Los aventureros, película disponible en Netflix, es un western que tiene un demasiado claro referente, el Tesoro de Sierra madre.

Tras la segunda Guerra de los Boers, en Sudáfrica, principios del siglo XX, un soldado del bando derrotado, junto otros tres hombres, emprenden una empresa para buscar unos diamantes que el protagonista, muy bien interpretado por Jack Hawkins, ocultó. En esa travesía la tensión por avaricia y desconfianza se agravará entre los cuatro hombres a causa de esa riqueza; vamos, cualquiera que haya visto El tesoro de Sierra madre lo puede identificar a la primera.

Ese es su mayor defecto, que quiere ser el Tesoro de Sierra madre demasiado, le falta personalidad por así decirlo, pero, aún así, esa una película muy entretenida, una hora y veinte minutos que se pasan volando, muy bien dirigida, con unos paisajes espectaculares y actores solventes.

El arado y las estrellas es una de las películas más tristes de John Ford, por el tema que trata, por como lo trata y porque a pesar de ser una película de 1939, ambientada en 1916, a día de hoy uno la ve y dice “es que no dista mucho de lo vivimos hoy en día”.

Ambientada en la Irlanda de 1916, en plena Primera Guerra mundial, los irlandés hartos de ver como sus hijos mueren en las guerras de los ingleses inician un alzamiento bélico contra Inglaterra (aunque la película se centra en la ciudad de Dublín, donde viven los protagonistas); la protagonista, Barbara Stanwyck (una de las pocas películas de John Ford protagonizada por una mujer), es una esposa que sufre al llegar la noticia de que han reclutado a su marido como oficial en este alzamiento.

A partir de ahí John Ford cuenta la historia de una derrota. Según he leído (que no soy un avezado en la historia de Irlanda), este hecho que narra la película es visto por los irlandeses como un paso esencial para llegar a la tan anhelada independencia, como una derrota heroica por así decirlo; Ford lo enfoca como lo que es cualquier guerra, muerte y sufrimiento para los inocentes; la película tiene escenas durísimas, fusilamientos, saqueos, niños que antes jugaban a la pelota en el parque y ahora roban la comida que encuentran, el propio final, con ese plano magistral de la bandera, representa esa derrota, es terrible lo que nos enseña Ford; lo peor de todo es que los mismos ideales que defienden ese grupo de irlandeses que ven lo heroico en el horror es lo mismo que hoy día nos encontramos en muchas corrientes ideológicas populares, y dado el panorama geopolítico actual, pues no estamos tan lejos de aquello, lo cual es muy triste.

No le doy cinco estrellas porque considero que no llega al nivel de las obras maestras de Ford (el Delator con la que comparte muchas cosas es mejor) y la escena del primer reencuentro es lo que más sobra, una escena que no pega con el resto de la película porque está en la línea del romanticismo tópico y pomposo de Hollywood.

Y la escena de los tejados, por favor, eso es dirigir cine.

El joven Lincoln es una película que sirve para entender el tipo de historias que realmente le interesaban a John Ford; cuando se le ofreció el papel de Lincoln, el presidente más importante de la historia de Estados Unidos, a Henry Fonda este contestó que no se sentía preparado para interpretar a un personaje tan icónico, a lo que Ford le replicó “pero si vas a interpretar a un abogaducho de pueblo”, y es que El joven Lincoln no es un biopic del aclamado presidente, lo que hace Ford es inventarse una historia, pues el caso judicial que lleva Lincoln en la película nunca existió, que define al hombre. Y demuestra que a Ford nunca le interesaron las historias grandilocuentes, sí, es Abraham Lincoln, pero no estamos hablando de la Guerra civil ni del gran estadista, sino de un hombre que vive el día a día como un cualquiera.

Al inicio nos presentan a Lincoln presentándose a las elecciones estatales, del estado de Ilinois, dando un discurso que ya deja claro el tono de la película, pues lo que dice es “yo estoy a favor de esto, esto y lo otro, si me votáis bien y sino tan amigos”, una humildad muy lejana a la épica de Gettysburg.

