Es una buena película, con interpretaciones de pocos vuelos, pero que llegan alto. A veces roza el documental, otras el patriotismo..., pero siempre a un nivel cinematográfico de altura. El papel de Jonah Hill, aunque secundario es el mejor del reparto. El cocktail permite ver una película entretenida y fresca y a la vez un trabajo de calidad.

Es una película que se puede considerar pequeña, pero está enormemente engrandecida por la interpretación de Jeff Bridges. Por lo demás, a veces cae en tópicos, simplezas, ñoñería... y tal vez nos hace dudar entre el notable bajo o el bien alto. A mí me gusto, me encantó el actor principal que se atrevió a cantar los temas y lo hace muy bien. Ver mejor en versión original.

Es un film más que aceptable, pero que se queda corto en el fondo. De todo lo que abarca, no aprieta. Hay apariciones de personajes, que en sí mismos son toda una película. Sin embargo, para pasar un buen rato no está mal, aunque se echa en falta, que una película de blues clásico, no haga mención a la generación inicial, justo la anterior en la que se basa la película. Robert Johnson no debe faltar nunca cuando se hable de blues, porque él fue el blues. Lo demás es muy superficial, la denuncia racista y clasista apenas destaca y también sería un buen momento para resaltarlo.

La película rezuma aromas de telefilm. Quitando algunos pasajes en los que nos acordamos de Trainspotting, Jeunet y Aranowski, el resto es puro alegato adolescente. Las bandas son copias sacadas de los vídeo juegos Rock band o Guitar Hero. Poco creíbles. La selección musical poco tiene que ver con el garage o rockandroll... sale The Cure y algunas bandas pseudo punkis, pero excesivamente comerciales. Una oportunidad desaprovechada de utilizar las grandes bandas australianas de rock and roll de corte más underground. Al principio, el rollo videoclip es divertido, pero pronto aburre y la película se hace previsible y aburre bastante. Mal trabajo de Proyas, que nos tenía acostumbrados a otro tipo de cine.

Hay veces que las cosas se entierran bajo una pequeña capa en la que solo hay que rascar. Es cierto que estamos ante una película dura, explícita, violenta y despiadada, pero no menos que la vida en que vivimos. Los personajes de este filme son sólidos y la película tiene un ritmo muy curioso y agradable, con el que se da la vuelta a la tortilla en diferentes ocasiones. De nuevo hay mucha imaginación en el cine oriental, y los actores son creíbles. Si te gustó "seven" esta no te decepcionará.