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Críticas ordenadas por utilidad
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7,2
9.621
8
29 de julio de 2016
29 de julio de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la película es significativo, como un titular de lo que vas a ver. Entre los bosques otoñales, en las casas de familias adineradas, escondidos al fondo de los retratos familiares, se esconden fantasmas, entes invisibles que planean en silencio sobre composiciones de aparente perfección. Gente ordinaria, nada remarcable a simple vista.
No sé si viene de la novela, del guión o de la dirección, pero hay grandes aciertos en esta película. El primero, que el arranque parte de hechos consumados. En una vida ordinaria, anodina, subyacen cosas que no se verbalizan, que descubres en detalles. La pelicula es una exposición contenida donde el marrón ya ha acontecido. En un aparente remanso de paz, habita un monstruo que devora a los individuos y las relaciones entre ellos. Ello se agiganta en el contraste con un contexto de gentes ordinarias, con sus casas, sus coches, sus negocios, sus empleos, sus fiestas, que crean una corriente de la que cuesta salir, que tiene una inercia que invita a esconder las miserias para dejarse llevar, como si todo fuera perfecto.
La veracidad con que lo que acabo de exponer se traslada a la pantalla, con la inestimable contribución de unas interpretaciones de calidad, con un concepto de dirección acertadísimo en su tono calmado, en la sucesión de situaciones cotidianas en las que van surgiendo borrones, malas hierbas o exhabruptos inesperados, es lo que debe destacarse de esta película, una pieza muy mimada por su director, trabajada en lo actoral, en lo estructural y en lo compositivo. El esfuerzo se adivina, y en gran medida obtiene recompensa.
La conexión con el drama es en mi caso eléctrica. No comprendo a otros usuarios que, según se desprende de sus cometarios, encuentran esta película tan distante, tan ajena. He leído críticas que a punto han estado de alterar mi inalterable tolerancia hacia las opiniones adversas. Debe ser que esos usuarios no son de "eixe mon", como diría Raimon. Debe ser que tienen circunstancias cotidianas muy modernas, o muy raras, o muy antiguas. Mi identificación, en tanto que hombre ordinario, en tanto que hombre que ha vivido la cotidianidad de cosas buenas y malas, es total.
Película de personajes, de relaciones, de sutilezas, de cosas tan cercanas que inquietan. Todos los personajes, sonrían o lloren, canten o griten, llevan cenizas en los hombros, les acompaña una tormenta flotando junto a sus cabezas. Solo vemos las tormentas de los protagonistas, porque como dioses, esta película nos permite colarnos en pla gran hermano en su casa. Pero lo cierto es que en las fiestas que frecuentan, en los grandes almacenes, en los teatros o restaurantes de los suburbios de Chicago (como podría ser en cualquier otro lugar del mundo occidental), hay otras tragedias escondidas que no vemos por que no son nuestra película, pero que podrían protagonizar la suya propia. Y al final, la cámara se aleja. Hay otras casas, otros coches que cruzan como si nada, gentes ordinarias que conducen sus vidas a pesar de las mochilas que arrastran y que la vida va cargando de peso.
Me gustaría destacar la escena en que madre e hijo posan para una foto. O la escena en que los padres juegan al golf. O cuando los chicos van a tomar una hamburguesa. O las escenas, al final, en las que las estatuas se resquebrajan y asoma una luz de paz, la luz de un día que comienza, muy frío, pero que comienza. Desde luego no son escenas de tv movie, como comentan otros usuarios. Me siento obligado por pura afiliación emocional e intelectual con esta película, a gritar más que otros usuarios para decir que esta película debe verse, no es una más, no es una película corriente, aunque sea sobre gente corriente. Es una película cercana y auténtica, llena de fantasmas, fantasmas como los que nos acompañan a todos, una montaña rusa emocional que debería ser de obligado visionado y que no es otra cosa que la proyección de la vida de tus vecinos de arriba, o de los amigos de tus primos, o de ti y los tuyos.
No es moco de pavo. Uno no da valor a las cosas hasta que las ha perdido. Pero raramente se da cuenta de ello en la tarea anodina de existir. Esto no es una crítica, es un GRITO.
No sé si viene de la novela, del guión o de la dirección, pero hay grandes aciertos en esta película. El primero, que el arranque parte de hechos consumados. En una vida ordinaria, anodina, subyacen cosas que no se verbalizan, que descubres en detalles. La pelicula es una exposición contenida donde el marrón ya ha acontecido. En un aparente remanso de paz, habita un monstruo que devora a los individuos y las relaciones entre ellos. Ello se agiganta en el contraste con un contexto de gentes ordinarias, con sus casas, sus coches, sus negocios, sus empleos, sus fiestas, que crean una corriente de la que cuesta salir, que tiene una inercia que invita a esconder las miserias para dejarse llevar, como si todo fuera perfecto.
