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7,1
7.835
8
31 de enero de 2011
31 de enero de 2011
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La colmena" fue un caramelo envenenado que se le dio a Mario Camus. Un reparto increíble (desde José Luis López Vázquez hasta José Bódalo, pasando por Charo López) y la adaptación de una de las obras maestras de la literatura más reciente en castellano. Por ende, muchos caerían en la tentación de juzgar que era un trabajo muy sencillo llevar esta empresa a buen puerto.
Cuanto menos, un gran hombre de cine se lo susurró al oído a Camus cuando llegó el Oso de Berlín: "Muchos pensarán que era fácil hacer esta película. Pero usted y yo sabemos que es muy complicado". Y efectivamente, lo difícil es trasladar el espíritu de ese café desde las páginas cotidianas de posguerra de Cela y mostrarlas como tales, crudas y realistas.
El propio autor gallego hace un interesante cameo, pero no interpreta a un personaje de la obra original, más bien una versión de un inventor de palabras que había probado en un cuentecillo. Su escena con los maravillosos Luis Escobar, Paco Rabal y el resto de poetas, no tiene ningún precio, bohemia pura.
Sinceramente, podemos considerar que estamos ante una de esas piezas mayúsculas del cine español, a la altura de lo mejor de Azcona, Berlanga, Buñuel y la ilustre compañía. A pesar de que hoy tengamos sensación de hartazgo por el tan común tema de la guerra civil, manoseado hasta el extremo por el medio artístico, ésta es de las que merecen la pena.
Dura y cotidiana. Sonrisas detrás del frío invernal.
Cuanto menos, un gran hombre de cine se lo susurró al oído a Camus cuando llegó el Oso de Berlín: "Muchos pensarán que era fácil hacer esta película. Pero usted y yo sabemos que es muy complicado". Y efectivamente, lo difícil es trasladar el espíritu de ese café desde las páginas cotidianas de posguerra de Cela y mostrarlas como tales, crudas y realistas.
El propio autor gallego hace un interesante cameo, pero no interpreta a un personaje de la obra original, más bien una versión de un inventor de palabras que había probado en un cuentecillo. Su escena con los maravillosos Luis Escobar, Paco Rabal y el resto de poetas, no tiene ningún precio, bohemia pura.
Sinceramente, podemos considerar que estamos ante una de esas piezas mayúsculas del cine español, a la altura de lo mejor de Azcona, Berlanga, Buñuel y la ilustre compañía. A pesar de que hoy tengamos sensación de hartazgo por el tan común tema de la guerra civil, manoseado hasta el extremo por el medio artístico, ésta es de las que merecen la pena.
Dura y cotidiana. Sonrisas detrás del frío invernal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El maravilloso final de los personajes de José Sacristán (un derrotado del otro bando), Rafael Alonso (un homosexual) y Antonio Resines (un busca-vidas), resumidos por los guardias como: "Dos maricones y uno que escribe·, es uno de los finales más áridos y extraordinarios que se pueden encontrar.
Igual que en la novela, el título termina adaptándose como anillo al dedo.
Igual que en la novela, el título termina adaptándose como anillo al dedo.

6,9
15.274
8
13 de enero de 2020
13 de enero de 2020
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Richard Thorpe dirige una película que merece notas a pie de página. "Ivanhoe" es deliciosa, pero hay que entrar en su juego. Un relato caballeresco, fiel tributo a Walter Scott y la admiración romántica a la Edad Media. La realidad histórica fue otra, ya es sabido y reflejado en biografías como la que Jean Flori hizo de Ricardo Corazón de León, quien debe mucho de su imagen a la filmografía de Robin Hood.
Sea como fuere, qué deliciosa aventura. Thorpe no hace arte y ensayo, pero filma con la precisión de los artesano muy buenos un asalto al castillo que debió de ser una gran exigencia por el manejo de los numerosos extras. Robert Taylor no era el mejor actor del mundo, pero su presencia, porte y aura son más que creíbles como un Capitán Trueno sin mácula.
Una jovencísima Elizabeth Taylor es la gran tapada del relato, con un papel ingrato que sus ojos resuelven a la perfección, prometiendo el estrellato que pronto alcanzaría. El resto del casting está a la altura, sobresaliendo Joan Fontaine y, mención aparte, e sofisticado George Sanders. Un tipo elegante y que puede convertir al villano más deleznable en alguien a quien casi admirar.
Con una música excelente, esta lucha de normandos y sajones en bosques mágicos nos retrotraen a paraísos perdidos que nunca existieron. Ni falta que nos hace pensar en ello cuando observamos ese Technicolor tan encantador.
Sea como fuere, qué deliciosa aventura. Thorpe no hace arte y ensayo, pero filma con la precisión de los artesano muy buenos un asalto al castillo que debió de ser una gran exigencia por el manejo de los numerosos extras. Robert Taylor no era el mejor actor del mundo, pero su presencia, porte y aura son más que creíbles como un Capitán Trueno sin mácula.
