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Críticas 208
Críticas ordenadas por utilidad
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El mundo de Broadway regresa a la pantalla grande, aunque en esta ocasión no se trata de un musical sino de una obra dramática. Escrita por August Wilson (quien también es el guionista de la película), Fences fue un éxito rotundo en el teatro, al punto de ganar los premios Pulitzer y Tony en el año de 1987. En el año 2010, la obra volvió a montarse nuevamente, teniendo a Denzel Washington como protagonista principal, aunque solo duró 13 semanas en exhibición. No obstante, seis años después el mismo Washington toma el proyecto para adaptarlo al cine, con resultados excepcionales.

Fences se sitúa en la ciudad de Pittsburg en los años cincuenta, en plena época de segregación racial en los Estados Unidos. La historia gira en torno de Troy Maxson, un recolector de basura que vive bajo sus propios estándares morales, los cuales son su inquebrantable guía para mantener su casa y afrontar un mundo exterior que insiste en cerrarle las puertas por el color de su piel. De esta forma, el hombre asume cabalmente su papel como jefe de familia, dando lo que él considera justo a cada uno de los suyos. No obstante, más allá de las cercas existen situaciones que amenazan la convivencia de la familia, las cuales no necesariamente tienen relación con los prejuicios raciales, sino con los complejos que el mismo Troy ha venido acumulando en su interior durante toda su vida.

Con una trama que se desarrolla casi en su totalidad en el patio trasero de los Maxson, la película es una perfecta adaptación de la exitosa obra de teatro. Aunque tal vez pudiera considerarse que se desaprovecha el recurso del cine al utilizar prácticamente una sola locación en el rodaje de toda la cinta, la realidad es que esto permite que los actores demuestren su gran talento y así disfrutar de excelentes interpretaciones. Asimismo, la limitación del espacio resulta ser un éxito debido a que logra convertirse en un fiel reflejo de las condiciones de vida de los personajes, considerando la época y su situación económica.

Denzel Washington (Training Day, Flight) interpreta en el cine el papel que le valió un Tony en 2010, demostrando el por qué obtuvo dicho reconocimiento al realizar un estupendo trabajo como el complejo Troy Maxson. No obstante, Viola Davis (The Help, Suicide Squad) no se queda atrás, siendo excepcional en el papel de Rose, la inquebrantable mujer de Maxson. La fuerza que la actriz imprime a su personaje hace que el dueto con Washington sea fascinante, logrando una magnífica mancuerna sobre la cual prácticamente recae todo el peso de la cinta. Completan el reparto Stephen Henderson (Extremely Loud & Incredibly Close) como Jim Bono, el amigo y confidente de Troy, y Mykelti Williamson (Forrest Gump) como Gabriel, el discapacitado hermano de Maxson, ambos cumpliendo con una destacada actuación.

Es de esta forma que, a pesar de no contar con un montaje espectacular, las actuaciones sobrepasan a cualquier recurso cinematográfico para entregar una película emotiva, la cual más que del racismo, trata acerca de las relaciones familiares, aquellas que siempre serán complejas sin importar la raza o condición social. Sin duda alguna, Fences es una excelente cinta que vale la pena buscar a pesar de la nula difusión que se le ha dado por parte de las distribuidoras en México.

Calificación: TÚ DECIDES.
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20 de enero de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias al uso desmedido de las selfies y demás publicaciones que a diario bombardean las redes sociales, la autocomplacencia y la búsqueda de aceptación parecen ser fenómenos que caracterizan a los tiempos actuales; no obstante, la realidad es que estos vicios han existido durante toda la historia de la humanidad. Como si fuera corolario del famoso cuento de Hans Christian Andersen “El traje nuevo del emperador”, surge Florence Foster Jenkins, un personaje bastante peculiar cuya historia, aunque inverosímil, resulta ser verídica a pesar de que bien hubiera podido salir de la mente de algún famoso cuentista.

