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6,8
39.671
8
1 de agosto de 2006
1 de agosto de 2006
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las principales críticas que ha recibido Hard Candy se deben a cosas como la confusión en el mensaje que quiere transmitir, su ambigüedad moral, o su inadecuado tratamiento de un tema tan delicado como el abuso de menores. Pero el debut en la dirección del “videoclipero” David Slade funciona, y lo hace como thriller. Un poderoso thriller que atrapa al espectador con una realización muy efectiva y que no abusa de los elementos propios del medio del que procede el director, aunque sí haga notar sus orígenes.
Y si funciona tan bien se debe, en gran parte, a dos portentosas interpretaciones. Magnífico Patrick Wilson aguantando estoicamente las acometidas de su compañera de reparto. Una Ellen Page, absolutamente deslumbrante, todo un descubrimiento, y una de las interpretaciones del año. Una niña que controla su personaje con una maestría sin igual.
Y también funciona gracias a un notable guión. Digo notable, y no sobresaliente porque es, en ocasiones, algo tramposillo. Pero a medida que nos acercamos al desenlace va creciendo, hasta cerrarse de forma espectacular, en un final apoteósico. Y no entro, como ya digo, en la postura moral que tome el autor. No tengo nada claro que tome partido por alguien en este macabro juego. No creo que se pueda deducir una ideología subyacente detrás de esta vibrante película.
Vibrante y arriesgada. Se mueve en un terreno muy peligroso, pero lo que hace que Slade salga airoso del lance es, precisamente, lo contrario de lo que se le acusa. El tema de fondo es ni más ni menos que eso, el marco en el que se desarrolla la acción, un elemento que se utiliza para construir un ejercicio cinematográfico de altos vuelos. Al que, quizás le sobra algún que otro defecto en el guión, pero que es uno de los trabajos más sorprendentes e hipnóticos del año.
Y si funciona tan bien se debe, en gran parte, a dos portentosas interpretaciones. Magnífico Patrick Wilson aguantando estoicamente las acometidas de su compañera de reparto. Una Ellen Page, absolutamente deslumbrante, todo un descubrimiento, y una de las interpretaciones del año. Una niña que controla su personaje con una maestría sin igual.
Y también funciona gracias a un notable guión. Digo notable, y no sobresaliente porque es, en ocasiones, algo tramposillo. Pero a medida que nos acercamos al desenlace va creciendo, hasta cerrarse de forma espectacular, en un final apoteósico. Y no entro, como ya digo, en la postura moral que tome el autor. No tengo nada claro que tome partido por alguien en este macabro juego. No creo que se pueda deducir una ideología subyacente detrás de esta vibrante película.
Vibrante y arriesgada. Se mueve en un terreno muy peligroso, pero lo que hace que Slade salga airoso del lance es, precisamente, lo contrario de lo que se le acusa. El tema de fondo es ni más ni menos que eso, el marco en el que se desarrolla la acción, un elemento que se utiliza para construir un ejercicio cinematográfico de altos vuelos. Al que, quizás le sobra algún que otro defecto en el guión, pero que es uno de los trabajos más sorprendentes e hipnóticos del año.
6
12 de febrero de 2006
12 de febrero de 2006
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Charlie y la fábrica de chocolate" es una magnífica película...hasta que aparecen Charlie y su fábrica. A partir de ahí, a Burton se le va la mano, y el resultado final acaba siendo algo decepcionante. Lástima, porque toda la peripecia del joven protagonista hasta llegar a la fábrica es una auténtica maravilla. El director consigue emocionarnos con ese tono mágico y esa sensibilidad. A su vez, nos hace disfrutar con la presentación de sus cuatro odiosos compañeros de viaje. Estamos en un cuento, y Burton consigue introducirnos en él de forma asombrosa.
Luego, llegan los excesos. A pesar del interés que pueda causar la aparición de Willy Wonka (un excesivo y espléndido Johnny Depp) el guión empieza a hacer lagunas. El diseño de producción se convierte en el gran protagonista, y no para bien. Las aventuras de los cinco niños dentro de la fábrica no llegan a tener el interés y el encanto que sí tuvieron sus primeras apariciones.
Tampoco se puede decir que los números musicales sean brillantes; y, desde luego, me parece un auténtico error hacer que los Oompa Loompa los interprete un solo actor, clonado en cientos. El resultado es de lo más esperpéntico. Con esto, y con ese diseño de producción tan excesivo, lo que se consigue es una irrealidad que ya no tiene nada que ver con el cuento que nos estaban contado, si no con un afán de demostración de poderío visual que descuida otros aspectos más importantes.
Aun así Depp y Highmore siguen salvando la película. Dos excelentes actores, que ya trabajaron juntos en Descubriendo Nunca Jamás, y que vuelven a complementarse a la perfección.
Luego, llegan los excesos. A pesar del interés que pueda causar la aparición de Willy Wonka (un excesivo y espléndido Johnny Depp) el guión empieza a hacer lagunas. El diseño de producción se convierte en el gran protagonista, y no para bien. Las aventuras de los cinco niños dentro de la fábrica no llegan a tener el interés y el encanto que sí tuvieron sus primeras apariciones.
