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Críticas ordenadas por utilidad
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6,2
19.787
7
5 de febrero de 2010
5 de febrero de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra película de dibujos animados que llevarnos a los ojos y con la que poder contentar a toda la familia, lo que teniendo en cuenta lo escasas que van es muy de agradecer.
La particularidad en esta ocasión, aunque pueda parecer sorprendente, es que se trata de una película Disney ciento por ciento, nada de las modernidades de Pixar o DreamWorks, sino una película que respira por todos sus poros el aroma clásico de su productora, de muy difícil definición, pero de fácil compresión para todos aquellos entrados un poco en años.
La película contiene todos los elementos exigibles: unas protagonistas de carácter y extracción muy diferentes, los animales parlantes, un cuento clásico revisitado, canciones que desarrollan el argumento, etc… Hay, además, un escenario como Nueva Orleans, que si amas un poco el jazz encuentras entrañable.
No hay los alardes técnicos de otras productoras de animación, los chistes dirigidos exclusivamente para adultos, ni 3D, pero, por una vez, no hace falta. Nos bastamos con esa princesa negra infatigable al trabajo y ese sapo o rana, que es lo mismo, tan conforme aparentemente con su nuevo estado que se diría que el malo malísimo le ha hecho un favor, mira tú por dónde.
La particularidad en esta ocasión, aunque pueda parecer sorprendente, es que se trata de una película Disney ciento por ciento, nada de las modernidades de Pixar o DreamWorks, sino una película que respira por todos sus poros el aroma clásico de su productora, de muy difícil definición, pero de fácil compresión para todos aquellos entrados un poco en años.
La película contiene todos los elementos exigibles: unas protagonistas de carácter y extracción muy diferentes, los animales parlantes, un cuento clásico revisitado, canciones que desarrollan el argumento, etc… Hay, además, un escenario como Nueva Orleans, que si amas un poco el jazz encuentras entrañable.
No hay los alardes técnicos de otras productoras de animación, los chistes dirigidos exclusivamente para adultos, ni 3D, pero, por una vez, no hace falta. Nos bastamos con esa princesa negra infatigable al trabajo y ese sapo o rana, que es lo mismo, tan conforme aparentemente con su nuevo estado que se diría que el malo malísimo le ha hecho un favor, mira tú por dónde.

6,0
6.653
6
29 de junio de 2012
29 de junio de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sé que lo he dicho más de una vez. Hablo de la capacidad que tiene el cine de contarnos acontecimientos históricos mayormente ignorados. Pero es que en esta ocasión la cosa tiene su intríngulis. Confieso que cuando vi la película pensé que todo era una broma, una especie de parodia de un psicoanálisis en ciernes. Después, leyendo he visto que no, que la cosa era tal y como se describe en la película que ahora comento. Lo más sorprendente es que algo que fue habitual durante décadas en las clases opulentas permanezca casi clandestino en el conocimiento actual, porque confieso que ni yo ni nadie de mis allegados sabían de este tratamiento médico tan en boga en el siglo XIX.
Dicho tratamiento consistía en el masaje digital del clítoris por parte del médico de las pacientes aquejadas de histeria, una enfermedad que curiosamente solo afectaba a la clase pudiente y que se manifestaba con nerviosismo, ataques de ansiedad etc.... No es broma, repito, ese era el tratamiento médico para una enfermedad que era el resultado de la opresión sexual de la época victoriana. Y en ese tratamiento médico bastaba cambiar las palabras para hacer de lo sexual algo puramente médico, pongo un ejemplo. Al orgasmo se le llama paroxismo histérico, y así todo queda en ciencia, increíble en una época de tanta represión, ¿no?
En concreto, la película es un film típicamente inglés de época, con buenos actores, buena ambientación y cuidado guion. Trata del médico que inventó el vibrador y que suplió el tratamiento digital, siempre algo engorrroso; todo un boom en su época, más que la aspiradora o la plancha eléctrica, por ejemplo. Tiene fuertes paralelismos, como el del honorable médico y su sirvienta, antigua prostituta; ambos destinados a dar placer con su cuerpo. Pero más allá de esto, yo me quedo con la enseñanza histórica e histérica de esta singular obra.
Dicho tratamiento consistía en el masaje digital del clítoris por parte del médico de las pacientes aquejadas de histeria, una enfermedad que curiosamente solo afectaba a la clase pudiente y que se manifestaba con nerviosismo, ataques de ansiedad etc.... No es broma, repito, ese era el tratamiento médico para una enfermedad que era el resultado de la opresión sexual de la época victoriana. Y en ese tratamiento médico bastaba cambiar las palabras para hacer de lo sexual algo puramente médico, pongo un ejemplo. Al orgasmo se le llama paroxismo histérico, y así todo queda en ciencia, increíble en una época de tanta represión, ¿no?
En concreto, la película es un film típicamente inglés de época, con buenos actores, buena ambientación y cuidado guion. Trata del médico que inventó el vibrador y que suplió el tratamiento digital, siempre algo engorrroso; todo un boom en su época, más que la aspiradora o la plancha eléctrica, por ejemplo. Tiene fuertes paralelismos, como el del honorable médico y su sirvienta, antigua prostituta; ambos destinados a dar placer con su cuerpo. Pero más allá de esto, yo me quedo con la enseñanza histórica e histérica de esta singular obra.
7 de septiembre de 2008
7 de septiembre de 2008
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conviene de vez en cuando salpicar tanto cine norteamericano que invade nuestras pantallas con películas europeas que lleven a reflexión y al estudio de personajes; en este sentido las películas francesas son ideales, llevan la reflexión con puño de acero hasta las últimas consecuencias. Esa es su mejor virtud y su peor defecto, digo defecto porque a veces se hace de una forma tan intelectual que parece que tuviera la cosa poco que ver con lo emotivo.
No es el caso del film que nos ocupa. En esta ocasión encontramos una perfecta ósmosis entre esas dos vertientes de la naturaleza humana, que nos libra de ese virus llamado aburrimiento intelectual.
La película presenta un mundo ideal, una familia perfecta, solidaria entre si, en un sentido amplio, bien acomodada, en una ciudad media francesa ideal o por lo menos su nombre así parece indicar: Nancy. Con una sociedad plural, bien integrada, con hijas adoptivas de origen indochino, políticamente correcta, signo de los nuevos tiempos.
Todo esto tan perfecto podría hacer que nos alejáramos mentalmente de la película, pero ocurre todo lo contrario. Se nos presenta a una mujer hermética, que cometió un crimen horrendo, y como pequeñas píldoras se nos van contando su historia de una forma tan medida y tan poco forzada, que no tienes más remedio que caer rendido a sus pies.
La protagonista borda su papel, al punto que lamento no haberla visto en versión original, y el papel de su pretendiente no por ideal es menos entrañable, a él se debe el título de esta crítica: La vida es lo que nos hace cambiar.
No es el caso del film que nos ocupa. En esta ocasión encontramos una perfecta ósmosis entre esas dos vertientes de la naturaleza humana, que nos libra de ese virus llamado aburrimiento intelectual.
La película presenta un mundo ideal, una familia perfecta, solidaria entre si, en un sentido amplio, bien acomodada, en una ciudad media francesa ideal o por lo menos su nombre así parece indicar: Nancy. Con una sociedad plural, bien integrada, con hijas adoptivas de origen indochino, políticamente correcta, signo de los nuevos tiempos.
Todo esto tan perfecto podría hacer que nos alejáramos mentalmente de la película, pero ocurre todo lo contrario. Se nos presenta a una mujer hermética, que cometió un crimen horrendo, y como pequeñas píldoras se nos van contando su historia de una forma tan medida y tan poco forzada, que no tienes más remedio que caer rendido a sus pies.
La protagonista borda su papel, al punto que lamento no haberla visto en versión original, y el papel de su pretendiente no por ideal es menos entrañable, a él se debe el título de esta crítica: La vida es lo que nos hace cambiar.

