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Críticas ordenadas por utilidad
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7,3
65.975
8
4 de octubre de 2018
4 de octubre de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Aunque sea más de lo mismo, el nuevo trabajo de Tarantino nos demuestra que el afamado director hace tiempo que encontró su estilo y que no necesita nada más. "The Hateful Eight" es, en esencia, una especie de "Reservoir Dogs" elevado al cuadrado, una cinta imprescindible si queremos ver la evolución del director desde sus primeros trabajos. Su estilo atrevido, dinámico e hipnótico alcanza en este oscuro y claustrofóbico thriller unas cotas de calidad escandalosas, como siempre. Y quizá esa que parece la principal virtud del film es, a su vez, su principal defecto. Porque no nos sorprende, como sí lo hizo con "Kill Bill" o "Inglorious Bastards", lo que por otra parte no le resta ni un ápice de mérito si tenemos en cuenta todos los aspectos de la película. Desde la hermosa banda sonora de Ennio Morricone (muy galardonada), hasta los aspectos artísticos y técnicos (algunas filigranas con la cámara son verdaderamente asombrosas, por non hablar de la elegancia y el buen gusto a la hora de encuadrar los planos): puesta en escena, fotografía, etc. pasando por las interpretaciones (impresionante Tim Roth en particular) y el guión. Todo ello alcanza la calidad que se le exige a un maestro como Tarantino.
En cuanto a la historia, nos encontramos ante un guión enrevesado pero cuyos engranajes encajan perfectamente a pesar del corte brusco que sufre la película en su cénit. La atmósfera envolvente y espesa es el marco perfecto para unos diálogos como siempre brillantes y fluidos, llenos de naturalidad y erudición. Es una historia de odio, como el propio título indica, aunque quizás para entender mejor la esencia de la película tengamos que recurrir a la etimología: "hateful" es, en esencia, "hate-full", es decir, "lleno, pleno de odio". Y es que los ocho protagonistas están absolutamente llenos de odio, de rencor, de ansias de venganza y redención. Encaja perfectamente en el contexto histórico en el que se enmarca la historia: la posguerra de la Guerra Civil Estadounidense tras la victoria de la Unión. La desconfianza y el rencor aún perviven en un país moralmente dividido entre vencedores y vencidos, lo que hace del reciente pasado un protagonista más de la película. Por lo demás, el guión nos recuerda, y mucho, a "Reservoir Dogs", como ya habíamos dicho al principio, aunque ciertas partes tienen más de ciertos relatos de Agatha Christie ("Diez negritos", "Tres ratoncitos ciegos"). Debido a la importancia de la pasada Guerra Civil en el contexto de la película, hay también tintes de drama sureño a pesar de estar ambientada en Wyoming, lo que le aporta vida a un guión que podría correr el riesgo de caer en lo plomizo. Hay que tener en cuenta que en una película claustrofóbica como esta, ambientada prácticamente en un mismo escenario cerrado y con los mismos personajes conviviendo durante toda la historia, se corre el riesgo de aburrir al espectador. Esto se combate con unos diálogos fluidos, entretenidos, con ritmo, con belleza literaria. Es lo mejor que el cine ha aprendido del teatro, por eso siempre me gustaron este tipo de películas, como "12 Angry Men", "The Lyon in Winter" o la propia "Reservoir Dogs": son historias que ponen a prueba a los actores y les obligan a exponer lo mejor de sí mismos. Con este nuevo trabajo, Tarantino se ha consolidado como un gran maestro de este microgénero de películas que, bien hechas, dejan siempre boquiabierto al espectador. Como siempre, vemos un dominio de los recursos del lenguaje cinematográfico y un gusto por los detalles y el trabajo bien hecho que es para sacarse el sombrero. En definitiva, un film altamente recomendable, marca de la casa. Para quien no la haya visto, y a modo de recomendación final: "Los odiosos ocho", una historia de odio y venganza entre ocho personas encerradas en un sitio del que no se puede salir. Duración: 3 horas. Director: Quentin Tarantino. A disfrutar!
LO MEJOR: La enrevesada y atrevida estructura narrativa (aunque no tanto como otras veces), y la forma directa, contundente y a la vez elegante de mostrar la violencia.