La veracidad con que lo que acabo de exponer se traslada a la pantalla, con la inestimable contribución de unas interpretaciones de calidad, con un concepto de dirección acertadísimo en su tono calmado, en la sucesión de situaciones cotidianas en las que van surgiendo borrones, malas hierbas o exhabruptos inesperados, es lo que debe destacarse de esta película, una pieza muy mimada por su director, trabajada en lo actoral, en lo estructural y en lo compositivo. El esfuerzo se adivina, y en gran medida obtiene recompensa.
La conexión con el drama es en mi caso eléctrica. No comprendo a otros usuarios que, según se desprende de sus cometarios, encuentran esta película tan distante, tan ajena. He leído críticas que a punto han estado de alterar mi inalterable tolerancia hacia las opiniones adversas. Debe ser que esos usuarios no son de "eixe mon", como diría Raimon. Debe ser que tienen circunstancias cotidianas muy modernas, o muy raras, o muy antiguas. Mi identificación, en tanto que hombre ordinario, en tanto que hombre que ha vivido la cotidianidad de cosas buenas y malas, es total.
Película de personajes, de relaciones, de sutilezas, de cosas tan cercanas que inquietan. Todos los personajes, sonrían o lloren, canten o griten, llevan cenizas en los hombros, les acompaña una tormenta flotando junto a sus cabezas. Solo vemos las tormentas de los protagonistas, porque como dioses, esta película nos permite colarnos en pla gran hermano en su casa. Pero lo cierto es que en las fiestas que frecuentan, en los grandes almacenes, en los teatros o restaurantes de los suburbios de Chicago (como podría ser en cualquier otro lugar del mundo occidental), hay otras tragedias escondidas que no vemos por que no son nuestra película, pero que podrían protagonizar la suya propia. Y al final, la cámara se aleja. Hay otras casas, otros coches que cruzan como si nada, gentes ordinarias que conducen sus vidas a pesar de las mochilas que arrastran y que la vida va cargando de peso.
Me gustaría destacar la escena en que madre e hijo posan para una foto. O la escena en que los padres juegan al golf. O cuando los chicos van a tomar una hamburguesa. O las escenas, al final, en las que las estatuas se resquebrajan y asoma una luz de paz, la luz de un día que comienza, muy frío, pero que comienza. Desde luego no son escenas de tv movie, como comentan otros usuarios. Me siento obligado por pura afiliación emocional e intelectual con esta película, a gritar más que otros usuarios para decir que esta película debe verse, no es una más, no es una película corriente, aunque sea sobre gente corriente. Es una película cercana y auténtica, llena de fantasmas, fantasmas como los que nos acompañan a todos, una montaña rusa emocional que debería ser de obligado visionado y que no es otra cosa que la proyección de la vida de tus vecinos de arriba, o de los amigos de tus primos, o de ti y los tuyos.
No es moco de pavo. Uno no da valor a las cosas hasta que las ha perdido. Pero raramente se da cuenta de ello en la tarea anodina de existir. Esto no es una crítica, es un GRITO.

6,5
20.106
7
30 de marzo de 2011
30 de marzo de 2011
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Debo avisar, como tiene a bien de informarme el validador, que el conjunto de esta crítica, y no solo en el spoiler, puede revelar información sobre el argumento de la película. Aunque no les quitará el placer de disfrutarla.)
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia".
Es una idea muy atractiva para novelistas, guionistas e inventores de historias, el centrarse en seres creados científicamente por el hombre, criaturas que deberían ser insustanciales, pero que terminan desarrollando emociones. Tiene un gran potencial para la metáfora y para el drama. El replicante Roy, en "Blade Runner", puede parecer un monstruo, pero sus pensamientos antes de morir tienen una humanidad desgarradora. Los "replicantes" de "Nunca me abandones", no han visto la Puerta de Tannhäuser, no han estado en Orión ni conocen los rayos C, pero han experimentado cosas igual de gordas, como por ejemplo el amor.
La película tiene como acierto hacer un planteamiento de la historia desde el punto de vista de esos seres supuestamente neutros. Eso favorece la omisión de mucha información científica y filosófica, y orienta al espectador hacia la observación de lo que esos seres son y sienten a lo largo de su existencia. El resultado es una película de una amargura permanente en la cual planean nubarrones de cabo a rabo, sin concesión a la más escueta chispa de alegría. Y es que la primera reflexión que puede suscitar esta película, extrapolable a otros ámbitos, es que hace falta un intangible esencial para que la vida tenga sustancia: futuro.