5,9
13.011
6
1 de mayo de 2008
1 de mayo de 2008
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes que nada, hay que decir que asistí al visionado de esta película con muy pocas expectativas: un director desconocido y la presencia de la guapa pero inexpresiva Jessica Alba. Me llamaba la atención el tema médico que propone. Que viera la película en la más absoluta soledad de una sala vacía tampoco presagiaba nada bueno.
Sin embargo, he de confesar que desde un principio la película atrapó mi atención y ya no la soltó. No es que lo hiciera de forma muy poderosa, pero digamos que es una película que se deja ver, con un golpe de guión sorprendente y que te mantiene “despierto” hasta el último de sus planos, lo que ya es mucho.
Una curiosidad que rebaja mi quizás excesiva generosidad a la hora de juzgar el film; si se ve el trailer de un minuto y cuarenta y siete segundos ya casi puedes decir que la has visto; lo cual dice muy poco de quien ha hecho el trailer y de una película entretenida, pero que no pasará a la historia del cine.
Sin embargo, he de confesar que desde un principio la película atrapó mi atención y ya no la soltó. No es que lo hiciera de forma muy poderosa, pero digamos que es una película que se deja ver, con un golpe de guión sorprendente y que te mantiene “despierto” hasta el último de sus planos, lo que ya es mucho.
Una curiosidad que rebaja mi quizás excesiva generosidad a la hora de juzgar el film; si se ve el trailer de un minuto y cuarenta y siete segundos ya casi puedes decir que la has visto; lo cual dice muy poco de quien ha hecho el trailer y de una película entretenida, pero que no pasará a la historia del cine.

6,2
8.426
7
30 de marzo de 2015
30 de marzo de 2015
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras no la vives nunca sabes cómo es la realidad. La vida, como es el caso, de un inmigrante sin papeles deambulando por Francia podrá parecernos lo que sea, en función de nuestra sensibilidad, pero no podremos saber nunca a ciencia cierta qué es lo que se siente bajo su piel, su piel negra para la ocasión. Hacerlo con visos de verosimilitud y hacerlo con una sonrisa en la boca casi permanente no parece tarea fácil a priori.
Sin embargo, este film codirigido lo hace con gracia y respeto. Los dos protagonistas inmigrantes, el senegalés y el brasileño mientras no se diga lo contrario, son personajes entrañables que enseguida se hacen querer. Los personajes franceses, todas mujeres, que les apoya tienen la humanidad necesaria. Así que quizás el mayor mérito de esta pequeña obra es haber abordado un tema delicado con la sensibilidad suficiente sin caer por eso en el dramatismo. Con esto ya me basta, otras muchas no dan ni la mitad.
Sin embargo, este film codirigido lo hace con gracia y respeto. Los dos protagonistas inmigrantes, el senegalés y el brasileño mientras no se diga lo contrario, son personajes entrañables que enseguida se hacen querer. Los personajes franceses, todas mujeres, que les apoya tienen la humanidad necesaria. Así que quizás el mayor mérito de esta pequeña obra es haber abordado un tema delicado con la sensibilidad suficiente sin caer por eso en el dramatismo. Con esto ya me basta, otras muchas no dan ni la mitad.
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