Argo es una de esas películas que marcan un punto de inflexión en la carrera de su director. En este caso Ben Affleck demuestra aquí lo que desde hace algún tiempo se venía sospechando: un actor más bien mediocre se convierte sin hacer demasiado ruido en un director sólido e interesante. Algo que ya ha pasado otras veces con actores-directores como Clint Eastwood o Mel Gibson, salvando las diferencias entre ellos.

Esta película narra una parte de los hechos de la denominada "Crisis de los rehenes de Irán" que tuvo lugar entre 1979 y 1981 cuando la embajada de EE.UU. en Teherán fue asaltada y 52 personas fueron tomadas como rehenes. A partir de este evento más general, Argo se centra en un grupo de 6 trabajadores de la embajada que lograron evadir a los asaltantes y consiguieron refugiarse en la embajada de Canadá. Es entonces cuando desde la CIA se planifica un plan de rescate que consiste en hacer pasar a los trabajadores como miembros del equipo de una película ("Argo") de ciencia-ficción que buscan localizaciones en Irán.

La historia se centra en tres escenarios diferentes: Teherán, las dependencias de la CIA y Los Ángeles, que se interrelacionan entre sí a través del personaje de Ben Affleck. Es muy interesante ver como se mezclan estos escenarios y como la película va fluyendo de un thriller de espionaje a un "cine dentro del cine" pasando por algunas escenas de acción. Desde el comienzo con la toma de la embajada la cinta ya muestra una solidez y un ritmo más que notables. Se puede decir que se respira el ambiente de la época que narra, quizá debido en gran parte a la buena labor del equipo de maquillaje y peluquería, dirección artística y fotografía. Los escenarios, sobre todo el de Teherán (aún siendo simulado), son siempre muy verosímiles.

Si bien Argo es la confirmación de que Ben Affleck sabe rodar, también supone otra constatación: no convence cuando actúa. Es un actor demasiado pétreo en mi opinión, inexpresivo en bastantes ocasiones, desangelado, sin "chispa". Éste es el gran "pero" de la película. Con un actor protagonista más convincente se habría puesto la guinda al pastel. Sin embargo, en el haber de Affleck hay que mencionar el hecho de que se sabe rodear de la gente adecuada. En este caso cuenta con un elenco de secundarios de lujo: Bryan Cranston está sobresaliente, Alan Arkin derrocha humor e inteligencia y John Goodman es John Goodman con todo el buenrollismo que transmite su voluptuoso cuerpo.

No quiero acabar esta crítica sin mencionar otra de las cosas que más me han gustado de esta historia: es una película que habla de una película, que hace guiños a películas y que respira cinefilia y amor por un genero particular: la ciencia-ficción. No hay más que ver dónde enmarca el director los letreros con las explicaciones finales. El cine nos ayuda a evadirnos y, en ocasiones, nos salva la vida.

Clint Eastwood es lo más cercano que existe actualmente a la perfección cinematográfica. "El intercambio" no es la mejor película de su director pero es una obra redonda, aterradora y profundamente psicológica. El director busca la complicidad con los personajes más que con la historia y los hace evolucionar de una forma extraordinaria. Se introduce en los recovecos de sus almas, hurga en sus heridas y las expone bajo la luz de una puesta en escena absoltamente clásica.

Una historia no es una historia si no tiene un final. Ésta es la afirmación con la que los grandes relatos nos han adoctrinado para que sólo nos sintamos plenos y satisfechos al contemplar cómo se cierra el círculo de un relato, cuando el héroe regresa a la tierra prometida tras haber derrotado a su antogonista tras haber superado diferentes pruebas. Sin embargo, el cine actual intenta constantemente destruir los mitos y reflejar la ausencia de destino y de valores que caracteriza a la sociedad actual. Al igual que "Zodiac" de David Fincher, el "El intercambio" es una película formalmente clásica pero estructuralmente desconcertante. La ausencia total de la conclusión confirma la tremenda fuerza que tiene la construcción de la historia en la mente del espectador, abierta a cualquier interpretación. Una vez más el director vuelve a los abusos en la infancia, a la corrupción, a la venganza y a la doble moral, temas que trata con recurrencia y que siempre aborda desde una óptica diferente.

La puesta en escena de Eastwood es sencillamente apabullante. Una lección formal de cine alejado de la exageración que asusta por su grado de perfección. Planos que parecen sacados de una película de la edad dorada de Hollywood se entremezclan con una fotografía recreativa y en ocasiones tenebrista. Una vez más Eastwood utiliza la luz para dividir la cara de sus personajes en una zona en la sombra y otra iluminada, una bella metáfora recurrente del genio. La interpretación de Angelina Jolie llega directamente al espectador sin necesidad del histronismo, con una naturalidad no exenta del glamour de antaño.

"Sin perdón", "Los puentes de Madison", "Million Dollar Baby", "Cartas desde Iwo Jima", "El intercambio"...son sólo algunos ejemplos de un ahora anciano con pinta de veterano de guerra que con cada película nos enseña que significa la palabra cine.

Una de las películas de mi infancia. En su día me fascinaron las aventuras de la niñera y su peripecia nocturna en la enorme ciudad. Claro que cuando la ví era un niño y esta película hay que verla con los ojos inocentes de la infancia. Guardo un grato recuerdo de esta película a pesar de que, objetivamente, el resultado final no pasa de una comedia de aventuras convencional y ligera.