Tampoco se puede decir que los números musicales sean brillantes; y, desde luego, me parece un auténtico error hacer que los Oompa Loompa los interprete un solo actor, clonado en cientos. El resultado es de lo más esperpéntico. Con esto, y con ese diseño de producción tan excesivo, lo que se consigue es una irrealidad que ya no tiene nada que ver con el cuento que nos estaban contado, si no con un afán de demostración de poderío visual que descuida otros aspectos más importantes.
Aun así Depp y Highmore siguen salvando la película. Dos excelentes actores, que ya trabajaron juntos en Descubriendo Nunca Jamás, y que vuelven a complementarse a la perfección.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo que ocurre es que Burton remata la película con un mensaje tan evidente y tan conservador, que no pareciera que estemos ante una película dirigida por él. Por suerte, nos queda ese magnífico comienzo, y la sobresaliente partitura compuesta por Danny Elfman.

6,8
29.327
6
12 de febrero de 2006
12 de febrero de 2006
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente, sea esta la película más flojita de Fernando León, por otra parte, uno de los directores y guionistas más importantes en el panorama del cine español actual, totalmente imprescindible. Un cineasta que ha creado un sólido discurso con sus cuatro películas, en la que temáticas sociales como la familia, la marginalidad, el desempleo, la prostitución, la inmigración... son las protagonistas. Uno, que siente debilidad por este tipo de cine, si además está tan bien hecho como el de León de Aranoa, se queda encantado.
"Princesas" baja algo el listón de sus anteriores trabajos. Y eso que sigue el esquema de sus anteriores dos trabajos. O quizá sea ese el problema. Empieza a resultar repetitivo el esquema que utiliza en sus trabajos. Un grupo de amigos o amigas (chavales de un barrio periférico, parados o prostitutas), que sobreviven como pueden ante circunstancias de lo más desfavorables, siempre con gran dosis de sentido del humor (una de las grandes virtudes del director). Un director que, además, no duda en hacer de sus personajes filósofos de la calle. Los diálogos de sus películas siempre están buscando esa poesía cotidiana. Los personajes reflexionan en voz alta, con una fluidez y una credibilidad pasmosa.
Ese es el esquema que siguen sus últimos tres trabajos ("Familia" se desmarcaba un tanto de esta línea). Con "Los lunes al sol", Fernando León conseguía una versión mejorada y ampliada de la senda que había iniciado con "Barrio". El problema de "Princesas" no es sólo que repita esquema, lo malo es que no funciona tan bien como sus predecesoras. Es la primera vez que viendo una película de él, no me creo determinados diálogos. Abusa demasiado de la poética, y no es capaz de encontrar el equilibrio perfecto (que sí ha tenido hasta ahora) entre la condición cultural y social de los personajes, y la poesía o belleza de las palabras que pone en sus bocas. Esa verosimilitud que siempre han tenido, en "Princesas" se resiente. No sólo en los diálogos, también en alguna que otra situación que no resulta del todo creíble.
Sin embargo, la película tiene también bastantes méritos. Lo que, en principio, parece que va a ser una película sobre el mundo la prostitución, se convierte en un filme sobre la amistad entre dos personas. Incluso más importancia que la profesión de las protagonistas, León le otorga más protagonismo al problema de la inmigración y el racismo. Un hermoso canto a la amistad y a la tolerancia, contado con gran sensibilidad por un director que anda sobrado de esta cualidad.
A pesar de no ser redonda, es otra piedra más en la sólida carrera de este contador de historias, un cineasta totalmente necesario en nuestro cine. Si en la próxima película se arriesgara un poquito más, y no fuera tan a lo seguro, mejor que mejor.
"Princesas" baja algo el listón de sus anteriores trabajos. Y eso que sigue el esquema de sus anteriores dos trabajos. O quizá sea ese el problema. Empieza a resultar repetitivo el esquema que utiliza en sus trabajos. Un grupo de amigos o amigas (chavales de un barrio periférico, parados o prostitutas), que sobreviven como pueden ante circunstancias de lo más desfavorables, siempre con gran dosis de sentido del humor (una de las grandes virtudes del director). Un director que, además, no duda en hacer de sus personajes filósofos de la calle. Los diálogos de sus películas siempre están buscando esa poesía cotidiana. Los personajes reflexionan en voz alta, con una fluidez y una credibilidad pasmosa.
Ese es el esquema que siguen sus últimos tres trabajos ("Familia" se desmarcaba un tanto de esta línea). Con "Los lunes al sol", Fernando León conseguía una versión mejorada y ampliada de la senda que había iniciado con "Barrio". El problema de "Princesas" no es sólo que repita esquema, lo malo es que no funciona tan bien como sus predecesoras. Es la primera vez que viendo una película de él, no me creo determinados diálogos. Abusa demasiado de la poética, y no es capaz de encontrar el equilibrio perfecto (que sí ha tenido hasta ahora) entre la condición cultural y social de los personajes, y la poesía o belleza de las palabras que pone en sus bocas. Esa verosimilitud que siempre han tenido, en "Princesas" se resiente. No sólo en los diálogos, también en alguna que otra situación que no resulta del todo creíble.
