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6,7
47.650
5
3 de noviembre de 2011
3 de noviembre de 2011
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda esta ha sido una de las sorpresas más grandes que he tenido últimamente en esto del cine. Llevaba tiempo tras esta película de la que tantas cosas buenas había oído. Pues bien, no recuerdo ahora mismo otra en la que viéndola no haya sentido nada de absolutamente nada. Ni una puta cosa. Exactamente igual que si el televisor permaneciera apagado. Al lado de esto contar baldosas me parece una experiencia intensa.
Envidia me dais todos los que habéis disfrutado con esto y sois capaces de apreciar sus virtudes que para mi permanecen invisibles. Si esta, como parece, es la mejor película del cine de terror japonés de los últimos años excuso de ver ninguna más.
No sabría como puntuarla pero como es obligatorio la doy un cinco por eso de la prudencia del ignorante.
Envidia me dais todos los que habéis disfrutado con esto y sois capaces de apreciar sus virtudes que para mi permanecen invisibles. Si esta, como parece, es la mejor película del cine de terror japonés de los últimos años excuso de ver ninguna más.
No sabría como puntuarla pero como es obligatorio la doy un cinco por eso de la prudencia del ignorante.
16 de agosto de 2014
16 de agosto de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conforme voy viendo más películas de este director, debo admitir con gusto que cada vez me gusta más. Hay algo en su cine que me hace sentir bien.
Definición de "bien" en esto del cine: Eso que me confirma mi alteridad con respecto al director. Eso que hace que como espectador ocupe un lugar. Un lugar en el que depositar una parte (pequeña) de la intimidad del director. Quiero decir que sienta la película como un acto de generosidad por su parte. La condición de esto es que el acto de generosidad se manifieste en una conversación, no en un mensaje unidireccional. Y por último que sienta que una vez estrenada, la propiedad de la misma ya no sea del director, eso anularía la conversación en favor del monólogo. A partir de aquí, los que cumplan esto me pueden contar con su cine lo que venga en gana. De hecho, es justo lo que deseo.
En esta película encuentro eso. De espectador me transformo en invitado.
Y lo que creo, en el grado de mi capacidad de atención, es que en este trabajo se me habla de círculos concéntricos con ventanas al exterior, unas más transparentes que otras. Cuanto más grande es el radio más transparente es la ventana. Las circunferencias que delimitan los círculos con los pasadizos de las ventanas conforman fronteras aparentemente dolorosas, por lo tanto requieren un riesgo ser traspasadas. Pero quizás haya recompensa. El protagonista se muestra reacio a traspasarlas, hace bueno un dictamen estoico: " Reduce tu tamaño para que las flechas no te acierten". Se pone a cobijo con su armadura de literatura y viajes. Cuanto más viaja más reduce su tamaño. El hecho es que equivoca el espacio y sus distancias, a veces lo más lejano está justito al lado. Los demás protagonistas viajan muy lejos sin necesidad de moverse.
Séneca, el estoico que dijo eso de reduce tu tamaño también dijo más cosas. Una me viene aquí al pelo: " Acercaros a las obras de los clásicos, es un lugar en el que siempre vais a ser bien recibidos". Como las obras del clásico Ingmar Bergman.
Definición de "bien" en esto del cine: Eso que me confirma mi alteridad con respecto al director. Eso que hace que como espectador ocupe un lugar. Un lugar en el que depositar una parte (pequeña) de la intimidad del director. Quiero decir que sienta la película como un acto de generosidad por su parte. La condición de esto es que el acto de generosidad se manifieste en una conversación, no en un mensaje unidireccional. Y por último que sienta que una vez estrenada, la propiedad de la misma ya no sea del director, eso anularía la conversación en favor del monólogo. A partir de aquí, los que cumplan esto me pueden contar con su cine lo que venga en gana. De hecho, es justo lo que deseo.
En esta película encuentro eso. De espectador me transformo en invitado.
