Qué despiporre, muchachos. Cuando una pareja de contumaces follarines sólo aspira a entregarse a su noble causa, el universo entero conspira para impedírselo y les deniega su ración de marmitako con pelillos.

Y qué pesadilla de universo... Éste se manifiesta desplegando su más horrible y obsceno bestiario: gente con sombrero y sin sombrero, escorpiones, ratas, obispos... El horror. Qué magníficamente compila el maestro Buñuel, en menos de una hora, la historia de la humanidad.

"Amigo de la oscuridad, busca oquedades bajo las piedras para escapar del resplandor del Sol", pero el gran Buñuel devuelve a los escorpiones a la realidad, a base de buenas hostias. Magñífico.

Desmedida visión alegórica malteísta de Lynch, que lacera al espectador posponiento una más que presumible ordalía hasta la más atávica y telúrica arcada paroxística. Redunda en lo mirífico cómo, en su ópera prima, este creador, transfigurado en el maula agonista, concreta de forma diamantina el gran ardid ecuménico que representa la frágil encarnación. Ni que decir tiene que todo lo simbólico se plasma aquí magistralmente en lo representativo y que el uso del blanco y negro está más que justificado por carencias tangenciales que en nada repercuten en lo esencial, sin perjuicio de una belleza intrínseca y mayestática.

Cardinal.

Había leído cosas buenas de esta penícula pero es aburridísima. El guión es complicado de seguir (y eso que yo tengo muchos estudios), engorroso, retorcido, farrullero y asqueroso. También está que no soporto ver a Jack Nicholson con un esparadrapo tapándole media cara; debería haber cobrado la mitad, porque ya me dirán quién no sale airoso con la cara tapada, coño. Para colmo, Faye Dunaway no se destapa nada.

Film olvidable por completo. Baste decir que se me olvidó devolverlo al videoclub y los del videoclub ni se dieron cuenta.

Los sabios sabemos que la eternidad es menos que un instante para la inconsciencia, así que no sé a cuento de qué tanto rollo y pataleo con la muerte. Es más, los animalillos de la fauna cadavérica también tienen que comer y vivir su vida. Pero, bueno, esto es lo de menos. Lo realmente repulsivo de esta historia es el hecho de que cualquier milagro es intrínsecamente injusto; y la gente parece adorar la injusticia.

En este mundo las calamidades azotan a demasiada gente, y a cada instante, como para que ahora tengamos que emocionarnos con algo tan arbitrario e insultante como un milagro. Un poco de cariño con tostadas, para todo el mundo, brother. Es más, también queremos cariño con tostadas para los negritos de África; no sólo para los caucásicos.

A veces, hasta a los expertos nos la dan con queso. Me recomendaron esta película unos compañeros de terapia, que me dijeron que era muy graciosa. Yo dije: "Coño, el rey de la comedia... Esto tiene que ser un peliculón". Pues no. Jerry Lewis ni cuenta chistes ni hace el mongo. Aquí no hay comedia ninguna; sólo los dimes y diretes de unos tronaos que no hacen gracia a nadie. Tampoco sale el rey. Puta mierda. Que atraquen a otro.