Una jovencísima Elizabeth Taylor es la gran tapada del relato, con un papel ingrato que sus ojos resuelven a la perfección, prometiendo el estrellato que pronto alcanzaría. El resto del casting está a la altura, sobresaliendo Joan Fontaine y, mención aparte, e sofisticado George Sanders. Un tipo elegante y que puede convertir al villano más deleznable en alguien a quien casi admirar.
Con una música excelente, esta lucha de normandos y sajones en bosques mágicos nos retrotraen a paraísos perdidos que nunca existieron. Ni falta que nos hace pensar en ello cuando observamos ese Technicolor tan encantador.
SerieAnimación

6,7
23.703
Animación
9
9 de agosto de 2015
9 de agosto de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espléndida serie de animación de los años 60 del pasado siglo, basada en una simple pero eficaz premisa: Un grupo de heterogéneos corredores compite por todos los rincones de Estados Unidos para descubrir quién es el más osado y alocado con sus vehículos. De oportuna breve duración, cada episodio expone insólitos circuitos y unos personajes muy bizarros que garantizan las carcajadas.
Hanna-Barbara consiguió con los Pierrenodoyuna, bellas Penélopes, Patanes, Pedros Bellos, hermanos prehistóricos arreglando su coche a mamporrazo limpio e ilustre compañía una atmósfera irracional que convierte estos torneos en una auténtica delicia. Es fácil imaginar el impacto que causarían en la época los artefactos creados por los competidores para ganar las carreras, así como los efectos que lograban con sus choques.
Y trampas. Muchas trampas. Tanto que el inolvidable dueto de Patán y Pierre se convirtió en la punta de lanza del proyecto, siendo los ojitos derechos de la audiencia, pese a sus constantes derrotas. Fracasos que se debían más a su tendencia a pararse cuando habían sacado un buen cuerpo de distancia al resto para empezar a maquinar confabulaciones, en vez de rematar su liderato.
Un ataque de nostalgia suele invadirme al recordarlos como uno de los platos más deliciosos de Cartoon Network.
Hanna-Barbara consiguió con los Pierrenodoyuna, bellas Penélopes, Patanes, Pedros Bellos, hermanos prehistóricos arreglando su coche a mamporrazo limpio e ilustre compañía una atmósfera irracional que convierte estos torneos en una auténtica delicia. Es fácil imaginar el impacto que causarían en la época los artefactos creados por los competidores para ganar las carreras, así como los efectos que lograban con sus choques.
Y trampas. Muchas trampas. Tanto que el inolvidable dueto de Patán y Pierre se convirtió en la punta de lanza del proyecto, siendo los ojitos derechos de la audiencia, pese a sus constantes derrotas. Fracasos que se debían más a su tendencia a pararse cuando habían sacado un buen cuerpo de distancia al resto para empezar a maquinar confabulaciones, en vez de rematar su liderato.
Un ataque de nostalgia suele invadirme al recordarlos como uno de los platos más deliciosos de Cartoon Network.
7
1 de diciembre de 2012
1 de diciembre de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dos hombres y medio" es una producción que ha dado muchos dividendos a sus creadores, Lee Aronsohn y Chuck Lorre (aunque hoy por hoy éste es más conocido por la magnífica Big Bang). A pesar de ello y el espectacular share, costaba pensar en su inicio que una premisa tan simple pudiera tener semejante éxito.
Charlie Sheen, de heterodoxo pero innegable talento, verdadero Dennis Rodman de Hollywood, es el alma en las primeras temporadas de una comedia situación bendecida por el ágil formato de 20 minutos. De atmósfera veraniega y fácil de seguir, convierte a "La extraña pareja" en hermanos, mezclando la carismática presencia de Sheen como Charlie Harper, junto con el talento para la comedia y el papel de contra-punto de Jon Cyrer como su tacaño y diferente hermano Alan.
A pesar de ser ya dos varones maduros, ambos tienen muchas lagunas por pulir, Charlie vive en un cómodo nunca jamás, gracias a su relajada situación económica y su talento para seducir mujeres, con las aristas emocionales de un niño. Si alguna vez alguien odio la frase "Es que somos tan tontas...". encontrará justicia poética en este don Juan carismático a la par que despreciable, en un cóctel que se sazona con un buen elenco de secundarios (Berta, la ama del hogar de Charlie, la difícil madre de los dos Harper y el hijo de Alan, Jake, tenido con la ex exposa de éste, Judith).