Y lo que creo, en el grado de mi capacidad de atención, es que en este trabajo se me habla de círculos concéntricos con ventanas al exterior, unas más transparentes que otras. Cuanto más grande es el radio más transparente es la ventana. Las circunferencias que delimitan los círculos con los pasadizos de las ventanas conforman fronteras aparentemente dolorosas, por lo tanto requieren un riesgo ser traspasadas. Pero quizás haya recompensa. El protagonista se muestra reacio a traspasarlas, hace bueno un dictamen estoico: " Reduce tu tamaño para que las flechas no te acierten". Se pone a cobijo con su armadura de literatura y viajes. Cuanto más viaja más reduce su tamaño. El hecho es que equivoca el espacio y sus distancias, a veces lo más lejano está justito al lado. Los demás protagonistas viajan muy lejos sin necesidad de moverse.
Séneca, el estoico que dijo eso de reduce tu tamaño también dijo más cosas. Una me viene aquí al pelo: " Acercaros a las obras de los clásicos, es un lugar en el que siempre vais a ser bien recibidos". Como las obras del clásico Ingmar Bergman.

6,5
7.991
3
20 de febrero de 2012
20 de febrero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En fin, echar a perder estos trabajitos depatarrantes por culpa del título y de ser un ególatra es una verdadera pena para EL y para todos. A mí lo que más me ha gustado de esta peli es el jersey del prota. No me cabe duda, si esto en vez de titularse así se hubiera titulado "El jersey" o incluso "El jersecito" sería una película de culto con irredentes adeptos, incluido yo por supuesto.
Si en "Anticristo" pudiéramos cambiar el título por "Jornada campestre", un poco más a lo Éric Rohmer y fuéramos al cine sin saber quien es el director ni que nos vamos a encontrar, la coña monumental de esta película hubiera sido un placer de los gordos, estaríamos ante otra súpercult movie. Pero no, te jodes, el tío es demasiado importante para pasar más desapercibido que sus películas y ahí la fastidia entera, su salud y de paso la nuestra.
Se equivoca, nos entrega las películas hinchadas, exigiéndolas algo en vez de dejarlas en paz. Nos enfrenta a algo especial, a algo trascendente que ha descubierto y nos lo quiere mostrar a los pobres mortales con esos títulos definitivos.
Y así pienso que "Melancolía" se tenía que haber titulado por ejemplo "El telescopio de alambre" y todo sería completamente diferente. Estoy convencido de que sería una maravilla.
Lunes por la mañana, no madrugo aunque afortunadamente tengo curro en estos tiempos hechos polvo que corren, así que aquí en casa me lo paso como los indios meones.
Ánimo a tutti !!
Si en "Anticristo" pudiéramos cambiar el título por "Jornada campestre", un poco más a lo Éric Rohmer y fuéramos al cine sin saber quien es el director ni que nos vamos a encontrar, la coña monumental de esta película hubiera sido un placer de los gordos, estaríamos ante otra súpercult movie. Pero no, te jodes, el tío es demasiado importante para pasar más desapercibido que sus películas y ahí la fastidia entera, su salud y de paso la nuestra.
Se equivoca, nos entrega las películas hinchadas, exigiéndolas algo en vez de dejarlas en paz. Nos enfrenta a algo especial, a algo trascendente que ha descubierto y nos lo quiere mostrar a los pobres mortales con esos títulos definitivos.
Y así pienso que "Melancolía" se tenía que haber titulado por ejemplo "El telescopio de alambre" y todo sería completamente diferente. Estoy convencido de que sería una maravilla.
Lunes por la mañana, no madrugo aunque afortunadamente tengo curro en estos tiempos hechos polvo que corren, así que aquí en casa me lo paso como los indios meones.
Ánimo a tutti !!

6,8
32.701
5
1 de diciembre de 2011
1 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que a Lars von Trier le ha dado fuerte con Tarkovsky a un servidor le tiene desconcertado. De Anticristo todavía dudo si lo que ví es una obra maestra o una chorrez absoluta aunque con el tiempo se va imponiedo lo segundo. Y en esta me pasa algo parecido, así en caliente pienso que he visto algo especial de alguna extraña manera, pero repaso mentalmente las escenas y tras unos segundos se vuelve a imponer la chorrez.
