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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
13 de abril de 2009 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por la falta de ideas, por los proyectos descuidados, adaptaciones penosas, remakes vergonzosos, actores desaprovechados, directores sin personalidad y todos esos tópicos que se suelen decir estos días. Pero es que vaya 2008 de decepciones, la verdad.

Con Ultimátum a la Tierra no me llevé una decepción, todo sea dicho. Pero porque en verdad no esperaba nada de la película. Y efectivamente, no había nada que esperar.

Keanu Reeves es un actor soso de la escuela de los "carapalo" junto a Orlando Bloom y Ben Affleck, entre muchos otros. Verlo de protagonista no hace que vaya corriendo a ver la película de turno, pero es que si tenemos en cuenta que dicho filme aprovecha su falta de expresividad con un personaje que precisamente debe ser así, la idea de que Reeves pueda dar el pego sin resultar doloroso en el papel (como no lo da en Constantine, por ejemplo) es probable. Así que, por esa razón, no me importaba ver Ultimátum a la Tierra.

El problema es cuando el director y el guión son aún más impersonales que el propio Reeves. Esta "nueva" película de invasión extraterrestre sucede de forma lineal y desde el primer momento en que aparece el extraterrestre sabes perfectamente qué es lo que va a ocurrir.

Pero aún así, se puede sacar tajada de un argumento manido, sino que se lo digan a la infravalorada Guerra de los Mundos de Steven Spielberg. Lo malo es que en esta ocasión no se preocupan en absoluto por ofrecer alguna escena memorable o un ritmo interesante. Al contrario, la película da vueltas sin ir por ningún sitio interesante, se hace lenta, se hace repetitiva y el mensaje ni siquiera entra por los ojos, no es siquiera convincente. A eso sumémosle los personajes planos, el desaprovechamiento brutal de Gort y un argumento plano sin ninguna sorpresa.

En fin, una película que no recomiendo a nadie.
13 de abril de 2009
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensaba que Terence Fisher no sería víctima de la decadencia de la Hammer a inicios de los 70, pero esta película demuestra que la falta de originalidad y la venida de la serie Z también hizo mella en sus producciones.

Está muy por debajo de las otras, tanto por la historia como por el desarrollo y el ritmo. Es más aburrida, todo está repetido y encima se centra demasiado en las vísceras y en detalles escabrosos, como si eso aumentara la calidad de la película o la hiciera más terrorífica, cuando en verdad acaba haciéndola más lenta y asquerosa.

Aún así, tiene su encanto y sigue siendo muy superior a los bodrios de Drácula de la productora inglesa. Ande va a pará...
13 de abril de 2009 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tarantino es DIOS, haga lo que haga. No sé qué tendrá, pero tiene muchos seguidores y le aplauden las burradas. Yo, sinceramente, de él sólo he visto la que comento, las dos de Kill Bill y Pulp Fiction. Y soy el raro al que le encantan las historias que conforman la aventura de Beatrix Kiddo por su impecable acción en plan homenaje y la relación entre dos psicópatas que no pueden dejar de serlo (o eso parece). Pero Pulp Fiction me dejó frío.

Sin embargo, Death Proof me parece mucho peor. De hecho, es demasiado llamativo que Tarantino no deje de homenajear y frikear sobre el cine que le gusta en casi todas sus películas, como un Kevin Smith friki de la serie Z. Espero que futuros filmes del director no se basen sólo en eso, porque yo no puedo entrar más en ese juego sin bostezar ruidosamente.

Dicho de otra manera: El argumento de Death Proof cabe en una servilleta y las conversaciones no cabrían ni en un libro del tamaño de la Enciclopedia de los abuelos. La idea de la película es buena, el ritmo terrible, las escenas muy bien rodadas (especialmente las persecuciones), los diálogos son divertidos pero ahogan de interminables y referenciales (si no eres tan fan de la serie Z como el director, te mueres de aburrimiento, como cuando vas a una conferencia de un tema que no te interesa), etc, etc.

¿Veredicto? Lo siento, Quentin, pero me aburres.
11 de abril de 2010 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida es una ironía constante. Siempre he estado interesado en las propuestas fílmicas de Dreamworks y Pixar, más por las del segundo estudio que por las del primero. Claras han sido las diferencias entre ambas compañías estos últimos años, donde hemos podido ver cierto agotamiento en la fórmula de gags y parodias sin mesura alguna mostrada por la compañía de Shreck, Madagascar y Kung Fu Panda, que ha terminado por agotar a muchos. Mientras que, por el contrario, la compañía de Up, Wall.E, Los Increíbles y Toy Story no deja de sorprender, subiendo el listón a cada nuevo proyecto, siempre con una imaginación desbordante y un talento inigualables. Y es entonces cuando me quedo perplejo ante la ironía: la película de animación 3D menos publicitada y menos comentada de Dreamworks, ha resultado ser la mejor, con diferencia, de toda su andadura hasta el momento.