LO PEOR: A pesar de lo anterior, en algunas de las escenas más violentas hay un regodeo en el gore que me hace pensar que fueron concebidas para complacer a sus fans. Es cosa sabida que Tarantino bebe de la exageración caricaturesca de la serie B en este como en otros aspectos de su estilo (bebe de muchas fuentes, de hecho), pero hay ciertos planos que no tienen elegancia. De todas formas se le perdona.
En cuanto a la historia, nos encontramos ante un guión enrevesado pero cuyos engranajes encajan perfectamente a pesar del corte brusco que sufre la película en su cénit. La atmósfera envolvente y espesa es el marco perfecto para unos diálogos como siempre brillantes y fluidos, llenos de naturalidad y erudición. Es una historia de odio, como el propio título indica, aunque quizás para entender mejor la esencia de la película tengamos que recurrir a la etimología: "hateful" es, en esencia, "hate-full", es decir, "lleno, pleno de odio". Y es que los ocho protagonistas están absolutamente llenos de odio, de rencor, de ansias de venganza y redención. Encaja perfectamente en el contexto histórico en el que se enmarca la historia: la posguerra de la Guerra Civil Estadounidense tras la victoria de la Unión. La desconfianza y el rencor aún perviven en un país moralmente dividido entre vencedores y vencidos, lo que hace del reciente pasado un protagonista más de la película. Por lo demás, el guión nos recuerda, y mucho, a "Reservoir Dogs", como ya habíamos dicho al principio, aunque ciertas partes tienen más de ciertos relatos de Agatha Christie ("Diez negritos", "Tres ratoncitos ciegos"). Debido a la importancia de la pasada Guerra Civil en el contexto de la película, hay también tintes de drama sureño a pesar de estar ambientada en Wyoming, lo que le aporta vida a un guión que podría correr el riesgo de caer en lo plomizo. Hay que tener en cuenta que en una película claustrofóbica como esta, ambientada prácticamente en un mismo escenario cerrado y con los mismos personajes conviviendo durante toda la historia, se corre el riesgo de aburrir al espectador. Esto se combate con unos diálogos fluidos, entretenidos, con ritmo, con belleza literaria. Es lo mejor que el cine ha aprendido del teatro, por eso siempre me gustaron este tipo de películas, como "12 Angry Men", "The Lyon in Winter" o la propia "Reservoir Dogs": son historias que ponen a prueba a los actores y les obligan a exponer lo mejor de sí mismos. Con este nuevo trabajo, Tarantino se ha consolidado como un gran maestro de este microgénero de películas que, bien hechas, dejan siempre boquiabierto al espectador. Como siempre, vemos un dominio de los recursos del lenguaje cinematográfico y un gusto por los detalles y el trabajo bien hecho que es para sacarse el sombrero. En definitiva, un film altamente recomendable, marca de la casa. Para quien no la haya visto, y a modo de recomendación final: "Los odiosos ocho", una historia de odio y venganza entre ocho personas encerradas en un sitio del que no se puede salir. Duración: 3 horas. Director: Quentin Tarantino. A disfrutar!
LO MEJOR: La enrevesada y atrevida estructura narrativa (aunque no tanto como otras veces), y la forma directa, contundente y a la vez elegante de mostrar la violencia.
LO PEOR: A pesar de lo anterior, en algunas de las escenas más violentas hay un regodeo en el gore que me hace pensar que fueron concebidas para complacer a sus fans. Es cosa sabida que Tarantino bebe de la exageración caricaturesca de la serie B en este como en otros aspectos de su estilo (bebe de muchas fuentes, de hecho), pero hay ciertos planos que no tienen elegancia. De todas formas se le perdona.

8,3
6.350
10
30 de junio de 2016
30 de junio de 2016
Sé el primero en valorar esta crítica
Cuando uno cree que ya ha visto lo mejor del cine japonés, acude a los rankings de Filmaffinity en busca de alguna rareza, y de pronto aparece entre las películas niponas más votadas de todos los tiempos esta cinta desconocida en general para el gran público, de un director del que apenas ha oído hablar. Y... ¡Oh, sorpresa! Uno se encuentra con otra obra maestra indispensable, como no podía ser de otro modo. El caso es que el pueblo japonés, siendo como ha sido un pueblo guerrero, se caracteriza por una profunda sensibilidad estética que demuestran convirtiendo en arte todo lo que hacen: desde escribir hasta tomar el té, para los japoneses todo se debe hacer con una armonía, una belleza y una sensibilidad. Siendo así, no es de extrañar que en el cine sean los mejores. Y lo digo con todas las letras y sin miedo a equivocarme: los mejores. Y El intendente Sansho es sólo un ejemplo más... ¡y qué ejemplo!