La película se centra en el periplo de esos seres con fecha de caducidad, fabricados para ser sacrificados como ganado. Lo que más sorprende es que con el avance de la historia uno descubre que son seres primarios, incapaces de contestar su destino. Son, sin embargo capaces de soñar, de comprender su cometido vital, de sentir miedo, celos y envidia, de generar su propia identidad. Con semejante material "humano", el drama está servido.
De paso, puede entreleerse un aviso crítico a nuestras sociedades del hiperbienestar, camino de la hiperasepsia: arrasamos con todo para salirnos con la nuestra, hacemos lo que haga falta para protegernos de cualquier mal, incluso convertirnos en desalmados. Es la lucha por la especie, la vertiente más animal del ser humano.
"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia".
Es una idea muy atractiva para novelistas, guionistas e inventores de historias, el centrarse en seres creados científicamente por el hombre, criaturas que deberían ser insustanciales, pero que terminan desarrollando emociones. Tiene un gran potencial para la metáfora y para el drama. El replicante Roy, en "Blade Runner", puede parecer un monstruo, pero sus pensamientos antes de morir tienen una humanidad desgarradora. Los "replicantes" de "Nunca me abandones", no han visto la Puerta de Tannhäuser, no han estado en Orión ni conocen los rayos C, pero han experimentado cosas igual de gordas, como por ejemplo el amor.
La película tiene como acierto hacer un planteamiento de la historia desde el punto de vista de esos seres supuestamente neutros. Eso favorece la omisión de mucha información científica y filosófica, y orienta al espectador hacia la observación de lo que esos seres son y sienten a lo largo de su existencia. El resultado es una película de una amargura permanente en la cual planean nubarrones de cabo a rabo, sin concesión a la más escueta chispa de alegría. Y es que la primera reflexión que puede suscitar esta película, extrapolable a otros ámbitos, es que hace falta un intangible esencial para que la vida tenga sustancia: futuro.
La película se centra en el periplo de esos seres con fecha de caducidad, fabricados para ser sacrificados como ganado. Lo que más sorprende es que con el avance de la historia uno descubre que son seres primarios, incapaces de contestar su destino. Son, sin embargo capaces de soñar, de comprender su cometido vital, de sentir miedo, celos y envidia, de generar su propia identidad. Con semejante material "humano", el drama está servido.
De paso, puede entreleerse un aviso crítico a nuestras sociedades del hiperbienestar, camino de la hiperasepsia: arrasamos con todo para salirnos con la nuestra, hacemos lo que haga falta para protegernos de cualquier mal, incluso convertirnos en desalmados. Es la lucha por la especie, la vertiente más animal del ser humano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por lo demás, la película es de parco argumento, los conflictos son menores, son enredos humanos que, bajo la gigantesca sombra de la "culminación" nos muestran el ADN de estos seres. Quizás algunos espectadores echen en falta mayores conflictos, menos contención, más ciencia-ficción, pero lo que se gana por un lado, puede perderse luego por otro. La película es más plana en algunos aspectos argumentales, pero más rica en otros emocionales. Quizá podía haber sacado más partido de una situación que ofrece muchas variables, pero no debe olvidarse que está basada en una reconocida novela, y en cualquier caso, el camino por el que opta, sí lleva a alguna parte, y eso es lo que debe pedirse a una historia.
Como el replicante Roy de "Blade Runner", como los personajes de otra película sobre el tema, "la Isla", los muchachos amargados de "Nunca me abandones", son versiones modernas y sofisticadas de nuestro viejo amigo Frankenstain, ese monstruo que desafió allá por 1818 el poder omniscente de Dios y que demostró a pesar de los remiendos, que habían en él briznas de bondad.
Esta historia nos muestra en definitiva, la esencia contradictoria del ser humano, que crea y para ello destruye, que hace el bien, y para ello debe hacer el mal, que ama y odia, que es capaz de lo más bello y de lo más horrible. Nadie está libre de culpa, ni siquiera los propios "replicantes", fabricados por el hombre a su imagen y semejanza.
Como el replicante Roy de "Blade Runner", como los personajes de otra película sobre el tema, "la Isla", los muchachos amargados de "Nunca me abandones", son versiones modernas y sofisticadas de nuestro viejo amigo Frankenstain, ese monstruo que desafió allá por 1818 el poder omniscente de Dios y que demostró a pesar de los remiendos, que habían en él briznas de bondad.