Hija de un acaudalado abogado, Florece Foster decidió desde pequeña dedicar su vida a la música, a pesar de la desaprobación de su padre. Al haberse truncado su carrera como pianista profesional debido a una lesión en la mano, la aspirante a artista se empeñó en continuar en el mundo de la música, esta vez como soprano. Gracias a una herencia que a final de cuentas logró obtener, la cantante tuvo la posibilidad de continuar con su carrera artística, presentándose ante diversas audiencias hasta llegar a actuar en el mismísimo Carnegie Hall. Sin embargo, la historia tiene una particularidad: Florence Foster tenía una de las voces más desagradables que se han escuchado en el mundo de la música y sus funciones eran un éxito rotundo debido a las gestiones que su segundo marido, St. Claire Bayfield realizaba para sobornar a espectadores y críticos con el fin de mantener la farsa en pie y evitar el desencanto de una excéntrica mujer cuyo amor por la música fue lo que la mantuvo con vida durante muchos años, a pesar de los males de salud que le aquejaban.

Es esta pues una historia verídica llevada al cine de forma excelente por el director Stephen Frears (Philomena) quien, basándose en el libro biográfico de Nicholas Martin titulado “Florence Foster Jenkins: The Inspiring True Story of the World’s Worst Singer”, retrata atinadamente en su largometraje a personajes reales, guiados por sus propias pasiones e intereses. En un magnífico marco que refleja fielmente el ambiente neoyorquino de los años cuarenta, el espectador conocerá a fondo a Florence Foster, una excéntrica celebridad que vivía en su propio mundo, aquel fabricado gracias a su fortuna y a la astucia de su marido. Asimismo, St. Claire aparece como un oportunista, amante de la buena vida y dispuesto a hacer lo que sea con tal de satisfacer los deseos de su esposa para así seguir gozando de los privilegios y placeres que el dinero de su pareja le puede comprar. Asimismo, se encuentra Cosmé McMoon, un pianista principiante que no dudará en aprovechar la situación junto con una serie de músicos, aduladores y supuestos amigos oportunistas que estarán dispuestos a seguir el juego de Florence con tal de seguir disfrutando de su fortuna.

No obstante lo anterior, la cinta no sería un éxito sin la presencia de Meryl Streep, quien realiza un trabajo impecable en el papel de Florence Foster, demostrando que la magnitud de su talento le da incluso para imitar las desentonadas notas registradas en las grabaciones de la curiosa cantante. La interpretación de Streep es tan convincente, que incluso es capaz de provocar que el mismo espectador se sienta culpable al final por haberse burlado de los cantos de la protagonista durante toda la cinta. Por otra parte, Hugh Grant (Four Weddings and a Funeral, Notting Hill) regresa a la gran pantalla para demostrar que todavía es capaz de encarnar a personajes complejos de forma excelente. Por último, cabe destacar la grata sorpresa que supone la actuación de Simon Helberg (quien interpreta a Howard en la serie de televisión The Big Bang Theory), quien como Cosmé McMoon se destapa como un actor más serio y de grandes facultades.

De esta forma, se trata de una película muy bien realizada y dotada de una fuerte dosis de humanidad, mostarndo que la vida real no es perfecta, no existen héroes o villanos en toda la dimensión de la palabra, sino personajes ambivalentes a los cuales es imposible juzgar yéndose por los extremos. Florence Foster Jenkins es uno de esos casos, si bien pudiera ser objeto de admiración por nunca cejar en sus intentos y dedicación para dedicarse a la música, también es criticable el hecho de que con dinero se puede conseguir prácticamente cualquier cosa: incluso cantar en el Carnegie Hall. Sin duda, se trata de una cinta bastante recomendable para disfrutar, reflexionar e incluso reír.

Calificación: TÚ DECIDES.
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20 de octubre de 2018 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Aspiracional” es un término utilizado con frecuencia en los últimos tiempos el cual, a pesar de que ni siquiera es una palabra reconocida por la Real Academia Española, es identificado por todos para describir a aquella persona que se identifica con lo que puede llegar a ser, sin tener en cuenta si es realista el camino para conseguirlo. Si bien se trata de un fenómeno que ha existido desde hace muchos años, el uso de las redes sociales ha incrementado los deseos de la gente por ser populares, demostrar “estar en onda” y en el mejor de los casos convertirse en un referente para los demás, llegando a ser lo que actualmente se conoce como un influencer.

