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Críticas ordenadas por utilidad
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6,2
22.029
6
5 de noviembre de 2013
5 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Continuo carrusel de giros en la trama, con un buen ritmo, pero desperdiciando las posibilidades que presenta en un principio. Lo que podrían convertirse en una crítica social y contra los grandes intereses, acaba banalizándose con un simple acto de codicia. En ese sentido la película va in crescendo hasta su ecuador, resultando interesante e inquietante, si bien después, aunque logra sorprender, defrauda y se trivializa. No obstante, resulta entretenida y permite pasar una buena tarde tumbado en el sofá.

6,0
19.364
5
5 de noviembre de 2013
5 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta que va de más a menos, comenzando de manera casi "hipnótica" (nunca mejor dicho) pero que se va desvaneciendo hasta que llega al final, perdiéndose en un mar de curvas y giros, que incluso pueden llegar a confundir al espectador. Quizá requiera explicarse a si misma en algunos momentos, lo que sin duda nos aleja del atractivo comienzo.
Se nota la mano de Boyle, pero excede en lo enrevesado.
Muy buen acompañamiento musical durante todo el metraje. Parece que estén pinchando discos justo detrás de tu butaca.
Se nota la mano de Boyle, pero excede en lo enrevesado.
Muy buen acompañamiento musical durante todo el metraje. Parece que estén pinchando discos justo detrás de tu butaca.

6,2
51.803
3
5 de noviembre de 2013
5 de noviembre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de acción que raya la ciencia ficción y los viajes en el tiempo. Poco original en la idea, quizá algo en la forma de plasmarla, pero tras su visionado, sólo puedes exclamar "¡Una de tantas!
Rápido la olvidarás y espacio en tu memoria dejarás para recordar mejores productos.
Entre lo peor, destacaríamos el aditivo sentimental "ñoño" y un final que no se cree ni el ebrio del bar que tengo justo debajo de casa, en su estado supremo de alcoholismo cuando se cree entrenador de fútbol.
Rápido la olvidarás y espacio en tu memoria dejarás para recordar mejores productos.
Entre lo peor, destacaríamos el aditivo sentimental "ñoño" y un final que no se cree ni el ebrio del bar que tengo justo debajo de casa, en su estado supremo de alcoholismo cuando se cree entrenador de fútbol.
8
23 de octubre de 2013
23 de octubre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Precedida de muy buenas críticas y plagando el universo blogueriano de palabras de alabanza, muchas son las expectativas puestas sobre la aventura espacial del mejicano, y ya les podemos avanzar que no defrauda, por mucho que se quieran poner de manifiesto sus incorrecciones científicas o sus posibles similitudes bíblicas. Se puede decir, sin miedo a caer en la exageración, que hemos contemplado la obra cumbre de sus creadores.
Estamos ante una historia emocionante que nos hace viajar a través de una historia personal de supervivencia, adornada con un marco visual espectacular; el fondo del cuadro no es otro que nuestro propio planeta visto desde el espacio exterior. Y no es únicamente el fondo, es un elemento clave para trasladarnos hasta allí, para hacernos vivir esa experiencia y sentirnos partícipes de la soledad, la ansiedad, la lucha y el vacío que siente la doctora Ryan (Sandra Bullock); perdida la comunicación con el centro de mando de Houston y donde sus gritos no son escuchados por nadie; ni siquiera pueden transmitirse por ausencia de medio material para hacerlo.
Es toda una experiencia visual y casi nos atrevemos a decir que vital. Potente, justa de ritmo y alimentada de grandes efectos especiales dosificados en su justa medida; sin exageración alguna. Tan real, que parece que formas parte de ella. Por eso mismo, también es paradójicamente claustrofóbica; te sientes encerrado en un espacio sin límites, infinito. La ansiedad se apodera tanto de los personajes como de los propios espectadores, adueñándonos de la agonía, con las vísceras sobre las manos y con el corazón palpitando a su máximo rendimiento, consumiendo ese poco oxígeno que nos queda dentro del traje de astronauta. Sensaciones y extremos a los que no todos podemos llegar, pero que si los soportas, acabas maravillado por resultado final.
No todo es luz en este firmamento, alguna sombra, aunque sean pocas y mínimas, también atisbamos a observar, destacando los condicionantes personales de la doctora Ryan y su doloroso pasado (perdón por el spoiler, pero no digo más y hasta aquí tampoco es mucho), y la propia interpretación de Sandra Bullock, que si bien está notable, no llega al extraordinario nivel general de la cinta; quizá se deba a nuestros gustos y al hecho de que se nos sigue atragantando un poco esta mujer. Clooney en lo suyo, magnífico; breve de tiempo, pero charlatán y de presencia abrumadora en esos segundos.