Esta historia nos muestra en definitiva, la esencia contradictoria del ser humano, que crea y para ello destruye, que hace el bien, y para ello debe hacer el mal, que ama y odia, que es capaz de lo más bello y de lo más horrible. Nadie está libre de culpa, ni siquiera los propios "replicantes", fabricados por el hombre a su imagen y semejanza.

5,9
4.941
5
7 de febrero de 2017
7 de febrero de 2017
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un estilo muy arraigado entre algunos cineastas españoles de prestigio (los serios, vamos) que combina con generosidad el impacto visual con un lenguaje narrativo críptico. Siempre me ha parecido una técnica cinematográfica artificial y tramposa, de la que se echa mano cuando no hay habilidades para enfrentar de cara y con franqueza una historia y lo que subyace en ella. Quien pierde es la honestidad al contar la historia.
Esta corriente estilística es genuinamente española, y debo decir que en general la crítica y el público la celebran. Yo soy prácticamente el único que parece darse cuenta de que nos toman el pelo. Andaré equivocado sin duda. Así que, para los que ya se os está torciendo el gesto, este es un buen momento para dejar de leer.
"La próxima piel" es un ejemplo notable de lo explicado. Debo decir que las interpretaciones son buenas, y sostienen la película. También hay un saber hacer visual que enfría la película lo suficiente para generar las inquietudes propias de la tragedia rural montañera. Aunque, en este punto, uno no deja de pensar que esta película tenía enormes posibilidades visuales que no se han aprovechado.
Dicho ésto, vamos al grano. No me gusta que me tomen el pelo. En el cine lo toleramos si nos lo toman bien tomado, si vemos que nos han manipulado a gusto para luego darnos el susto. Olé! Pero lo que no aguanto (empeora con los años), es que no sepa lo que me están haciendo, y que se disfrace luego esa incapacidad de una supuesta y elitista ambiguedad, de personajes complejos y atormentados. Son guiones tramposos hechos en una pizarra, cogidos con pinzas y alfileres. En mi opinión hay demasiadas obras de marquetería guionística y pocos guiones que tengan la valentía de dejarse conducir por los personajes, que es la única manera de alcanzar el propósito de construir una película verdaderamente honesta. Hay tantas sutilezas (tantas pinzas) en el guión de "La próxima piel" (sutilezas de escaso nivel creativo, por cierto), sutilezas que solo hacen que fastidiar a los personajes (y a los actores que deben encarnarlos) en lugar de enriquecerlos, que trasladadas a la pantalla sumen al espectador en la desorientación. Lo más fácil es darle un aire críptico a la historia, llenarla de zonas oscuras y de enojosas (para mí) elepsis, de mensajes contradictorios, azotado todo ello por el viento y la nieve. Y luego, soltarse con escenas de alta carga emocional, impacto puro, en muchas ocasiones desconcertantes ya que, lo cierto, es que desconocemos los que sienten los personajes y desconocemos porque reaccionan así. No hay complicidad entre la película y el espectador. Jamás en esta película he tenido la sensación de que sabía lo que sentían los personajes principales. Y eso es básico en el cine. Si no se consigue eso, el espectador se pierde, se desorienta. Y eso no es ambiguidad, la película te confunde incluso respecto a eso, te confunde respecto al enigma que debe ser toda historia.
Debo hacer mención especial de un aspecto de la película. Se introduce un ingrediente muy celebrado: la crónica costumbrista adolescente. El lenguaje de botellón, los pedos bajo un puente, el toqueteo cachondo flirteando con un polvo a tres bandas y otras transgresiones. Es un retrato bien compuesto, sin duda. La pregunta está en cuál es su utilidad. A dónde lleva y de dónde viene. En esta película hay demasiadas cosas que parece que marean la perdiz, pero le falta abalanzarse con un par de huevos sobre lo que de verdad importa o debería importar. Una vez más, lo superficial, el impacto, sustituye el drama. Pero nos engañan para que creamos que no es así.
Le pongo un cinco, y me siento generoso al hacerlo. El conjunto tiene unidad cromática, vale, hay escenas que seguramente veremos repetidas alguna vez, hay algun momento intenso, angustioso, los actores hacen un gran esfuerzo. Pero los personajes son unos extraños para mí, cualquiera que sea su resgistro cinematográfico, en cualquier estadio de la necesaria e inevitable complicidad que debe generar cualquier película para funcionar. En esta película no hay cómplices, sino encubridores.