Sin complicarse gravemente la vida, en un contexto de producciones majestuosas con aroma HBO, Two and half men es un sencillo plato, fácil de hacer y agradable al paladar, que no empacha. Su cinismo y ambigua moralidad (es imposible no encariñarse con los protagonistas aunque a veces dejen mucho que desear), aunque muchos dudan de que... (sigue spoiler)
Charlie Sheen, de heterodoxo pero innegable talento, verdadero Dennis Rodman de Hollywood, es el alma en las primeras temporadas de una comedia situación bendecida por el ágil formato de 20 minutos. De atmósfera veraniega y fácil de seguir, convierte a "La extraña pareja" en hermanos, mezclando la carismática presencia de Sheen como Charlie Harper, junto con el talento para la comedia y el papel de contra-punto de Jon Cyrer como su tacaño y diferente hermano Alan.
A pesar de ser ya dos varones maduros, ambos tienen muchas lagunas por pulir, Charlie vive en un cómodo nunca jamás, gracias a su relajada situación económica y su talento para seducir mujeres, con las aristas emocionales de un niño. Si alguna vez alguien odio la frase "Es que somos tan tontas...". encontrará justicia poética en este don Juan carismático a la par que despreciable, en un cóctel que se sazona con un buen elenco de secundarios (Berta, la ama del hogar de Charlie, la difícil madre de los dos Harper y el hijo de Alan, Jake, tenido con la ex exposa de éste, Judith).
Sin complicarse gravemente la vida, en un contexto de producciones majestuosas con aroma HBO, Two and half men es un sencillo plato, fácil de hacer y agradable al paladar, que no empacha. Su cinismo y ambigua moralidad (es imposible no encariñarse con los protagonistas aunque a veces dejen mucho que desear), aunque muchos dudan de que... (sigue spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pueda seguir sin la carismática presencia del personaje de Charlie Harper. Las dificultades para controlar a Sheen conllevaron su desaparición en un capítulo repleto de humor negro y que, aunque el actor díscolo se tomó con impecable sentido de lo pragmático, fue una prueba de mal gusto y salida argumental no muy elaborada (con los cuernos que había soportado Rose, cuesta creer que llegase a ese extremo con aquel alocado amor que profesaba).
A pesar del buen hacer de Ashton Kutcher como el nuevo triunfador (en este caso mas benigno en su forma de comportarse) destinado a amparar a Alan, el daimon de Sheen había sido buena parte de la piedra filosofal del éxito. Cuesta olvidar su curioso grupo de terapia (con el mismísimo Sean Penn) y los muchos buenos momentos dejados.
Con el tiempo, no creo que "Dos hombres y medio" alcance la categoría de clásico televisivo, pero sí que es de justicia poética reconocer lo mucho que entretiene y la facilidad mostrada para usar tópicos en beneficio humorístico, aunque a veces puedan pecar de escatológicos y fáciles.
A pesar del buen hacer de Ashton Kutcher como el nuevo triunfador (en este caso mas benigno en su forma de comportarse) destinado a amparar a Alan, el daimon de Sheen había sido buena parte de la piedra filosofal del éxito. Cuesta olvidar su curioso grupo de terapia (con el mismísimo Sean Penn) y los muchos buenos momentos dejados.
Con el tiempo, no creo que "Dos hombres y medio" alcance la categoría de clásico televisivo, pero sí que es de justicia poética reconocer lo mucho que entretiene y la facilidad mostrada para usar tópicos en beneficio humorístico, aunque a veces puedan pecar de escatológicos y fáciles.
7
19 de marzo de 2012
19 de marzo de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fascinación que para un niño tiene la primera película que le impacta en el sentido terrorífico del término, es un fenómeno muy curioso. Por un lado, la respulsa de lo que le ha aterrado, paralelamente, la mitificación y ese extraño sentimiento de querer, como diría Narciso Ibáñez Serrador, pasarlo agradablemente mal.
Víctor Erice narra en primera persona su viaje a un pueblecito canadiense con Sherlock Holmes y Watson, para resolver una serie de misteriosos crímenes donde solamente se sabe a ciencia cierta que el criminal emplea una garra para asesinar a sus víctimas.
Muy personal, con un montaje peculiar pero efectivo, Erice desnuda una parte de su alma y muestra sus miedos más primarios sin ningún rubor, en una bonita historia, un soliloquio de los que hacen que aplaudamos antes de salir del teatro.
Cuidado cuando venga el cartero...
Víctor Erice narra en primera persona su viaje a un pueblecito canadiense con Sherlock Holmes y Watson, para resolver una serie de misteriosos crímenes donde solamente se sabe a ciencia cierta que el criminal emplea una garra para asesinar a sus víctimas.
Muy personal, con un montaje peculiar pero efectivo, Erice desnuda una parte de su alma y muestra sus miedos más primarios sin ningún rubor, en una bonita historia, un soliloquio de los que hacen que aplaudamos antes de salir del teatro.
Cuidado cuando venga el cartero...
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