Después de leer las críticas y las alabanzas que se han dicho sobre esta obra, decepcionan los primeros pasajes: lentos, sencillos, sin demasiadas pretensiones técnicas y con unos diálogos bastante planos. Luego te das cuenta de que esa primera parte está cargada de cotidianeidad y sencillez precisamente para contrastar de la manera más intensa con el durísimo y penoso desarrollo de la historia. Es la escena de las barcas la que marca ese punto de inflexión, y constituye un cambio sustancial de "tempo" y de tono. A partir de ese punto la historia se convierte en un dramón de primer nivel, que te atrapa por la potencia expresiva de las interpretaciones, la sutileza y precisión de la cámara, la belleza pictórica de la fotografía, y la solemnidad de unos diálogos de gran hermosura literaria. Lo tiene todo para ser un clásico memorable.
(sigue en spoiler)
Después de leer las críticas y las alabanzas que se han dicho sobre esta obra, decepcionan los primeros pasajes: lentos, sencillos, sin demasiadas pretensiones técnicas y con unos diálogos bastante planos. Luego te das cuenta de que esa primera parte está cargada de cotidianeidad y sencillez precisamente para contrastar de la manera más intensa con el durísimo y penoso desarrollo de la historia. Es la escena de las barcas la que marca ese punto de inflexión, y constituye un cambio sustancial de "tempo" y de tono. A partir de ese punto la historia se convierte en un dramón de primer nivel, que te atrapa por la potencia expresiva de las interpretaciones, la sutileza y precisión de la cámara, la belleza pictórica de la fotografía, y la solemnidad de unos diálogos de gran hermosura literaria. Lo tiene todo para ser un clásico memorable.
(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
(viene de arriba)
La película es muy dura, y este es un aviso para navegantes: si la vais a ver, preparad pañuelos porque en determinados pasajes vais a llorar a moco tendido. Y no porque la película sea de las que se regodean en el aspecto lacrimógeno del drama. De hecho, la cámara siempre nos sitúa en una posición de distancia. No hay primeros planos ni osadías excesivas en el manejo de la cámara. Pero la historia en sí, lo que les pasa a los personajes, las injusticias que sufren, el desarrollo de los acontecimientos, todo cuanto hay en ese guión es drama puro, sin medias tintas. Porque si hay un tema principal en El intendente Sansho, es la maldad, la crueldad innata del hombre. Lo dice uno de los protagonistas: "todos los hombres son crueles, porque en lo más profundo de su ser sólo piensan en sí mismos". Sansho representa toda esa maldad, apoyado en un sistema social y económico injusto, respaldado por los poderes que le dan carta blanca para practicar la esclavitud más atroz y la explotación más inhumana. En el universo de esta película, la vida humana no vale nada, y es constantemente pisoteada y destruida sin piedad ni remordimientos por parte de quienes ejercen el poder. Son mensajes, en fin, comunes a todos los pueblos y todas las épocas, algo que hace de El intendente Sansho una película de gran carga moral y filosófica.
En fin, podríamos pasarnos horas desgranando la cinta, porque desde luego tiene mucho jugo, y podríamos incluso compararla con otras historias que recuerdan en cierto modo a ésta, como Los Miserables o Ben-Hur, con las cuales guardan ciertas similitudes argumentales; pero mi intención con esta crítica no era tanto pararme a elogiar cada detalle como insistir en que la vean. Y quiero hacerlo encarecidamente, además, porque creo sinceramente que hablamos de una de las grandes obras maestras del cine universal, y la considero absolutamente imprescindible.
LO MEJOR: Si tengo que destacar una sola escena, la que más marca me ha dejado es la de la madre, lisiada y a duras penas sostenida sobre un bastón, llamando por sus hijos desde lo alto del acantilado azotado por el viento. Increíble, derroche total de maestría cinematográfica e interpretativa. El momento culminante de la película, junto con el solemne e intenso final.