Esta corriente estilística es genuinamente española, y debo decir que en general la crítica y el público la celebran. Yo soy prácticamente el único que parece darse cuenta de que nos toman el pelo. Andaré equivocado sin duda. Así que, para los que ya se os está torciendo el gesto, este es un buen momento para dejar de leer.
"La próxima piel" es un ejemplo notable de lo explicado. Debo decir que las interpretaciones son buenas, y sostienen la película. También hay un saber hacer visual que enfría la película lo suficiente para generar las inquietudes propias de la tragedia rural montañera. Aunque, en este punto, uno no deja de pensar que esta película tenía enormes posibilidades visuales que no se han aprovechado.
Dicho ésto, vamos al grano. No me gusta que me tomen el pelo. En el cine lo toleramos si nos lo toman bien tomado, si vemos que nos han manipulado a gusto para luego darnos el susto. Olé! Pero lo que no aguanto (empeora con los años), es que no sepa lo que me están haciendo, y que se disfrace luego esa incapacidad de una supuesta y elitista ambiguedad, de personajes complejos y atormentados. Son guiones tramposos hechos en una pizarra, cogidos con pinzas y alfileres. En mi opinión hay demasiadas obras de marquetería guionística y pocos guiones que tengan la valentía de dejarse conducir por los personajes, que es la única manera de alcanzar el propósito de construir una película verdaderamente honesta. Hay tantas sutilezas (tantas pinzas) en el guión de "La próxima piel" (sutilezas de escaso nivel creativo, por cierto), sutilezas que solo hacen que fastidiar a los personajes (y a los actores que deben encarnarlos) en lugar de enriquecerlos, que trasladadas a la pantalla sumen al espectador en la desorientación. Lo más fácil es darle un aire críptico a la historia, llenarla de zonas oscuras y de enojosas (para mí) elepsis, de mensajes contradictorios, azotado todo ello por el viento y la nieve. Y luego, soltarse con escenas de alta carga emocional, impacto puro, en muchas ocasiones desconcertantes ya que, lo cierto, es que desconocemos los que sienten los personajes y desconocemos porque reaccionan así. No hay complicidad entre la película y el espectador. Jamás en esta película he tenido la sensación de que sabía lo que sentían los personajes principales. Y eso es básico en el cine. Si no se consigue eso, el espectador se pierde, se desorienta. Y eso no es ambiguidad, la película te confunde incluso respecto a eso, te confunde respecto al enigma que debe ser toda historia.
Debo hacer mención especial de un aspecto de la película. Se introduce un ingrediente muy celebrado: la crónica costumbrista adolescente. El lenguaje de botellón, los pedos bajo un puente, el toqueteo cachondo flirteando con un polvo a tres bandas y otras transgresiones. Es un retrato bien compuesto, sin duda. La pregunta está en cuál es su utilidad. A dónde lleva y de dónde viene. En esta película hay demasiadas cosas que parece que marean la perdiz, pero le falta abalanzarse con un par de huevos sobre lo que de verdad importa o debería importar. Una vez más, lo superficial, el impacto, sustituye el drama. Pero nos engañan para que creamos que no es así.
Le pongo un cinco, y me siento generoso al hacerlo. El conjunto tiene unidad cromática, vale, hay escenas que seguramente veremos repetidas alguna vez, hay algun momento intenso, angustioso, los actores hacen un gran esfuerzo. Pero los personajes son unos extraños para mí, cualquiera que sea su resgistro cinematográfico, en cualquier estadio de la necesaria e inevitable complicidad que debe generar cualquier película para funcionar. En esta película no hay cómplices, sino encubridores.

8,1
49.892
10
29 de marzo de 2010
29 de marzo de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuestra colega Mrs Sophistication ha escrito una crítica apasionada sobre esta película que me va a servir para hacer la mía. Mrs Sophistication (Mrs.S. a partir de ahora), la pobre, anda en terreno desconocido y aunque no quiere (seguramente es lo último que desearía), da en la diana en algunas de las mayores virtudes de una de las películas más estupendas que se han hecho. Mrs S. (que debe ser muy sofisticada, y también muy joven), no comprende que esta película tenga tan buenas puntuaciones. Es algo masivo, pero, en vez de questionarse su nefasta opinión de la película, lo atribuye a que el mundo está simplemente loco. No solo los que vemos cine hoy, sino varias generaciones de aficionados al cine, porque la peli ha pasado con éxito el examen de su tiempo, y el de cinco décadas más.
