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Críticas ordenadas por utilidad
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5,4
37.611
2
30 de noviembre de 2008
30 de noviembre de 2008
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película engendrada para el niño impresionable, el gañán pajillero o el retrasado mental que no pida más a la vida que una papilla bien calentita antes de irse a la cama.
En Wanted la exageración se mezcla a toda pastilla con la estupidez más absoluta, con el único objetivo de crear esta obra de culto a la idiotez más grande y más cara jamás filmada.
Estamos ante un hito que aparecerá reflejado en cada uno de los volúmenes de historia cinematográficos impresos en el 2008, estamos ante la mierda definitiva, la degradación del pensamiento y la lentísima muerte del Homo Sapiens Sapiens a favor de una especie inferior: los palomiteros.
Si el objetivo de esta cinta es llegar a la masa, darle la vuelta en el aire, sacudirle violentamente, agitarle las neuronas y conseguir que nada quede en su interior, se puede decir que ha logrado la meta.
No voy ni de intelectuloide ni de ostias cuando pido un mínimo de lógica a una historia, o que se sostenga por algún lado, (incluso en la fantasía). Joder, para ver fuegos artificiales me voy al parque en las fiestas de mi pueblo. Un espectáculo de despiporre técnico sin nada en su interior ahora mismo ya no me sirve para nada, quizás a los trece años sí me servía, pero hoy en día sólo me hace cuestionarme la inteligencia del espectador tipo.
Si quieres ver un hombre desgarrando las alas de tres moscas en seis disparos, o ver cómo recibe una paliza tras otra para que se cuestione quién es y qué coño está haciendo en una fábrica textil, Wanted es tu cinta. Si quieres ver violencia fascista y la santificación de la muerte, ponte Wanted, pero acuérdate de tirar de la cadena cuando termine, después baja la tapa.
En Wanted la exageración se mezcla a toda pastilla con la estupidez más absoluta, con el único objetivo de crear esta obra de culto a la idiotez más grande y más cara jamás filmada.
Estamos ante un hito que aparecerá reflejado en cada uno de los volúmenes de historia cinematográficos impresos en el 2008, estamos ante la mierda definitiva, la degradación del pensamiento y la lentísima muerte del Homo Sapiens Sapiens a favor de una especie inferior: los palomiteros.
Si el objetivo de esta cinta es llegar a la masa, darle la vuelta en el aire, sacudirle violentamente, agitarle las neuronas y conseguir que nada quede en su interior, se puede decir que ha logrado la meta.
No voy ni de intelectuloide ni de ostias cuando pido un mínimo de lógica a una historia, o que se sostenga por algún lado, (incluso en la fantasía). Joder, para ver fuegos artificiales me voy al parque en las fiestas de mi pueblo. Un espectáculo de despiporre técnico sin nada en su interior ahora mismo ya no me sirve para nada, quizás a los trece años sí me servía, pero hoy en día sólo me hace cuestionarme la inteligencia del espectador tipo.
Si quieres ver un hombre desgarrando las alas de tres moscas en seis disparos, o ver cómo recibe una paliza tras otra para que se cuestione quién es y qué coño está haciendo en una fábrica textil, Wanted es tu cinta. Si quieres ver violencia fascista y la santificación de la muerte, ponte Wanted, pero acuérdate de tirar de la cadena cuando termine, después baja la tapa.
Documental

6,9
1.075
Documental
8
20 de noviembre de 2008
20 de noviembre de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director alemán de origen turco, Fatih Akin, se enfrentó por primera vez al mundo del documental en “Crossing the Bridge: The Sound of Istanbul”, mostrando con brío la diversidad cultural de la capital turca. Conociendo las dificultades narrativas del tema seleccionado, y despojándose del afán protagonista que ostentan muchos otros directores, decidió cargarle a un amigo el peso representativo de la obra. Durante varias semanas, el músico Alexander Hacke nos guía en sus descubrimientos y revelaciones, conformando un collage musical en donde apreciamos los sonidos del fin de Europa, siempre mestizos, desde hace poco globalizados, pero en Estambul se presentan con un índice de pureza aún perceptible, mostrándose este film como un documento imprescindible, que guarda ecos en vías de extinción.
