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7,1
12.421
7
11 de agosto de 2024
11 de agosto de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
De Polanski sabemos muchas cosas: Que es un director capaz de lo extraordinario: ahí están Chinatown o el Pianista. También sabemos que sus películas más “profundas” suelen salirle más flojas: el quimérico inquilino o el bebé de Rosemary son buenos ejemplos de que Polanski falla cuando se pone trascendente.
En lunas de hiel, nos topamos con el gran cínico que admiramos, envidiamos y extraditaríamos sin pensar si de nosotros dependiera. ¡¿Se puede ser más cabronazo?!
Y no lo digo por sus hazañas personales, de las que no soy gran entendido. Lo digo porque la luna de miel que le hace pasar a Hugh Grant a bordo del transatlántico con destino India y la renovación de un amor que a los 7 años está ya herido, si no muerto, desprende certero ingenio, desasosegante ironía y una mala baba que no se les conoce ni a las orugas procesionarias.
Con la factura de una peli erótica de madrugada, el genio de Varsovia nos regala una disección bizarra y puñetera del amor y del matrimonio en el que el despolle o descoño están asegurados. El caso es perder las nociones de sexo y amor.
No quiero contar mucho de la trama, pero que sepan que, entre hermosas tetas regadas en leche entera, hermosísimos traseros por los que cualquiera mandaría a la mierda a la parienta, imposibles escaladas sexuales de meritoria falta de orgullo y sensibilidad y una preciosssa (léase como Golum) historia de celos patológicos, Polanski nos acerca a la verdad de la monotonía, a la cobardía de la vida cómoda y rutinaria que todos hemos podido llegar a sentir con una pareja. También al furor de lo nuevo, de lo prohibido y lo salvaje.
Con un humor satírico, mordaz, hiriente y catártico, Polanski nos manda al rincón de pensar, donde nos descojonamos como hacía tiempo no lo hacíamos.
Todas las historias de amor empiezan igual. Aquí, una que termina reguleras.
En lunas de hiel, nos topamos con el gran cínico que admiramos, envidiamos y extraditaríamos sin pensar si de nosotros dependiera. ¡¿Se puede ser más cabronazo?!
Y no lo digo por sus hazañas personales, de las que no soy gran entendido. Lo digo porque la luna de miel que le hace pasar a Hugh Grant a bordo del transatlántico con destino India y la renovación de un amor que a los 7 años está ya herido, si no muerto, desprende certero ingenio, desasosegante ironía y una mala baba que no se les conoce ni a las orugas procesionarias.
Con la factura de una peli erótica de madrugada, el genio de Varsovia nos regala una disección bizarra y puñetera del amor y del matrimonio en el que el despolle o descoño están asegurados. El caso es perder las nociones de sexo y amor.
No quiero contar mucho de la trama, pero que sepan que, entre hermosas tetas regadas en leche entera, hermosísimos traseros por los que cualquiera mandaría a la mierda a la parienta, imposibles escaladas sexuales de meritoria falta de orgullo y sensibilidad y una preciosssa (léase como Golum) historia de celos patológicos, Polanski nos acerca a la verdad de la monotonía, a la cobardía de la vida cómoda y rutinaria que todos hemos podido llegar a sentir con una pareja. También al furor de lo nuevo, de lo prohibido y lo salvaje.
Con un humor satírico, mordaz, hiriente y catártico, Polanski nos manda al rincón de pensar, donde nos descojonamos como hacía tiempo no lo hacíamos.
Todas las historias de amor empiezan igual. Aquí, una que termina reguleras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando Peter Coyote se disfraza de cerdo para darle picante al sexo ya consumido y Emmanuelle Seigner le recrimina que haya hablado y que así no se puede meter en el papel con cara muy seria, se me fueron los higadillos por la boca. ¡Qué jartada de reír!
Recomendable para gente que se sepa reír de todo un poco y de lo más importante, de lo que más.
Recomendable para gente que se sepa reír de todo un poco y de lo más importante, de lo que más.
7
11 de agosto de 2024
11 de agosto de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo para fanáticos del terror más auténtico. No visionar si padecen del corazón.
No la vean, esto va en serio.
Como la rosa de los vientos de Cebrián y sus psychokillers. Como Mindhunter, con entrevistas a asesinos en serie para quien no la haya visto. Pero de verdad, de la mala.