Nuestra amiga, se lamenta de haber perdido el tiempo adquiriendo "culturilla" cinematográfica, y de haberse "tragado" millares de películas. Otros países europeos incorporan el cine como asignatura en la escuela. Hace años que hay quienes reclaman que se haga también en España, sin éxito. Quizás ahora, más que nunca, debería plantearse, pues la inmediataez que ha impuesto la televisión ha dado lugar a una generación de jóvenes que estan muy lejos de ver cine clásico, y más aun de entenderlo. Como ponen en evidencia las palabras de nuestra simpática crítica, las grandes películas del pasado, son hoy para ellos una perdida de tiempo. Si nadie contextualiza ese cine, para ellos resulta muy difícil empatizar con él.
Mrs S. cree que esta película no tiene nada de especial y que sus personajes son insustanciales. Para argumentarlo, curiosamente, se permite citar a uno de esos personajes insustanciales. ¡Vaya paradoja! Puede, amiga, que no sea tan insustancial. El cine sonoro fue una revolución en su tiempo, supuso un transtorno para quienes se inmovilizaban en el pasado, supuso una gran frustración para quieres habían hecho grandes cosas con el cine mudo, llevándolo a la cima artística. Ese dramático trance está excepcionalemente representado en la peli, y emplea para ello el vehículo de la comedia. Lo pasado estuvo bien, nos cuenta, debe respetarse, debe aprenderse de él, pero hay que mirar adelante, al futuro. Hay que inventar y crear siempre, nada puede quedar como establecido y enquistado, la necesidad de renovarse e innovar es innata en el hombre, como lo es también el deseo de aferrarse a lo conocido. Ese choque plantea uno de los principales conflictos dramáticos de la película. A Mrs S. le parece cutre y previsible esta temática, aunque intuyo que ella se siente vanguardista de las transformaciones de su tiempo. Quizás no ha visto que esta película, aunque lejana en el tiempo, la refleja también a ella, y por eso todavía se ve y se disfruta hoy. Sigo sin desvelar.
Nuestra amiga, se lamenta de haber perdido el tiempo adquiriendo "culturilla" cinematográfica, y de haberse "tragado" millares de películas. Otros países europeos incorporan el cine como asignatura en la escuela. Hace años que hay quienes reclaman que se haga también en España, sin éxito. Quizás ahora, más que nunca, debería plantearse, pues la inmediataez que ha impuesto la televisión ha dado lugar a una generación de jóvenes que estan muy lejos de ver cine clásico, y más aun de entenderlo. Como ponen en evidencia las palabras de nuestra simpática crítica, las grandes películas del pasado, son hoy para ellos una perdida de tiempo. Si nadie contextualiza ese cine, para ellos resulta muy difícil empatizar con él.
Mrs S. cree que esta película no tiene nada de especial y que sus personajes son insustanciales. Para argumentarlo, curiosamente, se permite citar a uno de esos personajes insustanciales. ¡Vaya paradoja! Puede, amiga, que no sea tan insustancial. El cine sonoro fue una revolución en su tiempo, supuso un transtorno para quienes se inmovilizaban en el pasado, supuso una gran frustración para quieres habían hecho grandes cosas con el cine mudo, llevándolo a la cima artística. Ese dramático trance está excepcionalemente representado en la peli, y emplea para ello el vehículo de la comedia. Lo pasado estuvo bien, nos cuenta, debe respetarse, debe aprenderse de él, pero hay que mirar adelante, al futuro. Hay que inventar y crear siempre, nada puede quedar como establecido y enquistado, la necesidad de renovarse e innovar es innata en el hombre, como lo es también el deseo de aferrarse a lo conocido. Ese choque plantea uno de los principales conflictos dramáticos de la película. A Mrs S. le parece cutre y previsible esta temática, aunque intuyo que ella se siente vanguardista de las transformaciones de su tiempo. Quizás no ha visto que esta película, aunque lejana en el tiempo, la refleja también a ella, y por eso todavía se ve y se disfruta hoy. Sigo sin desvelar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mrs S. llega al límite de lo paradójico cuando, en un alarde verbal, nos alecciona haciéndonos saber que "el arte trasciende el tiempo, nos dignifica, nos ayuda a estar en el mundo y a dotar de significado nuestras vidas". Posiblemente "Cantando bajo la lluvia" sea una de las películas que, ademas de TRASCENDER EN EL TIEMPO, mejor lo ha resistido, pues no ha envejecido apenas (si uno es capaz de mirar más allá de los lógicos códigos visuales y morales de su tiempo, claro está) . No lo han hecho sus diálogos, ni sus encuadres, ni las situaciones que plantea, ni su ritmo, ni sus temas ni su modo de tratarlos... Ejemplos de ello, son secuencias como aquella en que el protagonista emplea repetidamente una palabra que le gusta a Mrs S. : "¡dignidad, siempre dignidad!". Una secuencia de una inteligencia y una ironía, que se le deben haber escapado a nuestra amiga. Hace además un retrato breve y efectivo de su tiempo, y del siempre loco mundo de la farándula, dónde, haga mal o buen tiempo, lluevan tomates o coliflores, siempre resiste una mirada optimista del mundo, un optimismo que es un sello de la peli.