Aunque no es precisamente el enfoque que se le quiere dar a la cinta, A Simple Favor gira en torno a las aspiraciones de Stephanie, una mujer insípida y nada popular que intenta salir de su realidad publicando consejos para madres en su poco visitado videoblog. Por azares del destino, resulta que su hijo es el mejor amigo del primogénito de Emily, una famosa publicista a quien solo le basta ser ella misma para llamar la atención y ser la envidia de todos quienes la rodean, y todo sin tener un solo perfil en redes sociales. Inesperadamente, entre ambas se desarrolla una curiosa amistad hasta que un día Emily desaparece de manera sospechosa. Desde ese momento, Stephanie se empieza a convertir en el centro de atención de la comunidad, por lo que, con tal de mantener la atención de sus ahora miles de seguidores, buscará pistas sobre el paradero de su “mejor amiga” para así contar con más material para compartir con su audiencia. Al final, sus pesquisas la llevarán a revelar secretos que nunca debieron salir a la luz, llevando su búsqueda a un final inesperado.

Acostumbrado a dirigir comedias como Bridesmaids y la nueva versión de Ghostbusters, Paul Feig decide mezclar su experiencia con un género distinto, adaptando el thriller de la novelista Darcey Bell. Así, el extraño híbrido de Feig funciona ocasionalmente no tanto por generar suspenso y levantar una que otra carcajada, sino más bien por el tono sarcástico con el cual expone la facilidad con la cual una buena mujer puede caer ante los encantos de la banalidad y convertirse en alguien que en realidad nunca pensó que podría llegar a ser. De esta forma, uno es testigo de cómo Stephanie deja los suéteres de mal gusto para meterse en los vestidos de diseñador de Emily, logrando ser una calca de aquella sofisticada y cuasi femme fatale que tanto admiraba.

En este sentido, nadie mejor que Anna Kendrick (Up in the Air, Pitch Perfect) para encarnar a Stephanie, quien demuestra su talento para interpretar papeles con la personalidad de la madre soltera venida a más. Su contraparte es Blake Lively (The Age of Adaline), quien logra imprimir su porte y personalidad de forma excelente para dar vida a la enigmática Emily, contando con el apoyo de un magnífico vestuario. En conjunto, ambas actrices logran buena química en la relación amor-odio que surge entre sus personajes durante todo el filme.

Desde el punto de vista de alguien que no ha leído el libro del que se basa, la cinta hubiera funcionado muy bien como una crítica a esta ansia de las personas por influenciar en la vida de otros y “ser alguien” en las redes sociales, no obstante, la película no ahonda al respecto, mientras que tampoco llega a desarrollarse plenamente como un filme de suspenso y sus momentos cómicos tampoco logran ser del todo convincentes. Así, el resultado es una extraña mezcla que por si fuera poco cierra de manera absurda en su último acto, como si se tratara de una burla a un público que estuvo casi dos horas esperando un gran final que resolviera el misterio. De este modo, cuando aparecen los créditos uno se queda con la sensación de que, a pesar de que la película es entretenida, hay algo que nunca logró encajar y que la historia pudo dar más de sí.

Calificación: TÚ DECIDES

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10 de julio de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diferentes crisis propias de la edad adulta son expuestas en una cinta que disfrazada de comedia, resulta ser una seria reflexión acerca de las complejidades y retos que una persona va enfrentando a lo largo de su vida. Es así como el francés Ivan Calbérac (Irène) dirige y escribe la historia de Constance, una estudiante que busca ingresar a la universidad no tanto por convicción sino más bien para alejarse de casa y así dejar de escuchar las constantes críticas de su padre. Evidentemente desubicada, el único alojamiento que la joven puede pagar en París es un departamento compartido con el señor Henri, un anciano amargado cuya única familia es un hijo al cual desaprueba en todo momento, en especial por estar casado con Valérie, una mujer a quien considera bastante tonta. Harto de tener que soportar a su nuera y un poco por no tener nada mejor que hacer, el viejo decide poner a prueba a su hijo pidiéndole a Constance que lo seduzca a cambio del pago de la renta, para así disolver un matrimonio que a su entender está en decadencia.

A lo largo de una trama muy bien llevada, el espectador será testigo de cómo la atípica relación entre inquilino y casero desencadenará una serie de eventos que pondrán en evidencia los deseos y frustraciones de todos los protagonistas. Mientras se tiene a una joven totalmente desorientada en busca de su propia identidad, un hombre cuarentón buscará su segundo aire al darse cuenta de que es capaz de llamar la atención de una mujer bastante menor. Por otra parte, se develarán los claroscuros que rodean al señor Henri, cuya vida ha sido marcada por ciertos sucesos que explican la forma en cómo se relaciona tanto con su hijo como con sus semejantes.