Simplemente es una película humana de una belleza estética incontestable. Tan humana que a veces duele, por lo que entendemos que haya público a quien se le atragante. Sin duda, de lo mejor que hemos visto este año en el cine, hasta la fecha. Pocas veces hemos rentabilizado tanto una entrada. Gracias Cuarón por esta película.
Estamos ante una historia emocionante que nos hace viajar a través de una historia personal de supervivencia, adornada con un marco visual espectacular; el fondo del cuadro no es otro que nuestro propio planeta visto desde el espacio exterior. Y no es únicamente el fondo, es un elemento clave para trasladarnos hasta allí, para hacernos vivir esa experiencia y sentirnos partícipes de la soledad, la ansiedad, la lucha y el vacío que siente la doctora Ryan (Sandra Bullock); perdida la comunicación con el centro de mando de Houston y donde sus gritos no son escuchados por nadie; ni siquiera pueden transmitirse por ausencia de medio material para hacerlo.
Es toda una experiencia visual y casi nos atrevemos a decir que vital. Potente, justa de ritmo y alimentada de grandes efectos especiales dosificados en su justa medida; sin exageración alguna. Tan real, que parece que formas parte de ella. Por eso mismo, también es paradójicamente claustrofóbica; te sientes encerrado en un espacio sin límites, infinito. La ansiedad se apodera tanto de los personajes como de los propios espectadores, adueñándonos de la agonía, con las vísceras sobre las manos y con el corazón palpitando a su máximo rendimiento, consumiendo ese poco oxígeno que nos queda dentro del traje de astronauta. Sensaciones y extremos a los que no todos podemos llegar, pero que si los soportas, acabas maravillado por resultado final.
No todo es luz en este firmamento, alguna sombra, aunque sean pocas y mínimas, también atisbamos a observar, destacando los condicionantes personales de la doctora Ryan y su doloroso pasado (perdón por el spoiler, pero no digo más y hasta aquí tampoco es mucho), y la propia interpretación de Sandra Bullock, que si bien está notable, no llega al extraordinario nivel general de la cinta; quizá se deba a nuestros gustos y al hecho de que se nos sigue atragantando un poco esta mujer. Clooney en lo suyo, magnífico; breve de tiempo, pero charlatán y de presencia abrumadora en esos segundos.
Simplemente es una película humana de una belleza estética incontestable. Tan humana que a veces duele, por lo que entendemos que haya público a quien se le atragante. Sin duda, de lo mejor que hemos visto este año en el cine, hasta la fecha. Pocas veces hemos rentabilizado tanto una entrada. Gracias Cuarón por esta película.

7,2
40.635
6
23 de octubre de 2013
23 de octubre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película nos adentra en las carreras de la Fórmula 1, ambientada en un tiempo en el que las medidas de seguridad y las posibilidades tecnológicas no son las mismas que las que disfrutan actualmente Fernando Alonso o Sebastian Vettel. Por aquel entonces, los abandonos, retiradas y accidentes (muchos de ellos mortales) sucedían constantemente y los pilotos veían comprometida su integridad en múltiples ocasiones. Viendo la cinta nos preguntamos dónde estaban las escapatorias de los circuitos, cómo podían colocarse el público y los reporteros gráficos en determinadas zonas, cómo salían volando los neumáticos, cómo podían incendiarse los coches con tanta facilidad, etc. Damos gracias y nos congratulamos de que las circunstancias hayan mejorado notablemente y por suerte las condiciones de seguridad sean mucho mejores. Sin poder evitarlo, nos vienen a la cabeza aquellas impactantes imágenes de 1994 en el circuito de Ímola, cuando el monoplaza del gran Ayrton Senna se estrellaba a más de 200 km/h contra el muro...vaya, imágenes de adolescencia, que todavía nos ponen el bello de punta. Pero bueno, vayamos a lo que es cine y a la película en sí.
Al igual que el reciente documental Senna, la cinta nos adentra en el emocionante mundo de los grandes premios, tomando como marco la rivalidad entre dos campeones, Niki Lauda y James Hunt. El primero metódico, concienzudo, frío, castrense y calculador, el otro visceral, temperamental, apasionado, arriesgado (casi temerario) y cuya vida estuvo plagada de excesos. Pero la película no es sólo carreras, no es sólo velocidad, adelantamientos y accidentes, es la historia de una rivalidad, de una mutua admiración nunca confesada, de la lucha entre dos estilos y dos formas de concebir el deporte, tratando en ambos casos de conseguir el éxito. Sueños y triunfos que ambos pilotos consiguieron alcanzar, llegando a la Fórmula 1, ganando grandes premios y conquistando campeonatos del mundo.