Hay algo en esta película que embruja, quizá la sensación de nuestro primer amor, de los secretos en nuestra memoria, de ese beso que nunca dimos, del "te quiero" que no nos atrevimos a pronunciar, la sensación de plenitud de nuestra infancia donde el mundo solo era hacia adelante, cuando los sueños eran un viaje hacia lo desconocido y la realidad pasaba inadvertida a la limpia mirada de unos ojos inocentes.

Camino es una película durísima y sobrecogedora. Es como meter a un ruiseñor en una jaula, arrancarle las alas y rodearle de gatos hambrientos. Pero la película tiene en su haber un acierto total: la protagonista Nerea Camacho. Pura dulzura poética, una mirada absolutamente hipnotizante y una emocionalidad portentosa. Un auténtico descubriento. Y también hay que reconocer el excelente trabajo de Carmen Elías que borda un personaje deleznable y repulsivo sin ningún abuso interpretativo. Auguro cuanto menos alguna candidatura a los próximos Goya en este apartado.

Sin entrar en el tema del Opus Dei (absolutamente desconocido para mí) creo que la gran virtud de la cinta es que se trata de una maravillosa historia de amor abordada desde el dolor mas profundo. Ver como la inocencia y la puereza de la niña sale victoriosa en un nido de víboras es impagable. Creo en este sentido que la película no critica la religiosidad sino la coacción de un entorno marcado por el sufrimiento como eje central de sus vidas. La niña no quiere sufrir, nadie quiere sufrir. La reflexión aquí está en el caracter moral del sufrimiento. El entorno de la niña ve los males que la rodean como una prueba de Dios que hay que aguantar sin rechistar. El espíritu libre de la niña la hace evadirse de esa enorme presión a través de su imaginación y de su sincero amor platónico, un amor inalcanzable debido al destino.

Únicamente no me gustó una cosa en la película: la parte final. Creo que es innecesariamente larga, morbosa, dramática y efectista. Javier Fesser se saca de la manga un hecho (lo menciono en el spolier) para conmocionar aún más si cabe al espectador. Literalmente se lo inventa puesto que ese acontecimiento no sucedio en vida de Alexia González-Barros, la niña sobre la que se basa la película. Fesser opta por contarnos su visión de la historia y acierta ya que la mera exposición de los hechos hubiera sido un error.

Camino hace pensar y se queda en la memoria de quien la haya visto. Habla de la enfermedad, de la muerte, hace llorar y reflexionar. Pero lo mas importante es asistir (me da igual que suene cursi y naïf) al triunfo del amor sobre cualquier tipo de adversidad. Una fuerza que rompe las barreras que nos rodean y nos hace libres. Energía que perdura más allá de la muerte. Porque como se dice en la película "la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma". En este caso en una luz de esperanza para todos aquellos que quieren vivir y dejar vivir y para los que se van a ir y no saben como despedirse de un mundo tan cruel como inmensamente bello.

Como empezar una crítica sobre esta obra de arte. Me es muy difícil comenzar a escribir sobre ella porque es de las pocas películas que me han dado un duro golpe emocional. Yo he sentido lo que lo que sienten los protagonistas de la película aunque por otros motivos, sé lo que estar aterrorizado por algo. El miedo es el mayor poder que dispone el ser humano para coaccionar, para paralizar, para inducir determinadas comportamientos y someter al considerado débil. Decía Nietzsche: "Cuando miras dentro del abismo, el abismo mira dentro de tí". Y es que el miedo saca lo peor del ser humano a través del engaño y la manipulación.

"El bosque" es la mayor reflexión que se ha hecho nunca en la historia del cine sobre la emoción del miedo. Centrándonos un poco más en la película, la trama que sustenta dicha reflexión debe ser enmarcarda en el universo del cuento y de la fábula y como tal tendría que ser entendida. Casi todas las críticas negativas achacan su presunta mediocridad al descubrimiento final. También se critica que no sea una película de terror. Pero como bien han dicho otras personas antes, ésta no es una película de terror sino una fábula sobre la ALIENACIÓN humana.

¿En algún momento se explicita lo que provoca miedo en esta película? Definitivamente no. Lo que se pone de manifiesto son los sentimientos y las emociones de las personas que ven a ese "monstruo" en su cabeza. La película no engaña en ningún momento en ese sentido. ¿Por qué los espectadores asociamos los ruidos y las escenas intrigantes con un "monstruo" si la película no muestra absolutamente nada y cuando lo muestra explicita su engaño? Esto es lo que verdaderamente deberíamos preguntarnos y lo que plantea su visionado. El miedo como una de las emociones más poderosas que existe, no necesita de un referente real para su desencadenamiento. Y esta es la clave que gravita en torno a toda la película. ¿Acaso no está de actualidad este tema en nuestra sociedad actual? ¿Acaso no es ésta el arma principal de muchos gobiernos para ejercer su control sobre las personas? ¿Es el hecho de que uno de los personajes sea ciego mera casualidad?

No me gustaría acabar sin comentar el aspecto técnico que me parece más maravilloso en este film: su banda sonora. Absolutamente magistral el trabajo de James Newton Howard, cargado de matices, significación y emotividad. Un poema hecho música que envuelve a toda la película de un halo de magistral misterio y lirismo.

Esta historia nos invita a ser valientes, no en el sentido clásico del término, sino como seres hambrientos de conocimiento y de verdad. Que grande es la vida con películas como ésta...