Tampoco hay que confundirse y pensar que la película es ajena a la historia; es cierto lo que cuentan al inicio de que Lincoln nunca tuvo estudios ortodoxos, sino que fue un autodidacta que devoraba cualquier libro que tenía a mano; también tuvo un amor de juventud que falleció prematuramente, que aquí se narra con una elipsis magistral, definiendo con ironía la forma de actuar de Lincoln, con el apodo Abe el honeste, en esa escena de la tumba, con el tema del palo y esa frase final define ese tipo de personaje pícaro que recurre a trucos y trampas sutiles cuando quiere inclinar la balanza hacia el lado correcto.

Un detalle muy importante que se ve en esa escena al inicio con Lincoln leyendo en el árbol es las piernas, en más de una ocasión se veremos a Lincoln apoyando las piernas en una posición elevada mientras inclina la silla sobre la que se sienta, que parece una tontería pero hay que fijarse en cómo su postura según avanza la película se inclina más y más hasta llegado un momento en el que está al borde de perder el equilibrio y caerse, porque es lo que está viviendo el personaje, está en la cuerda floja; y no solo porque ganar el caso marque su carrera como abogado y credibilidad, sino porque eso determinará su futuro político, pues el rival romántico con la que sería su esposa Mary Todd, en la película es Stephen A Douglas, el demócrata a quien Lincoln se enfrentó en las elecciones presidenciales de 1860.

Por cierto, esta era una de las películas favoritas de Serguei Eisenstein, y tiene sentido, porque la escena del linchamiento tiene mucho de eso; y menudo momento de épica “por Dios he dicho que escuchéis y me vais escuchar” “aquello que nos atrevemos a hacer en masa y nunca haríamos en solitario”; y así se descubre de dónde sacaron cierta escena de Matar a un ruiseñor; visualmente digo, porque el argumento no es que lo invente esta película, la autora de la novela contaba que se inspiró en casos de la vida real; y el propio Ford, que conoció a Wyatt Earp, imagino este le contaría algún caso en el que vivió algo similar aunque imagino que la resolución sería más cercana a lo que se ve El sol siempre brilla sobre Kentucky; pero me refiero a que visualmente la escena de Matar a un Ruiseñor tiene un claro intención en el sutil plano contrapicado con el que se enfoca a Atticus pues él está en una posición de superioridad moral, aquí Ford hace lo mismo que de una forma más grandilocuente, pues busca la épica y es Lincoln, es que parece casi un plano de el presidente hablando a sus tropas; incluso en esa escena de Matar a un ruiseñor la posición en la que está Atticus, sentado en la silla, apoyando la pierna e inclinado la silla hacia atrás, es lo mismo que aquí.

Y podría seguir hablando de más detalles magistrales que tiene la película, porque siendo una obra maestra de John Ford es una escuela de cine en cada plano; visualmente como escapa de la teatralidad durante el juicio, lo increíble que está Henry Fonda. Todo es maravilloso en El joven Lincoln.

El acusado es una película que nos habla del machismo de nuestros días, del machismo y la misoginia, que alguno pensará que es lo mismo pero no.

Se nos presenta la situación de un chaval que tiene una relación sexual, no romántica, sexual, con una mujer madura, muy activa, pero que ella corta, y cuando lo hace vemos como este chico no se lo toma nada bien y hasta se pone algo violento. Luego nos presentan a sus padres, su padre es uno famoso que es la clásica y tópica imagen del famoso, celebridad (porque es un presentador de televisión metido en política muy conocido en el país), mujeriego, que ve a las mujeres como simples objetos de conquista y hace comentarios muy en la línea de por ejemplo Donald Trump. Luego está su madre, que es una activista feminista, muy radical, véase el comentario de los inmigrantes, que está divorciada del padre y actualmente tiene una pareja también divorciada, con una hija, cuya madre es una judia conversa muy fanática.

La trama desencadena en que una noche el chico protagonista se lleva a su hermanastra, la hija de la pareja de su madre de fiesta, y al día siguiente ella le denuncia por violación.

La película da continuamente saltos temporales en los que pasa el tiempo hasta que llega el juicio, muy mediático por quienes son sus padres, a este chico, y a su vez va atrás en el tiempo para contarnos la perspectiva de la chica y lo más importante, lo que sucedió aquella noche.