El arte debe dignificar, dice Mrs S., y tiene razón. Se consigue cuando se retrata lo humano con honestidad, hoy o hace cien años. "Make them laugh!!!" grita una de las canciones más memorables de la película. "¡Hagámosles reír!" ¿Hay algo más digno que ese empeño? ¿No está vigente? El cine es una fábrica de sueños, nos dice, y su empeño es llegar a miles de seres y hacerles reír, llorar o soñar, aunque sea empleando la herramienta más simple. La concepción espacial de la secuencia refuerza sus objetivos, está diseñada como una sucesión de cuadros, a modo de fotogramas. La secuencia era de una gran modernidad en su tiempo, puede que a alguno se le escapara en los años cincuenta. Que se le escape a Mrs S. en el siglo XXI, demuestra que sigue siendo una secuencia muy moderna.
Quizás Mrs S, en su educación cinematográfica, ha empezado la casa por el tejado. Ella debe creer que el arte es "Dogville", o "Persona" (que también lo son), pero debería saber que Bergman o Lars Von Trier aprendieron a hacer cine viendo películas como ésta. Cantando bajo la lluvia es el ABC del cine.
La inteligencia de Mrs.S., según dice, se ha visto insultada por la película y por sus defensores. Espero que no se sienta insultada por mí, si le digo que le queda mucho por aprender. Es inherente a la condición de joven el creer que se sabe todo y que el resto del mundo está equivocado. Mrs. S. tiene ahora el don de la juventud (¡qué envidia!), y el deber de aprender, y de equivocarse en esa tarea. Puede que dentro de unos años, ella misma relea su crítica y sienta que este error que comete hoy, le ha servido de algo en la vida. Puede que algún día, enamorada, sienta que desea cantar bajo la lluvia.
El arte debe dignificar, dice Mrs S., y tiene razón. Se consigue cuando se retrata lo humano con honestidad, hoy o hace cien años. "Make them laugh!!!" grita una de las canciones más memorables de la película. "¡Hagámosles reír!" ¿Hay algo más digno que ese empeño? ¿No está vigente? El cine es una fábrica de sueños, nos dice, y su empeño es llegar a miles de seres y hacerles reír, llorar o soñar, aunque sea empleando la herramienta más simple. La concepción espacial de la secuencia refuerza sus objetivos, está diseñada como una sucesión de cuadros, a modo de fotogramas. La secuencia era de una gran modernidad en su tiempo, puede que a alguno se le escapara en los años cincuenta. Que se le escape a Mrs S. en el siglo XXI, demuestra que sigue siendo una secuencia muy moderna.
Quizás Mrs S, en su educación cinematográfica, ha empezado la casa por el tejado. Ella debe creer que el arte es "Dogville", o "Persona" (que también lo son), pero debería saber que Bergman o Lars Von Trier aprendieron a hacer cine viendo películas como ésta. Cantando bajo la lluvia es el ABC del cine.
La inteligencia de Mrs.S., según dice, se ha visto insultada por la película y por sus defensores. Espero que no se sienta insultada por mí, si le digo que le queda mucho por aprender. Es inherente a la condición de joven el creer que se sabe todo y que el resto del mundo está equivocado. Mrs. S. tiene ahora el don de la juventud (¡qué envidia!), y el deber de aprender, y de equivocarse en esa tarea. Puede que dentro de unos años, ella misma relea su crítica y sienta que este error que comete hoy, le ha servido de algo en la vida. Puede que algún día, enamorada, sienta que desea cantar bajo la lluvia.

6,7
25.832
6
29 de marzo de 2021
29 de marzo de 2021
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El nomadismo de estos personajes bien vale que nos detengamos un momento para observarles, para conocer ese extraño estilo de vida, en la mayoría de ocasiones un estilo de vida escogido en un determinado momento, ya que los personajes principales a lo largo de la película, tienen opciones para salir de esa vida rodante. Lo más interesante seguramente está en ir averiguando por qué han llegado allí en primera instancia, ya que es un tipo de vida esencialmente triste, en el que a los amigos te los encuentras por el camino de vez en cuando, con lo que es una vida de adioses, de reencuentros breves, de recuerdos, muchas veces dolorosos. Así pues, por un proceso deductivo, llegamos a la conclusión que esos personajes encajan en esa tristeza vital dominada por el desarrelamiento porque son inválidos emocionales, personas que en algún momento de sus vidas han recibido un golpe que les ha llevado a desconectar de todo y entregarse únicamente a lo esporádico, como si las raíces, tan consustanciales al ser humano, fueran un apéndice del cuerpo demasiado doloroso.
