Este musical es de esas películas que, aun teniendo un argumento flojillo, hacen que te olvides de tus problemas que tienen tu cabeza ocupada el resto del día, y eso es motivo suficiente como para ser aprobada.

Actores ya maduritos, como Meryl Streep y Pierce Brosnan, acostumbrados a verlos en otros tipos de papeles totalmente diferentes, se aprecia que disfrutan mientras hacen la película, que se sueltan la melena. Es como si hubiesen estado sin pegarse una buena sesión de fiesta y cachondeo durante 30 años.

Mi conclusión: como película no va a pasar a la historia, ni mucho menos, pero crea cierta empatía con el público, que hace pasar un rato agradable.

Me costaba trabajo imaginarme a Andy García sin gomina en el pelo y sin trajes caros, así como una película dirigida por él que no tratase de mafiosos o de policías. Después de haber visto "La Ciudad Perdida" sólo me cuesta pensar lo primero.

Me he llevado una grata sorpresa por la excelentísima dirección de Andy García. Escenas diferentes son entrelazadas con una maestría ejemplar y la música (cuidadosamente seleccionada por Andy) es una de las mejores bandas sonoras que nunca he escuchado y que mejor viene a cuento cada vez que suena. Las interpretaciones dejan con la boca abierta. Es una exquisitez de película.

La ambientación es soberbia, pese a ser rodado todo en la isla de Santo Domingo, lógico por otra parte, ya que critica duramente el régimen de Fidel Castro y éste no hubiera permitido esta material en Cuba. Ya sé que Andy cuenta la historia a su manera y puede ser que Ernesto Guevara no fuera exactamente como se nos muestra en la película, radicalmente opuesto a "Ché el Argentino". Pero al César hay que darle lo que es del César e, independientemente de las ideologías de cada uno (a mí no me gustan las dictaduras sean del signo que sean), hay que reconocer que es un trabajo de premio (sí sí, de premio).

Lo que no me ha gustado mucho ha sido la duración. Se hace un poco pesada al final. Aunque eso sí, cuando Andy recita los versos de Guantanamera que en su día cantase Celia Cruz, es el mejor final que podía tener.

Yo soy un hombre sincero
de donde crecen las palmas,
y antes de morir yo quiero
cantar mis versos del alma.

Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero,
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Mi verso es de un verde claro
y de un carmín encendido,
mi verso es un ciervo herido
que busca en el monte amparo.

Me encanta la manera que tienen los alemanes de tratar el tema del nazismo. Vale, es cierto, la mayoría de sus películas tocan el fascismo, bien sea con el III Reich, con las dos Alemanias separadas con el muro de Berlín o con lo que sea. Pero es que lo hacen con una elegancia y finura impresionante, pese a tener un trasfondo tan desagradable.

Y en "Napola" no iba a ser menos. Muy en la línea de otros peliculones como "La Vida de los Otros", "El Hundimiento" y "La Ola". Quizá está un peldaño por debajo de estas y no la conoce nadie porque no ha ido a los Óscar, y desconozco si se ha llevado algún premio, pero la dirección de este tal Dennis Gansel y la interpretación de todos y cada uno de los actores que intervienen es sublime.

La película trata de un chico que abandona su casa para ingresar en una Napola, una escuela de élite donde los jóvenes alemanes aprenden a combatir y también aprenden conocimientos de enseñanza avanzada para su tiempo. Pero este chico poco a poco se va dando cuenta de la bazofia que envuelve al tema del nacionalismo extremo y de la obsesión por querer ser los más duros, los más guapos, y, en definitiva, ser los más poderosos del mundo.

Esta es de esas películas que están bien dirigidas, muy bien interpretadas, pero que no dejan de ser un tostón.

Ralph Fiennes borda su papel de ciego, al igual que el resto de actores que le rodean. Cada detalle está minuciosamente trabajado, se nota mucho que estamos ante una película muy seria, hecha con mucha elegancia, mostrando con finura unas situaciones realmente dramáticas.

Pese a todo esto que acabo de decir, no deja de ser lenta, demasiado larga (algo menos de 2 horas y cuarto) y el guión no engancha al espectador para nada. Se salva porque los actores lo hacen tan bien que evitan que te duermas contemplando sus representaciones, pero poco más. Lo que pasa en tanto tiempo como dura la película se podría resumir en tres líneas.

No sólo de buenas intenciones se hace una buena película. Tratar de representar el lado humano de las guerras no es tarea fácil, pero en este caso es que parece que ni siquiera se lo han propuesto.

Para empezar, es aburridísima. Casi dos horas de historias vacías que no te dicen nada. Además, los actores no te transmiten ni un ápice de lo que deberían. No es más que otra película más del género, que no le llega a la suela de los zapatos a "El pianista", "Rebeldes del Swing" o "Salvar al Soldado Ryan". Es más, para emocionar al espectador lo único que deseas es que todos los personajes mueran en algún bombardeo para que la película se acabe. Debería de aprender, por ejemplo, de "Cinema Paradiso", aunque no sea de la guerra. ¡Ahí sí que se te ponen los pelos de punta!

En fin, no perdáis el tiempo viendo esto, que hay por ahí películas de la Segunda Guerra Mundial mucho mejores.