Escalofríos y miedo genuino ante el relato de las "aventuras" de Richard "Iceman" Kuklinski. Un espectáculo de frialdad absoluta y maldad paralizante. Da mucho yuyu y mucho que pensar (psicópatas y su adaptación, genética del mal, pena de muerte...). Si esto les parece exagerado, les pregunto lo que harían sinceramente con el elemento presentado.
La vi hace 20 años y aún sueño con ratas con su cara.
El mal existe y tiene los ojos vacíos...
Para mearse en la cama, a cualquier edad.
No la vean, esto va en serio.
Como la rosa de los vientos de Cebrián y sus psychokillers. Como Mindhunter, con entrevistas a asesinos en serie para quien no la haya visto. Pero de verdad, de la mala.
Escalofríos y miedo genuino ante el relato de las "aventuras" de Richard "Iceman" Kuklinski. Un espectáculo de frialdad absoluta y maldad paralizante. Da mucho yuyu y mucho que pensar (psicópatas y su adaptación, genética del mal, pena de muerte...). Si esto les parece exagerado, les pregunto lo que harían sinceramente con el elemento presentado.
La vi hace 20 años y aún sueño con ratas con su cara.
El mal existe y tiene los ojos vacíos...
Para mearse en la cama, a cualquier edad.
5
11 de agosto de 2024
11 de agosto de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy más de llevar la contraria, a toda costa y aunque esté completamente de acuerdo con las opiniones que no son mías. Empatizo con Devi a nivel mental, aunque corría los 100 sin entrenar en 11 segundos y soy más Paxton en ese sentido. :)
Cuarentón desencantado, me encantan las series de adolescentes perdidos. Esta es de las buenas, de las que se pueden ver de adulto tranquilamente. No es soft porn como sensación de vivir. No se toma tan en serio como Dawson crece. No salen vampiros. No hay campanas salvadoras.
Escribo estas líneas principalmente para, si te ha gustado esta, recomendarte “my mad fat diary”, que es inglesa y del mismo rollo, pero mejor, IMAO.
Cuarentón desencantado, me encantan las series de adolescentes perdidos. Esta es de las buenas, de las que se pueden ver de adulto tranquilamente. No es soft porn como sensación de vivir. No se toma tan en serio como Dawson crece. No salen vampiros. No hay campanas salvadoras.
Escribo estas líneas principalmente para, si te ha gustado esta, recomendarte “my mad fat diary”, que es inglesa y del mismo rollo, pero mejor, IMAO.

6,3
1.714
4
11 de agosto de 2024
11 de agosto de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Florence Pugh actúa muy bien (es lo mejor de la peli) y recuerda incluso a Scarlet Johansson en la introducción, que parece sacada del país de las golosinas, los sugus de piña y las piruletas más almibaradas. Nuestra protagonista Allison se va a casar con Nathan, un prometedor y también muy guapo negro encantador, el yerno ideal. Están radiantes en su fiesta de compromiso donde ella canta y toca el piano para amenizar la velada y Nathan suelta unas ñoñadas en público que hasta el espectador quiere que la tierra se lo trague (¡qué horteras son los yankis!). La decoración es ideal en su apartamento súper chic y parece incluso comestible. Todo el mundo se las promete muy felices. ¿Estaremos ante una comedia romántica?, nos preguntamos. Y, sobre todo, una cuestión no tan loca como parece nos carcome: ¿El visionado de una peli puede provocar caries?
Tras chocar contra una excavadora, algunas dudas se disipan: no es una comedia romántica. Allison vive ahora con su madre y ha cogido 10 kilos. Ya no está tan buena y se parece más a la novia del pelo azul de la vida de Adèle, que tiene su aquel, pero juega en otra liga. Es adicta a los opioides y se corta el pelo viendo tutoriales de Youtube. Su vida ya no pinta tan bien, pero la fotografía sigue igual, con colores de cuento de hadas. La pregunta es: ¿Será un dramón sobre drogas? Tengo entendido que tampoco van bien para las muelas.
En esto que, a Morgan Freeman, que no sabe muy bien qué hace en esta peli, le encasquetan a una joven huérfana que juega al soccer (balonpié en castellano antiguo, el que él domina por viejo y por diablo). Él no quería, pero le han colgado el cartel de “Buen Hombre” y tendrá que actuar como tal. Su nieta es una chupona, se pelea, es insolente con los profesores, folla a edades tempranas y puede que hasta la echen del instituto. Tampoco te cambiarías por él, la verdad.