LO PEOR: Es verdad que hay cierto maniqueísmo en el tratamiento de los personajes, pero no es menos verdad que Mizoguchi anuncia desde el principio su intención de tratar la historia como cuento tradicional que es, así que esa forma de dividir a los personajes en buenos y malos tiene su justificación. Además, según avanza el argumento, vemos que los protagonistas cambian su carácter, y se plantean dilemas morales que rompen esa sensación de estar ante una historia plana en el aspecto ético.
La película es muy dura, y este es un aviso para navegantes: si la vais a ver, preparad pañuelos porque en determinados pasajes vais a llorar a moco tendido. Y no porque la película sea de las que se regodean en el aspecto lacrimógeno del drama. De hecho, la cámara siempre nos sitúa en una posición de distancia. No hay primeros planos ni osadías excesivas en el manejo de la cámara. Pero la historia en sí, lo que les pasa a los personajes, las injusticias que sufren, el desarrollo de los acontecimientos, todo cuanto hay en ese guión es drama puro, sin medias tintas. Porque si hay un tema principal en El intendente Sansho, es la maldad, la crueldad innata del hombre. Lo dice uno de los protagonistas: "todos los hombres son crueles, porque en lo más profundo de su ser sólo piensan en sí mismos". Sansho representa toda esa maldad, apoyado en un sistema social y económico injusto, respaldado por los poderes que le dan carta blanca para practicar la esclavitud más atroz y la explotación más inhumana. En el universo de esta película, la vida humana no vale nada, y es constantemente pisoteada y destruida sin piedad ni remordimientos por parte de quienes ejercen el poder. Son mensajes, en fin, comunes a todos los pueblos y todas las épocas, algo que hace de El intendente Sansho una película de gran carga moral y filosófica.
En fin, podríamos pasarnos horas desgranando la cinta, porque desde luego tiene mucho jugo, y podríamos incluso compararla con otras historias que recuerdan en cierto modo a ésta, como Los Miserables o Ben-Hur, con las cuales guardan ciertas similitudes argumentales; pero mi intención con esta crítica no era tanto pararme a elogiar cada detalle como insistir en que la vean. Y quiero hacerlo encarecidamente, además, porque creo sinceramente que hablamos de una de las grandes obras maestras del cine universal, y la considero absolutamente imprescindible.
LO MEJOR: Si tengo que destacar una sola escena, la que más marca me ha dejado es la de la madre, lisiada y a duras penas sostenida sobre un bastón, llamando por sus hijos desde lo alto del acantilado azotado por el viento. Increíble, derroche total de maestría cinematográfica e interpretativa. El momento culminante de la película, junto con el solemne e intenso final.
LO PEOR: Es verdad que hay cierto maniqueísmo en el tratamiento de los personajes, pero no es menos verdad que Mizoguchi anuncia desde el principio su intención de tratar la historia como cuento tradicional que es, así que esa forma de dividir a los personajes en buenos y malos tiene su justificación. Además, según avanza el argumento, vemos que los protagonistas cambian su carácter, y se plantean dilemas morales que rompen esa sensación de estar ante una historia plana en el aspecto ético.

6,8
183.229
2
22 de noviembre de 2015
22 de noviembre de 2015
6 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si los años noventa nos dieron una película sobrevalorada es ésta. ¡Vaya truño infumable! Una cinta sólo recomendable para prepúberes y parejitas de quinceañeros que quieran tener una excusa para los primeros magreos. Me imagino que Cameron se quedó bien a gusto cuando firmó su gran obra. Apasionado de las sumersiones abisales y fan de la historia del Titanic, quiso hacer una película que uniera ambas pasiones, pero tenía que buscar algo para rellenar el guión y que atrajera al público americano. Podría pensarse que un tipo culto y con estudios como es James Cameron buscaría una historia con profundidad filosófica, sobre la soberbia y la ambición de la ciencia y la técnica, sobre las diferencias sociales, sobre el sometimiento de la clase obrera; o una historia de emigrantes que viajan en busca de un futuro mejor, o cualquier cosa con un mínimo de interés, algo que, en definitiva, te haga pensar aunque sea sólo un poquito. No tiene nada que ver ésto con la rentabilidad de la cinta (puede hacerse una película comercial pero de buena calidad cinematográfica, hay miles de ejemplos), pero optaron por dirigirlo hacia determinado tipo de público: la chavalada que, al fin y al cabo, son los que más van al cine y los que permiten, además, que puedas vender después merchandising en revistas como la Superpop.