Las primeras escenas, al igual que en Anticristo, son bellísimas. Todo el sueño de la chica está plasmado con unos planos bellísimos, marca Tarkovsky donde movimiento y quietud se funden. Después parece como si todavía tuviera clavada la espina de que "Celebración" no la hubiera rodado él y supiera que esa película es la verdadera Dogma, así que ahí te va una hora de revancha infantiloide y de narración enervante en la que sufro un par de impulsos serios de pirarme del cine. Las terapias personales las entiendo en la intimidad no en lanzarlas a los espectadores en plan egomaníaco. Me da igual tu depresión o tu bipolaridad Lars, eso es para tí, tu familia y tus amigos, yo ya tengo los míos y tú ahí no pintas nada.
En la segunda parte, en que la película sigue sin aparecer, al menos se mantiene una mínima tensión a cerca de si la catástrofe va a producirse, pero es una tensión que no lleva a nada. No hay catarsis, no hay evolución, no hay nada y yo por aquí ya no cuelo. Hace ya muchos años cuando vi por primera vez las películas de David Lynch flipé a colores, no sabía lo que había visto pero la sensación era de novedad, de apertura a nuevas formas y ahí me quedaba flipando. Ahora algunas de sus obras me gustan y otras no pero ya no me dejo impresionar, lo original por sí solo ya no me dice nada y de las críticas profesionales mejor no hablar, se limitan a realizar un ejercicio de adjetivación masiva sin llegar en profundidad a nada porque en realidad, igual que yo, no saben ni por donde les da el aire.
Y así abandono el cine con la sensación de haber visto algo extraño e inquietante, y al cuarto de hora cuando llego a casa la sensación, otra vez, es que cabe la posibilidad de que me hayan vuelto a tangar. Y ahí me quedo sin darlo tampoco muchas vueltas.
Pero al menos de momento sigo valorando el desconcierto.
Las primeras escenas, al igual que en Anticristo, son bellísimas. Todo el sueño de la chica está plasmado con unos planos bellísimos, marca Tarkovsky donde movimiento y quietud se funden. Después parece como si todavía tuviera clavada la espina de que "Celebración" no la hubiera rodado él y supiera que esa película es la verdadera Dogma, así que ahí te va una hora de revancha infantiloide y de narración enervante en la que sufro un par de impulsos serios de pirarme del cine. Las terapias personales las entiendo en la intimidad no en lanzarlas a los espectadores en plan egomaníaco. Me da igual tu depresión o tu bipolaridad Lars, eso es para tí, tu familia y tus amigos, yo ya tengo los míos y tú ahí no pintas nada.
En la segunda parte, en que la película sigue sin aparecer, al menos se mantiene una mínima tensión a cerca de si la catástrofe va a producirse, pero es una tensión que no lleva a nada. No hay catarsis, no hay evolución, no hay nada y yo por aquí ya no cuelo. Hace ya muchos años cuando vi por primera vez las películas de David Lynch flipé a colores, no sabía lo que había visto pero la sensación era de novedad, de apertura a nuevas formas y ahí me quedaba flipando. Ahora algunas de sus obras me gustan y otras no pero ya no me dejo impresionar, lo original por sí solo ya no me dice nada y de las críticas profesionales mejor no hablar, se limitan a realizar un ejercicio de adjetivación masiva sin llegar en profundidad a nada porque en realidad, igual que yo, no saben ni por donde les da el aire.
Y así abandono el cine con la sensación de haber visto algo extraño e inquietante, y al cuarto de hora cuando llego a casa la sensación, otra vez, es que cabe la posibilidad de que me hayan vuelto a tangar. Y ahí me quedo sin darlo tampoco muchas vueltas.
Pero al menos de momento sigo valorando el desconcierto.

