. Correctísima duración.
- El increíble Ryan Reynolds. Como actor nunca ha sido de mis predilectos, pero aquí se sale. El resto de actores y actrices son bastante más desconocidos, pero no desentonan en una película donde el auténtico protagonista es Deadpool.
- La valentía de autoparodiarse sin compasión, desde los títulos de crédito iniciales. Ni el propio Reynolds queda libre.
- Las escenas de acción, verdaderamente espectaculares y que se recrean en todos los detalles, no escatimando en sangre o en mutilaciones.

Lo peor:

- Sinceramente, nada. No le veo defectos a esta película que no es exactamente una película al uso. Pasé uno de los más gratos ratos empleados en un cine de mi vida. Personalmente, no me gustaría que se hiciesen más largometrajes en plan saga, pues creo que podría ir a peor. Como mucho una más.
2 de octubre de 2023
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Víctor Erice (Vizcaya, 1940) conforma una de las filmografías más personales, líricas y preciosistas de nuestro cine. Además se prodiga muy poco, es algo así como un Terrence Malick "a la española", salvando las distancias, entre otras cosas porque el vasco es superior al texano. Pero, en fin, 31 años después de "El sol del membrillo", 40 de la superlativa "El sur" y tras medio siglo de "El espíritu de la colmena", tenemos la largamente esperada "Cerrar los ojos", que seguramente será la despedida del peculiar director.

Pues bien, la espera ha merecido la pena pese a sus fallos, primero por la leyenda de Erice y segundo por el estado actual de la industria del cine, que ya ni permite ni tiene ganas de que se rueden películas así, con escenas tan largas, diálogos tan pausados (y en los que además se vocaliza bien, un rasgo que antes tenían los actores y actrices y que se ha ido perdiendo o desdeñando) tan artesanales y con nula acción y "espectacularidad". Pelis con buena fotografía, que se deleiten con la imagen y tengan cierto lirismo puede haber en la actualidad, por supuesto, pero no llegan a transmitirte tanto como unos cuantos largos de los de antes. "Cerrar los ojos" es cine que ya no se hace, cine dentro del cine, despedida del cine, carta de amor al cine, reflexión de la vida, la vejez y el cine, llámalo como quieras pero como digo en el título es totalmente una reliquia ya desde su alumbramiento en 2023 (ya lo hubiera sido hace 15-20 años).

Que Manolo Solo, secundario de lujo, lleva tiempo siendo un actorazo queda claro, pero ahora es cuando le van a tocar los premios y halagos por su papel protagonista. En cuanto a José Coronado, también hace tiempo se sabe de sobra que borda los papeles que no sean rudos/policíacos, y aquí vuelve a demostrarlo. Ana Torrent, Mario Pardo, Pou o la Villamil (pese a que su historia aporta poco o nada) rayan a gran altura en esta muy apreciable película con sabor a viejuno (en el buen sentido).

Con todo y como conclusión, me hubiera gustado que la película me hubiera emocionado realmente. Salvo algún leve chispazo no llega a alterarme. Me sigo quedando con "El sur".
21 de julio de 2016
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil hacer comedia de la guerra civil, muy difícil. Pues Berlanga y Azcona lo consiguieron y de manera genial hace 30 años. Una de esas películas injustamente tratadas por Filmaffinity, que sólo incluye una frase de la crítica especializada y es la del estólido Carlos Boyero diciendo "decepcionante". Lamentable, pues "La vaquilla" es, ni más ni menos, una de las cumbres de la comedia española, cuyo tono ligero, intrascendente y caótico no se pierde, exceptuando alguna frase de los protagonistas, hasta los últimos dos o tres minutos. Ese final vale más que la mayoría de películas sobre nuestra vergonzosa guerra (spoiler).

Siempre pienso que nadie como Berlanga y Azcona han sabido retratar mejor cómo es el pueblo español y el español en general. Y en los 116 minutos de "La vaquilla" asistimos a una clase magistral sobre España: caos, desorden, ruido, bandas de música, fiestas donde se maltratan animales, algarabía, el reírse de todo, esas opíparas y eventuales comilonas, chabacanería, fatalismo, sexo reprimido, la perenne presencia de la Iglesia, el poder de los terratenientes y el eterno cainismo sobrevolando siempre sobre todo, aunque se nos deje claro que si estúpidas son las guerras, más lo son las civiles, pues vemos cómo los enemigos son en realidad más amigos y hermanos de lo que creen.