A mí me interesó más la música tradicional y la típicamente turca, que los nuevos estilos de la época influenciados por lo mundial, como el Rock o el Hip-hop, utensilios para completar el collage y, asimismo, para mostrar otro de los objetivos de la película, una Turquía occidentalizada.
Destaco la fiesta gitana en la magia por la que levitamos durante la obra, por mostrarla como lo que es, un pequeño reducto empecinado a no evolucionar hasta que no le demuestren que acatar los nuevos tiempos no lleva a la involución, por la pérdida de matices e individualidad.
A veces se me hizo algo pesado el rostro de Hacke, por sus paseos descoyuntados y sus comentarios, puntualmente, sin más sentido que el de rellenar un hueco. Su pinta de sonámbulo paseante sólo me produce rechazo, por suerte no focaliza la obra, sino habría sido una pérdida del hechizo otomano imperdonable.
En conclusión, gran documental, precioso en la técnica y bello en el fondo, relatador de lo completamente desconocido, narrador de la pluralidad en nuestro siglo de la verdad absoluta.
A mí me interesó más la música tradicional y la típicamente turca, que los nuevos estilos de la época influenciados por lo mundial, como el Rock o el Hip-hop, utensilios para completar el collage y, asimismo, para mostrar otro de los objetivos de la película, una Turquía occidentalizada.
Destaco la fiesta gitana en la magia por la que levitamos durante la obra, por mostrarla como lo que es, un pequeño reducto empecinado a no evolucionar hasta que no le demuestren que acatar los nuevos tiempos no lleva a la involución, por la pérdida de matices e individualidad.
A veces se me hizo algo pesado el rostro de Hacke, por sus paseos descoyuntados y sus comentarios, puntualmente, sin más sentido que el de rellenar un hueco. Su pinta de sonámbulo paseante sólo me produce rechazo, por suerte no focaliza la obra, sino habría sido una pérdida del hechizo otomano imperdonable.
En conclusión, gran documental, precioso en la técnica y bello en el fondo, relatador de lo completamente desconocido, narrador de la pluralidad en nuestro siglo de la verdad absoluta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pido a los DIOSES de Filmaffinity que me den fuerzas para lograr la encomienda por la que he sido engendrado hace 24 años: mantener la constancia con algo en mi puta vida filmaffinitera. Si los DIOSES así lo disponen, tengo que escribir una crítica por cada documental que vea o haya visto, ¿por qué? Ni lo sé yo, sólo es mi cometido. Esta es la crítica 40 de 147.
“Yo tenia fe cuando comencé
ahora estoy triste y cansado,
mi camino de tres años
me parece que son treinta
¿Y qué más puede un hombre hacer?.
Si he de morir,
que se cumpla todo lo que tú quieres de mí,
deja que me odien, que me claven en su cruz.
¡Yo quiero ver, yo quiero ver, mi Dios!
¡Quiero saber, quiero saber, Señor!
si he de morir...”
“Yo tenia fe cuando comencé
ahora estoy triste y cansado,
mi camino de tres años
me parece que son treinta
¿Y qué más puede un hombre hacer?.
Si he de morir,
que se cumpla todo lo que tú quieres de mí,
deja que me odien, que me claven en su cruz.
¡Yo quiero ver, yo quiero ver, mi Dios!
¡Quiero saber, quiero saber, Señor!
si he de morir...”
Documental

6,9
357
Documental
6
30 de noviembre de 2008
30 de noviembre de 2008
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera incorrección que rodea a este documental es el sugestivo titular: “Banda de ancianos tocan música de, entre otros, Radiohead y Outkast”, porque, pese a ser exacto en la forma de presentarlo, es inexacto en el fondo mostrado. De hecho, la carcasa es secundaria en esta obra, la idea principal se aleja del espectáculo, de los fuegos de artificio, de los acordes o de los gallos. El concepto más importante es la lucha por la supervivencia, no relacionada con la vida, sino, ciertamente, con la vitalidad. Una noción mucho más compleja.