Ello me lleva a pensar que en realidad estos personajes son seres vencidos, sin coraje, cobardes que han escogido huir y cortar con todo para seguir adelante. Y son auténticos, ciertamente, porque lo cierto es que vivir en el interior de una "road movie", puede tener su gracia durante un tiempo, pero la necesidad innata de tener un hogar, de pertenecer a una comunidad, a un barrio, a un grupo es muy poderosa. Así que no están dando vueltas con mirada nostálgica por postureo, sino porque cualquier otra opción es todavía más dolorosa. Se entregan a ello porque son, como digo, inválidos emocionales. No se trata de hacer juicios ni reproches, no procede señalarles para decirles que son unos cobardes. No hay un camino bueno y otro malo, así lo expone la película y así lo siento. Sería una simplificación inaceptable. Es además una cuestión de libertad. Son genuinos, y eso les da fundamento, les llena de sustancia. El retrato de esos seres, en una película que es más coral de lo que dicen las nominaciones, está muy bien medido, sin alardes, lo que casi convierte algunas escenas en una película documental.
Nomadland no es una crítica social, no son personajes - en la película, en la vida real vete a saber - expulsados del sistema, al menos no se plantea así. Son seres desarraigados que encuentran cobijo precisamente en el desapego, criaturas incapaces de enfrentarse a la vida, con lo que se ubican en un limbo, el nomadland, que les permite ir tirando adelante.
Sin embargo, la propia película se queda embadurnada de ese limbo, de ese espíritu nómada de no ir a ninguna parte, o mejor dicho, de ir en círculos, hasta el punto que carece prácticamente de cualquier construcción dramática que permita a los personajes y a la propia película salir del círculo en el que están metidos, y eso, la empobrece, la frustra. No sale de la mera exposición de hechos. Nada que ver con "The rider", de la misma directora, una película extraordinaria, donde los personajes, igualmente golpeados, sí deben enfrentarse a verdaderos abismos. Así que en mi opinión es ésta una película con sensibilidad pero tan cobarde como sus propios personajes.
Ello me lleva a pensar que en realidad estos personajes son seres vencidos, sin coraje, cobardes que han escogido huir y cortar con todo para seguir adelante. Y son auténticos, ciertamente, porque lo cierto es que vivir en el interior de una "road movie", puede tener su gracia durante un tiempo, pero la necesidad innata de tener un hogar, de pertenecer a una comunidad, a un barrio, a un grupo es muy poderosa. Así que no están dando vueltas con mirada nostálgica por postureo, sino porque cualquier otra opción es todavía más dolorosa. Se entregan a ello porque son, como digo, inválidos emocionales. No se trata de hacer juicios ni reproches, no procede señalarles para decirles que son unos cobardes. No hay un camino bueno y otro malo, así lo expone la película y así lo siento. Sería una simplificación inaceptable. Es además una cuestión de libertad. Son genuinos, y eso les da fundamento, les llena de sustancia. El retrato de esos seres, en una película que es más coral de lo que dicen las nominaciones, está muy bien medido, sin alardes, lo que casi convierte algunas escenas en una película documental.
Nomadland no es una crítica social, no son personajes - en la película, en la vida real vete a saber - expulsados del sistema, al menos no se plantea así. Son seres desarraigados que encuentran cobijo precisamente en el desapego, criaturas incapaces de enfrentarse a la vida, con lo que se ubican en un limbo, el nomadland, que les permite ir tirando adelante.
Sin embargo, la propia película se queda embadurnada de ese limbo, de ese espíritu nómada de no ir a ninguna parte, o mejor dicho, de ir en círculos, hasta el punto que carece prácticamente de cualquier construcción dramática que permita a los personajes y a la propia película salir del círculo en el que están metidos, y eso, la empobrece, la frustra. No sale de la mera exposición de hechos. Nada que ver con "The rider", de la misma directora, una película extraordinaria, donde los personajes, igualmente golpeados, sí deben enfrentarse a verdaderos abismos. Así que en mi opinión es ésta una película con sensibilidad pero tan cobarde como sus propios personajes.
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