Ron Howard vuelve a llevar a la gran pantalla un guión basado en hechos reales, como ya hiciese tiempo atrás con Una Mente Maravillosa (A Beautiful Mind), y ha sabido de nuevo transmitirnos buenas vibraciones. Hemos de reconocer que desde la butaca del cine hemos sentido emoción (bien es verdad que somos aficionados al deporte en cuestión) y por ciertos momentos nos ha fascinado. A eso contribuye sin duda, nuestro buen amigo Hans Zimmer, que nos deja gotitas de su saber hacer en esta nueva banda sonora. Efectista, sí (menos que en otras ocasiones); no tan magnífica como anteriores BSO, también; pero nutre a cada escena de dinamismo y de energía, cual combustible de alto octanaje entrando a estos motores de elevada potencia. Recomendable el corte "Lost but Won".
La brillante fotografía setentera nos hace viajar hasta el mismo año 1976 y contribuye a suscitar emociones en el espectador, envolviéndote y arrastrándote a pie de circuito. Sin duda, mucho mejor en lo visual y sonoro que en lo relativo al guión y al montaje; alguna que otra pasada de frenada y derrapes se cometen.
En cuanto al dúo protagonista podemos decir que la elección de los dos actores y su caracterización ha sido francamente acertada, y la ejecución por parte de ambos es notable. Cada uno en su papel, el cual ligaba muy bien incluso con su propia apariencia. A nuestro juicio, quizá un poco por encima Brühl, quien recibió la felicitación del mismísimo Lauda tras ver la labor realizada. Era también el papel que más posibilidades tenía y mayor capacidad de lucimiento (pero también de fracaso) podría alcanzar.
La verdad es que no es una obra maestra, ni mucho menos, pero merece la pena acercarse al cine a verla; es agradable y deja lo mejor para el final; una última aceleración que hace justicia a su título. Un último consejo, en caso de no conocer lo que en realidad ocurrió al final del campeonato de aquel 1976, no lo averigüen; móntense en uno de los monoplazas y déjense llevar...no creemos que se arrepientan.
Al igual que el reciente documental Senna, la cinta nos adentra en el emocionante mundo de los grandes premios, tomando como marco la rivalidad entre dos campeones, Niki Lauda y James Hunt. El primero metódico, concienzudo, frío, castrense y calculador, el otro visceral, temperamental, apasionado, arriesgado (casi temerario) y cuya vida estuvo plagada de excesos. Pero la película no es sólo carreras, no es sólo velocidad, adelantamientos y accidentes, es la historia de una rivalidad, de una mutua admiración nunca confesada, de la lucha entre dos estilos y dos formas de concebir el deporte, tratando en ambos casos de conseguir el éxito. Sueños y triunfos que ambos pilotos consiguieron alcanzar, llegando a la Fórmula 1, ganando grandes premios y conquistando campeonatos del mundo.
Ron Howard vuelve a llevar a la gran pantalla un guión basado en hechos reales, como ya hiciese tiempo atrás con Una Mente Maravillosa (A Beautiful Mind), y ha sabido de nuevo transmitirnos buenas vibraciones. Hemos de reconocer que desde la butaca del cine hemos sentido emoción (bien es verdad que somos aficionados al deporte en cuestión) y por ciertos momentos nos ha fascinado. A eso contribuye sin duda, nuestro buen amigo Hans Zimmer, que nos deja gotitas de su saber hacer en esta nueva banda sonora. Efectista, sí (menos que en otras ocasiones); no tan magnífica como anteriores BSO, también; pero nutre a cada escena de dinamismo y de energía, cual combustible de alto octanaje entrando a estos motores de elevada potencia. Recomendable el corte "Lost but Won".
La brillante fotografía setentera nos hace viajar hasta el mismo año 1976 y contribuye a suscitar emociones en el espectador, envolviéndote y arrastrándote a pie de circuito. Sin duda, mucho mejor en lo visual y sonoro que en lo relativo al guión y al montaje; alguna que otra pasada de frenada y derrapes se cometen.
En cuanto al dúo protagonista podemos decir que la elección de los dos actores y su caracterización ha sido francamente acertada, y la ejecución por parte de ambos es notable. Cada uno en su papel, el cual ligaba muy bien incluso con su propia apariencia. A nuestro juicio, quizá un poco por encima Brühl, quien recibió la felicitación del mismísimo Lauda tras ver la labor realizada. Era también el papel que más posibilidades tenía y mayor capacidad de lucimiento (pero también de fracaso) podría alcanzar.
La verdad es que no es una obra maestra, ni mucho menos, pero merece la pena acercarse al cine a verla; es agradable y deja lo mejor para el final; una última aceleración que hace justicia a su título. Un último consejo, en caso de no conocer lo que en realidad ocurrió al final del campeonato de aquel 1976, no lo averigüen; móntense en uno de los monoplazas y déjense llevar...no creemos que se arrepientan.
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