Por ello escribieron algo facilón y pasteloso, sin demasiadas complicaciones y con mucha estrellita y mucho ídolo de adolescentes. En cuanto al guión, tampoco se complicaron: una historia de amor entre la niña rica y el niño pobre, como si el rollo Romeo y Julieta no estuviera ya mil veces manido y pisoteado por la industria cinematográfica. Ella, compungida y atada en una clase social que le impide volar, y él, típico artista vive-la-vida en plan bohemio. La historia más vieja y más vista del mundo.
Y por cierto, ¿Alguien dudaba de que el primer beso sería bajo una hermosa puesta de sol? ¿Y alguien me puede explicar por qué demonios quería suicidarse la tipa esta? En fin, que el guión no hay por donde cogerlo, y en cuanto a las interpretaciones pues lo de siempre en esta clase de superproducciones: puro postureo de forracarpetas. El apartado técnico no lo voy a mencionar porque lo único visualmente impresionante está hecho por ordenador, y lo que no, muestra la más absoluta planicie técnica, sin ninguna ambición más que algún que otro adorno tópico como puestas de sol, auroras boreales y algún otro fenómeno celeste o meteorológico, todo envuelto en la pomposidad de una banda sonora estupenda para vender como disco de pop sinfónico, pero que sólo aspira a enmarcar todo lo estruendoso de la película y que presuntamente debemos tomar por épico.
En definitiva, que no hubo ningún interés en hacer una película de calidad, sólo un mero afán recaudatorio. Lo de los once Oscar es de juzgado de guardia, pero ya sabemos como funciona la Academia yanqui ("El Señor de los Anillos", "Slumdog Millionaire"... son la clase de películas que gustan hoy en día a los académicos). El caso es que, para mí, "Titanic" puso la puntilla a las superproducciones épicas que tan bien habían funcionado en la época dorada, un género que había caído en una espiral de decadencia desde que Mankiewicz quiso llevarlo al extremo en "Cleopatra" -su gran fracaso-. Desde entonces no se ha hecho nada medianamente bueno en Norteamérica salvo "Braveheart" y algún otro film aislado.
De todas formas confieso que, para mí, "Titanic" es de esas películas que, como "Pearl Harbor" o "Gladiator", me permiten intuir muchas cosas sobre los gustos cinematográficos de quien tengo delante. De hecho es una de las primeras cosas que pregunto cuando hablo por primera vez de cine con alguien. "Por cierto, ¿Qué opinas de Titanic?" La respuesta me dice mucho, y tengo que admitir que, por lo general, suele tener relación con el nivel intelectual de la persona, aunque como todo en la vida hay excepciones y ya sabemos que generalizar es muy feo.
Por ello escribieron algo facilón y pasteloso, sin demasiadas complicaciones y con mucha estrellita y mucho ídolo de adolescentes. En cuanto al guión, tampoco se complicaron: una historia de amor entre la niña rica y el niño pobre, como si el rollo Romeo y Julieta no estuviera ya mil veces manido y pisoteado por la industria cinematográfica. Ella, compungida y atada en una clase social que le impide volar, y él, típico artista vive-la-vida en plan bohemio. La historia más vieja y más vista del mundo.
Y por cierto, ¿Alguien dudaba de que el primer beso sería bajo una hermosa puesta de sol? ¿Y alguien me puede explicar por qué demonios quería suicidarse la tipa esta? En fin, que el guión no hay por donde cogerlo, y en cuanto a las interpretaciones pues lo de siempre en esta clase de superproducciones: puro postureo de forracarpetas. El apartado técnico no lo voy a mencionar porque lo único visualmente impresionante está hecho por ordenador, y lo que no, muestra la más absoluta planicie técnica, sin ninguna ambición más que algún que otro adorno tópico como puestas de sol, auroras boreales y algún otro fenómeno celeste o meteorológico, todo envuelto en la pomposidad de una banda sonora estupenda para vender como disco de pop sinfónico, pero que sólo aspira a enmarcar todo lo estruendoso de la película y que presuntamente debemos tomar por épico.
