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Críticas 215
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
31 de enero de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Coen son expertos en expresarlo todo sin decir demasiado, en hablar con silencios prolongados hasta la saciedad y desarrollar historias brutales con una pasividad aplastante, en quedarse con el público con escenas que dejan sin aliento y en aportar la sensación de que no se despeinan demasiado en hacer sus películas, referenciadas tanto por su precisión como en ocasiones por su frialdad. Son unos hermanos peculiares, sus trabajos pueden ser idolatrados o detestados a partes iguales, pero nos han dejado películas para el recuerdo y pocos se aventurarían a negarlo. Con su última obra han conseguido un retrato de no sólo músicos en la incertidumbre de su carrera en la cuerda floja, si no también de ilusos o ilusionados que pensaban cambiar el mundo o hacerse un hueco más amplio en él cuando corrían los años 60 y todo parecía posible.

Inside Llewyn Davis se enmarca como una película redonda en un estilo de odisea moderna pero sincera de un soñador con una ilusión, la de vivir de su pasión, vivir de la música, por y para ella. La película avanza de sofá en sofá hacia la decadencia o el fulgor de la confianza propia de Llewyn, sus problemas nos inundan con una aureola de incertidumbre sobre su pasado, presente y futuro. Superando cada obstáculo junto a su fiel y fortuito acompañante felino descubrimos cada detalle de este discreto pero afable protagonista, en el que Oscar Isaac se deja la piel y la voz para mostrarnos uno de los mejores personajes creados por los hermanos Coen, cuyo corazón y valor es aportado en dosis exactas gracias a conversaciones con secundarios de lujo. Cabe destacar a una Carey Mulligan tan delicada y espléndida como siempre (volviendo a demostrar el valor de su voz al igual que hizo en 'Shame'), así como al John Goodman que tanto nos gusta ver, a pesar de que su personaje sea algo decrépito y pedante.

Tras un intenso viaje de escasos días junto a Llewyn descubrimos todo aquello que queríamos saber de él, en algo más de hora y media nos hemos adentrado en una película con una fuerza inimaginable gracias a su desarrollo, gracias a cada barrera superada. Tan amarga y nostálgica como irresistible, consiguen herizar nuestra piel en más de una escena, sea con la guitarra en la mano o no. Este enigmático y maravilloso film se ha convertido en homenaje a la música folk, a una época entera, pero también en un homenaje al público, creado para hipnotizar y hacer disfrutar gracias a su carisma. En cuanto termine de escribir esto estaré cogiendo mi guitarra y encendiendo el tocadiscos.

CarlosDL - http://odiseaenelcine.blogspot.com.es/
2 de noviembre de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Ilusión' es una obra personal y sincera de un autor que ha buscado la estela de grandes clásicos del cine, aquellos que un día fueron capaces de tener una brillante idea y llevarla a efecto haciéndose cargo de la creación del guión, la dirección y la interpretación del personaje principal de la película. Un resultado de bajo coste y máxima efectividad que no defraudará a nadie, pero que por desgracia puede que no alcance el tirón comercial que debería. Aun así, se proyectará en festivales por toda España y será disfrutado por todos los que puedan asistir a esas selectas salas.

Daniel, el protagonista, crea momentos cómicos a partir de un personaje aparentemente inseguro, sencillo y con poca sangre en las venas, pero con una meta, un objetivo claro a alcanzar. La búsqueda de un productor para su película sobre los Pactos de la Moncloa -en versión musical- le lleva a una serie de fracasos personales que nos harán avanzar en una historia movida por la ilusión de su protagonista y su punto de vista alegre y divertido ante los contratiempos que la vida le devuelve.

Canciones horteras y críticas de lo más irrisorias hacia clásicos del cine (en especial hacia el señor Haneke) ponen la guinda a un film creado desde un humor inmediato que captará las risas cuando en realidad trata una historia algo triste pero con un punto de vista diferente. De nuevo, 'SI' al cine español y 'SI' a un cine diferente e independiente del que salen cosas demasiado buenas para el caso que habitualmente se les hace, por desgracia.
28 de agosto de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El segundo proyecto de Aronofsky será el que le lanzará en todos los niveles. Institutos la han proyectado, ciclos de cine independiente no han fallado nunca con ella y a todos nos ha marcado más de una escena de esta película. Desgarrador documento sobre el animal que llevamos dentro y puede desatarse por culpa del consumo de drogas y sustancias no demasiado legales. La cruda realidad de un mundo oscuro, de mentiras, engaños, vicios, falsedad y tristeza.