Para empezar, por fin se rompe la tónica habitual de la dichosa sucesión de gags y personajes graciosos por doquier que siempre ha tenido la compañía. Ese estilo tan "Warner Bros" que unas veces acertaba y otras no (la mayoría, diría yo), con multitud de homenajes y caracterizaciones poco destacables (con el omnipresente aprendizaje con respecto a lo sucedido al final) que acababa agotando a mitad de película. En ese campo, considero que Madagascar 2 y Shreck son las más acertadas, pero el resto naufraga mostrando un producto competente pero poco sólido. Cómo entrenar a tu dragón, sin embargo, y como bien dijo un amigo mío: es el filme de la compañía del ogro verde "más Disney" de todos los que se han realizado hasta el momento. Con una historia típica pero muy bien ambientada, con buenos personajes que van más allá de estar ahí para ser graciosos y unos giros y detalles ciertamente sorprendentes. Pero lo mejor, lo que hace que brille por encima de muchas, es su mensaje, posiblemente el más acertado y mejor representado de cuantos se han visto en los últimos filmes de animación, no por encima de los mostrados en Up o Wall.E, pero prácticamente a la altura.

Y eso ya es mucho decir para una película que se disfruta durante casi todo su metraje con una sonrisa de oreja a oreja, y digo "casi todo" porque en los momentos donde no sientes ese disfrute juvenil tan agradable, sientes, paradójicamente, una impotencia y un sufrimiento por las situaciones por las que pasa el protagonista y su dragón que corroboran la implicación casi total que se puede llegar a sentir con una historia tan manida pero tan deliciosamente bien contada. Porque esa es la mejor de las fórmulas, contar algo con maestría a partir de una premisa vista, en un ambiente distinto, con unos personajes con los que implicarse emocionalmente, un gran mensaje, un desarrollo magnífico que nunca llama al aburrimiento y unos gags que apoyen la historia y no al revés. No se puede pedir más para la que puede ser la película más redonda de la compañía, inolvidable y con un carisma arrebatador. Ojalá sigan por este camino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Por cierto, la amputación del personaje protagonista al final no deja de asombrarme, jugando con la maravillosa idea de que comparta esa minusvalía con su dragón, complementándose ambos como si fueran uno. Era difícil, por no decir imposible, no maravillarse ante tan magnífico detalle que corrobora que estamos ante, como ya he dicho, el mejor filme de la compañía.
13 de abril de 2009 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Camino es una niña alegre, con mucha vitalidad y ganas de comerse el mundo, todo un encanto que nos fascina desde el primer momento en que aparece en pantalla, cosa que hace aún más sentida la enfermedad que veremos a lo largo del filme.

Todo se debe gracias al buen hacer y la gran actuación de Nerea Camacho (a esta niña hay que seguirla de cerca, tiene futuro), pero aparte hay un ambiente y una manera de contar las cosas hipnótico, que impide que quieras quitar los ojos de la pantalla. Ignoro si es el apabullante realismo cotidiano o el desarrollo de la historia. El caso es que en todo momento hay interés por seguir la vida de Camino y sufres cuando ella lo hace, te alegras cuando ella sonríe y te asustas cuando ella tiene pesadillas. En otras palabras, la película logra una gran implicación emocional con la protagonista.

Quizá por eso la crítica contra el fanatismo religioso más cruento cobra gran fuerza. Y es que la impotencia aflora en cualquier momento de la película donde la madre de Camino hace caso a los curas o los obispos con los que habla, forzando a la chiquilla a sentir y pensar cosas que en ese momento no quiere siquiera ni imaginar. De hecho, lo más impactante es que acaba siendo algo terrorífico, algo impensable para cualquier creyente o cualquier ateo que no sigue los pasos de la Iglesia a rajatabla. La angustia se abre paso a medida que avanza la película y cada vez es más fuerte ese sentimiento de "por favor, déjame vivir y déjame morir en paz".

Paradójicamente, la historia, a pesar de ser un drama, no llega a ser tan asfixiante gracias a algunos relatos paralelos donde podemos ver a los niños ser niños y a Camino con sus fantasías, sustentadas por un personaje de cuento infantil con el que habla en sueños. Momentos líricos y tan bien representados que llegan a ser cautivadores.

No quiero acabar la crítica sin mencionar muy especialmente al personaje del padre de Camino, interpretado por un fantástico Mariano Venancio (el Superintendente Vicente de las películas de Mortadelo, totalmente irreconocible) que llena la pantalla cada vez que hace acto de presencia. Su personaje será de los más fascinantes y cautivadores: el hombre de familia que hará todo lo posible para que su hija lleve su enfermedad de una forma más llevadera, todo mientras debe contemplar en silencio cómo el Opus utiliza la enfermedad para su provecho. Y en verdad, el tipo de personaje perfecto para que Fesser juegue con nosotros y queramos meternos en su piel, puesto que en todo momento querremos que él lleve las riendas del asunto.

En definitiva, una película que deja muy mal cuerpo en el buen sentido. Cautivadora y que no puede dejar indiferente a nadie.
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