En definitiva, que no hubo ningún interés en hacer una película de calidad, sólo un mero afán recaudatorio. Lo de los once Oscar es de juzgado de guardia, pero ya sabemos como funciona la Academia yanqui ("El Señor de los Anillos", "Slumdog Millionaire"... son la clase de películas que gustan hoy en día a los académicos). El caso es que, para mí, "Titanic" puso la puntilla a las superproducciones épicas que tan bien habían funcionado en la época dorada, un género que había caído en una espiral de decadencia desde que Mankiewicz quiso llevarlo al extremo en "Cleopatra" -su gran fracaso-. Desde entonces no se ha hecho nada medianamente bueno en Norteamérica salvo "Braveheart" y algún otro film aislado.
De todas formas confieso que, para mí, "Titanic" es de esas películas que, como "Pearl Harbor" o "Gladiator", me permiten intuir muchas cosas sobre los gustos cinematográficos de quien tengo delante. De hecho es una de las primeras cosas que pregunto cuando hablo por primera vez de cine con alguien. "Por cierto, ¿Qué opinas de Titanic?" La respuesta me dice mucho, y tengo que admitir que, por lo general, suele tener relación con el nivel intelectual de la persona, aunque como todo en la vida hay excepciones y ya sabemos que generalizar es muy feo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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LO MEJOR: La muerte del protagonista, sin duda el momento más esperado después de tres horas de absoluta ñoñez y de sobredosis de azúcar. La escena es odiosa y repelente, y profundiza en el espíritu escandalosamente lacrimógeno y pastelero del resto del metraje. Pero bueno, al menos se muere y nos deja a salvo de segundas partes -o de terceras, que visto lo visto con la crisis de ideas en Hollywood ya nada nos puede sorprender-.
LO PEOR: Tanto tópico y tanta obviedad, a veces con ración doble de pretenciosidad y artificio, como el rollo ese de "he dibujado prostitutas en Montmartre". En fin...
LO PEOR: Tanto tópico y tanta obviedad, a veces con ración doble de pretenciosidad y artificio, como el rollo ese de "he dibujado prostitutas en Montmartre". En fin...

7,8
15.303
6
29 de junio de 2016
29 de junio de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Considerada una de las obras culminantes del cine soviético, me veo en la obligación de justificar con esta crítica la baja nota que he decidido asignarle a Stalker. Le he puesto un seis, no porque realmente se merezca una nota tan baja, sino por la decepción que supuso para mí su visionado después de haber oído hablar maravillas. El principal punto positivo es, sin duda, su aspecto técnico; especialmente el trabajo de cámara, que hace uso de planos enigmáticos y difíciles para el espectador, obligado constantemente a estar atento y a reconstruir lo que está viendo. En ese sentido, sí me parece una película interesante -no me atrevo a decir innovadora porque desconozco si algún otro cineasta hizo algo parecido antes, que seguro que sí-. El juego que hace entre dos saturaciones de imagen distintas, y algunas -no todas- de las interpretaciones, son otros aspectos a favor que me gustaría destacar.
Pero a parte de eso, no sé qué tiene esta película que me frustra enormemente. Sé lo que pretende decirme, los mensajes que tiene, conozco bien la filosofía existencialista que tan de moda estuvo a mediados del siglo pasado -base intelectual, según yo veo, de esta cinta-, y he intuído también esa lucha constante entre la parte abstracta y artística del ser humano y su contrapunto racional y positivista. Hay también profundas reflexiones sobre la felicidad, metáforas sobre la vida como un camino, o un pozo; y otras líneas intelectuales más que completan el complejo y difuso universo filosófico de Stalker. El problema es que esos mensajes no calan. Están aí, interpuestos a modo de diálogos en medio del metraje como versos sueltos, o como monólogos mirando a cámara, o como imágenes sueltas en medio de los fotogramas -una de esas "rarezas típicas" que tan poco cinematográficas me parecen-, y no cuajan con la historia. Para eso, leo un libro de filosofía y me quedo tranquilo, porque Stalker es más eso que una película.