Tanto la vida como la muerte, por ser estados a los que estamos sometidos sin tener en cuenta nuestra voluntad, planean por el film sin presentarles demasiada importancia, aparecen sólo como elementos unificadores de un bien manifestado objetivo común, que no es otro que el de disfrutar de la savia e intentar no pensar gran cosa en los límites de la misma.
Con mi juventud en alza sería una osadía, además de una estupidez, aspirar a ponerme en el lugar de estos viejos adorables. Por tanto, desde la distancia y sin valorar su calidad musical, esta película me supone un soplo de aire fresco, puesto que encontrar historias como esta (para mí desconocida hasta ayer) ayuda a apreciar la existencia como un proceso que puede llegar a dar de sí todo lo que nuestro cerebro y nuestra voluntad estén dispuestos a arriesgar.
Me interesaron especialmente las impresiones del grupo ante la muerte de alguno de sus integrantes, porque denota cierta costumbre por la muerte para mí tan inimaginable como atroz, mientras que a sus ojos no sea más que una reacción sensata, al percibir el éxito que supone alcanzar el verdadero sentido de la vida.
Tanto la vida como la muerte, por ser estados a los que estamos sometidos sin tener en cuenta nuestra voluntad, planean por el film sin presentarles demasiada importancia, aparecen sólo como elementos unificadores de un bien manifestado objetivo común, que no es otro que el de disfrutar de la savia e intentar no pensar gran cosa en los límites de la misma.
Con mi juventud en alza sería una osadía, además de una estupidez, aspirar a ponerme en el lugar de estos viejos adorables. Por tanto, desde la distancia y sin valorar su calidad musical, esta película me supone un soplo de aire fresco, puesto que encontrar historias como esta (para mí desconocida hasta ayer) ayuda a apreciar la existencia como un proceso que puede llegar a dar de sí todo lo que nuestro cerebro y nuestra voluntad estén dispuestos a arriesgar.
Me interesaron especialmente las impresiones del grupo ante la muerte de alguno de sus integrantes, porque denota cierta costumbre por la muerte para mí tan inimaginable como atroz, mientras que a sus ojos no sea más que una reacción sensata, al percibir el éxito que supone alcanzar el verdadero sentido de la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pido a los DIOSES de Filmaffinity que me den fuerzas para lograr la encomienda por la que he sido engendrado hace 24 años: mantener la constancia con algo en mi puta vida filmaffinitera. Si los DIOSES así lo disponen, tengo que escribir una crítica por cada documental que vea o haya visto, ¿por qué? Ni lo sé yo, sólo es mi cometido. Esta es la crítica 44 de 150.
“Yo tenia fe cuando comencé
ahora estoy triste y cansado,
mi camino de tres años
me parece que son treinta
¿Y qué más puede un hombre hacer?.
Si he de morir,
que se cumpla todo lo que tú quieres de mí,
deja que me odien, que me claven en su cruz.
¡Yo quiero ver, yo quiero ver, mi Dios!
¡Quiero saber, quiero saber, Señor!
si he de morir...”
“Yo tenia fe cuando comencé
ahora estoy triste y cansado,
mi camino de tres años
me parece que son treinta
¿Y qué más puede un hombre hacer?.
Si he de morir,
que se cumpla todo lo que tú quieres de mí,
deja que me odien, que me claven en su cruz.
¡Yo quiero ver, yo quiero ver, mi Dios!
¡Quiero saber, quiero saber, Señor!
si he de morir...”
Documental

7,6
388
7
29 de septiembre de 2008
29 de septiembre de 2008
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es interesante conocer una figura tan representativa del pensamiento actual, sobre todo ahora que ya tiene ochenta años y los gusanos están a punto de pedir la palabra.
Sin entrar en valorar a Chomsky, su ideología, su moderada forma de expresarla y su validez intelectual, reconozco en el documental una buena forma de acercarse a una parte de las motivaciones y teorías defendidas por este hombre a lo largo de su vida, ya sólo por eso el film se torna imprescindible.