El peso de la película recae sobre los hombros del veterano Claude Brasseur, quien realiza un excelente trabajo con su interpretación como el señor Henri, aportando las escenas más memorables del largometraje. Por otra parte, la joven Noémie Schmidt encarna a Constance para demostrar que cuenta con potencial para consolidarse como una actriz de gran nivel. Por último Guillaume de Tonquédec resulta ser bastante convincente en el papel de Paul, el sumiso hijo de Henri que irremediablemente cae ante los encantos de la joven estudiante.

Aunque la cinta se pierde un poco al mostrar las relaciones entre sus personajes, en general ésta se desenvuelve con buen ritmo, y sin perder el talante cómico, cuenta escenas cargadas de una gran emotividad para llegar a un final que aunque un poco predecible dejará satisfecha a la audiencia al entregarle un buen mensaje. Así, a pesar de que no se trata de la gran joya del cine francés, el trabajo de Calbérac resulta ser bastante entretenido y recomendable para pasar una buena tarde de cine, al ser una película proveniente de un cine distinto y que es capaz de divertir y emocionar.

Calificación: TÚ DECIDES.

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28 de marzo de 2017 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuál es la receta del éxito? Existen diversos biopics que inspirados en la vida de grandes emprendedores que se abrieron el camino al éxito con medios éticamente cuestionables. En los últimos años, el cine ha contado la historia de personajes como Mark Zuckerberg (The Social Network), Jordan Belfort (The Wolf of Wall Street) y Steve Jobs (Steve Jobs) con películas que muestran el lado obscuro del llamado “emprendedurismo” que actualmente está tan de moda. Es en esta misma línea que llega The Founder, cinta que trata acerca de cómo Ray Kroc fue capaz de expandir la franquicia McDonalds de costa a costa en los Estados Unidos.

De esta forma, el director John Lee Hancock (The Blind Side, Saving Mr. Banks) vuelve con una historia verídica, saliendo un poco de su línea al presentar a un personaje más controversial. El relato inicia presentando a Kroc como un impetuoso comerciante que intenta desesperadamente alcanzar el éxito mediante la venta de mezcladoras para hacer malteadas a lo largo de la Unión Americana. Un pedido de ocho de sus poco vendidos artefactos llama su atención al preguntarse qué establecimiento podría necesitar preparar tantos batidos al mismo tiempo. Intrigado, cruza todo el país para conocer a los hermanos Mac y Dave McDonalds, quienes habían bautizado con su apellido a un negocio de comida rápida que utilizaba un sistema innovador de servicio, colocándolo así en el gusto de la comunidad de San Bernardino, California.

Como buen visionario, Kroc casi suplica formar parte del proyecto para ser quien lidere su régimen de franquicias en el país, lo cual es bien visto por los hermanos. No obstante, mientras el negocio crece, la ambición aumentará cada vez más, por lo que Kroc empezará a llevar a cabo una serie de estrategias para apropiarse de una vez por todas del nombre y sistema de comida rápida más conocido del mundo. De esta forma, el empresario buscará la cima aún a costa de sus socios, amigos e incluso de su propia esposa.

Evidentemente, todo el peso de la cinta recae en su protagonista, el cual es interpretado de manera excelente por Michael Keaton (Birdman, Spotlight). De esta forma, el actor demuestra que haber regresado como uno de los grandes del cine, aprovechando en esta ocasión el guion de Robert Siegel (The Wrestler). El resto del reparto está conformado por Laura Dern (Jurassic Park, Wild) como la esposa de Kroc, Nick Offerman (de la serie televisiva Fargo) y John Carroll Lynch (Gran Torino, Zodiac) como los ambivalentes Dick y Mac McDonald, y B.J. Novak (Inglorious Basterds) como el calculador Harry J. Sonneborn. A pesar de cumplir con un buen trabajo, cabe señalar que todo el elenco adquiere un carácter totalmente secundario como complemento del principal.

En conclusión, The Founder se presenta como un relato dinámico que refleja de excelente forma la sagacidad de Ray Kroc, aunque deja de lado cualquier juicio moral bajo el cual pudiera llegar a someterse al personaje. Así, se puede considerar que la historia se cuenta de forma superficial, sin ahondar en dilemas éticos, lo cual puede resultar un poco desalentador para el público. No obstante, la magnífica calidad narrativa y el impecable trabajo de Michael Keaton, hacen que sea una película bastante interesante y entretenida, dejando los juicios de valor al criterio de cada espectador.

Calificación: TÚ DECIDES.
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