(sigue en spoiler)
Pero a parte de eso, no sé qué tiene esta película que me frustra enormemente. Sé lo que pretende decirme, los mensajes que tiene, conozco bien la filosofía existencialista que tan de moda estuvo a mediados del siglo pasado -base intelectual, según yo veo, de esta cinta-, y he intuído también esa lucha constante entre la parte abstracta y artística del ser humano y su contrapunto racional y positivista. Hay también profundas reflexiones sobre la felicidad, metáforas sobre la vida como un camino, o un pozo; y otras líneas intelectuales más que completan el complejo y difuso universo filosófico de Stalker. El problema es que esos mensajes no calan. Están aí, interpuestos a modo de diálogos en medio del metraje como versos sueltos, o como monólogos mirando a cámara, o como imágenes sueltas en medio de los fotogramas -una de esas "rarezas típicas" que tan poco cinematográficas me parecen-, y no cuajan con la historia. Para eso, leo un libro de filosofía y me quedo tranquilo, porque Stalker es más eso que una película.
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(viene de arriba)
La historia es secundaria, y de hecho en mi opinión es una cinta en ese sentido altamente fraudulenta: los personajes se pasan tres horas aterrorizados por nada, agarrados los unos a los otros, caminando de puntillas y dando mil rodeos, lanzando piedras antes de pisar cada área por miedo a que el universo desaparezca o yo que sé. La única conclusión que he podido sacar es que ahí no hay nada sobrenatural. Puede que todo sea una alegoría de la náusea, del vértigo que produce la existencia, del mundo de falsas realidades en que vive el hombre cual caverna platónica, o bla bla bla. Para mí, la "Zona" en cuestión es un bosque normal y corriente, y Stalker un estafador que se aprovecha de las leyendas y de la desesperación de la gente adinerada -algo que le recriminan en cierta ocasión, por cierto, sus propios compañeros de aventura-. Todo lo demás me parece paja, puro relleno para darle un matiz existencialista. No hay peligro, no hay trama; todo es humo. Por eso al acabar me transmite una sensación de frustración, de algo incompleto.
No digo que el resultado sea del todo malo, es que no es una buena película porque no cumple lo que yo creo que debe hacer una película: ni emociona, ni entretiene, ni te hace pensar. Bueno, esto último sí y además en cantidades ingentes. Pero te hace pensar, insisto, del mismo modo que te hace pensar un libro de filosofía. Si quieres transmitirme un mensaje de ese calado y de una forma cinematográfica, hazlo con la propia historia, que sea ella misma -con su fondo y su forma; es decir, tanto en el guión como en lo visual- la que a mí, como espectador, me obligue a extraer esas líneas intelectuales, ideológicas o filosóficas. En ese sentido, creo que Stalker fracasa estrepitosamente.
A pesar de todo, se recomienda su visionado como curiosidad histórica, como muestra de los derroteros por los que discurría el cine experimental en la Rusia soviética de aquellos años, y como clásico imperecedero de la tradición cinematográfica de dicho país. Al menos, y esto sí que se lo concedo, no es una película especialmente pretenciosa, como sí lo son otras de la misma época y que yo personalmente englobo en la categoría de "ese cine raro de los setenta", entre las que suelo incluir bazofias intragables como La naranja mecánica o monstruosidades como el Casanova de Fellini.
LO MEJOR: Me impresionó la actriz que interpreta a la esposa de Stalker. En los escasos minutos en los que aparece, llena la pantalla con sus emociones. Es un detalle a destacar.
LO PEOR: Llámenme anticuado, pero me chirría la práctica ausencia de banda sonora. Y ya sé que esto de hacer películas sin música ha sido y es un recurso muy común, pero yo suelo estar en contra de tanto minimalismo -no siempre, desde luego-. Y más en una película a la que le falta tanta piel, como diría aquel.
La historia es secundaria, y de hecho en mi opinión es una cinta en ese sentido altamente fraudulenta: los personajes se pasan tres horas aterrorizados por nada, agarrados los unos a los otros, caminando de puntillas y dando mil rodeos, lanzando piedras antes de pisar cada área por miedo a que el universo desaparezca o yo que sé. La única conclusión que he podido sacar es que ahí no hay nada sobrenatural. Puede que todo sea una alegoría de la náusea, del vértigo que produce la existencia, del mundo de falsas realidades en que vive el hombre cual caverna platónica, o bla bla bla. Para mí, la "Zona" en cuestión es un bosque normal y corriente, y Stalker un estafador que se aprovecha de las leyendas y de la desesperación de la gente adinerada -algo que le recriminan en cierta ocasión, por cierto, sus propios compañeros de aventura-. Todo lo demás me parece paja, puro relleno para darle un matiz existencialista. No hay peligro, no hay trama; todo es humo. Por eso al acabar me transmite una sensación de frustración, de algo incompleto.