Pero esto es Hollywood y hasta el más desgraciado merece una segunda oportunidad in the US of A…
La película va de drogas, pero el tratamiento del tema es preciosista, superficial y finalmente intrascendente. Es, en el peor sentido de la palabra, un melodrama, con una dirección que ataca las glándulas lacrimales sin piedad y sin pudor, con descaro, premeditación y alevosía, usando todos los trucos conocidos. Entre colorines saturados, canciones Indie o Pop de las muy tristes, preciosas maquetas de trenes y la voz en off de Morgan, se nos presenta la caída a los infiernos de Allison. Caída entre algodones de azúcar, que gustará a los amantes de lo dulce. De lo muy dulce.
La peli es relativamente entretenida, aunque las situaciones abizcochadas, conversaciones pasteleras y giros cremosos resultan forzados e inverosímiles. El final estirado a modo de milhojas es un intento tras otro de amerengarte y hacerte saltar la lágrima (yo he resistido como un campeón). Con pastillas azules esnifadas, algún que otro tequila doble y encuentros fortuitos en Alcohólicos Anónimos de por medio, para que llores mejor, como diría el lobo de Caperucita Roja. El sabor que deja la peli es más azucarado que amargo, en todo caso.
Eso sí, si Big Fish (película a la que recuerda) fuese una caja de macarons de la más exquisita confitería de París, ”Una Buena Persona” sería un paquete de panteras rosa del chino de la esquina. Los dientes se te caen igual, pero el ratoncito Pérez está muy atareado y no se digna presentarse si le convocan por películas de medio pelo, como la que hemos tratado.
Eviten esta película. ¡Conserven sus dientes!
Tras chocar contra una excavadora, algunas dudas se disipan: no es una comedia romántica. Allison vive ahora con su madre y ha cogido 10 kilos. Ya no está tan buena y se parece más a la novia del pelo azul de la vida de Adèle, que tiene su aquel, pero juega en otra liga. Es adicta a los opioides y se corta el pelo viendo tutoriales de Youtube. Su vida ya no pinta tan bien, pero la fotografía sigue igual, con colores de cuento de hadas. La pregunta es: ¿Será un dramón sobre drogas? Tengo entendido que tampoco van bien para las muelas.
En esto que, a Morgan Freeman, que no sabe muy bien qué hace en esta peli, le encasquetan a una joven huérfana que juega al soccer (balonpié en castellano antiguo, el que él domina por viejo y por diablo). Él no quería, pero le han colgado el cartel de “Buen Hombre” y tendrá que actuar como tal. Su nieta es una chupona, se pelea, es insolente con los profesores, folla a edades tempranas y puede que hasta la echen del instituto. Tampoco te cambiarías por él, la verdad.
Pero esto es Hollywood y hasta el más desgraciado merece una segunda oportunidad in the US of A…
La película va de drogas, pero el tratamiento del tema es preciosista, superficial y finalmente intrascendente. Es, en el peor sentido de la palabra, un melodrama, con una dirección que ataca las glándulas lacrimales sin piedad y sin pudor, con descaro, premeditación y alevosía, usando todos los trucos conocidos. Entre colorines saturados, canciones Indie o Pop de las muy tristes, preciosas maquetas de trenes y la voz en off de Morgan, se nos presenta la caída a los infiernos de Allison. Caída entre algodones de azúcar, que gustará a los amantes de lo dulce. De lo muy dulce.
La peli es relativamente entretenida, aunque las situaciones abizcochadas, conversaciones pasteleras y giros cremosos resultan forzados e inverosímiles. El final estirado a modo de milhojas es un intento tras otro de amerengarte y hacerte saltar la lágrima (yo he resistido como un campeón). Con pastillas azules esnifadas, algún que otro tequila doble y encuentros fortuitos en Alcohólicos Anónimos de por medio, para que llores mejor, como diría el lobo de Caperucita Roja. El sabor que deja la peli es más azucarado que amargo, en todo caso.