Sin embargo, la película tiene también bastantes méritos. Lo que, en principio, parece que va a ser una película sobre el mundo la prostitución, se convierte en un filme sobre la amistad entre dos personas. Incluso más importancia que la profesión de las protagonistas, León le otorga más protagonismo al problema de la inmigración y el racismo. Un hermoso canto a la amistad y a la tolerancia, contado con gran sensibilidad por un director que anda sobrado de esta cualidad.
A pesar de no ser redonda, es otra piedra más en la sólida carrera de este contador de historias, un cineasta totalmente necesario en nuestro cine. Si en la próxima película se arriesgara un poquito más, y no fuera tan a lo seguro, mejor que mejor.

7,4
85.243
5
13 de febrero de 2007
13 de febrero de 2007
12 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el primer minuto queda claro lo que vamos a ver. Una película de héroe cotidiano, hecho a sí mismo, que supera todas las dificultades y las trabas que le pone la vida...y que logrará cumplir el famoso sueño americano.
Desde el principio, también, sabemos que vamos a ver una película abosultamente correcta. Correctamente realizada, correctamente interpretada...todo muy correcto. Pero también sabemos que nada nos va a soprender, nada nuevo vamos a ver, nada que nos inquiete.
Es cierto que está bien contada, con sensibilidad, y esas cosas...pero es que estas películas, en las que el protagonista es tan buenísima persona, en las que todo es tan predecible, en las que nada desentona, pero en la que nada destaca...pues me empiezan a cansar. Tan bien como se deja ver, se olvida.
Desde el principio, también, sabemos que vamos a ver una película abosultamente correcta. Correctamente realizada, correctamente interpretada...todo muy correcto. Pero también sabemos que nada nos va a soprender, nada nuevo vamos a ver, nada que nos inquiete.
Es cierto que está bien contada, con sensibilidad, y esas cosas...pero es que estas películas, en las que el protagonista es tan buenísima persona, en las que todo es tan predecible, en las que nada desentona, pero en la que nada destaca...pues me empiezan a cansar. Tan bien como se deja ver, se olvida.

5,7
4.671
7
16 de julio de 2006
16 de julio de 2006
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya dudaba yo sobre la capacidad de Albaladejo para hacer un buen drama. Tras cuatro estupendas comedias costumbristas (culminadas con esa obra de arte llamada “El cielo abierto”), se pasó al drama con Rencor, una historia que se le fue de las manos, y en la que acababa perdiendo los papeles. Su posterior trabajo, “Cachorro”, tampoco pasaba de correcto, y también tenía una conclusión bastante pobre.
Sin embargo, con “Volando voy”, recupera el pulso, y nos demuestra que también con material dramático puede hacer una buena película. No es que sea una maravilla, pero sí se deja ver muy, pero que muy bien.
Retrato de los años mozos del delincuente “El Pera” tiene el problema de cualquier biopic, todo se intuye mucho más desagradable de lo que es. Pero bueno, Albaladejo siempre ha tratado a sus personajes con muchísimo cariño, y aquí no iba a ser menos. Especialmente certero se muestra en las relaciones que el protagonista mantiene con su entorno, sobretodo con su familia (con una magnífica Mariola Fuentes), de ahí surgen los mejores momentos del filme.
Afortunadamente, tampoco estropea el resultado al final, al que sabe darle el tono justo, con la aparición del personaje del Tío Alberto, que se convierte en el protagonista de ese último tramo.
Ya digo, no es que sea una obra maestra, y cae en algún momento en los convencionalismos propios del género, pero nadie mejor que el director alicantino para hacer esta película. Un director que hace del cine costumbrista un arte, y que se mueve como pez en el agua en estos terrenos. Si yo tuviera que nombrar tres directores a los que identificar con “cine español”, Albaladejo sería uno de ellos.
Sin embargo, con “Volando voy”, recupera el pulso, y nos demuestra que también con material dramático puede hacer una buena película. No es que sea una maravilla, pero sí se deja ver muy, pero que muy bien.
Retrato de los años mozos del delincuente “El Pera” tiene el problema de cualquier biopic, todo se intuye mucho más desagradable de lo que es. Pero bueno, Albaladejo siempre ha tratado a sus personajes con muchísimo cariño, y aquí no iba a ser menos. Especialmente certero se muestra en las relaciones que el protagonista mantiene con su entorno, sobretodo con su familia (con una magnífica Mariola Fuentes), de ahí surgen los mejores momentos del filme.
Afortunadamente, tampoco estropea el resultado al final, al que sabe darle el tono justo, con la aparición del personaje del Tío Alberto, que se convierte en el protagonista de ese último tramo.
Ya digo, no es que sea una obra maestra, y cae en algún momento en los convencionalismos propios del género, pero nadie mejor que el director alicantino para hacer esta película. Un director que hace del cine costumbrista un arte, y que se mueve como pez en el agua en estos terrenos. Si yo tuviera que nombrar tres directores a los que identificar con “cine español”, Albaladejo sería uno de ellos.
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