Una extraña vara de medir hace que esta película tenga bajas puntuaciones... nos tragamos bodrios distópicos y estrafalarias fanfarrias de ciencia ficción que son bastante inferiores a este film que, al menos. intenta hacer algo distinto. Me parece interesante en su planteamiento e intenciones. Falla el ritmo argumental pero es una película nada desdeñable.

El problema de una serie como “Los favoritos de Midas” se resume en una escena. La protagonista bebe en una taza de café donde todos podemos darnos cuenta de que no hay nada. Y eso es todo.
La serie entretiene (bueno a veces no) pero, sobre todo, si quitamos a Luis Tosar que es como si dijéramos la taza… el resto está vacío. Los actores no se creen la mitad de las situaciones que tienen que sufrir, la protagonista femenina a pesar de tener una belleza que encanta por su naturalidad… se vuelve insufrible, precisamente porque no sabe utilizarla, las escenas románticas son impostadas y a veces ridículas, la tensión y la intriga… a medida que avanza la serie no nos interesan… Y es que todo está engolado… la decoración, el vestuario… nada peor que percibir en qué momento el director ha dicho acción!
En fin, no quiero ser muy mala con un producto más o menos digerible… pero tenían un dilema moral interesante y lo han convertido en una historia tópica fabricada con estilo de thriller americano… pero en mal.

Se agradece el intento y el esfuerzo en cada uno de sus detalles de conseguir un producto diferente. Quizá el problema es perderse en minucias y olvidar lo fundamental... un guión sólido con el que los actores puedan hacer algo más que pasar el rato. Aun así y pese a todos sus defectos tiene una ingenio chisposo y una retórica naif que tiene mucho encanto. Me ha recordado la delirante y tremendamente "kitsch" Paradise Hills. Me produce una agradable sensación de ternura aunque puedo comprender que a mucha gente le pueda generar efectos secundarios...

Tiene ese punto justo que nos aparta de la realidad que aderezado con un sentido estético a ratos brillante, una banda sonora a la que no le falta detalle y algún efecto molón la convierten en un producto que convence.
Sus dos protagonistas, Emma Stone y Emma Thompson, están divinas…. Qué hacen dos actrices con dos papeles estereotipados y facilones? Pues divertirse, sacar su lado más histriónico y reírse de sí mismas. Tienen momentos sublimes.

Y qué decir de ese vestuario realizado por la grandísima Jenny Beavan. Increíble labor de recopilacion traperil en los inicios del punk londinense. Una delicia el contraste del clasicismo de la baronesa frente a la rebeldía de Cruella. Un ejercicio de estilo hecho por alguien que sabe mucho de moda. Brillante... y afortunadamente reconocido, celebro el Oscar.

Solo una cosita… lamentablemente el mal existe. Nos estamos empeñando en disfrazarlo de cualquier cosa, incluso de justificarlo o camuflarlo… pero existe. Me queda pendiente abordar por qué cuando Cruella era malvada superaba los 50 y ahora que es una frustradilla más cercana a Cenicienta que otra cosa tiene la divina mirada de la Stone.

Tratar esta película como si fuera un fiasco total y tirar piedras a su joven director sin ningún tipo de análisis previo me parece lo más fácil. Casanova ejerce de raro. Quizás este empeño manifiesto en hacer cine de autor…, o en hacerse poseedor de un sello inconfundible es lo que le hace pedante, confuso y a ratos desagradable.

Pero su trabajo no es desdeñable. Para mi tanto “Pieles” como “La piedad” no tienen argumento para una largometraje… quizá en un corto la cosa seria más fumable. Pero en el fondo la vehemencia de su director me interesa.

Debe seguir trabajando ya que el mundo del cine le arropa y consigue que alguien como Angela Molina le ofrezca su talento para el drama a pesar de que, seguramente, preveía el resultado.

A mi Casanova me interesa y seguiré interesándome por lo que hace aunque la paciencia tiene un límite y el orgullo o la prepotencia no sirven para avanzar en esto del arte… hay que reflexionar y ya lo dije cuando vi “Pieles”.

Sabe contarlo, sabe adornarlo y sabe emocionar… pero hay que hilarlo todo para que no parezca un ejercicio pueril. Quiere hacer arte y espero que lo consiga.