Me esperaba una actitud más condescendiente de los creadores para con el lingüista, ensalzando una figura para no cuestionar su fuste moral, pero no lo hacen, sino que entre el discurso medido se cuelan las preguntas incómodas que todos haríamos al consumidor de la provocación de Chomsky. Este punto sorprende y atestigua la libertad de movimientos de los directores, más preocupados casi en debatir el símbolo que en acercarnos el pedestal.
Como aspectos negativos de “Manufacturing Consent: Noam Chomsky and the Media” propongo su ritmo limitado en la narración, encorsetado en un discurso demasiado complejo. También señalo el imposible desarrollo correcto de muchas de las tesis planteadas, por la escasez de tiempo y el impulso de los creadores para acelerar la asimilación teórica.
En resumen, estamos ante un buen documental, necesario para conocer la amalgama ideológica que recorre el mundo de cabo a rabo, correctamente silenciada por los grandes medios, demasiado ocupados en darle fuelle a la ilusión del pensamiento único
Sin entrar en valorar a Chomsky, su ideología, su moderada forma de expresarla y su validez intelectual, reconozco en el documental una buena forma de acercarse a una parte de las motivaciones y teorías defendidas por este hombre a lo largo de su vida, ya sólo por eso el film se torna imprescindible.
Me esperaba una actitud más condescendiente de los creadores para con el lingüista, ensalzando una figura para no cuestionar su fuste moral, pero no lo hacen, sino que entre el discurso medido se cuelan las preguntas incómodas que todos haríamos al consumidor de la provocación de Chomsky. Este punto sorprende y atestigua la libertad de movimientos de los directores, más preocupados casi en debatir el símbolo que en acercarnos el pedestal.
Como aspectos negativos de “Manufacturing Consent: Noam Chomsky and the Media” propongo su ritmo limitado en la narración, encorsetado en un discurso demasiado complejo. También señalo el imposible desarrollo correcto de muchas de las tesis planteadas, por la escasez de tiempo y el impulso de los creadores para acelerar la asimilación teórica.
En resumen, estamos ante un buen documental, necesario para conocer la amalgama ideológica que recorre el mundo de cabo a rabo, correctamente silenciada por los grandes medios, demasiado ocupados en darle fuelle a la ilusión del pensamiento único

6,8
78.992
4
26 de julio de 2009
26 de julio de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo los hombros de mi padre en aquella celebración del 25 de junio, hace unos diecinueve años. Mientras miraba al cielo con la expectativa de lo sorprendente, en mis retinas se reflejaba la incredulidad de lo real, la fantasía de lo efímero, la inocencia de lo fugaz. Entre mi niñez, bajo las estrellas, sobre el firmamento, cientos de estímulos me traspasaban de arriba a abajo, desde la conciencia a la subconsciencia, arrancando hasta el más mínimo ápice de discernimiento lógico, sólo estaba yo, los hombros de mi padre, la luz, el ruido y mi sonrisa que agradecía a los dioses tremendo espectáculo.
Recuerdo una lágrima que recorre mi mejilla, tropieza en la comisura de mis labios, antes de desplomarse en el vacío del que me protegía mi padre. Probablemente no pude comprender lo que me estaba pasando, hoy, con la distancia de los años, creo que me sentí fascinado, en mi calidad de crío impresionable, ante la inventiva del hombre y su capacidad para modificar la realidad en pos de la ilusión. “¡MAGNÍFICO!”, pensé, al día siguiente ya no era importante.
La tradición por los fuegos de artificio recorren los últimos diez siglos de nuestra cultura. Desde que los árabes nos transmitieran su hábito hace más de diez siglos, los españoles hemos introducido en nuestra solera lúdica el uso de cohetes, petardos, ruedas de fuegos y demás tracas, todo ello para amenizar cualquier fiesta popular necesitada de color, estruendo, el fuego y peculiares explosiones mágicas.
Con el tiempo, el paso de los calendarios, las experiencias y reflexiones asociadas a ellas, mi concepción del mundo ha variado tanto como mis necesidades en lo referente al espectáculo.