7,1
4.659
7
2 de septiembre de 2011
2 de septiembre de 2011
Sé el primero en valorar esta crítica
Tremenda película sobre la devastación humana. Me gustaría decir, quizás por alivio, que se trata de una crítica a las sociedades norteñas pero me parece que esta vez podemos ampliar el radio de la demolición a cualquier parte habitada por humanos.
A mi humilde parecer creo que esta vez esa película danesa incide más en algo que en realidad puede que ni siquiera exista. El pasado.
Afirmaba un antiguo filósofo que más vale que tengamos cuidado con el pasado, ya que solo existe en forma de fantasma, pero si realmente nos concentramos en él cobrara forma y vendrá a por nosotros para destruirnos. Se referirá este filósofo a aquellos que en algún momento de su vida la hicieron parda. Es decir, a todo quisqui norteño, sureño o del centro, rico o pobre.
Pero me duele decir que representar este tipo de horrores ya no tiene el menor sentido. Lo siento por Thomas Vinterberg pero desde que Rhonda Byrne nos regaló su gran obra de "El Secreto" hubiera bastado con que el guionista pondría a los personajes a leer y así hubieran canalizado sus desgracias, convirtiéndolas en una bendición a base de visionar la felicidad siendo positivos.
De hecho se me ocurre que a lo mejor los altos representantes de la ONU debería empezar a justificar sus altos salarios de una vez. ¿Será posible que a ninguno se le haya ocurrido que para solucionar el problema de la actual hambruna africana basta con endiñar a cada moribundo un ejemplar de "El Secreto"?
Vale que muchos no saben leer pero se podía organizar un multievento en Etiopía en el que una serie de personalidades reconocidas lean por turnos capítulos del libro ante la multitud hambrienta e ignorante. En un solo día y con algunos recesos para comer se podría dar con todo el libro y adiós problema. De hecho la misma Rhonda podría ser la que iniciara la lectura. No digo que les soltara algo de pasta de la que ha amasado a cuenta de toda la felicidad que ha repartido, porque eso no es espiritual y quedaría para nada cool en su Facebook. Pero hombre... iniciar ella la gran lectura... eso sería un detalle de clase.
A mi humilde parecer creo que esta vez esa película danesa incide más en algo que en realidad puede que ni siquiera exista. El pasado.
Afirmaba un antiguo filósofo que más vale que tengamos cuidado con el pasado, ya que solo existe en forma de fantasma, pero si realmente nos concentramos en él cobrara forma y vendrá a por nosotros para destruirnos. Se referirá este filósofo a aquellos que en algún momento de su vida la hicieron parda. Es decir, a todo quisqui norteño, sureño o del centro, rico o pobre.
Pero me duele decir que representar este tipo de horrores ya no tiene el menor sentido. Lo siento por Thomas Vinterberg pero desde que Rhonda Byrne nos regaló su gran obra de "El Secreto" hubiera bastado con que el guionista pondría a los personajes a leer y así hubieran canalizado sus desgracias, convirtiéndolas en una bendición a base de visionar la felicidad siendo positivos.
De hecho se me ocurre que a lo mejor los altos representantes de la ONU debería empezar a justificar sus altos salarios de una vez. ¿Será posible que a ninguno se le haya ocurrido que para solucionar el problema de la actual hambruna africana basta con endiñar a cada moribundo un ejemplar de "El Secreto"?
Vale que muchos no saben leer pero se podía organizar un multievento en Etiopía en el que una serie de personalidades reconocidas lean por turnos capítulos del libro ante la multitud hambrienta e ignorante. En un solo día y con algunos recesos para comer se podría dar con todo el libro y adiós problema. De hecho la misma Rhonda podría ser la que iniciara la lectura. No digo que les soltara algo de pasta de la que ha amasado a cuenta de toda la felicidad que ha repartido, porque eso no es espiritual y quedaría para nada cool en su Facebook. Pero hombre... iniciar ella la gran lectura... eso sería un detalle de clase.
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