Al final todo es un alegato contra el machismo y misoginia de nuestros días, las situación social en la que cuando una mujer pone una denuncia pues se le critica, etc… lo que se ve en las noticias todos los días, que sobretodo está reflejado en el personaje del padre.

Para mí la película tiene dos problemas principales, primero, es demasiado larga, esta misma película se podía contar en menos tiempo; y que los flashback y saltos temporales son muy bruscos, a nivel narrativo le falla eso, por eso tiene algunos problemas de ritmo, sumado a la excesiva duración. Pero, esos problemas los compensa un guión magnífico, un guión con detalles en sus personajes, y en cómo reflejan la sociedad, de una forma que hace reflexionar y plantearse cosas, sobretodo, creo que el personaje del padre es el que más miga tiene; pero, ese es otro problema, y es que no da el peso a muchos personajes, principalmente las dos madres quedan bastante en segundo plano, sin explorar sus dramas, hasta llega un momento en el que el propio chaval protagonista deja ser el protagonista y lo es el padre, yo diría que es el que tiene más tiempo en pantalla y también al que miga da el guión.

Y a pesar de los problemas todo queda perfectamente cerrado con ese final, ese final maravilloso en el que se nos recuerda lo que realmente importa, en el que se nos recuerda cómo todo el circo mediático y político no importa, o de cómo se banaliza algo tan serio. Solo por ese final ya merece la pena toda la película. Aunque, como digo, creo que no lo explota lo suficientemente bien, no profundiza, como debería.

También decir que si no estás acostumbrado a algunas cosas de la cultura francesa, sobretodo su sistema judicial, puedes llegar a decir, ¿pero esto qué es?.

Martin Scorsese vuelve a hacer otra obra maestra.

Desde Uno de los nuestros Scorsese empezó una etapa más comercial y menos profunda. Sí, películas como Casino, El Aviador, la Edad de la inocencia o Infiltrados son peliculones con sub textos increíbles, pero, no llegaban al nivel de Uno de los nuestros, Taxi Driver, Toro Salvaje. Eso cambió con Silencio (2016), para mí Silencio, El Irlandes y Killers of the flower moon, devuelven al mejor Scorsese, el Scorsese que encoge el corazón, el más contenido y menos festivo, demostrando que este avezado del cine ha llegado a su etapa más reflexiva, en la que hace el cine que él quiere hacer sin importar el aspecto comercial.

La sinopsis de esta película es de sobra conocida, lo que quiero destacar de Killers of the flower moon es el impacto emocional que deja, porque es una de las mejores representaciones de la maldad humana, esa maldad que no tiene ética ni escrúpulos, casi diría que es la Lista de Schildren de Scorsese, pero, esa era más un cuento de terror, el mayor mal de la historia contemporánea, los nazis, con su brutalidad y sadismo, está no, no hay exageraciones, ni momentos donde se busque el impacto visual, sobretodo con el tema de la violencia, la violencia no es del estilo gangsters, con chorros de sangre, movimientos de cámara, etc… es una violencia si se quiere más realista, y por lo tanto más impactante, pero, lo que realmente estremece es el sub texto ético y moral, absolutamente horrible, la película deja un mal cuerpo y reflexión como eran Silencio o el final del Irlandes. Me atrevería a decir que esta es la Lista de Schildren de Scorsese, pero aquí los villanos no son esos nazis de miradas sadicas, son villanos con momentos de humanidad terribles, momentos que nos hacen reflexionar sobre los lobos con piel de cordero que están al rededor de nuestra sociedad.

Y cada minuto de sus tres horas y media son imprescindibles para contarlo. Es pausada, pero constante, yo no me he aburrido, no la he sentido lenta; si es verdad que en su tramo final hay un momento, cuando se produce un juicio, que se puede sentir atascado, porque no tiene esa carga emocional brutal que tiene el metraje anterior, hasta que sucede algo y todo cobra sentido.

Las interpretaciones, pues, qué decir; creo que Leonardo Dicaprio no había tenido tanta química con una actriz desde Titanic, lo que consiguen él y Lili Gladstone es titánico, como también lo es un Robert De Niro que fulmina con la mirada.

De verdad, es una película que cualquiera debería ver una vez en la vida.