Fue una película cara (250 millones de pesetas) pero su éxito en taquilla lo compensó. Se rodó en el zaragozano pueblo de Sos del Rey Católico, como se rodaba antes, in situ. Fue todo un acontecimiento y numerosos vecinos aparecieron como extras, entremezclados con el extenso y genial reparto, de los mejores de la historia del cine español y al que sólo faltarían algunos gigantes como Fernán Gómez, Paco Rabal, López Vázquez y Fernando Rey. Pero realmente entrañables los inspirados Alfredo Landa, José Sacristán, Santiago Ramos y Guillermo Montesinos, sin ignorar a Agustín González, Adolfo Marsillach, María Luisa Ponte o el "tonto del pueblo". Inolvidable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final me sigue emocionando. La vaquilla, cansada y maltratada, agoniza rodeada de un torero republicano y otro franquista y acaba muerta en tierra de nadie, entre los dos frentes. Nadie se hace cargo del cadáver, que queda como pasto de los buitres carroñeros, mientras suenan los disparos y bombas y luego una de las canciones más tristes de la historia de la música popular de nuestro país: "La hija de Juan Simón", aquí cantada por Juanito Valderrama.

Posiblemente muchos críticos, muchos snobs y modernos vean simple, fácil y obvio el símil entre España y la vaquilla, pero a mí me parece sobrecogedor y genial. En la guerra civil perdió España, que...

"Se murió de pena".
13 de diciembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, así es como se titula "Reservoir Dogs" (Quentin Tarantino, 1992) en Hispanoamérica. Ya sean perros de la calle, de presa o de reserva, la genial ópera prima del estadounidense cuenta con un lejano y castizo precedente, una más de tantas joyas semiolvidadas e infravaloradas del cine español.

Está claro que aquí no hay conversaciones banales sobre "Like a Virgin", pollas o propinas, ni sangre a raudales, pero sí mucha tensión, mucha incertidumbre, mucha desconfianza y unas sensacionales actuaciones del reparto, mujeres fatales incluidas. Todo en el habitual tono neorrealista y seco de la época, que la acerca al estilo italiano o francés, se trata de una película magnífica que tuvo numerosos problemas con la censura (dedicado para los que dicen que en el franquismo la libertad era considerable) y que para mí ha resultado un entretenimiento excelente.

Aquí nadie se fía de nadie, todos tienen algo que ocultar, y aunque haya algún personaje más positivo e inocente que otros, todos tienen ese anhelo por salir de su precaria vida, fronteriza con la delincuencia. Mediante varios flasbacks vamos conociendo todo el proceso que rodea el principal asunto del film, deteniéndonos en todas las pequeñas historias que nos cuentan, que sirven para definir bastante bien a los personajes, ya sean sus proyectos, su pasado, sus sueños rotos o su carácter. Agobiante, claustrofóbica (apenas salimos de la casa) y con diversos puntos de vista, destacaría además de todo ello y de su guión, a un sorprendente Arturo Fernández y especialmente a un soberbio Alberto Closas, demostrando una vez más lo grande que era, en un registro muy diferente al de sus papeles más recordados.

Una joya de película.
18 de noviembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es mi director español predilecto, pero, en mi humilde opinión, David Trueba me parece, pese a su carrera errática y con altibajos, más interesante como cineasta que su hermano Fernando. Además es un escritor y columnista bastante competente, aunque ésa es otra historia.

"La buena vida" fue su estupendo debut en la dirección, y 20 años después, sigue siendo, pese a su relativa poca fama, todo un símbolo del cine español de los 90, como símbolos fueron en su momento los protagonistas, Fernando Ramallo (16 años) y Lucía Jiménez (18). El primero por desgracia es un paradigma de cómo un actor puede pasar del estrellato al olvido en pocos años; claro que la segunda, aunque de carrera más larga, tampoco anda muy boyante.

Y es una pena porque los dos, aparte de lozanos, lucen veraces, creíbles. Todo un soplo de aire fresco y toda una estimable película la de Trueba, un sólido y hermoso drama de pérdidas familiares, situaciones cuesta arriba, iniciaciones (en todo) y primeros pasos en esta perra vida. Pese al carácter autobiográfico de la historia, cuesta no reconocerse en más de un personaje del film, y más si eras jovencito en esos años 90 que no estuvieron tan mal. En general, todo está bien contado, pese al notable drama no se caen en sensiblerías excesivas y artificiales, y, pese a su carga intelectual, la película no es nada pedante ni pretenciosa.

Mención muy especial para el gran Luis Cuenca, quien a los 75 años se llevó el Goya. Su abuelo es tan verídico, como descacharrante, desgarrador y genial. Notable, como "La buena vida".
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