No digo que el resultado sea del todo malo, es que no es una buena película porque no cumple lo que yo creo que debe hacer una película: ni emociona, ni entretiene, ni te hace pensar. Bueno, esto último sí y además en cantidades ingentes. Pero te hace pensar, insisto, del mismo modo que te hace pensar un libro de filosofía. Si quieres transmitirme un mensaje de ese calado y de una forma cinematográfica, hazlo con la propia historia, que sea ella misma -con su fondo y su forma; es decir, tanto en el guión como en lo visual- la que a mí, como espectador, me obligue a extraer esas líneas intelectuales, ideológicas o filosóficas. En ese sentido, creo que Stalker fracasa estrepitosamente.
A pesar de todo, se recomienda su visionado como curiosidad histórica, como muestra de los derroteros por los que discurría el cine experimental en la Rusia soviética de aquellos años, y como clásico imperecedero de la tradición cinematográfica de dicho país. Al menos, y esto sí que se lo concedo, no es una película especialmente pretenciosa, como sí lo son otras de la misma época y que yo personalmente englobo en la categoría de "ese cine raro de los setenta", entre las que suelo incluir bazofias intragables como La naranja mecánica o monstruosidades como el Casanova de Fellini.
LO MEJOR: Me impresionó la actriz que interpreta a la esposa de Stalker. En los escasos minutos en los que aparece, llena la pantalla con sus emociones. Es un detalle a destacar.
LO PEOR: Llámenme anticuado, pero me chirría la práctica ausencia de banda sonora. Y ya sé que esto de hacer películas sin música ha sido y es un recurso muy común, pero yo suelo estar en contra de tanto minimalismo -no siempre, desde luego-. Y más en una película a la que le falta tanta piel, como diría aquel.
24 de noviembre de 2011
24 de noviembre de 2011
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante el esperadísimo final de una de las sagas más rentables (y largas) de la historia del cine, basada a su vez en una serie de libros que constituyen una de las series más vendidas y traducidas de la historia de la literatura universal. He leído Harry Potter desde mi infancia, por lo que fui creciendo con los libros y con las películas y más o menos puedo decir que me ha influenciado desde siempre sus personajes y su mundo. Sin embargo, he sentido una profunda decepción en esta parte 7.2, ya que finalmente la disputa entre efectos especiales y guión que se venía llevando a cabo desde la primera entrega ha sido ganada por los primeros. Y por supuesto que los efectos especiales deberían servir en estas películas para realzar el tono épico de la historia, pero a veces hay escenas que no sirven para nada, que sólo se ponen para realzar la calidad de los efectos especiales en detrimento de otras escenas del libro, sin duda mucho más interesantes y que ayudarían mucho más a comprender la historia a aquellos que no han leído los libros. Después de una primera parte llena de intensidad, profundidad y belleza estética, esta segunda parte de la saga se ha transformado en un espectáculo pirotécnico en el que los personajes se han quedo completamente planos, se han omitido o recortado las escenas más emotivas y trágicas del libro y se ha apresurado el final de un modo que en el libro se sugiere pero que, ya en la película, debía ser realzado para explotar al máximo la imaginación del espectador. Es cierto que se mantienen esos pequeños detalles visuales muy interesantes que hemos visto ya en las otras entregas, y es verdad que el tiempo obliga siempre a recortar el argumento del libro en las adaptaciones, pero para mí han suprimido escenas muy importantes y se ha recortado el argumento a cambio de escenas irrelevantes destinadas a llamar al público adolescente. Y esto último se puede aplicar a todas las películas de la saga.
En el spoiler he puesto mi ranking de preferencia de las películas de Harry Potter, ahora que ya las he visto todas.
En el spoiler he puesto mi ranking de preferencia de las películas de Harry Potter, ahora que ya las he visto todas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mi ranking de películas de Harry Potter:
1. Harry Potter y el prisionero de Azkaban
2. Harry Potter y las Reliquias de la Muerte (parte I)
3. Harry Potter y la Cámara Secreta
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