Diferentes adicciones llevan a los sujetos de la historia a límites insospechados cuando la obsesión centra sus pensamientos en la necesidad de un chute más, ya sea de heroína o de pastillas de adelgazamiento. Los ilusos sueños se desmoronan ante la cruda realidad de sus delicadas situaciones en busca de un final fiel a la película. De nuevo, al igual que en el resto de películas de este director, los sentimientos afloran hacia la pantalla para estremecernos con ellos y con la soltura a la hora de enlazar las imágenes con ritmo y fluidez. Se ha convertido experto en esto.

Todo ello acaba convirtiendo este film en un grito contra las drogas y un golpe sobre la mesa de lo que antes era un joven e inexperto director, que pasó a poner su nombre entre las grandes promesas y no ha parado de crecer.
21 de abril de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Será el café, serán las tostadas...
Será la mantequilla o será la mermelada...

No sé lo que será, pero hoy me he levantado con ganas de ver esta maravilla de cortometraje escrito, dirigido y protagonizado por Nacho Vigalondo. Sigo todo lo cerca que puedo todos y cada uno de los trabajos de este showman desde que hace 5 años un profesor de 'Lengua y Literatura' me pusiera este corto en una clase. Me enganchó, se me pegó la musiquilla. No pude quitarme la mirada de este imbécil de la bomba en todo el día. Me sorprendió cómo una música y una coreografía tan desaliñada podía embaucarme de esa manera. No sé las veces que lo habré visto, pero me sigue pareciendo espectacular la manera que tiene de llamar la atención con un humor bien logrado, una historia de amor de tantísimo tiempo narrada con una guitarra que no se hace cargante en ningún momento, sino todo lo contrario, y una frescura en la dirección que asusta.

Esta puede que sea una de las razones por las que los cortometrajes pasaron a formar parte de mi entretenimiento habitual. Cómo en tan poco tiempo, Vigalondo es capaz de contar tanto de este loco enamorado.

Muy merecida su nominación al Oscar' por este cortometraje, que lanzó a este joven director de festival en festival con resultados fantásticos. Espero que siga llevándose ovaciones de crítica y público como ha hecho hasta ahora.
11 de marzo de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquí tenemos el esperado broche a la segunda temporada de la magnífica Black Mirror. Broche algo escueto para lo que se esperaba, firmando una temporada más endeble que la anterior, siendo el primer capítulo el más distinguido y dando la impresión de una pérdida iterativa de frescura. Aun así, no deja de ser un capítulo aceptable a pesar de no cumplir con las altas expectativas, algo que era bastante difícil, he de reconocer. Al igual que sus cinco hermanos, te hará reflexionar sobre nuestro entorno y la manipulación sufrida gracias a nuestro "borreguismo" a la hora de enfrentarnos a la realidad, en parte producido por una desconfianza hacia los representantes del pueblo en gobiernos cada vez menos creíbles y más cargados de falacias.

El eje central del capítulo abraza la situación política actual (o de cualquier otro momento) donde los políticos se muestran ante la gente corriente como estereotipos manipulados y donde algún resquicio de rebeldía puede alentar a la multitud enfurecida. Así aparece Waldo, un oso animado azul de carácter grosero y avispado, una marioneta digital sin tabúes y simpática de cara al público (recordando bastante al repulsivo muñeco Ted de Seth MacFarlane en momentos en los que el guión se excede). Waldo gana popularidad rápidamente y su equipo decide presentarle a un proceso electoral, conviertiendo a este osito en todo un símbolo contra la política, llegando a alzarse como el candidato más "real" de todos en cuanto a sus palabras. ¿No es eso lo que buscamos tantas veces? Esta vez lo encuentran en un ser irreal, pero al menos sus palabras son sinceras. Él pondrá los puntos sobre las íes y terminará conviertiéndose en uno más de ellos, en un producto más de control social, de manipulación.

El guión se apoya una vez más en las últimas tecnologías y en cómo estas nos afectan. Twitter forma parte esencial del capítulo, haciendo crecer a Waldo mientras la persona que lo maneja se encarga de poner el toque sentimental, más personal, que todos los capítulos tienen. Es una entrega que sabe a poco, que deja con ganas de más y mejor, y que hace esperar que Charlie Brooker aún tendrá algún as en la manga para futuras entregas.
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