Eso sí, si Big Fish (película a la que recuerda) fuese una caja de macarons de la más exquisita confitería de París, ”Una Buena Persona” sería un paquete de panteras rosa del chino de la esquina. Los dientes se te caen igual, pero el ratoncito Pérez está muy atareado y no se digna presentarse si le convocan por películas de medio pelo, como la que hemos tratado.
Eviten esta película. ¡Conserven sus dientes!
5
11 de agosto de 2024
11 de agosto de 2024
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es Días de vino y rosas. No es Días sin huella. Quizás juegue más en la liga de Leaving las Vegas u Otra ronda. Pues oye, ni tan mal.
El tema tratado es tan potente y está tan extendido que casi cualquier película que lo trate dignamente tiene muchos puntos ganados, al menos para mí.
To Leslie es cine independiente americano, del bueno. La historia de Leslie es descarnada y sucia, pero ella tiene algo en la mirada que da ganas de achucharla, fuerte, pero sin que termine de romperse. Es profundamente enternecedora. La actuación de Andrea Riseborough es alucinante. ¿Cuántas expresiones faciales diferentes es capaz de poner esta mujer? Si alabamos al bueno de Nicholas Cage cuando nos deslumbró en sus correrías por Las Vegas junto a Elisabeth Shue, ¿No podemos alabar a Andrea por las suyas en su poblacho texano junto a Sweeney? (muy bien Marc Maron)
Es que es tremendo. Si empatizas con Leslie, cosa no muy difícil si hay sangre en tus venas y neuronas espejo en tu cerebro (que no todo el mundo las tiene ¿eh, Boyero?) pasarás un buen rato visitando A Leslie, una gema de las que suelen pasar desapercibidas. Nudo en la garganta al final.
Ahora, al parecer, promocionar películas fuera de los canales oficiales de Hollywood está feo. Vamos, que tener amigos no está bien. Pues yo soy team Andrea para mejor actriz en los Oscar. Muy por encima de Cate Blanchett en Tár y de Michelle Yeoh en todo a la vez en todas partes.
El tema tratado es tan potente y está tan extendido que casi cualquier película que lo trate dignamente tiene muchos puntos ganados, al menos para mí.
To Leslie es cine independiente americano, del bueno. La historia de Leslie es descarnada y sucia, pero ella tiene algo en la mirada que da ganas de achucharla, fuerte, pero sin que termine de romperse. Es profundamente enternecedora. La actuación de Andrea Riseborough es alucinante. ¿Cuántas expresiones faciales diferentes es capaz de poner esta mujer? Si alabamos al bueno de Nicholas Cage cuando nos deslumbró en sus correrías por Las Vegas junto a Elisabeth Shue, ¿No podemos alabar a Andrea por las suyas en su poblacho texano junto a Sweeney? (muy bien Marc Maron)
Es que es tremendo. Si empatizas con Leslie, cosa no muy difícil si hay sangre en tus venas y neuronas espejo en tu cerebro (que no todo el mundo las tiene ¿eh, Boyero?) pasarás un buen rato visitando A Leslie, una gema de las que suelen pasar desapercibidas. Nudo en la garganta al final.
Ahora, al parecer, promocionar películas fuera de los canales oficiales de Hollywood está feo. Vamos, que tener amigos no está bien. Pues yo soy team Andrea para mejor actriz en los Oscar. Muy por encima de Cate Blanchett en Tár y de Michelle Yeoh en todo a la vez en todas partes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Leo por aquí que el personaje de Sweeney no acaba de convencer. De mi experiencia viendo la peli, leyendo otras y escribiendo mi propia crítica, es lo que más tristeza me produce.
¿No estamos un poquito saturados del mensaje de que todo el mundo va a lo suyo? ¿Tiene que ser todo en la vida un win-win? ¿Tan abotargados estamos en la búsqueda de una felicidad imposible de alcanzar que nos miramos los unos a los otros por encima del hombro, llegamos incluso a despreciar, a no entender, a la gente que apuesta por ayudar al prójimo?
¿Sweeney no existe?
¿No estamos un poquito saturados del mensaje de que todo el mundo va a lo suyo? ¿Tiene que ser todo en la vida un win-win? ¿Tan abotargados estamos en la búsqueda de una felicidad imposible de alcanzar que nos miramos los unos a los otros por encima del hombro, llegamos incluso a despreciar, a no entender, a la gente que apuesta por ayudar al prójimo?
¿Sweeney no existe?
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