Recuerdo una lágrima que recorre mi mejilla, tropieza en la comisura de mis labios, antes de desplomarse en el vacío del que me protegía mi padre. Probablemente no pude comprender lo que me estaba pasando, hoy, con la distancia de los años, creo que me sentí fascinado, en mi calidad de crío impresionable, ante la inventiva del hombre y su capacidad para modificar la realidad en pos de la ilusión. “¡MAGNÍFICO!”, pensé, al día siguiente ya no era importante.
La tradición por los fuegos de artificio recorren los últimos diez siglos de nuestra cultura. Desde que los árabes nos transmitieran su hábito hace más de diez siglos, los españoles hemos introducido en nuestra solera lúdica el uso de cohetes, petardos, ruedas de fuegos y demás tracas, todo ello para amenizar cualquier fiesta popular necesitada de color, estruendo, el fuego y peculiares explosiones mágicas.
Con el tiempo, el paso de los calendarios, las experiencias y reflexiones asociadas a ellas, mi concepción del mundo ha variado tanto como mis necesidades en lo referente al espectáculo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El escándalo no es música, ni nunca lo será. ”The Watchmen” responde al último grito de la epopeya gráfica reconvertida al cine, comparte tópicos y sugiere alguna novedad que otra, aunque sin despuntar en la homogeneidad del género cinéfilo.
Es evidente que la obra de Alan Moore y Dave Gibbons daba para tres o cuatro películas, y la necesidad de sintetizarla en una es una temeridad cargada de información, floja y sin punch alguno. Si en 160 minutos no me puedes contar una historia, mejor ahórratela, porque a la media hora ya me va a dejar de interesar y cuando me reveles la verdad en los últimos diez minutos ya voy a estar con la pájara encima, haciéndome un buen blowjob.
La gran novedad del film es la presentación de una nueva hornada de superhéroes atípicos, puesto que son feos, gordos, bajos o viejos, una troupe esperpéntica si se le añaden los modelitos de látex con los que desfilan por todo el film. Un héroe tiene que tener carisma, o por lo menos eso me enseñaron en la Marvel, y, bien es cierto, que las caras de los aquí presentados pasarían desapercibidos en el baile de pollas de los sábados en la discoteca de tu pueblo.
Es inevitable hacer mención al calado del film, porque hay una apuesta por la profundidad y crítica política social de carácter atemporal, aunque en ningún momento su voluntad se materializó en algo complejo, sino en un quiero y no puedo algo penoso. No hay nada más desconcertante que el visionado de un blockbuster con ínfulas intelectuales.
En definitiva, sólo me queda por alabar todo lo relacionado con lo técnico y las pretensiones de la película, aunque les haya quedado un big mac vulgar y falto de energía. ¡El siguiente!
Es evidente que la obra de Alan Moore y Dave Gibbons daba para tres o cuatro películas, y la necesidad de sintetizarla en una es una temeridad cargada de información, floja y sin punch alguno. Si en 160 minutos no me puedes contar una historia, mejor ahórratela, porque a la media hora ya me va a dejar de interesar y cuando me reveles la verdad en los últimos diez minutos ya voy a estar con la pájara encima, haciéndome un buen blowjob.
La gran novedad del film es la presentación de una nueva hornada de superhéroes atípicos, puesto que son feos, gordos, bajos o viejos, una troupe esperpéntica si se le añaden los modelitos de látex con los que desfilan por todo el film. Un héroe tiene que tener carisma, o por lo menos eso me enseñaron en la Marvel, y, bien es cierto, que las caras de los aquí presentados pasarían desapercibidos en el baile de pollas de los sábados en la discoteca de tu pueblo.
Es inevitable hacer mención al calado del film, porque hay una apuesta por la profundidad y crítica política social de carácter atemporal, aunque en ningún momento su voluntad se materializó en algo complejo, sino en un quiero y no puedo algo penoso. No hay nada más desconcertante que el visionado de un blockbuster con ínfulas intelectuales.
En definitiva, sólo me queda por alabar todo lo relacionado con lo técnico y las pretensiones de la película, aunque les haya quedado un big mac vulgar y falto de energía. ¡El siguiente!
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