“300” no será la reina de los grandes argumentos, pero sí un cómic en movimiento muy disfrutable y eficaz. Su sangre y su sexo se mueven acordes con los personajes y sus cruentas batallas. Es un goce estético a la vez que un entretenimiento digno. No es una gran película, pero sí un entretenimiento muy decente y un grandioso espectáculo visual y sonoro.

Lo peor de “Inocentada sangrienta”, aparte de su estilo ochentero ausente de peligro en su ambiente o de calidad en su realización, es su revelador (en exceso) título en castellano. Por lo demás, dentro de una línea muy baja de calidad, cumple. No se espere nadie algo de calidad o un clásico memorable. Entretiene de forma curiosa, hace gracia, no da nada de miedo y se va fácil de la memoria.

“Gangs of New York” es larga, decepcionante y colosalmente fallida para alguien de la talla de Scorsese. Si bien la película no engaña y nos muestra las cruentas luchas de bandas, paradójicamente no se esfuerza por entregar nada más. Sólo escenas sangrientas unas tras otras. Transiciones sin interés y bobaliconas de boca de sus actores. La peor película, o una de sus peores, y desde luego la menos interesante y con diferencia.

“El dragón rojo” comienza con un prólogo atractivo, se desarrolla de forma un tanto decepcionante y finalmente se cierra con una sensación de no aportar nada desde que comenzó. La tercera entrega final de la trilogía comenzada por “El silencio de los corderos” prometía fuego y entrega cenizas elegantemente rodadas. Unas cuantas escenas inquietantes y de belleza arrebatadora no son suficientes para sostener toda una película. Incluso Anthony Hopkins está desaprovechado.

“Reservoir Dogs” es toda una carta de presentación por parte de Quentin Tarantino, en todos los aspectos. Desde sus diálogos increíbles y corrosivos hasta la química que sabe destilar por parte de sus actores. Se nota que contaba con un presupuesto limitado pese al plantel de caras conocidas y que está claro que es una película modesta. Pero dentro de su modestia, sabe aprovechar toda su complejidad argumental y meter al espectador en la película desde el inicio tanto en lo que ve, como en lo que no ve.